Una izquierda sin rumbo. Análisis truncos

Los cuadros políticos y los militantes de la izquierda se reclutan hoy entre los universitarios de clase media, aunque sus votantes provengan de los sectores más pobres. Aquellos tienen sus propios intereses, y en los intercambios preelectorales argumentaban que si ganara Bolsonaro pensarían en emigrar a países con mejores condiciones de vida. Esta es una de las principales limitaciones de las izquierdas progresistas. Haberse instalado en los despachos institucionales limita tanto su capacidad de comprender la realidad como de actuar en consecuencia.
Al parecer se trata del análisis del Frente Amplio chileno, esa cosa que busca paracer de izquierda…



Raúl Zibechi
2 noviembre, 2018
Una izquierda sin rumbo
Análisis truncos.

Si se busca comprender la situación política actual en Brasil, simplemente mentar al fascismo es un mal camino. Implica adjetivar la realidad, para no tener que analizarla. La inmensa mayoría de los análisis de los medios de izquierda eluden cualquier responsabilidad de la izquierda en el desenlace bolsonarista.

“Un troglodita radical, incapaz de comprender la vida más allá de su defensa inquebrantable de la violencia. Un ser totalmente desequilibrado, que merecería soporte psicológico urgentísimo”, concluye sobre Bolsonaro el corresponsal de Página 12 en Brasil. Tan sólo una de las tantas perlas de “análisis” que ofrecen algunos escribas izquierdosos sobre el próximo presidente.

Hay análisis más sofisticados, por cierto, en los mismos medios. Pero la gritería se lleva la palma. La pregunta es cómo va a actuar la izquierda en una sociedad partida al medio y con altas dosis de violencia racista y clasista.

En su primera entrevista luego de ser electo, Jair Bolsonaro repitió varios de sus dogmas, como liberar la posesión de armas y reducir la edad de imputabilidad penal a 14 años. Declaró la guerra a los movimientos sociales, al destacar que las ocupaciones de los sin tierra y los sin techo (Mst y Mtst) serán “tipificadas como terrorismo”, y que “se debe abandonar lo políticamente correcto” (Valor, 30-X-18).

Los cuadros políticos y los militantes de la izquierda se reclutan hoy entre los universitarios de clase media, aunque sus votantes provengan de los sectores más pobres. Aquellos tienen sus propios intereses, y en los intercambios preelectorales argumentaban que si ganara Bolsonaro pensarían en emigrar a países con mejores condiciones de vida. Esta es una de las principales limitaciones de las izquierdas progresistas. Haberse instalado en los despachos institucionales limita tanto su capacidad de comprender la realidad como de actuar en consecuencia.

A esos cuadros se les podría aplicar, casi íntegramente, la “Tesis XII” de Sobre el concepto de historia, de Walter Benjamin. El autor alemán consideraba que la socialdemocracia era la gran responsable de la derrota ante el nazismo porque había minado la fuerza espontánea de las clases oprimidas. En apenas tres décadas había borrado el nombre de rebeldes ejemplares, como Blanqui, y adjudicado a la clase trabajadora “el papel redentor de las futuras generaciones, cortando así el nervio de su mejor fuerza”, que había consistido en “su odio y su espíritu de sacrificio”, que “se nutren de la imagen de antepasados esclavizados y no del ideal de los descendientes liberados”.