“Aquí no hay dinero en efectivo, solo trueque”
“Cambio pescado por harina de maíz”. El trueque es la nueva moneda de Venezuela
Por: Reuters / Aporrea.org | Miércoles, 04/07/2018
04 de Julio.- Bajo el sol del mediodía, docenas de pescadores esperan vender su pesca del día en una laguna en el pueblo Río Chico en la costa caribeña de Venezuela. Pero no esperan dinero efectivo a cambio.
En su lugar, están intercambiando diversas variedades de pescados por paquetes de harina de maíz, arroz, aceite de comer y otros productos alimenticios.
“Aquí no hay dinero en efectivo, solo trueque”, dijo Mileidy Lovera, de 30 años, caminando por la orilla con una cava de pescado que su esposo había pescado. Esperaba cambiarla por comida para alimentar a sus cuatro hijos, o medicamentos para tratar la epilepsia de su hijo.
En el país hiperinflacionario de América del Sur, donde los billetes de banco son tan difíciles de encontrar y los alimentos y medicinas crónicamente escasos, los venezolanos recurren cada vez mas al trueque para transacciones básicas.
El pago de los bienes y servicios, incluso los más baratos, requerirían pilas de billetes poco manejables, y simplemente no hay suficientes de esos en circulación.
Si bien las empresas formales en las ciudades pueden sobrevivir con transferencias bancarias y tarjetas de débito, tales operaciones no están al alcance de los habitantes de áreas rurales como Río Chico, con una población de 20.000 habitantes.
Incluso en la capital, Caracas, muchos comerciantes informales carecen de acceso a servicios bancarios o puntos de venta y prefieren que se les pague en especie.
El aumento del intercambio de trueque, en medio de la hiperinflación y la escasez de efectivo, es un reflejo de cómo el otrora próspero país está volviendo a los mecanismos más rudimentarios de intercambio comercial.
“Es un sistema de pago muy primitivo, pero también es muy primitivo que un país no tenga suficiente efectivo disponible”, dijo el economista Luis Vicente Leon, de la consultora Datanálisis.
Los economistas dicen que el Banco Central no ha impreso billetes lo suficientemente rápido como para mantenerse al ritmo de la inflación.
Alguna vez uno de los países más ricos de América Latina, el colapso económico de Venezuela bajo el gobierno del presidente Nicolás Maduro llevó a casi un millón de personas, el 3 por ciento de la población, a emigrar entre 2015 y 2017.
Maduro, reelegido para un nuevo mandato de seis años en mayo en elecciones condenadas por Estados Unidos, culpa de los crecientes precios al consumidor y la constante escasez de alimentos y medicinas a una “guerra económica” liderada por la oposición y Washington.
Julio Blanco, un conductor de motocicletas de 34 años de Caracas, dijo que ahora permite a los clientes de confianza realizarle pagos por transferencia bancaria porque simplemente no hay suficiente efectivo disponible.
“Prefiero la comida como pago”, dijo Blanco, mientras esperaba a los clientes en el oeste de Caracas. “Hago servicios de comida para sobrevivir”.
En la barriada de La Vega, en Caracas, donde viven 124.000 personas, Alfredo Silva se corta el pelo por 1 millón de bolívares, unos 30 centavos de dólar al tipo de cambio del mercado negro.
Acepta transferencias o comida, pero a veces lleva a los clientes a una carnicería cercana y les pide que le compren algo que valga lo mismo que el corte de pelo.
En Río Chico, Marvin Guaramato llega a la laguna conduciendo un carro cargado con cajas de aceite, pasta y harina de maíz que se utiliza para hacer las tradicionales arepas.
Los pescadores se apresuran a cambiar su captura en un breve y confuso frenesí. Uno de ellos, Reinaldo Armas, estaba satisfecho de haber conseguido productos para los miembros de su familia en su pueblo.
Aún así, a veces no logra intercambiar su captura por nada, dice.
“Algunos días, paso hasta cinco horas sin poder intercambiar nada y tengo que llevarme todo ese pescado para la casa”, dijo.