M?xico: muerte por gasolina

Las redes, ese tribunal nuestro de cada d?a, han echado le?a al triste fuego de los hermanos mexicanos muertos y quemados en una fuente surtidora de gasolina ilegal en el llano de Tlahuelilpan el 18 de enero. Ese es el clima: la necesidad que alienta ese ?esp?ritu de nuestro tiempo? de culpar a alguien urgentemente. Criminalizar a los muertos del pobrer?o es el expediente m?s barato y c?modo.
Tlahuelilpan todos los d?as. ?Qu? retrata esta indisciplina social sin contenido pol?tico, instintiva, gregaria, relajienta y reivindicadora? Un pa?s en la l?nea de sobrevivencia que ya no cree en nada, en la tierra de la gran pobreza. En otro planeta viven esas 29 familias mexicanas due?as de casi todo, en la misma calle de sus socios y empleados, entre quienes est?n los gobernantes que permitieron saqueos de todo tipo en los pasados 25 a?os. Y la gasolina es una de nuestras drogas favoritas. El gran negocio fue privatizarla: all? comienza la cadena de transmisi?n del huachicoleo.



Muerte por gasolina
Hermann Bellinghausen
22 enero 2019 0
Desinform?monos

Las redes, ese tribunal nuestro de cada d?a, han echado le?a al triste fuego de los hermanos mexicanos muertos y quemados en una fuente surtidora de gasolina ilegal en el llano de Tlahuelilpan el 18 de enero. Ese es el clima: la necesidad que alienta ese ?esp?ritu de nuestro tiempo? de culpar a alguien urgentemente. Criminalizar a los muertos del pobrer?o es el expediente m?s barato y c?modo, hacer bromas a costa suya mostrando un IQ por debajo de 50 es el tipo de humor clasista para el cual hemos sido educados por los medios. Otros, quiz?s por tener cola que les pisen, usan la tragedia como munici?n pol?tica contra el nuevo gobierno ?por no combatir bien? ese delito que hasta hace un par de meses era pol?tica de Estado y todo el Estado lo sab?a. Luego est?n, cerca de ?stos, los que en el fondo desean que las cosas salgan mal para saborear a placer: ?Se los dije?.

Hay una perversi?n extrema en el acontecimiento mismo. Para los ?odiadores? resulta oro molido, les permite ilustrar cuan pinches somos los mexicanos. ?Puede haber algo m?s pat?tico que una persona ba??ndose en gasolina que en segundos transita del relajo al cuerpo en llamas? Las escenas de saqueo siempre son tristes. A cu?ntos nos ha tocado ver en carretera un transporte de refrescos accidentado, las botellas y latas esparcidas en el asfalto, y del pueblo vecino y de los autom?viles se junta la gente a levantar todos los chescos que les quepan en los brazos y en sus canastas, arriesg?ndose a sufrir alg?n atropellamiento. Lucen divertidos. Y pensar que los refrescos, y para el caso la gasolina, son veneno, parte de las adicciones contempor?neas al az?car y al transporte motorizado. Al consumo de lo prescindible como si fuera lo contrario.

El horror, dice el Kurtz de Joseph Conrad, el horror de ver a un ?nadie? (Galeano dixit) bailando en charcos de combustible que de lejos parece azul como el agua, junto a una fuente surtidora de pestilencia t?xica, y ser interrumpidos por una conflagraci?n hiperrealista y letal. No somos el ?nico pa?s que vive al filo de esa navaja. Los negros veneros escriturados por el diablo recuerdan otros escenarios de recolecci?n de combustible desparramado (quiz? ni es robo recoger gasolina de por s? ya tirada), que trazan la peor caricatura de la desigualdad capitalista: r?os de oro negro y sus otros flu?dos bajo los pies del amplio territorio de los pobres y los olvidados. Si pudieran, tambi?n coger?an uno de esos aviones que les pasan por encima. ?Por qu? no?

Nigeria en el espejo

Un selecto grupo de naciones encabezamos la lista mundial de sustracci?n masiva de combustible: Irak, Nigeria, China, M?xico. Como apunta el analista econ?mico Carlos Fern?ndez Vega, los avisos se sucedieron al menos desde 2016, pues en los municipios de ese estado de la Rep?blica (Hidalgo) los accidentes relacionados con las tomas clandestinas son historia de todos los d?as, ?s?lo era cuesti?n de tiempo?. Lo peor, cabe agregar, es que el pa?s est? minado. As? ocurre desde hace tiempo en Nigeria, coloso petrolero con una sociedad abismalmente desigual, donde el robo de gasolina dio origen a la temible ?mafia nigeriana? que se extender?a por ?frica y el Mediterr?neo, en arm?nica vecindad como la Camorra en N?poles. Durante las pasadas d?cadas, los desastres inmensos son historia de todos los d?as en Nigeria, donde la principal labor del ej?rcito nacional es ?vigilar? los ductos. Con los resultados conocidos.Veamos tres cables:

?Abuja, Nigeria. 26 de diciembre, 2006. Al menos 269 personas murieron quemadas este martes cuando una tuber?a de combustible explot? en Lagos, la ciudad m?s grande de Nigeria, informaron trabajadores de urgencias. Cientos de residentes locales fueron a extraer combustible utilizando recipientes de pl?stico, despu?s de que ladrones armados perforaran el ducto durante la noche. ?Se confirmaron 269 muertos. Hemos recuperado todos los cad?veres?, dijo el secretario general de la Cruz Roja nigeriana, Abiodun Orebiyi, quien agreg? que 60 personas con quemaduras graves fueron trasladadas a hospitales. Sin embargo, otro funcionario de la Cruz Roja local, cuya identidad no fue dada a conocer por Dpa, se?al? que el n?mero de v?ctimas mortales fue de m?s de 850?.

En diciembre del mismo a?o, cerca de Lagos, la sobrepoblada capital de Nigeria, otra explosi?n. As? la reportaron las agencias: ?Un saldo de por lo menos 500 muertos, seg?n cifras de la Cruz Roja Internacional y m?s de 700 lesionados, seg?n testigos, dej? ayer el incendio y posterior explosi?n de un oleoducto cerca de Lagos, Nigeria. Sin embargo, equipos de rescate advierten que la cifra de v?ctimas podr?a aumentar, ya que puede haber m?s cad?veres entre los escombros. El siniestro, seg?n la polic?a, se registr? luego de que grupo de j?venes rompieron el conducto para extraer combustible, lo que fue aprovechado por centenares de personas que llegaron al sitio para llevarse crudo para luego venderlo?.

La m?s reciente tragedia nigeriana sucedi? apenas el pasado 13 de octubre de 2018, cuando m?s de 15 personas fallecieron calcinadas al explotar una tuber?a da?ada en un gasoducto. Efe report?: ?El suceso ocurri? de madrugada en la ciudad industrial de Aba, dejando una cifra mortal de quince personas. Un grupo de presuntos saqueadores estaban tratando de sabotear la instalaci?n con el fin de robar gasolina cuando sucedi? la explosi?n, seg?n medios locales. Este oleoducto, usado para transportar productos derivados del petr?leo, conecta las refiner?as de Port Harcourt -principal centro de producci?n de Nigeria en el delta del r?o N?ger- con la urbe de Aba?.

El mismo cable recapitula: ?Miles de personas han muerto a lo largo de los a?os, principalmente en la regi?n del delta del N?ger y en los alrededores de Lagos, la capital comercial del pa?s. En el delta del N?ger, grupos armados sabotean regularmente las plantas petrol?feras y secuestran a sus trabajadores, con el fin de exigir al Ejecutivo una redistribuci?n m?s equitativa de los beneficios obtenidos de esta zona rica en yacimientos de crudo?.

Tlahuelilpan todos los d?as. ?Qu? retrata esta indisciplina social sin contenido pol?tico, instintiva, gregaria, relajienta y reivindicadora? Un pa?s en la l?nea de sobrevivencia que ya no cree en nada, en la tierra de la gran pobreza. En otro planeta viven esas 29 familias mexicanas due?as de casi todo, en la misma calle de sus socios y empleados, entre quienes est?n los gobernantes que permitieron saqueos de todo tipo en los pasados 25 a?os. Y la gasolina es una de nuestras drogas favoritas. El gran negocio fue privatizarla: all? comienza la cadena de transmisi?n del huachicoleo.

La vida por un chorrito

Max Rokantanski, mejor conocido como Mad Max, vive en un mundo en decadencia donde nada importa m?s que ?el jugo? (the juice), el maldito combustible, forma primitiva del dinero. Mundo primigenio, convertido en erial gracias a las fant?sticas m?quinas carburantes creadas por los hombres. En estado de violencia permanente, todos se comportan ?like angry ants, mad with the smell of gasoline? (?como hormigas furiosas, locas por el olor de la gasolina?).

Que en este 2019 de la vida real el pueblo doliente se llame San Primitivo, Hidalgo, hace pensar que los nombres no perdonan. No son ellos, sus pobladores, sino todos nosotros, los primitivos de flaca imaginaci?n y absurdas necesidades b?sicas que no tienen que ver con la vida misma.

Dos semanas atr?s, medio M?xico estaba pasmado por la escasez de ?jugo?. O m?s bien por el miedo a que fuera a escasear, uno nunca sabe. En tiempos recientes, el cad?ver en el cl?set llamado siniestramente huachicol dej? de apestar al volverse parte de la normalidad neoliberal en su versi?n salvaje, la nuestra. Su entramado criminal alcanza incluso a los pueblos perdidos de Hidalgo, Puebla y Veracruz a cuyos pies corre el odioso gasoducto Tuxpan-Tula. En el conjunto de casos de estos saqueos, la responsabilidad de los gobiernos anteriores se revela m?s que evidente; las estad?sticas sepultan a Enrique Pe?a Nieto, sus directores de Pemex y los gobernadores del ?rea. En un extremo tenemos los para?sos fiscales de los millonarios. En el otro, las piras de todos los Tlahuelilpan de este mundo.

En el futuro dist?pico de Mad Max la humanidad entera es huachicolera. Aunque se ve poca agua, y s?lo comida para perro, uno mata o muere por el ?nico insumo que importa: el ?jugo?. Si la gente de San Primitivo fuera culpable, entonces nadie ser?a inocente, y con ese tipo de falsas tautolog?as no se llega a nada: ?Jajaj? compadre, todos somos iguales, ?a poco no??. ?A qui?n castigar entonces? Dicho de otro modo, puede morir La Parca (presunto l?der huachicolero de la zona) y la impunidad de arriba mantenerse inalterada, como hasta ahora. ?Seguir? reinando el esp?ritu de la Parca? Como saben los poetas, la realidad est? en los nombres.