Argentina - Imparable. La fábrica recuperada Impa cumplió 20 años

Es una de las fábricas recuperadas más antiguas e innovadoras. Contiene un centro cultural, un bachillerato, un canal comunitario y más.



Imparable

La fábrica recuperada IMPA cumplió 20 años

Es una de las fábricas recuperadas más antiguas e innovadoras.
Contiene un centro cultural, un bachillerato, un canal
comunitario y más. Cómo hace IMPA. ▶ GIANSANDRO MERLI

Según el diccionario de la Real
Academia Española, una fábrica
es un “establecimiento
dotado de la maquinaria, herramientas
e instalaciones necesarias
para la fabricación de ciertos objetos”.
Sin embargo, IMPA representa muchas
cosas más. Es sábado por la mañana y se escucha,
al mismo tiempo, el grito de una niña,
un tambor y una máquina. Antes de ir a
la parte obrera y fabril, veamos qué otras cosas
se producen en IMPA.
EL CENTRO CULTURAL
Cuando empezamos, nadie daba
dos pesos por el proyecto”, asegura
a Alicia Umzalu, mujer con muchos
años de militancia sindical, y una de las fundadoras
del centro cultural que alberga el
edificio de Almagro. “La fábrica cumplió 20
años y nosotros llevamos 15 de actividad,
con un promedio de 30 talleres. Muchos siguen
desde el comienzo”. En IMPA se enseña
desde quechua y fotografía, hasta construcción
de tambores y narrativa visual. Uno
de los fuertes es el teatro: cada semana pueden
verse en la fábrica entre dos y tres obras.
El centro cultural desmintió la definición
clásica de fábrica, con un desborde de jóvenes.
“Uno de nuestros objetivos era romper
el aislamiento. En los primeros dos años de
actividad entre nosotros y el bachillerato
popular, pasaron por IMPA alrededor de
20.000 personas”, asegura Alicia. Y cierra:
“IMPA es un mundo. Entre las distintas organizaciones
que la habitan hay lógicas distintas,
pero también puntos en común: tiramos
todos para el mismo lado”.
EL BACHI
aura Vorboril, una joven profesora,
cuenta que el de IMPA fue el primer
bachillerato popular para jóvenes y
adultos de la ciudad de Buenos Aires, allá por
2004. “Después de una investigación llevada
adelante en el barrio en 2003, se descubrió
que lo que se necesitaba no era un lugar
de apoyo escolar, sino una verdadera escuela.
Así comenzamos”, introduce.
Laura cuenta que el objetivo inicial fue
garantizar títulos de estudios reconocidos
oficialmente para jóvenes expulsados del
sistema escolar. “El hecho de funcionar en
una fábrica recuperada da una particularidad:
nuestra forma organizativa es cooperativa,
el equipo docente toma decisiones
en asamblea. También da un objetivo: poder
transcender la lógica individual, para
que los estudiantes aprendan a buscar soluciones
colectivas”. Otra joven profesora,
Lucía Wainstein, agrega que el bachillerato
“tiene una propuesta formativa de calidad,
pensada específicamente para esta población
más vulnerable. La enseñanza tiene
referencias en la pedagogía crítica y liberadora
de Paulo Freire”.
Es una temporada dificil para el bachillerato,
entre estudiantes que dejan de cursar
por razones económicas (“no tienen dinero
para pagar la SUBE”), y la decisión ministerial
de no reconocer los títulos para adultos.
Pero hay una idea que se mantiene y se respira
en todos los pisos de la fábrica: seguir
peleando por el proyecto y la educación.
LA TEVÉ
n el cuarto piso, después de Radio
Semilla, se encuentra el primer canal
de televisión comunitario que
logró meterse en la grilla de la Televisión Digital
Abierta: Barricada Tv. Lucía Maccagno
resume así una larga historia: “Nacimos como
una tevé itinerante para y por el conurbano.
Pero nos dimos cuenta de que necesitábamos
una estructura, y en 2010 llegamos
a IMPA. Empezamos por el canal 5 de aire de
Almagro y en 2015 ganamos un concurso para
canales sin fines de lucro. Ahora estamos
luchando para llegar al cable”.
¿Cómo es filmar rodeados de máquinas?
Destaca Lucía: “Estar en una fábrica que es
referencia para empresas recuperadas y trabajo
autogestionado te hace aprender y consolidar
lazos solidarios. El eje que une todos
estos colectivos es que los trabajadores y
trabajadoras tomen las decisiones”.
REFERENTES
uien dice IMPA dice también Eduardo
“Vasco” Murúa. En esa experiencia
está el big bang de todo lo logrado.
Sin ahorrarse conflictos, peleas y
reconciliaciones, desde el principio Murúa
fue un jugador clave tanto para esta fábrica
como para el Movimiento Nacional de Empresas
Recuperadas (MNER), que hoy se sigue
reuniendo en IMPA. En la oficina de
Murúa hay un escritorio y dos cuadros gigantes
detrás suyo: Eva y Perón. Y alrededor,
en círculo, los integrantes del MNER. Cuenta:
“La diferencia con otras empresas es que
IMPA fue recuperada por los trabajadores,
pero también por compañeros que venían
de la militancia sindical y política. Para los
trabajadores el objetivo de recuperar la fábrica
era volver a producir. Para nosotros era
también provocar que estos espacios recuperados
se plantaran ante el sistema de maneras
distintas. Lo hicimos contra la opinión
del 90% de la clase política: la derecha
decía que estábamos ocupando ilegalmente
la propiedad; los progresistas decían que si
no lo había logrado el patrón, tampoco podíamos
nosotros; y la izquierda clásica decía
que íbamos a convertir a los trabajadores en
patrones”.
El hombre de pelo siempre blanco y despeinado
agrega: “Desde el principio pensamos
en una fábrica de ideas. Después vino lo
del centro cultural y el bachillerato. Cuando
abrimos la fábrica al pueblo, al final de los
noventa, en la Argentina había una fuerte
efervescencia social y cultural. Esto nos
ayudó mucho, todos los eventos que hacíamos
se llenaban de estudiantes, de militantes.
Y generábamos ideas para salir del desastre
provocado por la clase política”.
IMPA sobrevivió a más de una crisis en 20
años: “Algunas veces estábamos preocupados
porque no había un mango para comprar
un kilo de aluminio, y llegábamos a la
asamblea y encontrábamos que todo el
mundo se reía. Los trabajadores se hacían
chistes entre ellos. Dijimos: si en esta situación
de desastre estos tipos se están riendo,
no podemos perder. Y seguimos”.
La historia de IMPA es también la historia
de muchas otras recuperaciones de empresas
y del nacimiento de un movimiento
que empezó y no para: “Pudimos instalar
un nuevo método de lucha -sigue El Vasco-,
eso sí. Hoy, cuando una empresa quiebra,
los trabajadores saben que tienen la
opción de recuperarla. Lo hicimos con audacia,
solidaridad y poniendo el cuerpo. Lo
hicimos solos, sin que nadie nos bancase.
No es poco”.
En la Argentina hay más de 380 empresas
recuperadas. Una de ellas es la Cooperativa
La Matanza, empresa de tornillos recuperada
en 2001. Edith Garay es una de sus jóvenes
integrantes y llegó a IMPA a celebrar el
aniversario. Mira la fábrica: “Nos enseñó
que cuando la patronal se va, hay una segunda
posibilidad. Que una fábrica no la hacen
los patrones, sino lo trabajadores. Porque
sin patrones puede funcionar, pero sin trabajadores
no. IMPA significa lucha, perseverancia,
ayuda en situaciones concretas,
como las expropiaciones o los tarifazos”.
En IMPA aparece una clave para leer estos
tiempos agitados: “Muchos dicen que lo que
está llegando es como 2001, pero yo no creo.
Necesitamos algo nuevo. No sé qué es eso
nuevo, pero quizá desde acá podamos empezar
a pensarlo”.