Los mapuche frente al estado, partidos, ideologías, anticapitalismo y demás de la vertiente política de izquierda tradicional

Compendio de varios artículos publicados por la Alianza Territorial Mapuche, organización territorial proveniente de la resistencia de las comunidades contra la invasión del ejército chileno que rompió las fronteras trazadas entre la colonia española y el país mapuche sin estado:
“ni desde el bolivarianismo representado por Venezuela se vislumbran alternativas distintivas reales a lo que se conoce como capitalismo y su versión más avanzada representada por el modelo neoliberal. Hoy, en esos países, florece el extractivismo rentista y la depredación de los recursos naturales”.



15 de marzo de 2017
SOBRE EL DISCURSO “ANTICAPITALISTA” MAPUCHE ACTUAL Y SU VERTIENTE DE ORÍGEN.
ATM

Sin lugar a dudas, y por todo tipo de razones, los fundamentos de los discursos “anticapitalistas” como “antinoliberales” son desconocidos por gran parte de los miembros del pueblo mapuche. Es lo que ocurre también con una variedad de temáticas (externas) antiguas, actuales o emergentes que afectan nuestra vida como pueblo en situación de colonialismo interno y dominación estructural.
De vuelta al tema del anticapitalismo instalado por un sector del discurso y la acción reivindicativa mapuche, éste tiene una clara vertiente política de origen desarrollada por la izquierda clásica o tradicional, desde la cual, sin embargo no aparecen alternativas viables como modelos de reemplazo del capitalismo. Ni desde los llamados países “progresistas” (Bolivia, Ecuador, Nicaragua…) ni desde el bolivarianismo representado por Venezuela se vislumbran alternativas distintivas reales a lo que se conoce como capitalismo y su versión más avanzada representada por el modelo neoliberal. Hoy, en esos países, florece el extractivismo rentista y la depredación de los recursos naturales y la emergencia de una nueva élite y clase dominante que ejerce el control desde los aparatos del estado (y su burocracia) en sentido clásico tal y como lo conocemos hasta hoy, mientras que los pueblos indígenas mantienen su situación de colonialismo interno pese a sendos “reconocimientos” desde las propias constituciones de cada Estado.
Entonces, lo que se requiere fundamentar es un “modelo de desarrollo propio” más que el anticapitalismo como voluntad y reproducción de discursos cuyos fundamentos epistémicos y políticos provienen del mundo dominante. Mundo dominante desde el cual (el capitalismo) se viene forjando hace más de 500 años desde Europa, acompañado de otro modelo complementario y expansionista como lo es el racismo. Así, no podemos comprender el capitalismo (y por tanto el anticapitalismo) sin su acompañante estructural que es el racismo como una forma de dominación y clasificación social de las personas sobre la idea de la “raza”, a partir de lo cual surgen todas las formas de explotación (esclavitud, salario, servidumbre, etc). Relación racismo-capitalismo que articula la base de un nuevo canon o modelo de poder centralizado en y desde Europa y sus descendientes (biológicos e ideológicos) en cualquier lugar del planeta. Como consecuencia, las diversas luchas y conflictos que ese modelo trae consigo para la redistribución del control tanto de la autoridad como del trabajo, y su consecuente negociación e institucionalización, es lo que desde la misma Europa conocemos hoy como “democracia” que alude a una supuesta igualdad jurídica y política en distintas esferas de la vida, aunque manteniendo en los hechos las desigualdades en el control del poder.
Entonces, la cuestión del modelo de desarrollo constituye una discusión pendiente al interior de pueblo mapuche. Donde, tanto los discursos como determinadas prácticas locales requieren ser puesta en debate bajo el pensamiento y el conocimiento propio. El conocimiento del pensamiento ajeno es relevante y provechoso por el contexto de hoy si no se aborda desde perspectivas unidireccionales ni deterministas, pero quedarse allí puede resultar vacío o conducentes a luchas “sobre los mapuche” y no “desde los mapuche”, independientemente de la procedencia identitaria de los individuos o colectivos que la sostienen.

Pulofnvxamkawvn (debate interno pulof)
Publicado por ATM Comunicaciones en 10:06
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29 de noviembre de 2016
POSICIÓN POLÍTICA MAPUCHE: Autonomía, constituyente, autogobierno desde el pensamiento mapuche

Como lo destacamos con total claridad en el artículo “Interrogantes, alcances y contenidos del proceso de Reconstrucción de la Nación Mapuche…”, y como una manera de clarificar postura y posición frente a la coyuntura chilena actual en el marco del denominado “proceso constituyente”; reafirmamos los siguientes elementos propios acerca de nuestra propia forma de gobierno como pueblo originario ya constituido pero no bajo la lógica de un estado-nación.
Primero, los mapuche nos hemos constituido ancestralmente como pueblo-nación en un territorio que nuestros antiguos denominaron meli wixan mapu (puel, piku, g[ulu y willi mapu), donde las “cuatro tierras” o fütalmatu se congregaron para tomar decisiones colectivas (tal como queda registrado en los koyagtun o parlamentos desarrollados con los españoles). La posterior identificación de nuevos fütalmapu como pewenche, nagche u otros tiene que ver directamente con la invasión y ocupación de nuestro territorio. Ese sistema propi de gobierno se llamó Günemapun (vinculado también al componente espiritual que no corresponde profundizar aquí).
En segundo lugar, hacemos presente la etapa actual en la que nos encontramos como pueblo con nuestro territorio ocupado, donde se evidencia la dominación y el conflicto con los poderes chilenos que controlan el estado y la riqueza. Por tanto, descartamos el lenguaje cultivado por la diplomacia interestatal trasnacional que nos viene a hablar de supuestas “tensiones y controversias” con el estado.
En tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, estamos empeñados en el proceso de reconstrucción desde nuestro propio autorreconocimiento sociocultural, lingüístico e identitario desde los lofmapu que constituyen nuestros fütalmapu. Proceso que se basa en la idea expresada en el “taiñmapunchegen mew” como fundamento colectivo de la persona en su pertenencia y búsqueda y “reincorporación” al grupo. Para lo cual, los füchakeche o ancianos y ancianas que son las fuentes orales directas del saber cultural, político e ideológico mapuche. De esta manera, los elementos que componen este proceso (tuwün, küpan, taiñmapunchegen, kuyfikecheyen, inatuzugun, rakizuam, kimün, azmapu, etc) y muchos otros por desarrollar van configurando la necesaria reconstrucción ideológica en la que se debe basar el discurso político mapuche que aboga por la reconstrucción. No es la reconstrucción de estado colonial (sea plurinacional, intercultural o cualquiera de sus modernas expresiones) e incorporación de cuotas de escaños a su parlamento, ni configurando institucionalidad colonial (partidos), un sustento válido para hablar de reconstrucción sino mediante la recuperación de los mecanismos propios para lograrlo.
En cuarto lugar, nuestra propia forma de regirnos está basado en la ética de ser o volver a ser CHE (taiñ chegen) y a vincularse con la tierra y sus elementos: Y ese CHE como parte de un conglomerado. El ser CHE supone un proceso de logro a lo largo del tiempo, una progresividad distinta al CHEKAWVN, que es aquel que hace alarde de sus condiciones o atributos positivos. Como proceso en permanente construcción (el llegar a ser CHE), siempre corremos el riesgo de perderla y recuperarla en función del apego o distanciamiento de las normas orientadoras del azmapu. Nuestros gobernantes no fueron ni pueden ser wezache ni wezwezche, y su reconocimiento está basado en el territorio y su gente según los modelos de CHE existente al interior de la cultura.
Otro de los elementos que orienta las decisiones propias tiene que ver con nuestra Estructura organizacional. Estructura que va desde los lof y rewe don de hoy practicamos nuestra cultura (kamarikun, Gillatun y eluwün), generalmente dirigida por un logko o Gizol Logko. Entonces, reconstruir la estructura organizacional como pueblo supone generar un consenso y amplitud de mecanismo participativos propios que germinen unidad a partir de un discurso y proyecto común normado por el azmapu, como también la necesaria delimitación, alcance y ordenamiento de territorio en su conjunto bajo criterios mapuche, para dar paso a la organización por los fütalmapu de hoy (williche, wenteche, lafkenche, pewernche, principalmente), los que a su vez constituirían los componentes del meli wixan mapu o país mapuche y sus autoridades federadas bajo los ÜlmenGizolLogko. Figura que, por lo demás, hemos heredado de Mariluan, Magilwenu y su hijo José Santon Kilapan que unificó y aglutinó ampliamente el meli wixan mapu en tiempos de la invasión y posterior ocupación militar de los chilenos a finales del siglo XIX.
En sexto lugar, y como resultado de lo que hemos resumido anteriormente, además de la dimensión espiritual propiamente mapuche, aquello se aglutinó simbólicamente bajo el wüñellfe (foto de esta nota), que no es lo mismo que “bandera” pero que hoy lo podemos aproximar, el cual, cuenta con normas culturales para representarla, y que es patrimonio colectivo heredado de nuestros antepasados weychafe (Kilapang, Mañilwenu, Lefxaru)
Finalmente, y de vuelta a las coyunturas estatales y el contexto internacional de la lucha de los pueblos dominados, podemos rescatar de ellos y su proceso de liberación, las mejores experiencias y aprendizajes según cada contexto. Mientras tanto, del sistema internacional agrupado en la ONU (donde concurren los estados y sus representantes) sabemos que pueden surgir muchas declaraciones y reconocimientos, pero la voluntad de seguir siendo mapuche viene de nuestro propio autorreconocimiento y acción bajo nuestros propios principios y valores.
Corresponde decir que es esto lo que entendemos por autonomía y autodeterminación como pueblo mapuche, pero desde la perspectiva mapuche y no, un ideario de “autonomía” desde la perspectiva y el pensamiento wigka desde donde llueven propuestas. También esperamos haber resumido con estas líneas, las múltiples solicitudes para dar cuenta de una posición política-ideológica desde el derecho mapuche frente al discurso autonomista y constituyente actual, especialmente desde fuera de nuestros territorios.

PU GÜNETU XOYDUGUKELU – COMISIÓN POLÍTICA ATM
Publicado por ATM Comunicaciones en 12:17
22 de noviembre de 2016
PREGUNTAS MAPUCHE PARA EL FRENTE AMPLIO, EL “NUEVO REFERENTE” DE LA IZQUIERDA CHILENA.
PREGUNTAS MAPUCHE PARA EL FRENTE AMPLIO, EL “NUEVO REFERENTE” DE LA IZQUIERDA CHILENA.

Un sector importante de la sociedad mapuche actual observa con atención el proceso político chileno y su herencia y transmisión mediante castas desde la constitución misma del estado 200 años atrás, herederos que van desde sus criollos fundadores hasta mercenarios “eruditos” y militares europeos contratados para la defensa de su poder, o colonos traídos para “civilizar”, “producir” y “mejorar la raza”. En ese breve recorrido histórico del estado, han emergido distintos actores sociales organizados o individuales, cuyos slogans y consignas han transitado desde la “libertad”, el “voto popular”, “educación popular”, “un obrero, un combatiente”, “la tierra para quien la trabaja”, “reforma agraria”, “universalidad de la universidad”, “rebelión popular de masas”, “hasta la victoria siempre”, “poder popular”, “educación pública”, “asamblea constituyente” (moda muy oportuna hoy por hoy), etc.. Muchas de las cuales, teniendo raíces “populares” rápidamente han sido apropiadas y cooptadas por parte de políticos e “intelectuales” de las élites, para ser incorporadas torcidamente como “política pública”, no sin previo pago de los correspondientes costos o alto precio por parte de los excluidos de siempre (muerte, fusilamientos, cárcel, tortura, ejecuciones).
En la actualidad, muy probablemente, los movimientos, partidos y agrupaciones sociales y estudiantiles en los que participan los diputados chilenos Jeorgio Jakson y Gabrial Boric sean quienes encarnen una buena parte de las disputas por el poder del Estado, en el escenario político futuro al interior de las élites chilena y sus futuros gobernantes. Esto, pareciera comenzar a perfilarse luego de las recientes elecciones municipales donde la gran mayoría de los chilenos y de los mapuche no votó. Personeros que, acompañados de las agrupaciones señaladas han demostrado la posibilidad cierta de romper con el famoso “duopolio” del cual MEO tanto habló y finalmente no fue capaz de lograr gracias –entre otras causas- a su marcado personalismo al cual SQM le ha puesto la lápida tanto a él como a algunos de sus derrotados aliados. Especial atención merece lo ocurrido en la ciudad de Valparaiso con la elección del nuevo alcalde.
No nos corresponde a los mapuche (como colectivo) preguntarnos acerca de la adscripción ideológica formal (occidental) de este nuevo conjunto político emergente, pero sí de su concepción de Estado-nación, en el contexto de la experiencia histórica de los procesos de construcción del estado-nación en el mundo y su relación de poder con las colectividades nacionales o pueblos que forzadamente han quedado “a su merced”.
Este “nuevo referente”, –¿posible “frente amplio”?- públicamente ha venido esbozando un discurso vinculado a la izquierda alejada de aquella que dice ser izquierda administrando el modelo neoliberal (Concertación y/o nueva mayoría); y han planteado –entre otras cosas- la asamblea constituyente como la mejor herramienta para un proceso de transformación del modelo chileno y las relaciones de la sociedad en sus distintos niveles, con una fuerte vinculación participativa de los llamados “movimientos sociales” orientado a la conquista de derechos sociales con un estado capaz de garantizarlo. ¿quieren más estado?.
Y respecto de los derechos mapuche, han dado muestras de solidaridad con los presos políticos, visitado comunidades militarizadas y denunciando la criminalización de la “protesta social mapuche”. Todo eso, parece generar una natural simpatía tanto entre los jóvenes como entre algunas agrupaciones mapuche y estudiantiles a nivel general.
Si bien, no buscamos aquí abordar las propuestas, discusiones ni supuestos ideológicos ni menos de las proyecciones que se vienen configurando bajo este naciente “actor” político chileno (de existir articulación futura), lo cierto es que -bajo un probable escenario de irrupción en el poder del Estado- podemos plantearles algunas interrogantes de futuro, orientadas especialmente a las relaciones chileno-mapuche, que debieran ser maduradas dado el carácter colonial del estado que buscan transformar, y cuáles serán las ideas que allí promoverán: ¿Cómo definen conceptual y operacionalmente al Estado nacional, y cómo esa concepción se diferencia de las concepciones de la izquierda tradicional o clásica?. Si hasta hoy, el Estado por medio de sus sucesivos gobiernos ha destruido planificada y sistemáticamente el modelo organizacional mapuche ¿reproducirán esa tradición o devolverán al pueblo mapuche la libertad jurisdiccional del ejercicio de autoridad al igual que el territorio?. Entendiendo que el poder es salvaguardado por dispositivos de todo tipo, entre ellas las fuerzas represivas armadas, ¿cómo controlarán su ingobernabilidad, su poder paralelo al interior del estado y su interdependencia histórica con las élites dirigentes?. ¿Cuáles serán los mecanismos a través de los cuales se relacionarán –desde el poder del estado- con los pueblos indígenas? ¿Optaran por devolver el territorio al pueblo mapuche para ejercer libremente su forma de vida u optarán por los clásicos mecanismos integracionistas de incorporación de “representantes indígenas” al interior de los distintos poderes del estado como forma de “administrar el conflicto”? ¿Qué procedimientos adoptarán para la cuantificación y determinación de la deuda histórica del estado con el pueblo mapuche y los mecanismo de pago?. Interesante sería conocer también la noción de “diálogo” en la que se moverán, que hoy que es sinónimo de manipulación, engaño y cooptación.

Por último, señalaremos la necesaria distinción a tener en cuanta en el rol de los actores sociales de determinados contextos. Ser estudiantes y dirigir sus demandas en un determinado momento no implica necesariamente, trasferir esas capacidades de conducción a otros planos y desde otra posición, no parece real. Sin ánimo de comparación, muchos líderes estudiantiles que lucharon contra la dictadura terminaron en las agencias de administración y departamentales heredadas de ella; al igual que cierto discurso “radical” de personas mapuche. Distinción necesaria para manejar las expectativas que se puedan tener según el entusiasmo, la voluntad o el discurso persuasivo de un determinado momento.
Reflexión aparte nos corresponde hoy a nosotros los mapuche respecto al modo de relacionarnos con los wigka y sus sucesivos gobiernos, como también, cuestionarnos si quedamos atrapados del lenguaje y lógicas ajenas en el marco del proyectos estatales (AC, ONU, escaños reservados, etc), o si apostamos por afianzar el proceso de “reconstrucción” interna basadas en el autorreconocimiento como nación (Taiñmapunchegen mew).

PULOF Nvxam - ATM
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1 de julio de 2016
INTERROGANTES, ALCANCES Y CONTENIDOS DEL PROCESO DE “RECONSTRUCCIÓN” DE LA NACIÓN MAPUCHE. HACIA UN CAMINO PROPIO DE AUTONOMIA.

Marcha por la libertad de los Presos Políticos Mapuche realizada en Temuko el 27 de mayo de 2016
Siempre bajo la mirada del rakizumeluwvn como modelo reflexivo y conversacional colectivo desde la perspectiva mapuche y sobre temas de interés que afectan al pueblo mapuche hoy; ponderemos en este espacio algunos elementos para la discusión sobre los pilares que –desde nuestra perspectiva- debieran ser parte del llamado proceso de reconstrucción del pueblo mapuche en los tiempos de actualidad que nos corresponde vivir.
Entre las preguntas que originan el debate mapuche interno, al menos de algunas orgánicas activas que intentan ahondar sus temas desde el pensamiento propio tenemos; ¿chumgelu amta mapuchegeyñ? ¿taiñmapuchegen mew amta igkakeyñ taiñ mapu? ¿chumlewetuyñ fantepu, zew anokagepalu iñchiñ? ¿rakizuamyekeyñ kay taiñ chumlerpun fantepu? Kam ¿re wigka kimvn mvten ñimitunierpuyñ taiñ weychan zugu mew? ¿chemamta weychan zugu?¿feyentukefiyin kay iñpu fvchakeche? Kam feyentuwelayñ? ¿gvnezuamkefiyiñ kay chum ñi azkvnufiel ta mapu iñ kuyfikecheyem?. Las cuales forman parte del necesario ejercicio del inatu (inaramtun, inatuzugun, inazuam e inarumen) como mecanismos propios de indagación. Claramente, no se puede desprender ni de las interrogantes planteadas como tampoco de las posibles respuestas en mapuchezugun de que la palabra “reconstrucción” emane directamente de una reflexión desde lo mapuche sino más bien desde “personas mapuche hablando, pensando y reflexionando en castellano acerca de la situación mapuche”. Ese es un hecho de realidad, por lo que no se busca aquí proponer una valoración (positiva o negativa) sino el asumir la escaces de debate interno (en general) y la preponderancia de la lengua de colonización en el discurso político mapuche actual en todos los niveles (sobre todo desde los llamados intelectuales mapuche); que más que mirarse a sí mismo con ojos propios lo vienen haciendo según parámetros y estándares ajenos (internacionales, algunos) de un modo absolutamente exagerado, mirando como único interlocutor al wigka. Si entendemos que aquello constituye una de las estrategias de resistencia, esta bien, pero también debemos concordar que eso no puede implicar la subordinación y anulación de nuestras propias formas, discursos y construcción de conocimientos.
Desde aquella dimensión crítica, consideramos entonces necesario asumir el discurso y la tarea de la “reconstrucción” de pueblo-nación (en tanto vocablo ajeno), probablemente, como parte de la necesaria “apropiación cultural” que se ha venido realizando como pueblo mapuche desde la interacción y resistencia a partir de la invasión española primero y chileno-occidental hasta la actualidad. No podemos dejar de revisar las innumerables estrategias adoptadas por nuestros kuyfikecheyen en ese mismo sentido más allá de lo épico y estratégico realizado por Lefxaru (Lautaro) frente al opresor, pasando por las posteriores vinculaciones con cierta clase clerical y el aprendizaje del wigkakimvn, intercambios de cartas, incorporación de variadas indumentarias, herramientas y oficios, la ganadería extensiva entre otros, constituyeron elementos que se han ido ampliando; aunque no todos se han resignificado culturalmente como ocurrió en tiempos de independencia, debido a que el escenario de dominación en el que nos ha correspondido vivir hace absolutamente envolvente la imposición y la enajenación cultural.
Como lo hemos indagado en otros estudios desde lo propio, la noción “Taiñ mapuchegen” expresa con claridad los componentes de las ideas implicadas en la noción de pueblo-nación mapuche. Así, wiñokintun, como la necesidad y acción de mirar hacia atrás para la reconstrucción colectiva constituiría desde el mapun kimvn ese modelo de reconstrucción expresado como “wiñokintumeketuyñ taiñ mapuchegen”. Ello, en tanto el modelo a ser “reconstruido” resulta imposible encontrarlo en otro lugar que no sea el pasado o kuyfi, que no es lo mismo que volver al pasado sino recoger allí una ética, un recorrido para ser persona o chegeam como finalidad de la existencia mapuche normado bajo ciertos principios que se rigen por el azmapu, las fuentes de la memoria como son lo fvchakeche, una forma de organización político-administrativa y ordenamiento territorial regido por el azmapu, un marco jurisdiccional bajo la autoridad de un logko (que no es lo que se impone hoy bajo la idea de comunidad), un territorio que recuperar y reconstruir bajo patrones propios de ordenamiento, la reposición de una lengua de comunicación, un sistema de creencias, etc. Todo lo cual lo encontraremos en el kuyfy para hoy ser reconstruido en un tiempo y espacio intervenido y atrapado tanto por la fuerza y el poder colonial del dominador, como por las propias contradicciones internas, visceralidad de las argumentaciones, sobrevaloración de los préstamos y escaso sustento ideológico propio en los discursos fundamentalmente escritos, del cual todos pecamos y que en la mayoría de las ocasiones no lo hacemos consciente.
De la resistencia a la reconstrucción colectiva: algunos componentes de la reconstrucción
El discurso de la “reconstrucción”, emana de un importante sector de la dirigencia actual del pueblo mapuche movilizado por sus derechos, asentado en los territorios de base. Surge a partir de una constatación y de un diagnóstico claro tanto de las causas como de las consecuencias que desencadenan el estado y la situación de crisis en la estructura sociopolítica-cultural, económica- ambiental y de la crisis del ser CHE como personas mapuche, tanto en su dimensión colectiva e identitaria como en el plano personal. En tiempos de independencia, guerra e intercambios ocurridos hasta finales del siglo XIX, podríamos decir que la nación mapuche continuaba su proceso de construcción interno producto de las nuevas incorporaciones a su repertorio material y simbólico pero normado bajo pautas culturales propias. Eso cambió con la ocupación y se pasa a un estado y situación de sobrevivencia y permanente resistencia que se mantiene hasta hoy, donde las diversas expresiones y vertientes desarrollistas y del indigenismo han buscado “interpretar” aquellas necesidades (de sobrevivencia y resistencia) mediante el diseño de variados mecanismos de “incorporación” definitiva al pueblo mapuche ya sea, a la chilenidad, el mercado o el progreso. Modernas formas de incorporación están hoy relacionadas con el reconocimiento bajo patrones de universalidad de los derechos humanos, mandatados por los poderes desde esferas multinacionales solventadas por los estados nacionales, como también por un reciente discurso de transformación del estado chileno para dar paso a otro de tipo “plurinacional” siguiendo modelos vecinos como los del estado boliviano y ecuatoriano principalmente, pero que –según fuentes de las propias organizaciones indígenas de los respectivos países no cooptadas por los gobiernos- desde su “refundación” hasta hoy existe una inmensa brecha de implementación entre lo que rezan las “Constituciones” y la implementación de las mismas (la constitución dice una cosa sobre el “buen vivir” y el gobierno boliviano hace otra cosa, por ejemplo). En esto se requiere una revisión crítica fundamentada de tales procesos, antes de asumir modelos cuyas consecuencias tienen hoy tan excluidos como antes a los pueblos indígenas o, en su efecto preguntarse ¿es la transformación del estado chileno lo que nos interesa como parte de nuestro proceso de reconstrucción como pueblo?, pretender ambas cosas no solamente parece una contradicción vital, sino un juego peligroso que finalmente busca otro tipo de “incorporación” bañado con discursos de autonomía.
Orientado a un plano de mayor elaboración de las ideas en torno a la “reconstrucción”, algunas interrogantes pueden contribuir a su clarificación o búsqueda argumentada de este proceso, las que no se buscarán responder aquí, sino más bien provocar discusión relacionada, entre ellas; ¿Qué motiva la idea de “reconstrucción nacional mapuche” en el discurso político mapuche actual de la “nueva dirigencia” emergente a partir de los 2000? ¿Cuáles son los componentes, ámbitos o dimensiones de dicho proceso y desde dónde se definen? ¡Desde que lógica o más bien cuál es el posicionamiento cultural, epistemológico y de racionalidad desde la cual hablan los promotores del discurso de la reconstrucción? Luego, ¿Cuál es rol o papel de los depositarios de la memoria y el conocimiento propio en esta tarea? ¿Cómo se miden los avances y logros de dicho proceso y bajo cuáles criterios? ¿las nuevas generaciones mapuche asumiendo ideales {éticos propiamente mapuche como…. yamüwün, feyentun y yewewün) como principios rectores de sus prácticas, o mas bien se responde a patrones de conducta externos guiados por las redes sociales de corte contestataria, rupturistas y antisistema que de origen ajeno? ¿cómo son y donde están los espacios de debate y discusiones formativas e ideológicas y político - culturales internos si es que se producen, y en que lengua se realizan? ¿Cuál es el rol del mapuchezugun en todo este proceso? ¿la actual modalidad y dinámica de recuperaciones territoriales responde a los ideales de la reconstrucción de pueblo y/o también a la solo satisfacción de necesidades individuales inmediatas? ¿Cuáles son los y cómo se producen los vínculos entre quienes viven en las ciudades y los del lof? ¿Sigue vigente o se ha roto la interdependencia histórica entre los jóvenes y los ancianos al interior de los lof?, dado que en este punto se encuentra la recuperación y reconstrucción ideológica mapuche.
Aquellas son sólo algunas de las interrogantes orientadas especialmente a las nuevas generaciones de mapuche mayoritariamente vinculados o en permanente contacto con el mundo urbano y otros en proceso de búsqueda identitaria. A nuestro modo de entender, las últimas dos constituyen la parte inicial y prioritaria del llamado proceso de reconstrucción de pueblo, en la medida que nos permite aproximarnos tanto en el tiempo como en el espacio, a las dinámicas, cruces ideológicos, conflictos culturales e identitarios, roles, modos de vida y relaciones con el medio; tanto del pasado como del presente para pensar el futuro pero desde la perspectiva mapuche y sus formas de conocer y pensar. Es decir, que la persistencia de características culturalmente propias de la sociedad mapuche en la actualidad como son, el respeto de los mayores, pervivencia histórica de un tuwvn y kvpan o definición y arraigo territorial y familiar, independientemente de la residencia “actual” de las personas mapuche, (el que no sabe, busca saber de dónde viene y la familia de sus antepasados junto con los significados de sus “apellidos[1]”); constituye el arraigo que muchos afirman desaparecido por el avance de la modernidad wigka y la expansión urbana y la masiva “incorporación” mapuche a ese mundo por las razones de sobra ya discutidas. A nuestro juicio constituye éste uno de los pilares de la reconstrucción en la medida que le otorga a la persona un arraigo (mapun tuwvn) situado en un territorio histórico necesariamente colectivo como parte del meli wixan mapu; recobrando vitalidad la expresión de “taiñ mapuchegen mew” como fundamento colectivo de la persona en su búsqueda y “reincorporación” al grupo. Es decir, el renovar la adscripción y la pertenencia a la nación a partir del kvpan y tuwvn desde la noción colectiva del “Taiñ mapuchegen mew”, como un primer elemento a ser cultivado para la reconstrucción nacional; lo cual no puede ocurrir fuera, alejado o desarraigado de la palabra de los fvchakeche, lo que implica la urgente revinculación y reacercamiento de las nuevas generaciones hacia la voz (mapuche) de los mayores. Urgencia que no es casual, debido a que muchos de los mayores se están muriendo, y los que viven son las fuentes orales directas del saber cultural, político e ideológico mapuche. Así, los elementos anteriores que hemos enunciado (tuwvn, kvpan, taiñ mapunchegen, kuyfikecheyen inatu, rakizuam, kimvn, azmapu, etc) y muchos otros por desarrollar van configurando la necesaria reconstrucción ideolígica en la que se debe basar el discurso político mapuche que aboga por la reconstrucción. No es la reconstrucción de estado colonial (sea plurinacional, intercultural o cualquiera de sus modernas expresiones) e incorporación de cuotas de escaños a su parlamento, ni configurando institucionalidad colonial (partidos), un sustento válido para hablar de reconstrucción sino mediante la recuperación de los mecanismos propios y sus fundamentos.
Un segundo componente de la reconstrucción, tiene que ver con otra búsqueda asociada al Volver a ser CHE y a vincularse con la tierra y sus elementos: Y ese CHE como parte de un conglomerado. El ser CHE supone un proceso de logro a lo largo del tiempo, una progresividad distinta al CHEKAWVN, que es aquel que hace alarde de sus condiciones o atributos positivos. Como proceso en permanente construcción (el llegar a ser CHE), siempre corremos el riesgo de perderla y recuperarla en función del apego o distanciamiento de las normas orientadas por el azmapu. En el mundo global comandado por el neoliberalismo actual y la evidente crisis urbana que se vive, no puede pasar a ser ideales de vida a ofrecer a las nuevas generaciones mapuche. Cosa distinta es que exista vinculación, lugares de paso e interacción, pero con la mirada puesta en el lof que es desde donde emerge el proceso reconstructivo a través del aprendizaje.
Otro de los componentes centrales del proceso de reconstrucción dice relación con nuestra Estructura organizacional. No es posible ser un colectivo sin una estructura organizacional propia, regido por autoridades propias y bajo patrones culturalmente mapuche y según un sistema o lengua de comunicación también propio. Existió una estructura que sobrevive en algunos territorios, como son los rewe y lof y que funcionan como tal especialmente para algunas prácticas como el kamarikun, Gillatun y eluwün, en ese contexto, pierde valor la denominada comunidad jurídica como parte de nuestra lógica organizacional a ser reconstruida. Aparece allí el Gizol Logko por sobre el logko por comunidad jurídica bajo ley indígena, el cual no puede eludir algunas de las fuentes de su existencia como (tal como lo dicen los kimche hoy): ser gillatufe, ser respetado y reconocido ampliamente en el lof y rewe, kimche o persona sabia, la promoción de la unidad de los territorios y no el divisionismo comunitario y el cultivo de un perfil eminentemente sociocultural y sociopolítico territorial interno alejado de la “farandulización” ligera, promovida por distintos canales de comunicación actuales y redes del activismo, no sólo hablante formal del mapuchezugun sino competente en la formas de su enunciación y ordenamiento e interacción con el entorno. Entonces, reconstruir la estructura organizacional como pueblo supone generar un consenso y amplitud de mecanismo participativos propios que germinen unidad a partir de un discurso y proyecto común normado por el azmapu. La necesaria delimitación, alcance y ordenamiento de territorio en su conjunto bajo criterios mapuche, para dar paso a la organización por fütalmapu (williche, wenteche, lafkenche, pewernche, principalmente), los que a su vez constituirían los componentes del meli wixan mapu o país mapuche y sus autoridades federadas con un VlmenGizolLogko. Figura que, por lo demás, hemos heredado de José Santon Kilapan que unificó y aglutinó ampliamente el meli wixan mapu en tiempos de la invasión y posterior ocupación militar de los chilenos a finales del siglo XIX.
Un elemento fundante de nuestra existencia como mapunche lo encontramos en el mapuchezugun, el que, debe ser el soporte en el cual descanse y avance del proceso de reconstrucción de pueblo. Se debe avanzar en el reaprendizaje de sus niveles formales de uso y manejo como en la necesaria escrituración como otra de las necesidades vitales. Los alcances de las políticas estatales de “reconocimiento forzado” en este tema deben ser materia de preocupación y análisis. Se requiere una definición precisa desde las instancias mapuches organizadas que apuestan por el proceso de “reconstrucción de pueblo” acerca de sus roles, intereses y apuestas sobre el camino a seguir en materia de recuperación de nuestra lengua. Constituye esta una discusión pendiente. Nuestra apuesta es hacer lo que venimos haciendo, hablarla en el máximo de contextos posibles y siempre en nuestro contexto comunitario de reuniones, además de ejecutar “cursos” de aprendizaje con niños en los espacios propios.
Este proceso de recomposición no puede ocurrir bajo la lógica cultural ni racionalidad wigka u occidental sino desde el rakizuam provisto en el mapuche kimvn. El mundo de la solidaridad, de los aportes técnico y especialistas como de los comprometidos desde aportes disciplinarios “decoloniales” tanto chilenos como de otras pertenencias deben permanecer al margen de la conducción político.-estratégica del proceso en tanto no son portadores de la matriz ideológica del mapuche kimvn o conocimiento mapuche, ni provienen de un tronco familiar o linaje (kvpalme) que lo sitúe históricamente en el meli wixan mapu. Distinto es, la existencia de puentes comunicantes frente a temáticas y/o afectaciones comunes desde donde se pueden establecer alianzas de orden táctico orientados a confrontar el poder, pero en ningún caso se trata de confundir en lugar que a cada uno le corresponde ocupar en sus respectivas luchas, porque finalmente, no todas las luchas apuntan al mismo objetivo estratégico. Distinto también resulta contar con el apoyo desinteresado que nace desde las vivencias de muchos y muchas personas que, de múltiples maneras colaboran directamente con la lucha nacional mapuche en el campo de la solidaridad así entendida.
Volviendo al título inicial, indudablemente, hemos abordado sólo algunas interrogantes, realizado sólo algunos alcances y puesto sólo algunos contenidos mapuche de lo que significa y engloba el proceso de reconstrucción de nuestra nación. Pero el desafío es, que desde el debate interno de cada orgánica la discusión y consensos mínimos se empiece a extender entre los que creen en ello. Eso sí, claramente alejado del ritmo de la música y el circo de los poderes chilenos (mesas de diálogo, candidaturas parlamentarias, cuoteo, etc).
El escribir en estos espacios no supone ni busca “farandulizar” los temas mapuche, no supone dictar cátedra académica ni “intelectual” en la materia.. Busca simplemente intentar aproximarse a lo propio, y, desde ahí tomar una posición reflexiva e ideológica acerca de lo que somos y queremos como mapuche. Es decir, que los fundamentos de nuestros discursos están en nuestra propia cultura, mientras que lo ajeno que tenga utilidad para la causa mayor (como este mismo espacio escrito) debe ser asumido desde la lógica de la “apropiación cultural”. También se busca entregar una visión de lo que entendemos por autonomía y autodeterminación como pueblo mapuche, pero desde la perspectiva mapuche y no, un ideario de “autonomía” desde la perspectiva y el pensamiento wigka desde donde llueven propuestas. También intenta abrir caminos de entendimiento entre tanta disperciòn propia de la precariedad de las disputas como de las disputas por la precariedad de tiempos complejos
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Meliñamku

[1] Abordaremos oportunamente la cuestión de los apellidos mapuche, que pasan a tener esa condición desde el proceso de conocido como “radicación de indígenas” y la entrega de los Títulos de Merced hasta 1900 apromadamente.
Publicado por ATM Comunicaciones en 10:31
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