Como se fue tejiendo la autodefensa en Morelos como respuesta popular frente al crimen organizado

En la carretera de Tlayacapan a Totolapan, Morelos, hay letreros de advertencia: “Vecinos vigilantes unidos. Te agarramos, te linchamos”, dirigidos a quienes han estado extorsionando con el cobro de “derecho de piso” –una cantidad de dinero mensual o única para realizar sus labores- a comerciantes, hoteleros, minibuseros y hasta a los conductores de mototaxis y personas que están llevando a cabo alguna construcción, una advertencia también a quienes han estado cometiendo asaltos a comercios, casas y personas, amenazando de secuestro o muerte a aquellos que no paguen.
Junto con los letreros han aparecido “puestos de vigilancia” de autodefensa, barricadas en las que vecinos voluntarios –algunos armados con rifles- hacen guardia día y noche para controlar la entrada y salida de vehículos y personas a sus comunidades. Están construidas con costales llenos de tierra, protegidas del sol con una manta, en los municipios de la zona norte de Morelos como Totolapan, Tlayacapan, Tlalnepantla, Atlatlahucan. Este fin de semana-según informó Proceso– se había anunciado su creación en Hueyapan.



En Morelos autodefensas como respuesta popular frente al crimen organizado
Rosa Rojas
23 julio 2018 0

Morelos | Desinformémonos. En la carretera de Tlayacapan a Totolapan, Morelos, hay letreros de advertencia: “Vecinos vigilantes unidos. Te agarramos, te linchamos”, dirigidos a quienes han estado extorsionando con el cobro de “derecho de piso” –una cantidad de dinero mensual o única para realizar sus labores- a comerciantes, hoteleros, minibuseros y hasta a los conductores de mototaxis y personas que están llevando a cabo alguna construcción, una advertencia también a quienes han estado cometiendo asaltos a comercios, casas y personas, amenazando de secuestro o muerte a aquellos que no paguen.

Junto con los letreros han aparecido “puestos de vigilancia” de autodefensa, barricadas en las que vecinos voluntarios –algunos armados con rifles- hacen guardia día y noche para controlar la entrada y salida de vehículos y personas a sus comunidades. Están construidas con costales llenos de tierra, protegidas del sol con una manta, en los municipios de la zona norte de Morelos como Totolapan, Tlayacapan, Tlalnepantla, Atlatlahucan. Este fin de semana-según informó Proceso– se había anunciado su creación en Hueyapan.

La decisión de crear autodefensas o comités de vigilancia ha sido la respuesta a la falta de atención de las autoridades de seguridad municipales, estatales y federales a la presencia del crimen organizado o bandas regionales en la región norte de la entidad, pese a las reiteradas demandas de la población e incluso, según manifestaron algunos vecinos, a una presunta complicidad de algunos policías locales con los delincuentes.

Para discutir esta problemática, en el municipio de Totolapan se llevó a cabo el miércoles 18 de los corrientes, una reunión en el palacio municipal, encabezada por la presidenta municipal, María de Jesus Vital Díaz y altos funcionarios de la Secretaría de Gobierno de Morelos (SGM), del Mando Unico de la Policía estatal, de la Zona Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Fiscalía del Estado, a la que asistieron unos 60 representantes de colonias, barrios, pueblos y organizaciones del municipio al final de la cual se declararon muchos de ellos “sin respuestas” “furiosos” y “hartos de puro bla, bla, bla y nada concreto”.

En la reunión los vecinos pidieron crear una coordinación para enfrentar a la delincuencia organizada en forma rápida y eficiente. En cambio los funcionarios los instaron a transformar su autodefensa en una “defensa moral legalmente constituida”; “nosotros los vamos a apoyar y legitimarlos”, aseveró el representante de la SGM.

Hubo expresiones de descontento frente a esta propuesta, que, explicó el funcionario, implicaría que quienes están haciendo guardia en los puestos de control “se incorporen a esa gran defensa legal con uniformes, armas y un seguro” e incluso “un salario para los voluntarios”. La respuesta de varios de los presentes fue exigir que se creara en ese momento la coordinación entre la policía municipal, el mando único y el ejército para enfrentar la delincuencia, a lo que Vital Díaz –quien informó que esa era la sexta reunión sobre seguridad pública realizada por el ayuntamiento- simplemente contestó que tenía que coordinarse primero con las dependencias estatales y federales ahí representadas.

Varios de los representantes de los pueblos, comunidades y organizaciones presentes manifestaron a los funcionarios que “los grupos de prevención que existen van a seguir trabajando con ustedes y con los que vengan” (en octubre hay relevo en el gobierno estatal y en los gobiernos municipales).

Incluso algunos agentes municipales que insistían en una atención inmediata a sus peticiones, criticaron la lentitud de la respuesta de la policía estatal a sus llamadas de auxilio cuando se han presentado situaciones de emergencia. Uno de ellos relató que habían detenido en su pueblo a un extorsionador y cuando el pueblo pretendía lincharlo solicitó ayuda policiaca: “se tardaron hora y media en llegar, las cosas se me estaban saliendo de control, afortunadamente logré subirlo a un automóvil para sacarlo de ahí porque lo iban a linchar”. Ante esta crítica el representante de la SGM sólo comentó que deben ser más rápidos. Recomendó además “no mezclar las armas con el alcohol”.

Luego de finalizada la reunión, algunos de los asistentes, enojados, comentaron que la presidenta municipal ni siquiera contestó la pregunta de cuántos elementos de policía municipal tienen y cuántas patrullas. Comentaron que la respuesta de las autoridades presentes significa algo como “ustedes vigilen, ustedes arriésguense y den la cara y nosotros los apoyamos, pero nada efectivo, sólo son palabras, ya estamos cansados”.

Ese cansancio ha sido la razón de que se hayan formado, desde hace tiempo, organizaciones vecinales de vigilancia que poco a poco han ido creciendo y en algunos casos han decidido crear autodefensas. Rebasados los límites por la delincuencia y la inacción oficial aparecieron los puestos de vigilancia, porque la gente se asusta e incluso se sabe de casos en que, por ejemplo en Tlayacapan, una persona que tenía un restorán naturista decidió cerrarlo después de dos “cobros de piso” mensuales por 5 mil pesos cada uno. “No voy a estar trabajando para estos criminales”, comentó.

Además la organización Seguridad Ciudadana Región Oriente (Secireor), que cuenta con grupos organizados de autodefensas en las regiones de los Altos y Oriente de la entidad, a uno de los más destacados dirigentes de autodefensa ciudadana en el país: José Manuel Mireles Valverde, quien estuvo en Morelos a finales de junio para presentar su libro “Todos somos autodefensas”. Estos actos incluyeron –según informó Proceso– reuniones a puerta cerrada con los jefes de grupo, la presentación del libro y una fiesta en el municipio de Totolapan.

Al término de la reunión con las autoridades de seguridad pública, Defensa y el municipio de Totolapan la semana pasada, algunos de los asistentes recordaron el llamado de Mireles a perder el miedo, a unirse y construir organizaciones sociales para defenderse y proteger su casa. Algunos de los integrantes de organizaciones vecinales comentaron que se oponen a que haya armas en las barricadas para evitar que haya algún incidente en el que alguien pueda salir herido o muerto. Otros manifestaron que debe haber armas para defenderse de los delincuentes. En eso sigue la discusión. Pero las barricadas se mantienen.

Por lo demás, la inseguridad no es privativa de las comunidades rurales: El diario El Regional informó, el pasado 21 de junio, que aconsecuencia de los altos niveles de criminalidad que siguen multiplicándose, el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (Sapac) decidió cerrar sus oficinas de recepción de pagos en la colonia Lomas de Ahuatlán, en la ciudad de Cuernavaca, luego de haber sido víctimas de tres robos en lo que va de este año.

La directora general del Sapac, María Luisa López Sotelo, informó que ante ese problema el sistema operador se vio obligado a cerrar las puertas de esa oficina de manera definitiva. Para el Sapac, comentó la funcionaria al diario, es vital garantizar la seguridad tanto de los trabajadores como de la ciudadanía, por lo que se decidió instalar sistemas de pago automatizado en una farmacia de la zona