Nota de Clajadep:
Después de la división de las municipalidades chilenas en varias más pequeñas, la regionalización en el Perú y otros países, ahora le toca el turno a El Salvador.
Esta tendencia sigue las recomendaciones del Banco Mundial de llevar la administración del estado hasta la población que debe ser envuelta en las instituciones locales en la forma de consejos de salud, de educación, etc. generando formas de “participación” que produzcan la imagen de democracia. El presupuesto participativo de Lula y el PT brasileño se encaja en esta óptica, de reunir a sectores de vecinos a discutir los dineros del municipio, recomendar, etc. sin contar con la facultad de decidir, que se reserva para la municipalidad.
Esta metodología del poder es usada por el reformismo de dos maneras:
La primera, para envolver votantes en programas progresistas de utilización de los aparatos del poder central y local en “beneficio” de la población, ya que los actuales gobernantes y concejales son sirvientes del capital internacional y demás sistemas de propaganda y concientización para la captación de la simpatía de la población para que los acepte a ellos como dirigentes públicos encargados de humanizar el capitalismo.
La segunda, aunque paradojal, está siendo utilizada por la izquierda para deslegitimar las construcciones locales de autonomía y poder popular, diciendo con todo desparpajo que esa misma es la estrategia del poder, así la población se deja de estar imaginando la autonomía y se somete a sus líderes y candidatos, que los llevarán por el buen camino.
Veamos la estrategia aquella como se prepara en El Salvador:
Expertos sugieren organizar el país en 31 microrregiones
El Salvador debe organizar a sus 6 millones 870 mil salvadoreños en 31 microrregiones y 42 ciudades para que el crecimiento y el desarrollo sean equitativos.
Ésa es la principal conclusión que establece el Plan Nacional de Ordenamiento y Desarrollo Territorial (PNODT), cuyo borrador final fue presentado ayer por el consorcio español que elaboró el estudio.
La idea fundamental es descentralizar la actividad social para que el desarrollo no se concentre sólo en el Área Metropolitana de San Salvador.
“El plan propone esfuerzos de asociatividad municipal que se han de concretar a través de 31 microrregiones”, explicó Roque Caggiano Quaglino, director del estudio elaborado por el consorcio español EPYPSA-IBERINSA.
Estas microrregiones se integrarían a través del sistema urbano e infraestructura desarrollado para tal fin. “Se propone, por tanto, integrar estos ámbitos a través de un sistema articulado y vertebrado, que cubra todo el país”, añadió Caggiano.
Ciudades polo
El estudio identifica, además, 42 ciudades en crecimiento que pueden funcionar como polos de crecimiento.
Veintitrés de ellos se ubican en la zona centro-occidental, siete al norte y 12 en el oriente. Además de ciudades como San Miguel y y La Unión, el estudio sugiere que Puerto El Triunfo, Jiquilisco, Santiago de María, Santa Rosa de Lima y otras localidades tienen potencial de desarrollo a mediano plazo en el oriente.
En la región norte, Ilobasco, Chalatenango, Suchitoto y Aguilares forman parte de las 42 concentraciones urbanas que pueden conformar un “sistema de ciudades capaz de dar respuestas habitacionales y productivas eficientes, que reviertan el proceso de concentración demográfica en el Área Metropolitana de San Salvador”.