M?xico: el tren que no es maya

Muchas son las interrogantes sobre los megaproyectos anunciados por el gobierno de Andr?s Manuel L?pez Obrador, especialmente el Tren Maya y el corredor trans?stmico. Muchas m?s son las expresiones de oposici?n de comunidades y organizaciones de pueblos ind?genas, as? como de organizaciones ambientalistas y otras de la sociedad civil.



El tren que no es maya
Silvia Ribeiro *
La Jornada

Muchas son las interrogantes sobre los megaproyectos anunciados por el gobierno de Andr?s Manuel L?pez Obrador, especialmente el Tren Maya y el corredor trans?stmico. Muchas m?s son las expresiones de oposici?n de comunidades y organizaciones de pueblos ind?genas, as? como de organizaciones ambientalistas y otras de la sociedad civil.

Es como m?nimo curioso que no exista informaci?n p?blica objetiva, detallada y accesible sobre esos proyectos, particularmente para las comunidades que ser?n afectadas, pero tambi?n para el p?blico en general. Los datos oficiales de dominio p?blico son superficiales y predomina los de corte propagand?stico. No existe un sitio donde los proyectos est?n descriptos en detalle y se puedan consultar sin tener que asistir a un acto oficial. A esta luz, es sorprendente que ya est?n incluidos en el presupuesto nacional, al parecer como actos de fe, ya que la informaci?n es muy general y no p?blica, pero el dinero s? es p?blico. Adem?s, cualquier avance de esos proyectos estar? en violaci?n de varias leyes y tratados, incluyendo el derecho a consulta previa y a otorgar o denegar consentimiento por parte de pueblos ind?genas y campesinos, as? como la obligaci?n de realizar y colocar a disposici?n del p?blico estudios previos de impacto ambiental, y que solamente si son ecol?gicamente viables podr?an ser considerados.

Pese a esta falta de informaci?n, los cuestionamientos a esos proyectos son respondidos por sus promotores atacando o descalificando a los que tenemos una posici?n cr?tica. A menudo, en el mismo acto, funcionarios oficiales u oficiosos del gobierno se sacan de la manga informaciones que ellos s? dicen conocer sobre los proyectos y que al parecer van adecuando a cada situaci?n.

Podr?a uno preguntarse por qu? si no hay informaci?n disponible p?blicamente, ya existe tanta oposici?n. En parte, porque esos proyectos no son nuevos. Desde Zedillo, al gobierno actual, pasando por el de Pe?a Nieto y anteriores, ya exist?an proyectos similares, como el corredor transoce?nico del istmo de Tehuantepec y el Plan Puebla Panam?, que pusieron en alerta a las comunidades.

Se trata de proyectos de desarrollo sobre tierras y territorios ind?genas y campesinos, pero no seg?n lo que estos pueblos quieren y proponen, sino seg?n lo que instancias fuera de los pueblos consideran que ser?a desarrollo y te?ricamente bueno para ellos. Por lo que se anuncia, con una visi?n convencional de desarrollo capitalista, promoviendo m?s comercio nacional e internacional, explotaci?n minera, energ?tica, maderera, tur?stica y de desarrollo agr?cola industrial. En cualquier caso, una visi?n desde arriba y desde afuera que ?en la mejor interpretaci?n? no tiene en cuenta las propuestas de las propias comunidades y pueblos ind?genas para sus territorios y que en muchos casos las sabotea o impide.

Parte de la oposici?n a esos proyectos se debe a los impactos ecol?gicos que implican por su trazado sobre bosques, r?os, ecosistemas ?nicos y otras afectaciones al medio ambiente, naturaleza, territorios y recursos de los pueblos. Adicionalmente, en ambos proyectos los impactos indirectos, tanto sociales como ambientales, ser?an peores a?n que los directos.

Por ejemplo, no se trata solamente de si el Tren Maya interrumpe el territorio del jaguar, frente a lo que los iniciados responden que la carretera actual ya lo hace ?aunque esto sea s?lo parcialmente cierto, ya que el trazado anunciado atraviesa el coraz?n de importantes ?reas protegidas, donde actualmente no hay carretera.

El tema es que, incluso en las zonas donde ya existe carretera, la propuesta se dirige a aumentar las actividades de carga, transporte de pasajeros y hoteler?a tur?stica, lo cual, por un lado, podr?a mantener o aumentar el tr?nsito carretero existente, pero, sobre todo, ampliar? el ?rea de impacto mucho m?s all? de la zona de tr?nsito directo.

La existencia de salidas por v?as ferroviarias facilitar?a tambi?n el avance de otras actividades, muchas de las cuales las comunidades de la pen?nsula han estado combatiendo, desde deforestaci?n, pecuaria y monocultivos industriales hasta parques e?licos o solares. Tal como explican las comunidades de la pen?nsula que lograron detener con una sentencia legal el proyecto Aspy (Acuerdo de sustentabilidad para la pen?nsula de Yucat?n), que diga verde o sustentable no quiere decir que no sean megaproyectos de lucro o de beneficio de grandes trasnacionales conservacionistas, que da?an los territorios y desplazan a las comunidades. (https://tinyurl.com/y6wqvq26)

Es b?sico que comunidades y pueblos ind?genas y campesinos deben ser consultados porque es su derecho, tal como establece Naciones Unidas, y que dicha consulta debe ser de buena fe, con las formas de los propios pueblos, libre, culturalmente adecuada, y que puedan dar o negar su consentimiento a estos proyectos que impactar?n sus territorios. M?s importante a?n es que antes de imponer esos procesos, en los cuales incluso la consulta puede ser un factor de conflicto y divisi?n, se escuche a los pueblos sobre lo que ellos mismos piensan es necesario para sus territorios y culturas.

* Investigadora del Grupo ETC