Desde los fuegos del tiempo: sin hacer historia no tenemos infancia (que todo lo dicho sea tomado como pregunta)

En M?xico el movimiento zapatista es una forma crucial de la resistencia. Permea en muchos niveles a la vez y ha desatado un hasta aqu? contra las mismas pol?ticas internacionales ?no por nada inici? en el momento preciso de la instauraci?n del tlcan. A 25 a?os sigue convocando a la sociedad civil rural y urbana, nacional e internacional, influye a los movimientos demostrativos antiglobales, desnuda las condiciones impuestas por la devastaci?n capitalista y su modo de operar. Sobre todo, es referente para organizar, desde abajo, un proceso de reflexi?n y de organizaci?n regional y nacional de largu?simo plazo. El movimiento ind?gena surgido de este proceso de reconstituci?n del sujeto social sigue cuestionando, en aras de lo que deber?a ser una profunda reforma del Estado. El empe?o autogestionario, auton?mico de los municipios en resistencia zapatistas en Chiapas sigue mostrando al mundo que se puede vivir de otra manera, enfrentando el embate de las pol?ticas gubernamentales, nacionales e internacionales, que pretenden atropellarlo todo.



Desde los fuegos del tiempo
Sin hacer historia no tenemos infancia (que todo lo dicho sea tomado como pregunta)

Ram?n Vera-Herrera
Desinform?monos
21 enero 2019 0

Primera parte

Ante la alarma de tanta gente por la situaci?n del mundo, surge vez tras vez la palabra resistencia, C?mo, si ya todo est? perdido, si el futuro ya no es lo que era. C?mo situar la resistencia en estos momentos, qu? toca, c?mo entrarle.

Del modo m?s convincente tenemos que decir que no sabemos. En un mundo de imposiciones veladas es subversivo decir: no sabemos. Reconozcamos que no sabemos, pero que s? sabemos que tenemos que resistir y como primer acto de afirmaci?n, dejar de juzgarnos con los criterios de quienes nos oprimen y por eso intentar patear el tablero, es decir no entrarle al juego que nos imponen a todo nivel por m?s disfrazado de propuesta que nos lo vendan. Pero para patearlo hay que saber cu?l es el tablero y a qu? se juega. No vaya a ser que cuando levantemos un nuevo tablero, crey?ndonos muy subversivos y contestatarios, resulte que ponemos las fichas y fijamos unas reglas que son id?nticas a las que hab?a. Ya lo dijo Jean Paul Sartre: ?a veces queriendo abandonar un lado que reconocemos como nocivo, lo hacemos haciendo uso de formas, m?todos y consignas que provienen justo del lado que queremos abandonar. Y repetimos, hasta reforzamos, lo que de por s? nos jode?. M?s o menos as? dijo.

Ante las condiciones actuales vemos por lo menos cuatro ?mbitos distintos de la resistencia como se muestra a nivel mundial: La protesta global, la incidencia pol?tica, la conformaci?n de zonas de autonom?a de facto y las luchas ineludibles contra ataques, invasiones, acaparamientos imposiciones, prohibiciones y persecuciones en el nivel local regional.

En M?xico el movimiento zapatista es una forma crucial de la resistencia. Permea en muchos niveles a la vez y ha desatado un hasta aqu? contra las mismas pol?ticas internacionales ?no por nada inici? en el momento preciso de la instauraci?n del tlcan. A 25 a?os sigue convocando a la sociedad civil rural y urbana, nacional e internacional, influye a los movimientos demostrativos antiglobales, desnuda las condiciones impuestas por la devastaci?n capitalista y su modo de operar. Sobre todo, es referente para organizar, desde abajo, un proceso de reflexi?n y de organizaci?n regional y nacional de largu?simo plazo. El movimiento ind?gena surgido de este proceso de reconstituci?n del sujeto social sigue cuestionando, en aras de lo que deber?a ser una profunda reforma del Estado. El empe?o autogestionario, auton?mico de los municipios en resistencia zapatistas en Chiapas sigue mostrando al mundo que se puede vivir de otra manera, enfrentando el embate de las pol?ticas gubernamentales, nacionales e internacionales, que pretenden atropellarlo todo.

En muchos ?mbitos regionales hoy existe una resistencia sindical, barrial, ecologista, por la tenencia de la tierra, en contra de los megaproyectos, por espacios en el magisterio, contra la maquila y sus efectos, contra el problema de las drogas, por el agua, el ma?z, por la comunidad ind?gena y el modo de vida campesina, por los derechos ind?genas y su reconocimiento en la Constituci?n, por los territorios y sus recursos naturales, contra el aeropuerto, por la educaci?n. Todo lo que ni sabemos exista, porque no est? narrado. Porque no supimos, porque est? oculto o borrado por el gobierno, los medios o la misma gente que todav?a no le da valor a eso que se vive. Entonces cabe la pregunta: ?son ?nicos estos problemas, o est?n relacionados? ?Son el mismo problema? ?Qu? tanto perdemos etiquet?ndolo como ?el monstruo del neoliberalismo, de la globalizaci?n, que atenta contra nuestras vidas? si no intentamos desmenuzar sus entretelas, su complejidad, es decir, su tramado? ?Hay en otros pa?ses lo mismo? S?, por lo pronto, pero qui?n, cu?ndo, d?nde, c?mo, por qu?. Intentemos resumir el tablero.

1. Expansi?n-concentraci?n. En su infinito af?n reproductor, el capital ha logrado, con los siglos, una expansi?n casi mundial: su pretensi?n es apropiarse de m?s territorios, de m?s recursos naturales, de la mano de obra barata de la gente desplazada (por esta apropiaci?n), pero sobre todo de todos los procesos que le competen a la gente. Lo aparentemente parad?jico es que esta expansi?n significa tambi?n concentraci?n de las decisiones, concentraci?n de las ganancias, concentraci?n del ejercicio de los procesos, es decir, concentraci?n de poder y dinero. Un ejemplo muy claro es el caso de las ciudades que absorben espacio de los municipios aleda?os (creciendo al succionar a la gente expulsada de municipios m?s lejanos). Es una espiral imparable, que le achacan a la gente, cuando que los problemas los crean ellos.

2. Globalizaci?n-enormidad. Esta concentraci?n y esta expansi?n ?sueltamente llamados globalizaci?n? se expresan en dos ejes, no en uno: en su alcance a m?s ?mbitos de la vida (su eje horizontal) y creando un verdadero rascacielos de mediaciones, de procesos que no tenemos en nuestras manos y que nos roban el sentido de todo lo que hacemos. Que nos cierran el horizonte abierto que deber?a ser el futuro.

3. Dislocaci?n-control puntual. Las decisiones que competen a un grupo humano se toman en otro sitio y en otros tiempos, por gente desconocida, o por ?representantes?, que secuestran nuestra decisi?n en sus manos con nuestra aparente legitimaci?n. Al tiempo que la gente no decide (o se pierde en los laberintos de la burocracia legal o asistencial), el poder extiende su control puntual por todo el planeta, y llega, como los camiones de cerveza y cocacola, a todas las comunidades. o para poner un ejemplo en contrario: puede suceder que por el control puntual que se tiende, el triunfo de un grupo de obreros, al igual que en el siglo xviii, sea un gran logro, pese a toda la mara?a, incluso mundial.

4. Marginaci?n-encierro. Por un lado, estamos marginados de lo que nos importa (de casi toda decisi?n o reflexi?n), y al mismo tiempo encerrados por las previsiones dise?adas para casi todos los ?mbitos de nuestra vida. En el capitalismo no hay adentro y afuera que valgan si no los decide ?ste. La globalizaci?n no ha borrado las fronteras. Las fronteras siguen existiendo, hay cada vez m?s; al interior de cada espacio que nos imaginemos se quiere instalar una nueva.

5. Producci?n-consumo. Si por un lado el capital produce en gran escala, y su l?gica est? tendida a producir y reproducirse, esto s?lo es posible gracias al consumo, a la evaporaci?n y obsolescencia de todo lo que produce. Y de la imposici?n de mercanc?as ?legales? e ?ilegales?, estableciendo un verdadero control sobre la disponibilidad, que es un modo de forzar el consumo de lo que se les pegue la gana a las corporaciones.

6. Riqueza-miseria. No se necesita ser matem?tico para entender el ?lgebra de todo lo anterior. Para producir riqueza, el capital debe sumir en la miseria a millones. Para concentrar poder, debe despojar de ?ste a millones tambi?n.

7. Arrasamiento-reordenamiento. Hoy vivimos un momento en que todos los procesos anteriores se suman, se combinan. Y el capital, en una versi?n siglo xxi, arrasa, destruye, despoja y desplaza de territorios espec?ficos a la gente, para reordenar de nuevo el espacio general de su reproducci?n (es decir el espacio en el que opera, preda, concentra, margina, disloca, produce, consume y controla). Como ejemplo, las tiendas de conveniencia desplazan a las miscel?neas y tiendas de barrio, a los mercaditos locales, estableciendo un control de la disponibilidad de alimentos y productos En este reordenamiento, para poner un ejemplo puntual, no es un efecto colateral el que m?s y m?s gente migre del campo a las ciudades. Es una de las previsiones puntuales. El mundo hoy es un mundo en el que los miserables son obligados a migrar. El ejemplo m?s claro de este reordenamiento son los corredores integrales tendidos en ejes espec?ficos de los territorios nacionales, pero cuya l?gica es mundial: la gente sigue aislada, los Estados naciones se diluyen (no decimos que hayan desaparecido) al tiempo que los expertos se erigen como un poder invisible, y la polic?a, los sistemas de inteligencia, el ej?rcito, conforman un sistema de control a trav?s de una guerra permanente. Los corredores son la herramienta de arrasamiento y despu?s reordenamiento que el capitalismo hall? para crear un robot mundial que logre replicarlo m?s all? de los l?mites impuestos hasta ahora.

8. Caos-programaci?n. Hoy hay un entrevero en ese reordenamiento que establece en realidad las condiciones de un caos sistem?tico, donde las instancias del gobierno, sean policiacas, militares o civiles, en realidad est?n entreveradas con los sistemas delincuenciales, al punto de ser inteligibles y establecer espacios de confusi?n permanente. El fen?meno del huachicol es s?lo no de los 23 rubros de delincuencia que M?xico sufre, siendo la trata de personas, el tr?fico de autom?viles y drogas, otros de esa larga lista. La confusi?n permanente termina estableciendo espacios de f?rreo control.

9. Integraci?n-dispersi?n. Y mientras parece ocurrir un ordenamiento ?integral? del capital en territorios dise?ados, en los hechos el mundo se dispersa en ?nsulas ?arremolinadas en archipi?lagos desiguales? en los que no existe la pretendida simetr?a centro-periferia. Liverpool es una de las ciudades m?s pobres de Europa, Florida uno de los sistemas esclavistas m?s incrustados. Barrios de Cali, Monterrey o Calcuta pueden ser de los m?s fastuosos del mundo. Al interior de los grandes centros neur?lgicos (como Nueva York o Tokio), o de los enclaves m?s pobres (como Somalia) existen corredores de bienes y servicios que uniforman el mundo en el confort, mientras los despojados quedan aparentemente fuera, en bolsas de abandono que, potencialmente, pueden ser bolsas de resistencia.

10. Homogenizaci?n-atomizaci?n. Si bien modos, canales, productos, servicios, soluciones y visiones del mundo se hacen semejantes o son rampantemente los mismos ?en serie, replicados y aplicados en teor?a a todos los rincones?, esta uniformidad no puede con la vastedad de la vida. Todos los modos que en apariencia no son ?tiles, todos aquellos que se pretenden desaparecer, siguen vivos, aunque atomizados, y se tornan m?s y m?s pertinentes. Un ejemplo concreto es el cultivo del ma?z y otros cultivos aut?nomos o soberanos. Hoy la subsistencia (la soberan?a alimentaria a nivel local) es el coraz?n de la resistencia en los enclaves comunitarios que siguen reinventando sus modos particulares (tradicionales o no). La diversidad atomizada es ya una forma frontal de resistencia. Hoy, toda comunidad est? en resistencia, y lo mejor es que lo sabe.

11. Revoluci?n-resistencia. Sin meternos en vericuetos ideol?gicos, y sin menospreciar el impulso de todos aquellos que pelearon por una revoluci?n que alterara las condiciones imperantes para la gran mayor?a en el mundo, parecer?a, por todo lo anterior, que emprender una revoluci?n que invirtiera la situaci?n y lograra que las denominadas ?masas populares? obtuvieran el poder, es decir, el control s?bito de todos los procesos arriba mencionados, simple y llanamente crear?a un desequilibrio moment?neo, pero no desteje, no desmonta, el entramado de relaciones que el capital ha tejido. Parte del problema de una revoluci?n as? definida es que su instauraci?n es s?bita.

Parece necesario, sin renunciar a la transformaci?n del mundo, emprender el destejido, el desmontado de las condiciones, el desmontar el edificio, el acercar las decisiones, el entender las condiciones como operan en los rincones, en las regiones. Nada tiene que ver esta opci?n con el gradualismo, ni es una versi?n postmoderna del reformismo. Hay que abrir huecos a pico y pala, hay que horadar las paredes y no soltar. Para eso tenemos que entender tales condiciones.

Por eso la construcci?n del saber en colectivo, los diagn?sticos regionales emprendidos por la gente que vive esas regiones, son un intento por acercar el edificio de problemas e intentar enfocarlo a otra escala, o en varias escalas a la vez. Como todo esto abre otra discusi?n detallada que entra?a los problemas del trabajo con m?s gente, dejamos para nuestra entrega siguiente la discusi?n del tramado de las discusiones.

O puesto en otros t?rminos, la revoluci?n la tenemos que empezar hoy, cuestionando nuestras relaciones y comenzando a transformarlas en todos los ?mbitos posibles, sin cejar: desde los ?mbitos m?s p?blicos hasta los ?mbitos m?s privados y de intimidad.