12-10-2018
Entrevista a Mark Aguirre sobre El nacimiento de una especie. Un viaje a África en busca del origen de la vida humana (I)
“La historia no ha borrado a la especie, se ha construido sobre sus hombros”
Salvador López Arnal
El Viejo Topo
Mark Aguirre (Félix Lasheras, Zaragoza, 1954), economista de formación (doctorado en Estudios Latinoamericanos por la UNAM), es un itinerante con raíces. Ha vivido en Yemen y Camboya, países sobre los que ha escritos sendos libros, y en los últimos años ha vivido en Mozambique, desde donde ha recorrido Africa para escribir el libro sobre el que dialogamos. Periodista (fue corresponsal de El Mundo en Neva York y Pakín), ha sido también consultor y profesor universitario.
Ha publicado cinco libros de no ficción y numerosos artículos. El nacimiento de una especie es su primer libro de divulgación científica.
Reside actualmente en Addis Abeba, Etiopía.
Me centro en su último libro. Mi enhorabuena más sincera. Aparte del contenido, las fotografías que nos regala son magníficas, emocionantes. Me van a quedar, inevitablemente, muchas preguntas en el tintero, su ensayo da para mucho. ¿Es un libro encargado por la editorial o es un fruto de una búsqueda personal?
Ha sido básicamente un proyecto personal, pero llevo mucho años colaborando con El Viejo Topo que cuenta como editorial hermana con Biblioteca Buridán, una de las mejores editoriales especializada en ciencia que hay en el panorama editorial actual.
Con un director además, Josep Sarret, que es incansable, inagotable. Si no estoy mal informado es el primer libro que escribe de divulgación científica. ¿Es así? ¿De dónde ese interés suyo por la divulgación? ¿Tiene en mente otras temáticas similares?
Soy un individuo muy curioso quizá por eso haya sido periodista pero para mí la ciencia es la gran aliada de la curiosidad.
Me sitúo ahora en el título del libro: “El nacimiento de una especie”. ¿Qué debemos entender por especie? ¿Las especies vivas tienen un único nacimiento?
No es fácil sintetizar la realidad en conceptos. La realidad es exuberante. Sabemos que dos especies distintas como son el h. sapiens y el h. neandertal han tenido descendencia fértil. Un hecho que contradice el concepto tradicional de especie. Las especies serían poblaciones que comparten un mismo ADN, aparecidas en un proceso continuo de encuentros y desencuentros con otras poblaciones que se atraen sexualmente y suelen tener descendientes fértiles. El nacimiento de las especies esta asociado con poblaciones que se han aislados de otras con las que intercambiaban información genética generando, vía mutaciones, una nueva información genética.
Sobre el subtítulo del libro: “Un viaje a África en busca del origen de la vida humana”? ¿Cree es que posible alcanzar un conocimiento riguroso, certero incluso, de ese tema? ¿No está fuera de nuestras posibilidades gnoseológicas?
Se sabe que el saber científico está en continua revisión pero creo que cada vez se saben ciertamente más cosas de nuestros orígenes como especie y una de ellas es que está en Africa.
Insistiendo un poco en el tema, desde otro punto de vista esta vez. ¿Y qué importa realmente conocer el origen de la especie humana? ¿Qué ganamos con ello? ¿Es conocimiento buscado por el placer que nos da el propio conocimiento alcanzado?
Simplemente forma parte de la curiosidad que tenemos los grandes monos, que nos caracteriza como especie.
¿De dónde su interés por África? ¿Meramente científico o hay algo más? ¿Cuánto tiempo le ha llevado hacer el recorrido que nos narra?
Yo vivía en Mozambique cuando decidí iniciar el proyecto. Tenía el interés, la oportunidad y el tiempo para hacerlo. He estado más de tres años trabajando en el libro
Abre así el apartado de agradecimientos: “Como verá el lector, este libro no hubiera sido posible sin la ayuda recibida por científicos, curadores y administradores de yacimientos donde se han encontrado algunos de los fósiles más importantes para la comprensión de la evolución humana. Quiero agradecer esa ayuda a todos”. ¿La generosidad, el compartir conocimientos, el no ocultamiento, es -y debe ser- en su opinión una característica básica del conocimiento científico?
Creo que es una característica de nuestra especie, no solo de los científicos. Nosotros, a diferencia del chimpancé, ayudamos a gente que no conocemos, somos generosos con los extraños. Eso me ha ayudado a mí para escribir el libro y creo también que la generosidad nos ha ayudado mucho como especie.
En las primeras líneas de la Introducción señala que este es un libro “sobre lo que nos llevado a ser como somos. Un libro acerca de nuestra especie. Por qué vivimos en grupo y soportamos alianzas, jerarquías y rivalidades; por qué caminamos erguidos sobre las dos piernas…”. ¿No hay un cierto reduccionismo cientificista-biologista en algunas de las cosas que señala? Las razones por las que soportamos jerarquías, por ejemplo, acaso pueda estar más relacionado con la historia, con la psicología social, con nuestras estructuras económicas, que no con nuestros orígenes como especie .
Somos producto de las leyes de la evolución, no el resultado de un diseño. La historia no ha borrado a la especie, se ha construido sobre sus hombros. Sabemos ahora que las jerarquías no son un monopolio humano. Otras especies que viven en grupos también las tienen. Los científicos que han estudiado a los chimpancés, la especie más cercana viva a nosotros, han encontrado que como en los gorilas hay un “espalda plateada¨. Generalmente los más fuertes imponen sus condiciones al resto. Los chimpancés no lo interiorizan pero lo sufren físicamente. La evolución ha hecho que nuestro cerebro permita interiorizar el dominio y no necesitemos una tunda de palos a diario. Si nuestra genética no nos permitiera vivir en grupo y aceptar jerarquías dudo mucho que se pudiera obedecer a un ejecutivo de una empresa, tener un Rey o un secretario general de un partido comunista.
Eso no quiere decir que gracias a nuestra capacidad de crear cultura podríamos aprender a relacionarnos de otra manera más igualitaria.
¿Hay alguna duda actualmente por parte de algún sector de la comunidad científica en torno a nuestro origen africano? ¿Un sólo origen?
No, es una de las pocas cosas de que se esta seguro tanto por el récord de fósiles como por estudios comparativos de ADN. El género homo apareció en Africa y además todos los humanos modernos dentro y fuera de Africa descendemos de un ancestro común que apareció y vivió en Africa hace unos 300 mil años.
¿No hay una cierta y sangrienta paradoja histórica? La paradoja a la que apunto: siendo como somos descendientes del homo moderno aparecido en África, el continente africano, sus pobladores, los países que componen Africa, han sido y sigan siendo explotados y violentados por colonizadores y países imperiales sin escrúpulos.
Los imperios y sus colonias son producto de la historia y esta no fue inventada en Africa sino fuera de Africa, en Mesopotamia. Paradójicamente, si quiere, ha sido en Africa donde ha habido más resistencia a la “historia”.
Yo no creo que haya sido un error como pensaba Hegel. Cada vez hay más científicos que estudian la revolución agraria del neolítico y piensan que el mayor error cometido por la humanidad fue el de asentarse y dejar de ser cazador-recolector. Es decir de comenzar la historia; ha traído demasiada violencia, discriminación y explotación dentro de la misma especie.
Habla usted de los saltos evolutivos. ¿No hay ninguna duda sobre su existencia? ¿Los paleontólogos, los biólogos evolutivos, tienen total certidumbre sobre este punto?
Parece que la evolución ha dado grandes saltos en relativos cortos periodos de tiempo. La aparición de nuevas especies puede ocurrir dramáticamente aunque no siempre es de esta manera. La explosión cámbrica es un ejemplo de ello, cuando hace unos 540 millones de años organismos vivos conocieron una rápida diversificación y emergieron nuevas formas de vida. Un proceso que hubiera durado en condiciones normales 150 millones de años, ocurrió en 30. Lo mismo ocurre con la desaparición de especies, un fenómeno del que somos testigos ahora y que biólogos han advertido de la rapidez que esta tomando el proceso. Ian Tattersall, un prestigioso estudioso de los fósiles humanos, cree que un “salto” evolutivo de estas características pudo ocurrir con la aparición del genero homo hace unos dos millones de años.
No todo el mundo esta de acuerdo con estas teorías porque no encajan bien con la teoría de Darwin pero se ha acumulado evidencia empírica importante a su favor.
De cualquier forma no es un problema resuelto.
¿Cuántas especies humanas han existido? ¿Qué nos diferencia esencialmente de las restantes especies?
No se sabe exactamente. Los paleontólogos han identificado alrededor de una docena del género homo. Pero lo que sí empezamos a saber con cierta certeza son las especies humanas que coexistieron con nuestra especie cuando salimos exitosamente de África hace unos 70 mil años. Vivían en Europa los neandertales; en el norte de Asia los denisovan; en Indonesia el hombre de Flores y el homo erecto; quizá en Africa el homo naledi. Puede haber más. Alguna de estas especies, como el hombre de Flores o el naledi, pueden haber evolucionado de un diferente linaje del H. ergaster lo que complica más nuestra historia evolutiva.
Estas especies muestran un gran parecido físico, aunque existen diferencias importantes morfológicas entre ellas. Yo me atrevo a decir que la mayor diferencia reside en el cerebro, su tamaño y la forma en que funciona.
Lo interesante de cualquier forma es que coexisten varias especies humanas al mismo tiempo. Este hecho no solo hace trizas la idea que se tenía apenas hace unos años sino que abre interrogantes de lo que significa ser humano.
Me voy un poco de tema: ¿qué opinión le merece usted el proyecto “Gran Simio” de Peter Singer?
Sé que Peter Singer es un filósofo australiano que trabaja problemas éticos de la conducta humana pero poco más. Simpatizó con su idea de que los grandes apes tengan derechos.
Tomemos aire un momento.
De acuerdo.
Fuente: El Viejo Topo, junio de 2018