El problema de los populismos es el caudillismo que deriva en autoritarismo

Carretera ecológica es como decir que Drácula se hará vegetariano.
Larga entrevista a Alberto Acosta y su periplo con el Tribunal Internacional de Defensa de la Naturaleza en el territorio indígena del Tipnis donde Evo Morales se ha empecinado en construir la carretera que favorecerá la expansión de la coca excedentaria del Chapare, aquella destinada a la producción de cocaina.



“Carretera ecológica es como decir que Drácula se hará vegetariano”
Acosta asegura que el problema de los populismos es el caudillismo que deriva en autoritarismo.

domingo, 26 de agosto de 2018 · 00:07
Página Siete/La Paz

El ecuatoriano Alberto Acosta es una institución de la izquieda latinoamericana. Fue parte del gobierno de Rafael Correa e incluso presidió la Constituyente de Ecuador. Más temprano que tarde (2008) renunció y se convirtió en uno de los más duros críticos de aquel gobierno. Ahora integra el Tribunal Internacional de Defensa de la Naturaleza (TIDN) y, en esa condición, visitó en días pasado el TIPNIS y fue retenido al ingreso del Polígono 7, junto con otros miembros de la misma instancia.

¿Cuál es su evaluación de la incursión de la comisión en el TIPNIS?

Estoy tremendamente motivado e impresionado por el gran contraste entre la forma en que nos recibieron en Trinidacito, que creo que marca la forma de ser de la sociedad boliviana, y la forma que no nos recibieron en el Polígono 7, que marca una cara que es poco conocida de la sociedad boliviana. Nosotros hemos hecho todo transparentemente, informando y con invitaciones.

¿Cuáles son los principales hallazgos respecto a los temas que vinieron a investigar?

Nosotros fuimos a conocer la realidad del TIPNIS, también pudimos conocer sobre las amenazas que ellos ven que se ciernen si se construye una carretera. Es muy importante rescatar la lucha de ellos por impedir que se construya la carretera y todo lo que significó la represión en Chaparina. Nos interesan tanto los derechos de la naturaleza como los derechos de los pueblos.

¿Cuál es el estado de la región en términos ambientales?, ¿hay colonizadores o expansión de cocales?

En el centro del TIPNIS no pude ver cocales ni colonos, eran sobre todo comunidades indígenas que están tremendamente arraigadas a su territorio. Claro que tienen sus enormes dificultades, eso es innegable y se quejan del abandono del Estado. Lo que nos habría gustado a nosotros es tener una información directa en el Polígono 7 porque es ahí donde están presentes los cocaleros, los colonos, pero nosotros no pudimos entrar, ahí es donde nos bloquean en el Puente de Isinuta.

¿Cuál es su impresión sobre no poder ingresar a un territorio que es parte del Estado?

Puede ser el resultado de un proceso positivo de autonomía territorial o es el resultado de la ausencia del Estado de ese territorio, y me temo que es la segunda parte.

¿Qué sintió cuando fue retenido?

Una enorme incomodidad porque nosotros habíamos recibido una invitación de Conisur. Si no sabían que íbamos no podían haber tenido gente cuidando en la carretera, sabían que íbamos y por eso nos estaban esperando.

Es decir, ¿la gente del Conisur se desanimó a recibirlos?

Al parecer hubo algún problema interno porque Jacinto Noza firma la invitación, pero después viene otro señor que en muy pocas palabras nos dijo “ustedes son indeseables, ustedes no pueden entrar”.

Después de conocer las dos caras del TIPNIS, ¿cree que una de las poblaciones está en riesgo frente al avance de la otra?

Sí, sin duda, está en riesgo, no sólo la naturaleza, sino las comunidades indígenas. Sabemos muy bien lo que representan estos procesos de colonización. Más allá de la coca, si es coca o no es coca, la colonización puede afectar tremendamente a la naturaleza y afectar a las comunidades.

¿En la reunión con el Ministro de Gobierno, la viceministra Cynthia Silva dijo que la carretera se construirá de todas formas?

Silva no lo dijo así en esas palabras, pero quedó claro que se va a construir una carretera. Habló de un plan intermodal, en el que hay carreteras, ríos que se van a utilizar. El plan lo estarían elaborando ya en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Y luego habló de una ley de protección especial para la biodiversidad en el TIPNIS. Habló de que si se hace una carretera sería una carretera ecológica. Ella también habló de que va a haber una red de caminos para conectar las distintas comunidades e insistió que sería una carretera ecológica.

¿Es posible hacer una carretera ecológica o es un eufemismo?

Eso le pregunté, qué es una carretera ecológica porque la carretera es una puerta de entrada a muchas actividades que son difíciles de controlar. El mismo Ministro de Gobierno, que es un experto en temas indígenas, fue muy claro en señalar los riesgos que eso implica: colonización descontrolada, deforestación, tráfico de especies, plantaciones ilegales, apropiación de suelos y una cantidad de cosas más.

¿Él admitió todo eso?

No para esa carretera, pero admite en general los potenciales riesgos, porque vendernos el cuento de la carretera ecológica es como aceptar que Drácula se volvió vegetariano y le vamos a encargar el cuidado del banco de sangre, eso no funciona. También le preguntamos a la viceministra sobre la posibilidad de conectar el Polígono 7 con la parte nororiental, donde están la mayoría de comunidades y ella dijo que eso es muy costoso y que las afectaciones ambientales serían peores porque la zona esa está llena de pantanos. Yo le dije que una posibilidad sería esa, para dejar el corazón del TIPNIS como un gran parque nacional protegido, incluso con participación internacional para que ayude en esa tarea de conservación, porque naturalmente hay que dar alguna respuesta de transporte para las comunidades.

¿Existiría esa posibilidad?

Yo le sugerí porque nosotros tenemos la experiencia de Yasuní-ITT en Ecuador, pero ella estaba totalmente cerrada a analizar esa posibilidad.

¿Cuál cree que es el motivo de la persistencia del Gobierno en torno a la carretera?

El desarrollismo es lo que marca todos estos gobiernos neoliberales o progresistas. Se inspiran por la idea del desarrollo, por la necesidad de seguir ampliando los extractivismos.

¿Qué opina sobre Bolivia, que ha promovido la creación de este Tribunal y que ahora está en conflicto con el mismo?

El Tribunal surge del espíritu de Tiquipaya, donde se expidió la declaración universal de la Madre Tierra y se habló de un posible tribunal para sancionar los delitos contra la Madre Tierra. Se pensaba en un tribunal bajo la custodia de Naciones Unidas. En el caso de Bolivia, declaración de los derechos de la Madre Tierra fue transformada en la Ley 71, de diciembre del año 2010, donde se habla de la defensoría de la naturaleza, pero no se ha hecho absolutamente nada en ese sentido. Habría sido muy interesante verle al presidente Morales defendiendo en la práctica ese tipo de planteamientos. Por un lado, el tribunal se inspira en Tiquipaya, y también en la Constitución de Ecuador, que tiene los derechos de la naturaleza establecidos con claridad. Yo veo lamentablemente que los gobernantes hablan del vivir bien o del buen vivir, pero están muy lejos de acercarse a eso. Le han vaciado de contenido, han vampirizado el concepto, lo dejaron sin contenido y lo siguen manejando simplemente como un instrumento de poder y una herramienta de propaganda. Hablan del vivir bien o del buen vivir para seguir impulsando el desarrollismo.

¿En qué momento se aleja de Evo Morales y rompe lazos ideológicos con el proceso?

Yo no digo que he roto lazos ideológicos, ni he dejado de creer. Lo que pasa que estos gobernantes hace tiempo se olvidaron de lo que ofrecieron a sus poblaciones, ellos son los que rompieron los lazos con sus ofertas electorales y con sus constituciones, ellos son los que cambiaron de rumbo y el problema gravísimo es que toda América Latina está viviendo con la lógica de los caudillos.

¿Cuál cual es la alternativa para la izquierda tras este fracaso?

Mucho más grave es que nunca la izquierda cuestionó la lógica de la acumulación capitalista, y el buen vivir o vivir bien no puede darse con el capitalismo y menos profundizándolo. Me parece que la izquierda en América Latina tiene que abrir un proceso autocrítico para corregir errores.

Daría la impresión que después de estos fracasos, el péndulo se inclina a la derecha.

Quienes son responsables del retorno de estas tendencias neoliberales son los mismos gobiernos, por caudillistas, por modernizadores del capitalismo, por extractivistas, y todo esto va generando un ambiente autoritario.

¿Cuál cree que vaya a ser el discurso de Bolivia en estos foros medioambientales, luego de que el tribunal hizo estas constataciones?

Yo no podría anticipar cuál es la respuesta que va a dar el Gobierno boliviano, recuerden que trató de minimizar el Tribunal diciendo que es una asociación de ONG, que somos turistas, que somos un supuesto tribunal, pero al final el Ministro de Gobierno tuvo la apertura para conversar con nosotros.

¿Cuál cree que es el objetivo del Gobierno al señalar a las ONG?

Hagamos una pregunta adicional, cuántos miembros del Gobierno boliviano vienen de ONG, empezando por el mismo Ministro de Gobierno o la propia Viceministra de Medio Ambiente. Muchas ONG han sido aportes sustantivos para la defensa de los derechos humanos y los derechos de la naturaleza.

¿Cómo es que ustedes terminan siendo un tribunal si es que Naciones Unidas nunca avaló la conformación del mismo?

Nosotros asumimos el reto desde la sociedad civil. Comenzamos a pensar en esta idea desde el año 2010 y en 2014 establecemos el tribunal en Quito. No es una preocupación de ONG, no respondemos a ONG alguna, hay una ONG o una organización que nos da el soporte logístico, pero nosotros somos totalmente autónomos, ninguna de las personas que participan en el tribunal recibe pago alguno. Es un tribunal ético, sus respuestas, sus mensajes, sus resoluciones son éticas, no son de cumplimiento obligatorio, pero sacuden la conciencia y al parecer eso es lo que hemos provocado, hemos sacudido un poco a la sociedad boliviana y también al Gobierno.

¿Cuántos son sus integrantes?

No tengo un número exacto. Es mucha gente que está detrás y para cada sesión del tribunal cambian los jueces y las juezas.

¿Cuántos casos se están tratando realmente?

Muchos. Y ya ha habido sentencia sobre el caso del Yasuní en Ecuador, que ha salido en contra del Estado y en contra de las empresas. Hemos procurado siempre que haya representantes del Estado y de las empresas, pero el primer Estado que responde firme y francamente es el Estado boliviano.

Es una ironía porque son los que más los han atacado.

Nos atacaron, pero nos tomaron en cuenta porque entiendo que el Ministro no se reúne simplemente con representantes de ONG o con turistas. Lo que resulta irónico es que el Gobierno boliviano ponga trabas a un tribunal ético de la sociedad civil que recoge el mandato de Tiquipaya.

¿Cuándo va a estar listo el informe sobre el TIPNIS?

Nosotros esperamos tener un informe a fines de septiembre, cuando habrá el gran encuentro sobre los derechos de la naturaleza en Quito. Por eso aceptamos gustosos la entrevista con funcionarios del Gobierno.

¿La sentencia la van a dar ustedes tres o va a haber más gente involucrada?

No, nosotros hacemos un informe, habrá un juez y el fiscal del tribunal que tendrán que evaluar, valorar los documentos presentados, el informe y ver si se da paso o no para el proceso propiamente dicho en el tribunal. No es que automáticamente hay una sentencia, habrá una discusión.

En caso de que la sentencia sea negativa hacia el Gobierno boliviano, ¿qué implica eso? ¿Habrá recomendaciones?

Nosotros normalmente establecemos recomendaciones, buscamos opiniones constructivas. Podemos decir que estaría muy mal una carretera y le invitamos a tomar en consideración otras opciones y otras alternativas. Como digo, esto es una cuestión ética, no es vinculante, no es que tienen la obligación de cumplir, pero claro, los gobernantes saben que este tipo de mensajes desde la sociedad civil tienen que ser escuchados.

Comparando con Yasuní, en el que usted ha sido un activista clave, ¿se podrá esperar que se detenga el avasallamiento sobre esos territorios?

Ese es mi deseo. Tomando en cuenta lo que fue la iniciativa Yasuní-ITT y toda la respuesta de la juventud podemos sacar muchas lecciones. Nosotros hablábamos de yasunizar el mundo. Yasuní en lengua indígena significa sagrado. TIPNIS no tiene ese significado pero quizás se podría pensar en tipnitizar el mundo; es decir, volver algo sagrado, transformarle al mundo en un referente global, donde el compromiso de toda la humanidad ayude a proteger esa zona tan maravillosa. Eso requiere también la acción proactiva del Estado, del Gobierno, de la sociedad boliviana. El compromiso sería, por ejemplo, impedir que se siga avanzando en la ampliación del Polígono 7. Creo que habría que buscar la manera de hacer una carretera por otro lado, no por el centro del TIPNIS, y garantizar que esa zona quede intocada, lo que no significa que no haya que mejorar las condiciones de vida de la población o atender a las poblaciones garantizándoles la definición de sus formas de vida. La justicia ecológica sólo se consigue con justicia social, pero justicia social demanda justicia ecológica y eso es uno de los grandes retos para la izquierda. La izquierda tiene que ser simultáneamente antipatriarcal, feminista, descolonial, porque esas son las bases del capitalismo, y tiene que ser socialista y tiene que ser ecologista todo simultáneamente. Caso contrario, seguiremos con caudillistas extractivistas, gobiernos que ilusionan a la población y después les vienen las grandes frustraciones.