Chile, los municipios, partidos políticos, protagonismo social y el poder

Cada partido y corriente utiliza los municipios como laboratorio estatal, es decir, que sirve a su partido para mostrar y demostrar a los feligreses, digo a los electores, como lo haría si llegase a dirigir el estado, lo que lleva a pensar que la centralidad estatal y su capacidad de recoger y orientar dineros producidos por el capital nacional, internacional o globalizado, son la vía de solución de problemas y mejoramiento de la vida, lo que en el fondo y la forma significa que todos nos sometemos a las posibilidades y alcances del proceso de acumulación capitalista.



Chile, los municipios, partidos políticos, protagonismo social y el poder

Cada partido y corriente utiliza los municipios como laboratorio estatal, es decir, que sirve a su partido para mostrar y demostrar a los feligreses, digo a los electores, como lo haría si llegase a dirigir el estado, lo que lleva a pensar que la centralidad estatal y su capacidad de recoger y orientar dineros producidos por el capital nacional, internacional o globalizado, son la vía de solución de problemas y mejoramiento de la vida, lo que en el fondo y la forma significa que todos nos sometemos a las posibilidades y alcances del proceso de acumulación capitalista, que todos odian, discuten y rebaten, esto aquí está lleno de anticapitalistas que para poder serlo sin vergüenza, se transforman en anti-neoliberales, o sea, puedo ser capitalista, pero con esa máscara paso piola y puedo hacer alianzas con grupos de vocación golpista, como la DC o neo-pseudo izquierdistas como los de la revolución en libertad, perdón, eso es de la DC, quiero decir de la revolución democrática y grupos afines.

Por ejemplo el alcalde Lavín, pinochetista duro, aprovecha sus votos municipales para instalar drones que espían la vida de los ciudadanos con el pretexto de protegerlos contra las huestes de upelientos chascones, sucios y hediondos como los de Recoleta, cuyo alcalde del partido comunista se ha instalado en el poder municipal para lanzar los rayos de Zeus en todas direcciones estatizando todo lo que se le aparece por delante llamándolo popular, como farmacia popular e demás, en una larga lista como diciendo aquí está la papa. El clientelismo se sale por todos los poros, lo que no supo hacer la Claudina Núñez en Pedro Aguirre Cerda que fue nombrada y presionada por el aparato contra varias figuras del mismo partido que finalmente se fueron y a diferencia de Jadue, que pasó los 50% de votos en Recoleta, en tanto Núñez apenas alcanzaba en 30% y se fue pala en mano al jardín a cavar un hoyo para enterrarse mientras Tellier se tiraba de los pocos pelos que le van quedando, pues es su distrito donde tiene votos para diputado.

Esa es la vocación del burócrata que lo hace bien o mal, pues lo importante es mantener la pasividad, disgregación y falta de protagonismo de los munícipes adoradores del ser divino que les tocó en suerte para dirigir la democracia local, lo mismo que hace la Colau en Barcelona que hace izquierdismo viejo en medio de las olas independentistas del pueblo catalán, a diferencia de los de la CUP que organizan a la gente por barrios y han apoyado los comités de defensa de la República, los CDR, cuyas iniciativas y campañas les otorgan con creces la condición de protagonistas desde abajo.

Así vemos en cada municipio la disputa electoral entre los mismos de izquierda o derecha que venden su pescada y reparten sus regalos de navidad cuidando que las ovejas se mantengan tranquilas abriendo la boca como pajarillos en el nido piando por el gusano que trae la pájara o el Pajarón.

Por el otro lado están los grupos de la lucha armada y los anarquistas, cada uno armando sus colectivos de afinidad y en casos disputando espacios de micro-poder local como juntas de vecinos, comités barriales, escuelitas alternativas o emprendimientos autogestionarios y todos corren a disputarle el quien vive a los de arriba cuando el pueblo se levanta como sucedió en Quintero y Puchuncaví donde la población ahuyentó a los burócratas del estado que vinieron a sacarse la foto y el presidente hubo de salir a toda velocidad con la cola entre las piernas.

He ahí a los munícipes. Lo demás es paja.
Podemos imaginar a los 52 partidos y corrientes de afinidad haciendo esfuerzos para atraer a esos humildes habitantes de esos municipios, en definitiva todos ellos disputando la conducción de las masas (por decirlo en griego antiguo o lenguaje caduco), es decir aniquilando la autonomía o despliegue de potencia propia de la gente, ya que todos son pendejos ignorantes y deben seguir las señales luminosas de la vanguardia salvadora que por fin ha aparecido en nombre del proletariado para traer y repartir la papa o el gusano a las bocas anhelantes.

¿Cuál sería la tarea del activista honesto en este caso?
Descubrir la dinámica propia que motivó, organizó y movilizó a esa gente. Ya no digamos la “capacidad de convocatoria” de quien llamó, sino las energías y vibraciones que subyacen en planos no estrictamente racionales, sino más bien instintivos, afectivos, naturales, terrenos donde la ideología y estrategia pierden el sentido para dejar paso al despliegue de la potencia social, la capacidad de relacionarse, la capacidad de amar, la capacidad de compartir, pero no como características de sujeto individual organizable, sino como flujos, circuitos energéticos y afectivos, donde el respeto, el cariño y la generosidad no vienen de orientaciones normativas, sino de prácticas relacionales, de cuerpos compartidos, de afectos transformados en motivaciones comunes no detectables en las encuestas sino en las formas de mirarse, de tratarse, de compartirse, en fin: la ronda de Gabriela Mistral.

Cuando pensamos en las barricadas en Chiloé y vemos violines y bailes en ellas, vemos más al fondo, vemos la minga chilota, no sólo los cuerpos individuales que “han salido a enfrentar al enemigo”, sino un modo de vivir y compartir.

Eso es lo que vimos en Quintero-Puchuncaví. Eso es lo que vimos los primeros días del gran incendio de Valparaíso, eso es lo que vimos en el incendio de Puertas Negras y Nueva Esperanza, la capacidad de re-encuentro entre damnificados o no damnificados, entre personas y sus flujos o circuitos energéticos y afectivos. Lo que no vio el alcalde de los estudiantes y profesionales del frente amplio, los de la neo-pseudo izquierda y por eso no alcanzará muchos votos en los cerros donde reina la abstención y espera agazapado el protagonismo social burlado por las falsas esperanzas de las instituciones.

Esa potencia social en Quintero-Puchuncaví puede autoorganizarse en un comité ciudadano municipal con representantes de cada barrio que pueden conformar dicho comité, que lleve adelante las iniciativas propias y necesarias sin tener que mendigar la buena voluntad de nadie, sino desplegar la mirada autogestionario de mirar y cambiar el mundo empezando por el barrio en la forma de familia del barrio donde todo cambio o mejoramiento relacional va a significar el cambio del mundo, sobre todo si vemos que son miles de iniciativas desde abajo por todas partes que no necesitan un eje ni un centro.

Luego con cinco representantes de barrio que muestren la cara del comité ciudadano, podemos llevar un candidato a alcalde y cuatro concejales, que no necesitan ganar el puesto, pues ya tienen todo lo que necesitan, sino que la votación alcanzado permite legitimar ante todos la instancia propia del protagonismo y darse a conocer públicamente.

Así, el municipio con sus puestos alcanzados por los partidos ya no tendrá a la población diseminada, disgregada y dividida para vender su clientelismo y llevan gusanos a la boca de los incautos, sino que tendrá que escuchar y negociar, si quiere.

Sigue.

Jaime Yovanovic (Profesor J)
unlibre@gmail.com