ROMA.- Italia quedó paralizada durante este fin de semana a raíz de las huelgas sin preaviso de los trabajadores del transporte público, quienes desconocieron el acuerdo salarial rubricado el sábado entre el gobierno y los sindicatos del sector.
El acuerdo, que comprende a unos 120.000 trabajadores del sector, concede un aumento de sueldo de 81 euros mensuales y un pago único de 970 euros para recuperar los dos años transcurridos desde que venció la última renovación contractual. El pacto fue rechazado por la mayoría de trabajadores del transporte. El gobierno italiano intimó legalmente a los trabajadores a retomar sus tareas, so pena judicial, pero gran parte de los “rebeldes” que rechazan el acuerdo salarial entre la cúpula sindical y el gobierno no acataron la medida. Durante la jornada circularon informaciones sobre una lenta normalización del tráfico automotor y subterráneo, en particular en la capital italiana. Sin embargo, al caer la noche romana, la ciudad aparecía semidesierta y sin evidencias de una normalización en el transporte. La empresa romana de transportes ATAC dijo que circulaba el 50 por ciento de los vehículos pero esta información no estaba reflejada en las calles, donde proliferaban protestas de gente exasperada por regresar a sus casas bajo una intensa lluvia. Los paros sin preaviso, que comenzaron ayer por la madrugada en el norte, se fueron extendiendo al resto del país con el pasar de las horas, creando serios problemas a los usuarios y graves perjuicios a los comerciantes en vísperas de la Navidad, período de mayores ventas en la península. Las huelgas continuaron e incluso se agravaron en ciudades como Roma, Milán, Venecia y Florencia, a pesar del acuerdo firmado entre los sindicatos de categoría y el gobierno central. El ministro del Interior Giuseppe Pisanu “dio instrucciones a todos los prefectos (delegados del Estado) para proceder a la requisa del sector”, informó un comunicado oficial. Los prefectos de casi todas las ciudades afectadas por el paro emitieron de inmediato las órdenes para requisar los vehículos de transporte público, pero la medida tiene un efecto más intimidatorio que efectivo. El Prefecto de Roma, Achile Serra, ya había ordenado ayer por la tarde requisar los vehículos de transporte público, con escasos resultados, mientras que en algunas ciudades sólo tendrá efecto a partir de mañana. La mayor parte de los autobuses y tranvías de Milán permanecieron bloqueados en sus depósitos por los trabajadores organizados en piquetes frente a sus instalaciones. Pisanu precisó además que había decidido también hacer “constatar por la justicia cada caso de violación de la legislación en vigor” y criticó “las huelgas salvajes a repetición de una minoría de trabajadores, incluso tras la firma de un nuevo acuerdo salarial”, El ministro Pisanu dijo ser “intérprete de la dura preocupación del gobierno frente las serias incomodidades provocadas a los ciudadanos”, subrayó el comunicado oficial. También en Venecia los autobuses y las lanchas que circulan por los canales de la ciudad lagunar quedaron paralizados. Florencia también amaneció sin autobuses y piquetes de trabajadores en huelga bloquearon la salida de los vehículos de los depósitos, informó la policía municipal. En Roma las líneas de subterráneos funcionaron parcialmente y, a pesar de la requisa ordenada por el Prefecto Serra, la circulación de autobuses y tranvías estuvo prácticamente paralizada. Sin embargo, el alcalde de Roma, Walter Veltroni, afirmó que la situación del transporte público en la capital estaba mejorando y dijo esperar que se vuelva cuanto antes a la normalidad. Los transportistas “rebeldes”, es decir contrarios al acuerdo que firmó la cúpula sindical con el gobierno, bloquearon durante casi todo el día los depósitos de ómnibus y las estaciones de metro. Luigi Angeletti, secretario del sindicato UIL (moderado), sostuvo que el gobierno italiano ha asumido una posición “equivocada” al amenazar a los transportistas con adoptar represalias y al tratar de quebrar la huelga con intimidaciones. Angeletti, sin embargo, defendió el acuerdo salarial firmado ayer con el gobierno. “Existe mucha tensión acumulada en las últimas semanas. El acuerdo que firmamos ayer era el mejor posible, la mayor parte de la categoría lo comprenderá y lo aprobará”, aseveró el sindicalista. El subsecretario de trabajo, Maurizio Sacconi, descalificó la protesta y pidió aplicar el “Código Penal” frente a los huelguistas. “La negociación acabó con un acuerdo equilibrado y costoso”, sostuvo Sacconi, para quienes “estas protestas son desesperadas, esta lucha es sólo suicida”. “El estado debe reaccionar y garantizar los legítimos derechos de los ciudadanos”, enfatizó el funcionario. El líder de los Verdes (oposición), Alfonso Pecoraro Scanio, sostuvo que el gobierno “también en estas circunstancias, logró aumentar el choque social y el caos”.