Pliego por la civilidad venezolana
¡Ahora nos toca a los libres pensadores y a los tercos soñadores…!
Por: Servando Marín Lista | Miércoles, 20/06/2018
Aporrea
El símbolo de la continuidad de Bolívar era Antonio José de Sucre. Paulatinamente, por su talento personal, por sus dotes intelectuales y por su espíritu altivo, digno y limpio, Sucre se fue convirtiendo en el complemento indispensable de Simón Bolívar. […] Respetado por los argentinos, los chilenos y los peruanos, admirado por los bolivianos y quiteños, sin enemigos en Venezuela y en la Nueva Granada y con todos sus antecedentes, Sucre estaba destinado a ser el natural sucesor de Bolívar”.
Tomás Polanco Alcántara
Consideración inicial
La nueva etapa conceptual de cambio estructural de la Venezuela actual, nos induce a asumir una posición inequívoca para transitar hacia el pensamiento complejo, crítico y creativo, para develar, fortalecer y difundir la realidad sistémica expresada en la Democracia Directa. Éste concepto como instrumento teórico y práctico internalizado es para asumir posiciones radicales ante la vida, frente al país y de cara al mundo; consiste en buscar asimilar del otro, y este del nosotros, para erradicar de raíz la Pirámide Social Capitalista, transformar los escenarios con nuevas experiencias asimiladas en asambleas y foros diversos, para incidir en unidad, y de alguna manera en las otras y distintas formas organizativas y contenidos en todos los organismos de gobierno (Consejos Comunales, Consejos de Trabajadores, Comunas, entre otros) y entes de dirección de esta sociedad que generalmente actúan sin querer cambiar el modelo, sin cambiar el sistema; es más y como se dio cuenta el Che: “no podemos transformar la sociedad con las armas melladas del Capitalismo”, debemos inventar en el intento y en la vida de los colectivos nacionales, a fin de asumir la Vía Consejista autónoma y libre que fortalezca este intento, legitimando el autogobierno como ejercicio político de dirección interna colectiva, entre los entes soberanos y autónomos.
Este acto de transformación demanda, a su vez, dominar el conocimiento político-ideológico fundamental de muchos pensadores, libertarios y luchadores independentistas; y aunque no es el caso de nuestro estandarte, proponemos rescatar del pensamiento del Mariscal Antonio José de Sucre, como uno de los héroes internacionalista, de la independencia latinoamericana, más laureado, admirado y estudiada su estrategia del combate, en todas las grandes academias militares del mundo.
A manera de reflexión
Es importante decidir qué es lo que se quiere construir: ¿Un partido vertical?, ¿Una coordinación de grupos?, ¿Una coordinación de un movimiento de movimientos?, ¿Una red de redes?, ¿Un frente de organizaciones? …En principio se puede decir que cada una de estas opciones tiene ventajas y desventajas, según el grado actual de desarrollo de las tendencias que puedan vislumbrarse o según el proyecto societario que se proponga.
El debate sobre la organización política ha sido un punto crucial para los partidos, grupos, asociaciones, que de una manera u otra han estado involucrados en los procesos de cambio. Probablemente se requiera de la urgencia de crear un bloque social que recoja en su esencia todos lo sentires y saberes ciudadanos expresado en colectivos, no solamente político, que contribuya a impulsar las transformaciones societarias.
Ahora nos toca a los libres pensadores, solucionar este asunto tan lleno de dilemas, de angustias futuristas, de esperanzas inminentes y seguramente de viejas obsesiones a sabiendas de la obligación de crear un “Bloque Ciudadano” que contribuya a impulsar una nueva actitud exenta de egoísmos, por lo contrario, enjaezada con herramientas solidarias de apoyo mutuo, destrezas compartidas para ampliar y enriquecer entre todos los conocimientos de los liderazgos colectivos en el abordaje, el diagnóstico y la propuestas del modelo de desarrollo de organismos de autogobiernos en todos los ámbitos del territorio y de la institucionalidad del país, gobiernos populares en general.
Lo cierto es que las causas que hasta hoy han imposibilitado este ideal tienen que ver con la dependencia cultural militante de la ciudadanía hacia los partidos políticos más cercanos a corrientes de pensamiento reformista, a la verticalidad propia del sistema burgues y chapas ideológicas, dónde se incuban, pululan y se fortalecen unos con otros los vicios del viejo sistema que queremos erradicar de raíz (falta de humildad y egosimos, entre otros tantos vicios), los cuales son evidentes por falta de profundidad en los planteamientos radicales, cotejando lo teórico con la praxis, o lo que es igual, la realidad de vida de los trabajadores y comunidad organizada, carencias de una línea general, que no podrán resolver ni a corto ni largo plazo ese partidismo parasitario, influenciado por las “reglas matemáticas” de la institucionalidad, esto es, reparto de cargos burocráticos en la administración pública y posiciones en los cargos de elección popular.
Deseamos contribuir
No debería ser por la competencia fraccional, ni tampoco, una invitación para la constitución de un club de amigos esclarecidos encargados de darle luz a los que no la pueden ver. Cada quien se organiza como le parece y participa donde lo cree apropiado según sus niveles de compromiso y de consciencia. Pero tengamos en mente la operacionalidad correlativa o co-operatividad, y sobre todo, la humildad, que no es la gran incognita, como la clave para participar en el fortalecimiento de un “Bloque de Ciudadanos”. Es eso o la convergencia de egos, que no generará fuerza social alguna, sino la consolidación del sedimento reaccionario de la sociedad venezolana, de la fuerza de la tradición y la costumbre, base del contragolpe. Esto se lo viene planteando y lo están haciendo muchos Colectivos.
Lo importante ahora es la convergencia de esfuerzos. Con todos y entre todos. La calidad revolucionaria no se proclama, se prueba y comprurba en el día a día. No estamos descubriendo nada, es un imperativo ineludible de los tiempos, que se puede derivar de los aspectos críticos y autocríticos, echar a andar procesos de interrelación, interdependencia, complementariedades y autogobiernos libres-soberanos que deben caracterizar el fluir de los encuentros y también los desencuentros de las distintas corrientes del pensamiento. Muy diferente a la tendencia a la petrificación a la que suele conducir la lucha fraccional. Somos parte del proceso histórico y vamos a continuar trabajando por el crecimiento y la multiplicación de las fuerzas del pueblo organizado. Es decir, trabajar con el pueblo, dentro del pueblo, para el pueblo, como pueblo que somos. Las ideas originales son importantes, pero hay que contrastarlas con los resultados de la experiencia una y otra vez. Implica también profundizar la batalla por las ideas, pero también por la profundización de la práctica dentro del movimiento popular; alli hay que poner el acento principal rescatando lo que nos parezca bueno, pero también desechando lo que perjudica al avance de la Unidad del Proletariado, sin banderas personales ni sindicales.
Que crezcan innumerables organizaciones populares, porque innumerables son los problemas que requieren solución. Pero no con un espíritu de fragmentación de las luchas o fractura de las organizaciones populares. La unidad es clave, la dispersión nos debilita. Es necesario que así sea, como aconseja la teoría sistémica actual, la cual recomienda adecuar la capacidad de atender y solucionar el control de los sistemas con mecanismos o métodos que equilibren o superen su variedad de estados de demanda. Las estructuras piramidales jerárquicas de la institucionalidad venezolana y de las democracias actuales ya no cumplen ese requisito, por lo que las decisiones de gobierno, aunque puedan estar llenas de correctas intenciones, llegan tarde o con insuficiencias que no permiten obtener el requerido equilibrio sistémico en los procesos de gobierno, terminando casi siempre en perjuicios sociales y económicos de consecuencias cada vez más catastróficas.
Una medida que nos ayuda a cambiar este panorama y construir unidad social es la elaboración de un programa básico de luchas populares. Un compendio breve, a la vez complejo y sencillo, que no es lo mismo que simple. Su elaboración, por supuesto, es una tarea colectiva.
Desde la civilidad
¿Existe algún país en el mundo donde derechas e izquierdas o gobierno y oposición política hayan acordado influir positivamente en su ciudadanía para no proyectar sus conflictos internos y reforzar la constructividad, la colaboración productiva y la paz ciudadana?
Si este país existe, no lo conocemos y dudamos que exista, por lo menos la historia conocida y un inventario de la prensa mundial actual no muestras una repuesta positiva a la pregunta planteada. Por lo contrario, en la actualidad parece acentuarse cada vez en mayor magnitud la violencia interna entre los pueblos desde sus estímulos político-económicos. Venezuela no es una excepción y un grupo de venezolanos, sintiéndonos también ciudadanos del mundo, nos hemos dado a la tarea de reunirnos, primero en el espacio virtual y luego en el cara a cara, para discutir de alguna posible solución a esta tendencia.
Cabría preguntarse si sería posible construir nuevas condiciones socioeconómicas para revertir esa situación de violencia política creciente y si podríamos estar a tiempo de implementar algún plan o proyecto en ese sentido; bien a nuestro entender, dependería de nuestros propios esfuerzos, es decir de la paciencia personal y colectiva que tengamos para sortear tantos escaños y contrariedades…sin duda, sería una fórmula que nos permitiría dar un salto cualitativo.
De allí que un grupo de tercos soñadores hemos querido iniciar un movimiento, aparentemente contra toda lógica y suspicacias, en esa dirección de unificación real de criterios finalistas positivos y a favor de la vida en armonía sistémica humanista y globalmente ecológica para darle un vuelco rotundo a esa tendencia política a la que nos han habituado los partidos políticos de utilizar los votos y trabajo de la ciudadanía a nombre de una alternabilidad del poder dentro de una pugna eterna que insisten en llamar democracia.
Hemos tomado esta iniciativa, porque somos ciertos de que estamos bajo un engaño de gigantescas proporciones, tanto en su realidad semántica como práctica. Vemos con preocupación que se nos pretenda inculcar, desde los poderes mediáticos hegemónicos, un significado trastocado de la democracia.
Este equipo de ciudadanos hemos coincidido en que la nueva etapa de Cambio de Estructura contiene tres fases:
Preparar las condiciones;
Ejecutar la transformación de los entes en Vocerías Consejista;
Consolidar la nueva estructura de la sociedad.
Propuesta
En consecuencia, proponemos pues que, sin tiempo que perder, comencemos desde hoy mismo a construir ese programa y para lo cual te convocamos, sin discriminación alguna de partido, rangos, profesión, raza, sexo, o cualquier otro tipo de calificador, sino tu voluntad soberana y tus deseos de ver un mundo y una patria de futuro brillante, próspero, justo y de libertad y paz armónicas, a dos objetivos complementarios:
Fortalecer y masificar la formación civica, política, e ideológica en los colectivos a nivel nacional.
Creer y crear una organización basada en la Democracia Directa para asumir la atención y formación en dos vías, el amplio campo de los Colectivos Consejistas y, segundo, la captación/formación de Facilitadores Políticos para direccionalizar la propuesta asociativa en el mediano y largo plazo.
Desde estas premisas básicas, hacemos un llamado a toda la población política de Venezuela para concentrar voluntades, recursos y esfuerzos, a deslastrarnos de ese hábito de eternos contendores, de enemistad antihumana en el cual nos han metido los partidos políticos y, desde un Bloque Civilista de base económica (Empresas sin patrón, Cooperativas, EPS, entre otros), empecemos a cambiar nosotros mismos y por ende el rumbo de nuestro país.
Esto sólo puede lograrse con el compromiso de todos ante un programa de acción político-económica construido entre todos y para todos, no un programa construido por un grupito de vivos o de iluminados para imponerles a los demás por cualquier medio o método. Por eso tiene que ser también un programa adaptado a las vocaciones geo-humanas de las regiones locales, armonizado a la globalidad y ejecutado por y bajo la contraloría de toda la unidad ciudadana.
Objetivo táctico
Garantizar la transformación de la sociedad en su conjunto, a través de una movilización social, económica y política que permita la restitución de la capacidad autorganizativa del pueblo sin tutelaje, en el marco de una evaluación crítica y sincera sobre nuestras realidades sin imposición alguna, que posicione el programa popular de lucha y sirva de referencia para el país.
Objetivos estratégicos
Construir y posicionar “otra manera de producir en la vida material y espiritual de la gente”, como herramienta política fundamental para la restitución al pueblo del poder político y posibilitar la consolidación y respeto de Gobiernos Populares, en el Poder Popular.
Consolidar la Unidad Popular, en el marco del fortalecimiento de la organización popular y de sus procesos de articulación y redes en luchas concretas.
Desarrollar procesos de formación integral política, civica e ideológica que se fundamenten en la acción y lucha permanente como escenario radical para la politización y elevación de los niveles de consciencia del pueblo.
Construir, promover y desarrollar, en cada colectivo, vanguardias de facilitadores políticos que multipliquen la idea del mandar aprendiendo, y obedeciendo a la gente humilde, sencilla del pueblo (obreros, trabajadores, pueblos originarios, mujeres, campesinos, estudiantes, jóvenes, afro-descendiente, personas sexo-género-diversas).
Radicalizar la participación protagónica del pueblo en la toma de decisiones en la construcción y dirección de políticas amplias en todos los sectores de la vida obedeciendo la direccionalidad de la fábrica, la comunidad, y aportando conocimientos de la historia patria y su génesis.
Desarrollar formas efectivas y eficaces de control, seguimiento y evaluación de las funciones del gobierno; y en las empresas privadas por parte del Poder Popular modificando algunos artículos de la Ley de los Consejos y del Poder autogestionario, para que ejerzan una contraloría real con implicaciones directas en la gestión gubernamental y ante las leyes de la república.
Promover, debatir y producir un Programa Popular de lucha popular de gobierno, a partir de un debate constituyente que, desde otra política, permita gobernar “desde abajo” sobre nuestras tierras, mares y sub-subsuelo (petróleo y minerales), nuestra industrias, tecnologías y modelos de desarrollo; nuestra educación, salud, cultura, hábitat y justicia; sobre la defensa integral del territorio y nuestro poder comunicacional y de Milicias; sobre nuestra relación continental y con otros pueblos del mundo, y sobre nuestra institucionalidad y su revolución moral, haciendo especial énfasis en la relación con nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Promover y garantizar la movilización, agitación y lucha permanente del pueblo en la calle, desde un espacio realmente amplio, comunicante, asambleario, que sirva para el debate y la articulación del pueblo excluido, oprimido y explotado como fundamento de los modos de vida socialista.
Bloque de libres pensadores y tercos soñadores: Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento… ¡