Pueblos indígenas: momento crítico y los nuevos desafíos
La amenaza del despojo de sus territorios y sus medios de vida siguen marcando la vida de los indígenas en Bolivia. La discriminación es otro de los problemas.
lunes, 13 de agosto de 2018 · 00:10
María José Ferrel / Página Siete
Aunque en Bolivia y en el mundo los pueblos indígenas han logrado a través de largas y duras luchas una serie de derechos, todavía enfrentan una situación bastante crítica, la cual se les presenta como un desafío.
Como resultado de sus numerosas luchas, así como su mayor participación en la vida política del país, los movimientos indígenas lograron incorporar en la Constitución Política del Estado (CPE) el concepto de lo Plurinacional: el reconocimiento constitucional de sus derechos individuales y colectivos, sin embargo, estos preceptos aún no son cumplidos a cabalidad.
En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas en Bolivia, la defensa de sus derechos (que definen y preservan su identidad cultural en un territorio determinado) les plantea nuevos desafíos que continúen impulsando sus propios procesos de reconfiguración/reconstitución de identidades con proyecciones políticas desde la articulación integral.
Según el análisis de cuatro profesionales de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) que se desenvuelven hace muchos años en la temática, la crisis se debe a la fuerte arremetida contra los territorios. Esto se da por la implementación regional de planes de desarrollo extractivistas, acompañados de la construcción de megaproyectos de infraestructura de transporte, comunicaciones y energía, así como por procesos de urbanización extensiva.
Además del despojo de tierras a través del extractivismo, muchos indígenas viven el descalabro de sus estructuras organizativas, las cuales habrían perdido su independencia partidaria y liderazgo representativo en desmedro de las demandas y problemáticas de sus bases.
Muchos de sus derechos aún son vulnerados.
“Las conquistas logradas están siendo severamente amenazadas a partir de la presión de otros sectores, como el privado con los megaproyectos”, dice el director Ejecutivo del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS), Hernán Ávila.
El CEJIS trabaja en y desde el territorio hace 40 años impulsando la legalización formal de los derechos humanos de los pueblos indígenas en Bolivia. Para Ávila el contexto es de mucha fragilidad en las organizaciones y aliados de las mismas.
“También el movimiento está fragmentado dentro de sus organizaciones con injerencia política muy fuerte. El contexto es bastante negativo a pesar de que ha habido avances en los últimos años, en este momento hemos entrado a un proceso de regresividad en cuanto a sus derechos conquistados”, afirma Ávila.
Para Wálter Limache, coordinador nacional del Programa NINA que trabaja hace 29 años en el fortalecimiento de las organizaciones Indígena Originaria Campesinas en Bolivia, el reto mayor es el cumplimiento de la Constitución Política de parte del Estado, y de parte de los pueblos indígenas la exigibilidad y cumplimiento de sus derechos a partir de la concepción de políticas públicas y de proyectos para hacer tangibles sus derechos en todos los niveles.
“(La Constitución) no se cumple. Ya que en el plan de desarrollo del gobierno central basado en el extractivismo lo que menos importa son los derechos de los pueblos indígenas, sino que más bien se constituyen en barreras para impulsar ese desarrollo, pues su presencia en los territorios impide avanzar de manera agresiva en la concreción de sus planes”, apunta Limache.
La discriminación, otro rasgo
Por su parte, el coordinador del Programa Urbano de la Unión Nacional de Instituciones para el Trabajo de Acción Social (Unitas) Carlos Revilla, afirma que la discriminación sigue siendo otro rasgo central entre las problemáticas de los indígenas.
Un ejemplo es que los indígenas urbanos, tan sólo por el hecho de haber migrado, perdieron sus derechos a la identidad, pero también a la autodeterminación en los espacios urbanos.
Según Revilla, lo que caracteriza la situación de los pueblos indígenas en la actualidad es la alta dinamicidad, es decir, se viven procesos de movilidad social no solamente vinculados a lo demográfico, sino también a lo social.
La multiactividad y la multilocalidad son problemáticas directamente relacionadas a la profunda afectación de los territorios de origen y los medios de vida de los pueblos indígenas, así como a la falta de políticas que preserven y promuevan el bienestar autónomo y sostenible en dichos territorios.
Para Revilla, el hecho de que el país es eminentemente urbano, está generando nuevos desafíos vinculados a la necesidad de constituir asentamientos urbanos inclusivos y universalmente accesibles para las diversas identidades complejas y cambiantes, particularmente las identidades indígenas.
Esto supone también romper con la visión dicotómica que separa campo y ciudad para no descuidar la preservación y el cuidado de los territorios comunitarios y los ámbitos rurales, afectados por procesos de expansión urbana descontrolada y urbanización extensiva (inversiones y megaproyectos en ámbitos rurales).