04-01-2019
La revoluci?n de los ?chalecos amarillos?
Jean Ortiz
Rebeli?n
Francia est? sumida en una crisis global espantosa de la cual ha nacido un movimiento social in?dito, hist?rico, quiz?s sin precedentes desde el Frente Popular en 1936. Habr? un antes y un despu?s. Gran parte de ?los de abajo? expresan desde hace casi dos meses, a plena luz, una ira subterr?nea que, mal que bien, aguantaban, desde hace mucho tiempo. Y con un grito un?nime de c?lera, se han lanzado a la lucha, con mucha pujanza, acaso lindando con la desesperaci?n. ?Ya no se puede vivir as??, ?basta ya? de tanta injusticia social, ?el 15 del mes, ya no alcanzamos, y las neveras est?n vac?as?.
Al irrumpir con mucha fuerza, y sorpresivamente, en el espacio p?blico as? como en el movimiento social y ciudadano, el maremoto franc?s llamado los ?chalecos amarillos?, con su heterogeneidad, su gran alcance, nos pill? a todos desprevenidos. Dej? a la mayor?a de las izquierdas paralizadas y a las derechas en pie de guerra contra ?los populistas, los revolucionarios, los manipulados, los ?extremos?, los que quieren acabar con Europa…? y muchos cuentos que ya bien conocemos.
El estallido nos sorprendi? a todos, incluso a los que desde d?cadas sabemos mucho del capitalismo voraz y destructor. En silencio ha tenido que ser la larga gestaci?n de los ?chalecos amarillos?. No se trata ni de un movimiento estructurado, ni de un brote espont?neo, sino de un extenso proceso social y pol?tico (por mucho que sus actores se defiendan de ello). Los ?chalecos amarillos? tienen ra?ces profundas y vienen desde lejos. Desde hace m?s de treinta a?os de ?liberalismo?, de golpes de gran magnitud en contra de los servicios p?blicos, del poder adquisitivo, de la salud, de la ense?anza… Exigen la ?justicia social?. Esa ola violenta de regresi?n social y su fracaso rotundo (pagado por los trabajadores), han acarreado cantidad de sufrimientos sociales, de pobreza (casi diez millones de personas, seg?n los institutos de sondeo, y los economistas progres, malviven bajo el umbral de la pobreza)… El balance de cuarenta a?os de dominio f?rreo de la banca y de la ?regulaci?n por el mercado?, de pol?tica de la oferta, ha dejado ruinas industriales de norte a sur de Francia, millones de vidas segadas, 6,5 millones de parados declarados, enormes fracturas y desigualdades sociales que alcanzan niveles sumamente preocupantes…
La pol?tica de ?chorreo? del dinero del ?presidente de los ricos?, Emmanuel Macron, consiste en ?engordar? hasta el empacho a las ??lites?, a las clases dominantes m?s adineradas, sin que se les obligue a rendir cuentas en ning?n momento… para que den limosna a los trabajadores. Los ?regalos fiscales? del gobierno a los ricachones, alcanza los cinco mil millones de euros. Mientras tanto, se esquilma, se despluma a los jubilados y a las clases medias; son los m?s presionados fiscalmente. La mayor?a, pauperizados, exigen una aut?ntica ?justicia fiscal?. El movimiento amarillo va para largo. Ojala pueda converger con la movilizaci?n de los sindicatos de clase. Aunque ?no hab?a dinero?, el gobierno encontr? un man? de 300 euros para cada polic?a y dem?s ?fuerzas del orden?. A los funcionarios, al personal de la salud y de la ense?anza p?blicas se les dijo: ?nada hay que negociar?. Estos se levantaron y salieron de la ?concertaci?n?. El gobierno procede por ?decisiones de clase?, m?s que ning?n gobierno precedente; bastante ir?nico para un gobierno que se preciaba de ejercer la pol?tica de una forma nueva. El presidente trata al pueblo, y no solo a ?l, con arrogancia y condescendencia. E. Macron concentra el odio de una mayor?a de franceses, y ha creado entre el pueblo y ?l una ruptura que dif?cilmente podr? superar. Con condici?n de que quiera superarla… Al borde del abismo, parece no tener conciencia del peligro, sigue empecinado en su pol?tica. Convoca un debate nacional, pero reafirma que ?no cambiar? de rumbo?, aunque ello sea una de las soluciones m?s acertadas.
El movimiento sali? a luz p?blica en los primeros d?as de noviembre del 2018 con la firma multitudinaria de una protesta (de ?an?nimos? en las redes sociales) contra el aumento de las tasas sobre los carburantes. En unos cuantos d?as, el movimiento se extendi?, se radicaliz?, y ahora exige reformas de estructuras, de ruptura: ?justicia social?, igualdad, restablecimiento del Impuesto sobre las grandes fortunas (ISF), suprimido por el presidente, un nuevo sistema, ?el poder al pueblo?, una democracia plena y verdadera inscrita en una Constituci?n enmendada (o nueva), la posibilidad de acudir a un refer?ndum de iniciativa ciudadana (RIC), etc. Su alcance se ha vuelto verdaderamente ?revolucionario?, pese a las maniobras del partido de ultraderecha de Marine le Pen que intenta capitalizar el levantamiento. El peligro es evidente si los militantes de una ?izquierda? muy floja y dividida no se juntan y ni hacen que converjan las iras con la de los ?chalecos?.
Se trata de un movimiento a la vez rural y urbano; los ?chalecos amarillos? han cubierto todo el territorio, los espacios rurales y las medianas ciudades, as? como las grandes ciudades, donde son muy numerosos los pobres. Desde hace casi dos meses, el movimiento, horizontal y auto-organizado, sin ?jefes?, se ha apoderado de las rotondas y encrucijadas, acampando en ellas, levantando piquetes filtrantes en las carreteras, bloqueando parcialmente las entradas de los supermercados, los peajes de autopista, imponiendo la gratuidad… Cada s?bado se manifiestan en Par?s -ya van ocho ?actos?, y tambi?n en la mayor parte de las ciudades y pueblos del pa?s.
Lo m?s impactante -aunque la realidad es otra- son los aspectos casi insurreccionales de ese inesperado levantamiento de pobres -son mayor?a en su seno-, de personas hasta hoy ajenas a las luchas, a las que nunca hab?amos visto en ninguna huelga, en ninguna marcha o manifestaci?n, y que muy pronto, en los retenes, se han politizado; aunque rechaza con fuerza, odian a los partidos pol?ticos y a los sindicatos de ?colaboraci?n?, la mayor?a no se define como ?apol?tica?. Lo que s? les da miedo es la posibilidad de ver su movimiento ?recuperado? por el sistema, sus ?lites, sus partidos, etc.
R?pido, los ?chalecos amarillos? han aprendido a coordinarse, a autoorganizarse, a presionar a los medios, agresivos y mentirosos para con ellos, haciendo ?stos ?ltimos ?nfasis ?nicamente en la quema de coches, de tiendas ricas, en los desmadres de un pu?ado de alborotadores infiltrados en las filas del movimiento. Los medios dan pretexto al endurecimiento de una represi?n que no hace sino envalentonar a los que luchan. Hasta hemos visto tanques desplegados en los Campos El?seos, para reprimir a los ?chalecos amarillos? y ????proteger la imagen del pa?s!!!? ?Qui?n lo iba a creer!
El movimiento ha celebrado su octavo acto (12000 personas, cifra falseada por la polic?a) el 29 de diciembre en la ?Noche buena? y este 31 de diciembre, en ?noche vieja? y en mala hora. Lleva el respaldo, seg?n las encuestas, de la gran mayor?a de los franceses, pese a ?la violencia?, y su tratamiento medi?tico. En las provincias, ha alcanzado un nivel de lucha similar, e incluso a veces superior al de la capital, en Toulouse, Lille, Bordeaux, Nantes, Rouen, Amiens, Marseille…
Los ?chalecos amarillos?, decepcionados por las sucesivas respuestas en trampantojo del presidente, han anunciado ya que iban a continuar la lucha pac?ficamente en el 2019, hasta la victoria. Han vuelto a poner la ?cuesti?n social? en el centro del debate p?blico y pol?tico, un tema que los liberales llevaban desde mucho tiempo marginado. En su mensaje televisivo con motivo del a?o nuevo, momento generalmente solemne y nuclear, el presidente Emmanuel Macron reiter? su aspiraci?n a la mayor autoridad del estado, al ?orden?, esperando cortar as? al movimiento. Habl? del movimiento, sin citarlo, pero tach?ndolo indirectamente de ?muchedumbres llenas de odio?. Cuando, en el mismo tiempo, este mismo presidente, vertical y aleccionador, se ve involucrado en oscuros ?casos? y mentiras varias. El a?o pasado, en su alocuci?n de a?o nuevo, hab?a anunciado que ?2018 iba a ser el a?o de la cohesi?n social?… Algo le habr? fallado en el ?nterin…
Si Emmanuel Macron, muy debilitado pol?ticamente, sobrevive a la crisis, por ahora, se debe sobre todo a que las izquierdas francesas, atomizadas, no son capaces de proponer alternativas anticapitalistas suficientemente aglutinadoras y fuertes.
Jean Ortiz, profesor (jubilado) de la Universidad de Pau (Francia)