2018: A?o de fronteras, muros y resistencias

?Qui?n puede cruzar fronteras y qui?n puede cerrarlas? ?Existen dos est?ndares de derechos y bienestar para la gente de los pa?ses ricos y para la gente de los pa?ses pobres y en conflicto? ?Qu? tipo de sociedad somos y qu? tipo de sociedad queremos? Las fronteras entre las naciones son cada vez m?s militarizadas, mientras las fronteras entre las ideolog?as envueltas en el concepto son cada vez m?s aguerridas.



Laura Carlsen
3 enero 2019

2018: A?o de fronteras, muros y resistencias
Desinform?monos

Es dif?cil resumir el a?o 2018 en la regi?n. Fue un a?o de contradicciones que no permiten una sola lectura de tendencias. Casi la ?nica certeza es el avance del cambio clim?tico. Todo lo que tiene que ver con la pol?tica y la justicia social fue una tormenta de corrientes y contracorrientes.

Surgen temas constantes, entre ellos, el eje de esta columna?las fronteras. Las l?neas del mapa que encierran econom?as, identidades y vidas enteras se volvieron campos de batalla, no por primera vez, pero s? de manera alarmante. ?Qui?n puede cruzar fronteras y qui?n puede cerrarlas? ?Existen dos est?ndares de derechos y bienestar para la gente de los pa?ses ricos y para la gente de los pa?ses pobres y en conflicto? ?Qu? tipo de sociedad somos y qu? tipo de sociedad queremos? Las fronteras entre las naciones son cada vez m?s militarizadas, mientras las fronteras entre las ideolog?as envueltas en el concepto son cada vez m?s aguerridas.

En los ?ltimos d?as, hemos visto el cierre parcial del gobierno de EEUU provocado por un enfrentamiento entre republicanos y dem?cratas por el tema del muro. La pelea es si se incluye o no en el presupuesto el financiamiento de 5 mil millones de d?lares para avanzar en la construcci?n de un muro f?sico por toda la frontera Estados Unidos-M?xico, la obsesi?n de Donald Trump y sus s?quitos. El muro f?sico tendr?a un impacto mayor (muy negativo) en el comercio transfronterizo, el medioambiente y el presupuesto de la naci?n, y un impacto casi nulo en la migraci?n y el tr?fico de drogas.

Por un lado, se esperaba la confrontaci?n entre los partidos con la nueva mayor?a dem?crata en la c?mara baja, como la primera prueba de correlaci?n de fuerzas. Por otro lado, el tema del debate? el muro?es el s?mbolo de una batalla a fondo en Estados Unidos, entre ser un estado fortaleza que protege los intereses de la minor?a y fabrica enemigos para alimentar a la guerra perpetua, o una sociedad diversa, abierta, din?mica y justa.

La pol?tica de EEUU, que hasta ahora sigue el nuevo gobierno de M?xico, busca endurecer no solo sus propias fronteras sino las fronteras de M?xico y los pa?ses centroamericanos para crear un escudo anti-migrante en todo el continente. El esfuerzo por contener los problemas sociales en Honduras, El Salvador y Guatemala?causados en gran parte por las intervenciones y saqueos de EEUU?mediante fronteras invertidas en rejas es una soluci?n falsa e inhumana. Bajo amenaza de muerte huyen miles de personas y para ellos la contenci?n y el regreso son potencialmente fatales. El ?xodo del Tri?ngulo Norte no es un movimiento como tal, pero s? es un fuerte grito de resistencia, en defensa del derecho m?s elemental que tiene todo ser humano?el derecho de existir.

En varias partes del continente, los principios de libertad, compasi?n y ?el respeto al derecho ajeno es la paz? ?consagrados en las constituciones, en la historia y en las declaraciones de derechos humanos internacionales? han sido olvidados frente al permiso de ser fascista que caracteriz? el a?o pasado y ser? uno de los signos de 2019. Al norte, Donald Trump, presidente del pa?s m?s poderoso del mundo, se encierra en la Casa Blanca con las personas que reflejan lo peor de su gobierno, los m?s corruptos, los ide?logos del odio, mientras siguen saliendo hombres y mujeres de su equipo como ratas de un naufragio. Al sur, entra Jair Bolsonaro como presidente del pa?s con la econom?a m?s grande de Am?rica Latina, iniciando una ?poca de des-democratizaci?n, polarizaci?n y violencia que tocar?, seguramente con no pocas tragedias, las vidas de millones de brasile?os y brasile?as.

En M?xico en el primer mes del gobierno de Andr?s Manuel L?pez Obrador no ha quedado muy claro por donde se pinta la raya. Su gobierno sigue con el compromiso de cooperar con la pol?tica de fronteras anti-humanos de EEUU, con la colaboraci?n con el Comando Sur en la frontera con Guatemala y ahora con el compromiso de aceptar la deportaci?n forzada, aunque sea temporal, de las familias solicitantes de asilo que el gobierno de Trump quiere demonizar y excluir.

Las actitudes anti-migrantes que criminalizan y aterrorizan a mexicanos y mexicanas en EEUU se pusieron en evidencia en Tijuana con la llegada del ?xodo de Centroam?rica, en los letreros de la marcha contra AMLO el 2 de diciembre en la Ciudad de M?xico, y con los actos represivos de los tres niveles de gobierno contra las personas migrantes como parte de la estrategia anti-migrante que lleva a cabo con el gobierno estadounidense. La falta de establecer una pol?tica migratoria propia m?s all? de la posibilidad de empleo para migrantes centroamericanos y el financiamiento de proyectos de desarrollo que parece seguir el mismo modelo que llev? al desplazamiento forzado es preocupante.

En este a?o de fronteras y muros, la frontera que se va borrando sistem?ticamente es la que deber?a existir entre el bien y el mal. Millones de personas en los Estados Unidos ahora promueven discursos y pol?ticas abiertamente racistas y xen?fobos. Antes, las ideolog?as de exclusi?n y discriminaci?n fueron negadas en la sociedad y en el ambiente pol?tico por razones ?ticas que con el tiempo se volvieron reglas de convivencia. El odio hacia latinos y migrantes, afro-americanos y musulmanes antes no ten?a cabida en la esfera p?blica; ahora es el pan de cada d?a. Antes no pensamos que un hombre acusado de acoso sexual con testimonios de primera mano pudiera llegar a ser magistrado de la Corte Suprema con el poder de tomar decisiones de vida y muerte para las ni?as y mujeres.

Con el endurecimiento de las fronteras, se han endurecido tambi?n los corazones y las mentes. Miles de personas creen lo que ven en las noticias orwellianas de todos los d?as, emitidas implacablemente por Fox News y otros?que la guerra es la seguridad, que los de afuera son el enemigo. Estas versiones no corresponden a la realidad. El gasto militar y de la absurda ?seguridad fronteriza? desangra a las escuelas, a los servicios de salud y a los programas para los sectores m?s vulnerables. Todos los meses hay una masacre en alguna escuela o parque o mall en EEUU, perpetradas por ciudadanos criados en el seno de la misma sociedad que rechaza vehementemente a los extranjeros como amenaza. El ego?smo, el sexismo, y el racismo?fortalecidos por el miedo?amagan con destruir a comunidades que crecieron por d?cadas fundadas en la solidaridad y la diversidad.

La crisis pol?tica de nuestros pa?ses tiene ra?ces profundas en la falta de valores centrados en la vida. Y esta p?rdida de valores de la vida no tiene que ver solo con Trump. Antes tampoco imagin?bamos que un pol?tico que defiende la dictadura militar pudiera llegar a ganar una elecci?n democr?tica. Antes no esper?bamos que una sociedad en que la pol?tica de guerra contra las drogas costara 250,000 muertos y 37,000 desaparecidos pudiera a?n as? encontrar justificaciones para seguir con la matanza.

En M?xico, los valores y los principios fueron la clave para dar un giro a la izquierda, para votar por un cambio radical. Ahora si la izquierda quiere mantenerse y gobernar bien, tiene que evitar el pragmatismo que otra vez empieza a borrar la frontera entre lo que es correcto y coherente, y acciones que violan principios para beneficiar a los pocos. El discurso de buenas intenciones no cambia los hechos y la ciudadan?a quiere y merece hechos y no un continuismo disimulado.

Las l?neas son claras: romper con la agenda de supremac?a blanca de Trump y desarmar las fronteras; enfocar los esfuerzos y los recursos en la reconstrucci?n del tejido social, de todo lo que nos une y no de los muros y conceptos que nos dividen.