Venezuela: Respuesta al surgimiento del grupo “Chavismo Originario”

La falla de origen, básica y elemental que tiene este documento, -o el punto de vista de quienes lo suscriben-, consiste en considerar como legítima la ANC, ignorando toda la argumentación que en su momento se expuso para demostrar más allá de toda duda razonable, que no lo era y no lo es.. A estas alturas, no existe excusa alguna para ignorar esa argumentación (jurídica, política e histórica), y solo el chavomadurismo, desde una posición de fuerza o bajo alguna modalidad de amenaza, coacción o chantaje ha pretendido alcanzar alguna legitimidad para ese instrumento de opresión y usurpación de la voluntad popular.



En repuesta a la “Declaración del Chavismo Originario”
Por: Moises Durán
Aporrea
Lunes, 29/10/2018

Por estos días se ha levantado una polvareda en el ya monótono escenario político venezolano, motivado a la emergencia de un sector disidente del chavismo autodenominado “Chavismo Originario”, que ha lanzado al ruedo distintas opiniones e iniciativas que en la visión de quienes de tal grupo forman parte, pueden contribuir a superar la crisis que vive el país. Al margen de la opinión que pueda merecernos el contenido preciso de lo que proponen, uno no puede menos que celebrar la iniciativa de quienes se sienten motivados por tal fin, en el entendido de que en quienes lo hacen subyace una gran dosis de buena voluntad. En un país tan atravesado por la natural desconfianza que puede dejar como saldo la lucha cruenta en el marco de la polarización, donde los calificativos de traidor, infiltrado, colaboracionista y vendepatria son de las cosas más lindas que nos hemos dicho en este tiempo, esta iniciativa no es poca cosa.

En este contexto, en días pasados, ha circulado por las redes un documento titulado “Declaración del Chavismo originario: ‘Hay que destrancar el juego’” frente al cual quisiéramos fijar nuestra posición, por cuanto el mismo pareciera contener los aspectos medulares de lo propone esta agrupación.

En nuestra perspectiva, la “Declaración del Chavismo Originario” resulta un documento tremendamente lamentable, por decir lo menos. La misma arrastra consigo una falla de origen y una falsa premisa de análisis que distorsiona por completo el análisis de la realidad presente y conduce inexorablemente a cometer errores inexcusables y propuestas terriblemente peligrosas. La falla de origen, básica y elemental que tiene este documento, -o el punto de vista de quienes lo suscriben-, consiste en considerar como legítima la ANC, ignorando toda la argumentación que en su momento se expuso para demostrar más allá de toda duda razonable, que no lo era y no lo es.. A estas alturas, no existe excusa alguna para ignorar esa argumentación (jurídica, política e histórica), y solo el chavomadurismo, desde una posición de fuerza o bajo alguna modalidad de amenaza, coacción o chantaje ha pretendido alcanzar alguna legitimidad para ese instrumento de opresión y usurpación de la voluntad popular. Nadie puede olvidar, por ejemplo, el triste espectáculo que significó la “presentación de los presos políticos ante la ANC como prerrequisito para poder ser puestos en libertad, o la de la juramentación de los gobernadores como requisito para poder asumir sus cargos. Es que el chavomadurismo siempre ha reclamado sumisión y postración, como sinónimos de lealtad y reconocimiento. .

Pretender, como pretende el Chavismo originario, que la Asamblea Nacional (Que tampoco es verdad que se encuentre en “desacato”, salvo en la arbitraria, irresponsable y grosera posición de los juristas del horror del chavomaduirismo) “reconozca la legitimidad” de ese espacio, no hace sino hacerle el mayor de los favores al gobierno de Maduro, y nada tiene que ver con lo que indiscutiblemente pretendió Chávez, por lo cual, queda muy mal hacerlo reclamando para sí la condición de “Chavistas Originales”. En nuestra opinión, tal cosa es de una incongruencia inexcusable, por mucho razonamiento político o realpolitik se le quiera meter el asunto. Nada más alejado de lo que Chávez quiso al respecto, y allí están las Declaraciones de Chávez, en múltiples entrevistas o discursos y los propios Diarios de Debate de la ANC de 1999 para demostrarlo de modo irrefutable. (El Prof. Javier Biardeau, entre otros ha expuesto en distintos documentos todos disponibles en Aporrea este aspecto).

Y no es solo esa falla de origen la que propicia las propuestas que se hacen en el documento. La falsa premisa de que en Venezuela existen dos bloques enfrentados es la otra pata falsa de ese documento. Es preciso comprender que hoy por hoy, en Venezuela el escenario es otro. Deberíamos haberlo notado ya: el “otro” de la polarización feneció, se disolvió, se hizo polvo cósmico. No existe. Solo el gobierno sigue haciendo sombra (interesadamente) contra la “MUD”, pero hermanos, eso se murió… Hoy en día no hay polarización (en los términos exactos en que la hemos vivido y padecido hasta ahora), por el simple hecho de que el “otro polo” no es ya tal cosa.. Frente al gobierno lo que existe es un gigantesco malestar y una multiplicidad de fragmentos de oposición bastante diferentes entre sí. No hay dos actores enfrentados: Hay un actor, con muchísima fuerza pero altamente desapreciado. Y al frente mil fragmentos que luchan por oponerse y sobrevivir a la vez. La tarea tendría que ser recomponer con y desde los fragmentos, algo que sirva para enfrentar al gran poder absoluto de la casta gobernante.

Resulta paradójico, pero fue la propia acción aniquiladora del gobierno en su afán polarizante y guerrerista, la que liquidó la polarización al apostar a una pulverización total, hasta el sinsentido, de la oposición. Esa voluntad aniquiladora, negadora de toda crítica, que convirtió en enemigo a cada postura disidente y en consecuencia la persiguió y liquidó; incapacitada y negada siempre a procesar democráticamente las demandas e identificarlas todas como parte de una conspiración permanente, aunada a un encadenamiento infinito de errores, omisiones y torpezas de los propios agentes de la oposición, condujeron a la situación que hoy tenemos en Venezuela, en la que en el escenario político nacional solo aparece el armatoste de un gran hegemón, torpe, corrupto, absolutamente malvado y enfermo, frente a una multiplicidad de microfactores dispersos, golpeados en febril y difícil labor de resistencia y sobrevivencia.. Hoy en día el discurso polarizante que aun enarbola el gobierno en su eterna visión binaria y conspiranóica, se pierde sin eco alguno en el vacío que dejó su labor de aniquilamiento.

Quienes quieran “destrancar el juego”, lo primero que tendrían que dilucidar es en qué sentido está trancado el juego. Entre quiénes está trancado el juego. Cómo se expresa esa “tranca” y si lo que se está proponiendo realmente apunta a resolver la tranca de la mejor manera posible. Lo segundo, preguntarse con quien de los fragmentos es que se va a sentar a negociar el gobierno?? Quien se atribuye la representatividad de la multitud de los fragmentos?? Y por último, reconocer que en este preciso momento, no hay propuesta ni hoja de ruta. Que del lado de las oposiciones democráticas, no hay plan estructurado, y que parte de la tarea pendiente es generar las condiciones para que ello sea posible, con todas las dificultades que tal empresa entraña. Pero ello no puede obrar como mecanismo de chantaje para tener que aceptar que cualquier cosa que se proponga es buena per sé, por el solo hecho de que no inexisten otras alternativas. Hay que decir, concretamente, que la solución que desde el “Chavismo Originario” se propone, no destranca absolutamente nada y lo que hace es exacerbar y potenciar el poder absoluto del principal factor de perturbación de la vida pública en Venezuela que es el Partido/Estado con sus máximos líderes a la cabeza. Por cierto, hacerle el piso al gobierno, facilitarle oxígeno y legitimidad no parece que sea la mejor ruta que podemos pensar.

Si realmente se quiere aportar a la construcción de una solución a la crisis del país, en este preciso momento hay que apostar todo a un doble objetivo (que termina siendo uno solo en realidad): Parar la imposición truculenta de una nueva Constitución y Defender la restitución y plena vigencia de la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. Ese tiene que ser el principal y prácticamente único objetivo que puede ser perseguido en el corto plazo por quienes se oponen al gobierno chavomadurista. Para eso no hace falta militar juntos en nada ni conformar grandes plataformas.. Seria genial, ideal tenerlas, pero si no se tienen, pues igual puede ser un objetivo que hasta un lobo solitario se inventa alternativas para contribuir a alcanzarlo. Ello mientras simultáneamente, se trabaja muy duro en recomponer algunos fragmentos para otros objetivos vinculados a la superación de la crisis. Esta segunda parte es mucho más difícil y compleja, hay que admitirlo.

No olvidemos las enseñanzas de otras realidades que pueden servirnos como puntos de referencia: En Chile, por ejemplo, Pinochet, también era fuerza bruta. Y con ese gobierno la oposición chilena fue capaz de sentarse a negociar. Pero la oposición chilena no se sentó fragmentada con Pinochet a brindarle legitimidad o a negociar su estabilidad, sino a forzar la vía más apropiada para su salida. El problema es que para que eso ocurra en Venezuela, es preciso aun avanzar mucho en construir desde la debilidad, la fortaleza que se necesita para negociar en términos de iguales con el Partido/Estado y su casta dirigente, con todo y las contradicciones que a su interior puedan tener y exhibir u ocultar. Eso no se logra fortaleciendo aún más al gobierno, por cierto. Esa fortaleza nada tiene nada que ver con confrontaciones violentas ni golpes de Estado. Se trata fundamentalmente de una fortaleza política, mínimamente orgánica y moral. Quienes sueñan con un desalojo forzado del poder o un derrocamiento violento del Partido/Estado, parecen ignorar la perogrullada de que en ese terreno es imposible ganarle al gobierno, única fuerza consolidada, armada, bastante más fuerte y con infinitos recursos de toda índole frente a esta marejada de fragmentitos débiles. Es preciso, identificar cual es la fortaleza de los sujetos débiles (la mayoría fragmentada que somos los venezolanos) en una situación socialmente tan dramática como la que tenemos y usarla en nuestro favor.