La revuelta de los chalecos amarillos desborda a Macrón

La ultraderechista Marine Le Pen reclama la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de nuevas elecciones, igual que el líder de la Francia Insumisa, Jean Luc Mélenchon, para quien la única vía de salida al clima insurreccional del país es votar.



MALESTAR EN FRANCIA

La revuelta de los ‘chalecos amarillos’ desborda a Macron
El presidente celebra una reunión de crisis de su Gobierno tras la explosión de violencia el sábado en París
Encarga al Gobierno reunirse con los partidos políticos y los representantes de los ‘chalecos amarillos’

Eva Cantón
El Periódico
París - Domingo, 02/12/2018 |

Un día después de los disturbios que sembraron el caos en París y en numerosas ciudades francesas donde se manifestaron por tercera vez los ‘chalecos amarillos’ en protesta por la subida del precio de los carburantes, Emmanuel Macron ha presidido una reunión de urgencia en el Elíseo junto a su primer ministro, Edouard Philippe, el titular de Interior, Christophe Castaner, y el de Ecología, François de Rugy, para hacer balance de la situación e intentar dar una respuesta a la cólera expresada en la calle.

Al término de la reunión, el presidente francés ha guardado silencio y lo único que ha trascendido es la orden dada a Philippe para que reciba a los líderes de los principales partidos políticos y a los representantes del movimiento que lleva tres semanas manteniendo en jaque al Gobierno. Sin embargo, el diálogo con los ‘chalecos amarillos’ tropieza con numerosas dificultades. La primera, la ausencia de un interlocutor.

Una barricada arde el sábado junto al Arco de Triunfo / EFE EPA ETIENNE LAURENT

Al tratarse de una iniciativa surgida a través de las redes sociales, sin vinculación política o sindical, los ‘chalecos amarillos’ carecen de una estructura organizativa clara. Philippe ya abrió este viernes las puertas de Matignon, sede del primer ministro, a dos de sus representantes, pero la reunión se saldó con un fracaso. Uno de ellos abandonó la sala porque no se le permitió grabar el encuentro para difundirlo en directo en las redes.

Macron le ha pedido también a Castaner adaptar el dispositivo de seguridad para garantizar el mantenimiento del orden en los próximos días y hacer frente a los alborotadores más violentos y mejor organizados. Otro de los mensajes que ha trasladado al Gobierno es que ninguno de los actos violentos del sábado escapen a la acción de la justicia.

A pesar de que el portavoz del Gobierno, Benjamin Grivaux, había dado a entender a primera hora de la mañana que se barajaba restablecer el estado de emergencia –decretado por última vez en 2015 tras los atentados de París- para evitar que todos los fines de semana se convirtieran en “un ritual de violencia”, finalmente esta opción se ha descartado.

Policías antidisturbios, el sábado / Geoffroy VAN DER HASSELT AFP

Macron y su Gobierno han tardado en dar una respuesta al malestar creciente de las clases medias de la Francia de provincias, agobiadas por una enorme presión fiscal y una pérdida paulatina de poder adquisitivo.

La intención de aplicar una tasa a la gasolina en el marco de la ley de transición ecológica ha sido la gota que ha colmado la paciencia de un parte de la sociedad que se siente menospreciada por sus dirigentes y que sitúa a Macron ante la crisis social y política más grave de su mandato cuando sólo lleva instalado en el Elíseo 18 meses.

Junto a La Marsellesa, lo que más corean los ‘chalecos amarillos’ en sus manifestaciones es ‘Macron, dimisión’. El propio presidente lo ha escuchado este domingo cuando visitó el Arco del Triunfo de París para ver en primera persona los destrozos causados por los alborotadores que asaltaron el famoso monumento parisino que alberga la tumba al soldado desconocido.

Mientras caminaba por los Campos Elíseos, el jefe del Estado francés fue abucheado, aunque también escuchó algunos aplausos. Luego agradeció a las fuerzas del orden su labor y visitó a los comerciantes de la avenida Kléber víctimas del pillaje de algunos manifestantes.

Durante todo el fin de semana, la clase política ha ido recorriendo los platós de radio y televisión para urgir al Gobierno a bajar la temperatura de la revuelta y dar una respuesta concreta a los manifestantes.

El presidente del Senado, Gérard Larcher, ha propuesto, como muchos diputados de La República en Marcha, establecer una moratoria sobre la subida de los carburantes prevista en enero. Laurent Wauquiez, presidente de Los Republicanos, insiste en recurrir a un referéndum sobre la política fiscal y ecológica.

Disolución de la Asamblea
La ultraderechista Marine Le Pen reclama la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de nuevas elecciones, igual que el líder de la Francia Insumisa, Jean Luc Mélenchon, para quien la única vía de salida al clima insurreccional del país es votar.

“Emmanuel Macron puede optar entre dos roles: el de bombero o el de pirómano. Desde hace dos semanas, en efecto, escucha. Pero no entiende nada. Agita el viento y ese soplo atiza las llamas. Sin embargo, su mandato está en un momento clave que afecta al conjunto de la sociedad francesa”, analizaba este domingo el director de ‘Libération’, Laurent Joffrin.

En la jornada de este sábado, salieron a las calles del país 136.000 ‘chalecos amarillos y hubo 682 detenidos y 263 heridos. Según el fiscal de París, Rémy Heitz, 378 personas siguen en detención provisional, 33 de ellas menores. Su perfil es el d un hombre de entre 30 y 40 años de provincias, socialmente integrado que viajaron a la capital para enfrentarse a la policía.