Las trampas siempre salen / El proyecto de la nueva Constitución Nacional y la democracia venezolana

Arconada es participante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución que publicó en Aporrea un documento titulado “Rechacemos la derogación de la Constitución Bolivariana. Unidos ganaremos el referéndum constitucional” (https://www.aporrea.org/tiburon/a268453.html). Como participante de esta agrupación, creo pertinente profundizar en los argumentos que dieron lugar a esa propuesta de política para la presente coyuntura y compartir algunos elementos que formaron parte de esa discusión. La caracterización de la situación que pretendo se hace desde esa perspectiva.



Las trampas siempre salen / El proyecto de la nueva Constitución Nacional y la democracia venezolana
Por: Santiago Arconada |
Miércoles, 10/10/2018
Aporrea

1.- El pasado 27 de agosto la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución publicó en Aporrea un documento titulado “Rechacemos la derogación de la Constitución Bolivariana. Unidos ganaremos el referéndum constitucional” (https://www.aporrea.org/tiburon/a268453.html). Como participante de esta agrupación, creo pertinente profundizar en los argumentos que dieron lugar a esa propuesta de política para la presente coyuntura y compartir algunos elementos que formaron parte de esa discusión. La caracterización de la situación que pretendo se hace desde esa perspectiva.

2.- La jugada política iniciada por el gobierno de Maduro/Cabello/Padrino en los días finales del 2015, con el nombramiento anticonstitucional e ilegal de los nuevos magistrados del actual Tribunal Supremo de Justicia, y la invalidación por parte de los mismos de las elecciones parlamentarias en el Estado Amazonas, con la expresa finalidad de impedir la consolidación de la oposición (MUD para aquél entonces) como mayoría calificada de dos tercios en la Asamblea Nacional; agoniza hoy bajo una axila del diputado a la espuria Asamblea Nacional Constituyente, Hermann Escarrá, en la forma de un nuevo proyecto de Constitución Nacional.

El trayecto de estos casi tres años es la historia de una deriva, por un lado autoritaria, como fue autoritario el Decreto del Arco Minero del Orinoco en ausencia de la consulta previa y obligada a los pueblos indígenas afectados, como fue autoritaria la eliminación de la Asamblea Nacional en connivencia con el TSJ que la declaró en desacato, como fue autoritario el secuestro del Referéndum Revocatorio invocado por la oposición tras haber cumplido los requisitos exigidos por la Constitución, como fue autoritaria la posposición de las elecciones regionales pautadas por ésta para diciembre de 2016, como fue autoritaria la imposición de una Asamblea Nacional Constituyente sin que el pueblo, el poder originario, hubiese aceptado cambiar la Constitución Nacional, como fue autoritaria la imposición, para las elecciones de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, de una ingeniería electoral violatoria del principio “un ciudadano, un voto”, en la que había ciudadanía de primera, que votaba dos veces, y ciudadanía de segunda, que votaba solo una vez. Con todo y eso tuvieron que manipular las cifras de participación en por lo menos un millón de votos para hacer menos esperpéntica esa mamarrachada electoral. Como fueron autoritarios todos los decretos de Estado de Emergencia Económica que el Presidente Maduro se auto otorgó para desgobernar a su antojo. Y por el otro, han sido tres años de deriva hacia el neoliberalismo, como lo revelan desde la entrega del 12% del territorio nacional a las transnacionales de la minería, establecida en el decreto del mal llamado Arco Minero del Orinoco, hasta la piñata de la nueva apertura petrolera expresada en los contratos de explotación con las empresas mixtas y la eliminación del Impuesto Sobre la Renta a PDVSA y sus empresas asociadas: El desguace de PDVSA para su privatización. Deriva hacia el neoliberalismo que conspira contra la soberanía de la República sobre sus recursos y su territorio. Todo ello sin dejar de referirnos al bestial paquete neoliberal que se le está pasando al pueblo con el nombre de hiperinflación.

En estos tres años de deriva autoritaria-neoliberal, lo que ha quedado muy claro es que la Constitución Nacional de 1999, conocida como la Bolivariana, se constituyó en el primer y más fuerte obstáculo del gobierno de Maduro/Cabello/Padrino, y es por eso que necesita derogarla. Pero no puede derogarla sin sustituirla y para eso necesita aprobar una nueva Constitución Nacional cuya redacción, según el diputado antes mencionado, y jefe de la comisión de redacción del proyecto, estaría avanzada en más de un 80%.

3.- Es posible, ¡si lo sabremos nosotros!, más que ignorar pisotear a la Constitución Nacional, caerle a patadas, con el único objetivo de preservar el poder. Es posible destruir en el sentir del pueblo de Venezuela la idea de institucionalidad, de separación de poderes, de justicia imparcial, independiente, confiable, de una Fuerza Armada Nacional Bolivariana que defienda a la totalidad de la nación venezolana independientemente de la posición política que se tenga. Lo que no es posible es pretender que el pueblo siga creyendo en ese gobierno, porque lo que está a la vista no necesita de anteojos.

Si al pueblo venezolano le preguntaran qué es el TSJ, mayoritariamente respondería que es la sastrería que le confecciona al Presidente Maduro el traje leguleyo de su conveniencia.

Si al pueblo venezolano le preguntaran qué es el CNE, mayoritariamente respondería que es el Ministerio de Elecciones del Gobierno. El organismo que niega elecciones cuando al gobierno no le conviene y que organiza elecciones cuando el único que está preparado es el gobierno. Que elimina partidos, candidatos y elecciones de acuerdo a las instrucciones que reciba.

Si al pueblo venezolano le preguntaran qué es la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, mayoritariamente respondería que es la guardia pretoriana del más pavoroso desfalco de nuestra historia. Que los generalotes de Pérez Jiménez son niños de pecho a su lado.

Después de pisotear lo pisoteable y violar lo violable, el gobierno de Maduro/Cabello/Padrino tiene la consistente credibilidad de los billetes de 13. A pesar de evidenciar su disposición a entregar lo que sea por un puñado de dólares que le permitan mantenerse, las inversiones internacionales no llegan, guiándose por el sabio refrán criollo que reza: “Cuando la limosna es grande, hasta el Santo desconfía.”

El gobierno de Maduro/Cabello/Padrino necesita, como del aire, una legitimación porque se sabe, se reconoce, se siente ilegítimo, falso, espurio, en una palabra: anticonstitucional. Le afecta que se lo hagan saber desde diversas instancias internacionales, pero le afecta muchísimo más que a quien no le pueda pasar la coba de ser un gobierno decente es al pueblo al que dice deberse. Pongo un ejemplo dolorosamente reciente. El pasado lunes 8 de octubre, el Fiscal General de la República que designó la espuria Asamblea Nacional Constituyente, Tarek William Saab, informó a los medios y difundió en las redes el fallecimiento del concejal Fernando Albán, detenido en el SEBIN desde el pasado 5 de octubre, afirmando que la causa de la muerte fue el suicidio pues el concejal preso habría saltado al vacío desde un décimo piso. El martes 9 a las seis de la mañana, en la estación de Metro Agua Salud, me aproximo al brocal de una de las jardineras que están a la salida. En una esquina estaba un señor que vendía periódicos y en la otra una señora que vendía café. Me acerco a ver los titulares de primera plana de 2001 y La Voz ,que eran los únicos periódicos que el señor tenía. El señor me pregunta que “si estoy buscando lo del concejal que se lanzó” e inmediatamente la señora que vendía café interviene para decir: “¿se lanzó?…¡qué va! Lo lanzaron.” Al gobierno de Maduro/Cabello/Padrino el pueblo venezolano no le cree ni el Padrenuestro de rodillas. Gasta millones de dólares en propaganda buscando revertir ese hecho y sólo logra profundizarlo. Que la gente comente a gritos en el metro que para las unidades de hemodiálisis que faltan en todo el país no hay recursos, pero para una colosal campaña de infografías a todo color diciendo que “Juntos todo es posible” sobran.

El gobierno, en su desesperada búsqueda de legitimidad necesita un referéndum que constitucionalice, que legalice, su desenvolvimiento, su comportamiento, su existencia. Sabe que si se expone a unas elecciones libres, pierde de calle y por eso vacila, titubea. Ninguna trampa al estilo de las elecciones de la ANC le sirve, porque no quiere pasar de ser billete de 13, a ser billete de 13,50. Por poder, puede hacer cualquier cosa, pero no cualquier cosa le sirve para lograr sus objetivos.

4.- Si Hermann Escarrá no está de programa en programa y de entrevista en entrevista, pregonando su majestuosa creación jurídica, es porque sabe que carga bajo el brazo un bodrio que coloca la palabra socialismo, cual arreglo floral, cada dos o tres párrafos, pero que fue diseñado para vender este país al mejor postor.

Para quedarse en el poder, el gobierno de Maduro/Cabello/Padrino necesita mucho billete y ya hemos visto que los limitados préstamos de China exigen garantías que le hacen decir, clamar mejor dicho, a Rafael Ramírez, que el gobierno, por esos préstamos, está vendiendo “las joyas de la corona”. Al gobierno esos préstamos le sirven solo de propaganda, pero no le sacan las patas del barro. Las inversiones extranjeras reclaman una seguridad jurídica que el gobierno de Maduro/Cabello/Padrino no puede dar, pues nadie da lo que no tiene.

El proyecto de nueva Constitución Nacional es un “secreto de la patria” porque está pensado como un strike que se lanza en el momento preparado para ello. En 1999, ese reguero de asambleas por todo el país que debatían y que transmitían a los constituyentistas sus discusiones para que estos, a su vez, debatieran en aquella verdadera Asamblea Nacional Constituyente que hacía alarde de su transparencia, tenía que ver con que lo que entonces se quería era cambiar para mejor la vida de la nación venezolana. Lo que pretende el engendro jurídico-leguleyo del Secretario General del Buró político del Comité Central de la Comisión Constitucional de la autodenominada Asamblea Nacional Constituyente, es encubrir el más criminal de los desfalcos cometidos contra los bienes comunes de todo el pueblo venezolano, y repotenciarlo hacia el futuro. ¿Cómo podría eso ser del dominio público?

5.- La satanización que hizo María Corina Machado de la propuesta política que estaré argumentando en los próximos párrafos me funciona como un poderoso talismán. Como el mejor azabache. Sus palabras en San Carlos de Cojedes el pasado 4 de octubre tienen demasiada miga y ameritan mucho análisis. A sabiendas de que han sido profusamente difundidas, yo también las cito: “Hoy Venezuela tiene una dirección política resteada con el quiebre. A aquellos que hoy hablan de un nuevo proceso electoral para reconocer a la constituyente y darle más tiempo al régimen, les decimos: No aceptamos más operaciones fraudulentas. Aquí no puede haber nadie que convalide falsas elecciones tuteladas por la constituyente cubana.”

¿Qué es eso de “quiebre” y quién eligió a la “dirección política que Venezuela tiene” y que está resteada con éste? Machado utiliza la palabra “quiebre” como si no fuera sinónimo de muerte, de violencia, de otra cosa que no son las y los ciudadanos de este país participando. Pero es bueno que ella hable de quiebre, de violencia y de guerra porque ella quiere ser la Guillermo Endara venezolana. Emular la conducta del títere panameño que el 20 de diciembre de 1989 se juramentó como presidente de Panamá ante un sargento de la marina norteamericana, la cual había invadido su país con el pretexto de una operación quirúrgica –que incluyó el bombardeo del barrio de Chorrillos – para “extraer” a Manuel Antonio Noriega cuando éste no le hizo más, al gobierno norteamericano, el trabajo de sapo mayor del Caribe. ¿Es ése el “quiebre” que tiene Machado para Venezuela?

En todo caso lo que está planteado para quienes no creemos en, ni esperamos a ese “quiebre”, es un ejercicio profundo de comprensión. Es posible que desde las más disímiles y eventualmente contrarias perspectivas políticas, se confluya en el reconocimiento de la necesidad y de la posibilidad de derrotar al gobierno de Maduro/Cabello/Padrino en su pretensión de derogar a la Constitución Nacional de 1999 que, como ha quedado claro, es su enemigo principal. La Constitución Nacional que nació como hija legítima del poder originario del pueblo venezolano, que en Referéndum aprobó que se hiciera una Asamblea Nacional Constituyente para producir una nueva Constitución Nacional, que en elecciones libres, universales, directas y secretas, eligió a una Constituyente plural y verdaderamente representativa de la diversidad social, étnica y política nacional, que discutió abiertamente en foros, asambleas y distinto tipo de reuniones los diferentes artículos y aprobó por medio de votaciones libres, universales, directas y secretas en Referéndum celebrado el 15 de diciembre de 1999. En fin, la Constitución que, cuando pretendió ser reformada por el Presidente Chávez en el año 2007, cuando estaba en el esplendor de su mandato, quedó ratificada por el pueblo de Venezuela, sin modificación alguna, en el Referéndum del 2 de diciembre de ese año.

Para dar una idea de la amplitud de la confluencia a la que aludo, creo que debemos hacerla quienes crean que la Constitución de 1999 está asociada al hundimiento del país que, concienzudamente, ha llevado a cabo el gobierno de Maduro/Cabello/Padrino, y quienes creamos que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su condición perfectible, es el proyecto de país más socialmente avanzado, la expresión más elevada de la lucha del pueblo de Venezuela por la construcción de una sociedad libre, justa e independiente en toda su historia. Y que, como nos lo recuerda sistemáticamente el constituyentista de 1999 y comunicador social, Vladimir Villegas, no está realizado sino por realizarse. No está cumplido sino violado.

Ese amplísimo espacio político social está obligado a confluir porque el “proyecto Escarrá” pretende destruir, para empezar, la posibilidad misma de la existencia tanto de unos como de otros. Pretende constitucionalizar la pesadilla nacional en la que sobrevivimos. Que sea constitucional que un camión de plátanos que salga de El Vigía para Caracas, se tenga que “bajar de la mula” en todas y cada una de las alcabalas porque militar es militar y párate firme. Pretende que la vida nacional sea un largo y tele-continuado programa “Con el mazo dando”.

La comprensión de la que hablo se facilita mucho porque no hay candidato. No hay quién sino qué: Impedir la legalización constitucional de este desastre. No hace falta un pacto ni un programa mínimo. No hay apretón de manos ni firma de documento conjunto. Hay la convicción de que el pueblo de Venezuela que está en capacidad de hacer ese ejercicio de comprensión política es, si muy poco, el 80% del Registro Electoral Permanente.

6.- Tenemos muchas tareas por delante. Tenemos que exigirle al gobierno que desembuche su proyecto de sociedad, que lo publique para su discusión porque, para su propia vergüenza histórica, es un secreto hasta para los miembros de la ANC que no forman parte de la Comisión Escarrá. Si lo hace es victoria y si no lo hace es más victoria todavía, porque así será de malo que no lo quiere decir. Tenemos que garantizar el derecho a Referéndum y exigirlo en las calles que son del pueblo, no de la policía. Si lo conseguimos es victoria y si no lo conseguimos es más victoria todavía, porque más segura está la Constitución Bolivariana de que no la deroguen.

El gobierno de Maduro/Cabello/Padrino tiene infinita posibilidad de provocar. Se atrevería a poner a decir al CNE que no se votará con la Cédula de Identidad sino con el Carnet de la Patria. Estará evidenciando su terror. Su condición de ínfima minoría. El gobierno, seguro de su descomunal e inevitable derrota, se atrevería a aprobar el proyecto de la nueva Constitución Nacional en la Asamblea Nacional Constituyente, incluso, previendo alguna voz disidente, el gobierno, desesperado, podría aprobar la nueva Constitución Nacional en Consejo de Ministros. Para eso el presidente Maduro cuenta con sus poderes extraordinarios auto-otorgados. Eso terminaría de hundirlo en la ilegitimidad total.

7.- Propinarle al gobierno de Maduro/Cabello/Padrino la derrota electoral histórica que cambie radicalmente el escenario político nacional, hoy de desesperanza y postración, es la tarea. Ni más siglas ni más frentes. Manifestación múltiple y diversa de una decidida voluntad de participación para rechazar la derogación de la Constitución Nacional Bolivariana. Esa derrota contundente del gobierno en el que ha definido como su objetivo principal, la nueva Constitución, catalizaría la crisis en el saco de gatos que conforman los diferentes grupos que feudalizan al gobierno y aceleraría su salida en términos constitucionales.

La tarea está allí y nosotras y nosotros la asumimos.