Venezuela: Genealog?a de la crisis del estado-naci?n

Las salidas a la crisis pol?tica y de legitimaci?n de Venezuela no se encuentran, obviamente, en lo que ofrecen el ?oficialismo? y la ?oposici?n?. Mucho menos en la descabellada intervenci?n militar, que expresa, de manera patente, la recurrencia en la anacr?nica opci?n militar, en tiempos cuando ?sta devela sus inutilidades, en plena clausura de la modernidad tard?a. Las salidas est?n contenidas en el campo de posibilidades que contiene la potencia social del pueblo. El pueblo, es decir, las multitudes singulares que componen a la sociedad concreta, tiene la responsabilidad de consensuar una salida democr?tica, que permita transiciones consensuadas hacia la democracia plena, es decir al autogobierno del pueblo.



4 febrero, 2019

Genealog?a de la crisis del Estado-naci?n
Ra?l Prada Alcoreza

Depende de la percepci?n la apertura y la internalizaci?n de la relaci?n con la realidad efectiva. Pero, de manera operativa, depende de la interpretaci?n, que se constituye sobre la experiencia de la percepci?n, la relaci?n que se establece pr?cticamente con el mundo efectivo. En la modernidad se llama a esta interpretaci?n recurrente, conformada como sentido com?n, ideolog?a. La ideolog?a define una relaci?n operativa con el mundo recortado por el imaginario social hegem?nico. Entonces, en definitiva, la relaci?n que se establece con el mundo, en una coyuntura espec?fica, depende del enfoque ideol?gico, que interpreta el acontecimiento desde los c?digos establecidos por la idea, como finalidad, de la raz?n pr?ctica e instrumental heredada. En lo que respecta al acontecimiento pol?tico, la ideolog?a en acci?n es la que recorta la realidad experimentada desde los par?metros de los intereses que entran en juego. Concretamente, lo que pasa en Venezuela, interpretado desde la ideolog?a, es asumido como relaci?n en el conflicto pol?tico; se reduce lo que ocurre a las opciones binarias de los que est?n a favor o en contra de las fuerzas enfrentadas. Como si no hubiera otras salidas.

Ante todo, hay que comprender las din?micas de la crisis pol?tica. No se reduce al ?mal gobierno?, al que hay que oponerle, como opci?n, el ?buen gobierno?. Pues el ?mal gobierno? emerge de un substrato hist?rico-pol?tico del que tambi?n puede emerger el ?buen gobierno?. Entonces, los l?mites del ?buen gobierno? est?n acotados, dependiendo de las condiciones de posibilidad que anidan en el substrato. Este substrato devela la crisis estructural del Estado naci?n.

La realidad efectiva est? m?s all? de la ideolog?a; lo que ocurre en los espesores del presente se ocultan a la interpretaci?n ideol?gica y a la mirada pol?tica. El acontecimiento pol?tico no es captado por la mirada pol?tica, menos estatal y mucho menos gubernamental. La crisis m?ltiple del Estado-naci?n de la Rep?blica Bolivariana de Venezuela desborda a las versiones ideol?gicas en pugna, as? como a las versiones pol?ticas. El campo pol?tico de las fuerzas, enfrentadas en el conflicto sobre la legitimidad, es desbordado por el espesor de los planos de intensidad involucrados en las din?micas del acontecimiento pol?tico. Como dijimos antes, la crisis no se reduce al conflicto entre ?chavistas? y ?no chavistas?, entre ?oficialismo? y ?oposici?n?. La crisis no solamente corresponde a la crisis de la forma de gubernamentalidad clientelar de los gobiernos chavistas, sino que comprenden al mismo Estado-naci?n, que sufre de una crisis m?ltiple; de tal manera que podemos hablar de la genealog?a de la crisis pol?tica.

Si bien ahora la crisis pol?tica se presenta como crisis de legitimidad: el reclamo de legitimidad de la Asamblea Nacional frente a las pretensiones de legitimidad del Gobierno de Nicol?s Maduro, electo en elecciones dudosas, y de la Asamblea Constituyente, que parece, m?s bien, ap?crifa. Que, adem?s, enfrenta al Tribunal Supremo Judicial en exilio con el Tribunal Supremo Judicial que avala el gobierno. Sin embargo, la crisis de legitimidad se circunscribe a los l?mites de la crisis ideol?gica, incluso a la crisis institucional. Pero, en el fondo, en el substrato, se trata de la crisis org?nica y estructural del Estado-naci?n. Sea cual sea el desenlace de la crisis pol?tica, la soluci?n al problema no parece encontrarse en un cambio de gobierno; mejorando, tampoco con nuevas elecciones, que se den en condiciones de posibilidad democr?tica, aunque esto ya sea una ganancia. La crisis org?nica reaparecer? en otras situaciones y contextos, en singulares coyunturas.

Para afrontar la crisis org?nica del Estado-naci?n es menester comprender la genealog?a de la crisis y la genealog?a del Estado-naci?n. La genealog?a del Estado-naci?n se puede resumir de la manera siguiente: Se constituye por la victoria de la guerra de la independencia; empero su conformaci?n es solamente jur?dica-pol?tica, no logra plasmarse una institucionalidad del Estado-naci?n. En otras palabras, solo era Rep?blica en la Constituci?n, mientras la vida institucional se mov?a en las condiciones del barroquismo heredado de la colonia, mezclado con el barroquismo criollo liberal, con pretensiones de modernidad. La guerra de la independencia llev? a la conformaci?n de la Gran Colombia, que, sin embargo, sobrevivi? de 1924 a 1930, derivando las luchas intestinas a la secesi?n de Venezuela. En mayo de 1830 se instal? el Congreso de Valencia, donde se toman decisiones pol?ticas con lo respecta al Distrito de Venezuela, teniendo en cuenta el distanciamiento y las diferencias con el Gobierno Central. El desenlace fue la secesi?n de Venezuela de la Gran Colombia, con el corolario del nacimiento del Estado de Venezuela, asumi?ndose cono tal en la una nueva Constituci?n.

Lo que viene despu?s es algo parecido a lo que ocurre en el resto de Am?rica Latina; lucha entre conservadores y liberales por el gobierno, buscando preservar los privilegios de casta, los primeros, o, en contraste, buscando reformas liberales, los segundos. Los enfrentamientos intermitentes derivaron en la guerra federal, cuando los liberales lograron significativas victorias. En 1863 se firm? el Tratado de Coche, que signific? el acceso al poder de los liberales, poniendo fin a la guerra que martiriz? a la poblaci?n. Sin embargo, no se aquietaron las aguas, las turbulencias siguieron removi?ndolas.

Describiendo sucintamente una breve narrativa hist?rica, se puede exponer el drama pol?tico recurriendo a los personajes de la trama. Antonio Guzm?n Blanco, hijo de Antonio Leocadio Guzm?n, urdi? el retorno al poder de los liberales. Organiz? en Curazao una invasi?n apoyada por caudillos regionales como Joaqu?n Crespo y Francisco Linares Alc?ntara. En 1870 desembarc? en la costa; ocup? lugares por el centro-occidente del pa?s, mientras acumulaba fuerzas. Conquist? Caracas en abril; su llegada al poder se conoce como la Revoluci?n de Abril. Leg? el mando a Francisco Linares Alc?ntara en 1877. La ruptura de Linares con y la interrupci?n de la l?nea ?progresista?, derivaron en la Revoluci?n Reivindicadora, la que le derroc? en 1879. Guzm?n Blanco se vio obligado a regresar al pa?s, de este modo, retomar la conducci?n del gobierno. En su gesti?n se denomin? al bol?var como moneda nacional; decret? como himno nacional el Gloria al Bravo Pueblo. Por otra parte, contin?o con las medidas pol?tico-econ?micas que hab?an tenido ?xito. Despu?s del quinquenio, transfiri? el mando a Joaqu?n Crespo. En su gobierno se desat? una creciente oposici?n estudiantil, que cobr? fuerza; por eso, Crespo cerr? la Universidad. Se puede decir que estas contingencias obligaron a un segundo regreso de Guzm?n. Fue elegido por el Congreso para presidir entre 1886 y 1888; sin embargo, se retir? en 1887, designando a Herm?genes L?pez para la transici?n.

En la secuencia presidencial, le sigui? Juan Pablo Rojas Pa?l, quien se alej? de la l?nea centralista mantenida hasta el momento. ?ste fund? la Academia Nacional de Historia; por otra parte, en lo que corresponde al conflicto social, enfrent? disturbios anti-guzmancistas. En 1890 fue elegido Raimundo Andueza Palacio. El intento de extender su mandato de dos a?os ocasion? la Revoluci?n Legalista de 1892, encabezada por Joaqu?n Crespo; quien lleg? al poder, estableciendo la presidencia por cuatro a?os, adem?s del voto directo. En su presidencia se malversaron los recursos p?blicos, adem?s de incrementar el endeudamiento; en contraste, fue popular entre los soldados. El caballo del corregidor fue Ignacio Andrade, quien venci? en las elecciones de 1897; pero su rival Jos? Manuel Hern?ndez, alias el Mocho, lo acus? fraude; se rebel? en Queipa. Crespo muri? al mando de sus tropas, a pesar de que el alzamiento fue derrotado. Haciendo un balance sucinto, el resultado evidente del siglo XIX fue el desenlace de la recesi?n econ?mica, aunque denotando adelantos fragmentarios en cultura moderna, tecnolog?a y urbanismo.

La crisis pol?tica adquiri? ribetes anecd?ticos. El militar y exdiputado Cipriano Castro acusaba a Andrade de violar la Constituci?n de 1893; conspir? y organiz? desde T?chira un levantamiento militar de car?cter restaurador, junto con Juan Vicente G?mez. Castro accedi? al poder en octubre. Sorprendentemente ratific? a algunos ministros del derrotado gobierno, incluyendo en el gabinete a Andueza Palacio. En 1901, fue elegido presidente por la Asamblea Nacional Constituyente. De la misma manera que sus antecesores, desplaz?ndose en la herencia autoritaria, combati? sediciones. La m?s sobresaliente de ?stas fue la Revoluci?n Libertadora, que descoll? con el triunfo de Castro en 1903, cerrando el cap?tulo de las grandes rebeliones caudillistas. Caracterizando a su gesti?n, se puede decir que prosigui? con el perfil antiimperialista, neg?ndose a cancelar la deuda con el Reino Unido y Alemania; esto ocasion? el bloqueo naval, que impusieron estos pa?ses.

Continuando con la breve descripci?n de la resumida historia pol?tica, Castro enferm? en 1908; sali? del pa?s para someterse a tratamiento. Al poco tiempo, su vicepresidente, supuesto amigo G?mez, perpetr? un golpe de Estado, prohibiendo su regreso a Venezuela. ​ G?mez fue oficialmente presidente desde 1910; ulteriormente designado por per?odos de siete a?os, se?alados en una nueva Constituci?n. Se dice que no tuvo misericordia con sus enemigos. Los presos pol?ticos se convirtieron en trabajadores forzados, construyendo carreteras por todo el pa?s. Pera al enfrentar la convulsi?n estudiantil cerr? la Universidad Central de Venezuela durante diez a?os. Parad?jicamente, promulg? la primera Ley del Trabajo, cre? bancos para obreros, inici? la explotaci?n petrolera y cancel? la deuda externa. La resistencia y la oposici?n m?s destacada del periodo fue efectuada por estudiantes universitarios en 1928. Entre sus destrezas, se puede decir que aplac? un golpe militar, adem?s de la invasi?n del general Rom?n Delgado Chalbaud, embarcado en el vapor alem?n Falke en 1929. En el balance se puede anotar que su contribuci?n colateral fue la pacificaci?n definitiva del pa?s; extermin? a los caudillos; fund? la Academia militar de Venezuela, como plataforma de un Ej?rcito Nacional. En el campo econ?mico, se puede decir que la din?mica econ?mica, destacada por la inauguraci?n de la explotaci?n petrolera, desata migraciones a los grandes centros urbanos, desde la d?cada de 1930. G?mez falleci? en 1935; el General Eleazar L?pez Contreras fue designado encargado de la Presidencia hasta 1936, luego presidente por siete a?os. Se dice que con ?l se inicia la transici?n a la democracia; por ejemplo, decreta amnist?a para los prisioneros pol?ticos y restablece la libertad de prensa. ​ El mismo a?o, como desaf?o, una gran manifestaci?n p?blica frente al Palacio de Miraflores demand? mayores libertades civiles; L?pez accedi? en parte con su Programa de febrero. Redujo el per?odo presidencial a 5 a?os, adem?s de focalizar sus pol?ticas en la creaci?n de programas asistenciales de salud p?blica. Por otra parte, consolid? el perfil del Estado recurriendo a la conformaci?n de los dispositivos de emergencia, como la Guardia Nacional de Venezuela. En otro campo, inaugur? el Museo de Bellas Artes y el Museo de Ciencias en 1938; en el campo econ?mico conform? el Banco Central de Venezuela en 1939.

Al t?rmino de su mandato en 1941, el Congreso design? presidente a Isa?as Medina Angarita; militar que promulg? la Ley de Hidrocarburos en 1943; mejorando, con esta medida, el erario nacional; llevando m?s dividendos monetarios al pa?s, as? como limitando a las trasnacionales. En su gesti?n se decret? el sufragio femenino y la legalizaci?n de partidos, se permiti? el regreso de todos los exiliados y la liberaci?n de los presos pol?ticos restantes. Cre? el primer plan de cedulaci?n venezolana, activ? una reforma agraria, apoy? a los aliados de la segunda guerra mundial, intent? la anexi?n de las Antillas Neerlandesas y firm? el Tratado de L?mites de 1941 entre Colombia y Venezuela. Abri? el camino a la democracia de manera contradictoria; enfrentando a adversarios como R?mulo Betancourt y su partido Acci?n Democr?tica. En la coyuntura culminante, se fragu? un golpe militar en 1945, con ayuda de un grupo militar dirigido por los Tenientes Coroneles Marcos P?rez Jim?nez, Luis Llovera P?ez y Carlos Delgado Chalbaud, quienes disent?an con el tipo de elecci?n presidencial empleada y con muchas medidas de Medina[1].

Como puede verse, el periodo liberal se caracteriza por la secuencia de gobiernos interrumpidos por asonadas pol?ticas y militares; si bien, la continuidad ?liberal? se mantuvo, sobreponi?ndose a los percances conspirativos y golpistas, lo hizo haciendo concesiones o, si se quiere, retrasando o ralentizando su programa. El periodo liberal fue interrumpido abruptamente por un golpe militar y el inicio del periodo llamado militar, por el dominio de los militares en este periodo, que comprende interregno ?democr?ticos. Se aprob? una nueva Constituci?n en 1947, que otorg? el sufragio directo y sufragio femenino. En unos nuevos comicios, el connotado escritor R?mulo Gallegos trascendi? como el primer presidente venezolano electo de esa forma, asumiendo el mando en 1948. Sin embargo, Gallegos no complet? su per?odo; un golpe de Estado, efectuado meses despu?s, pasara el poder a una Junta Militar, integrada por los mismos rebelados de hace tres a?os; esta Junta derog? la Constituci?n.

En este entramado pol?tico laber?ntico, en 1957 se dispuso un plebiscito para delimitar su permanencia para otro lapso de cinco a?os en el poder. Los boletines oficiales le dieron la victoria, pero era voz populi que se trat? de un fraude. Esto produjo un fraccionamiento en las Fuerzas Armadas, dando lugar a una rebeli?n fallida en el d?a de A?o Nuevo de 1958. La crisis pol?tica desestabiliz? las bases del r?gimen, concluyendo con su deposici?n por un movimiento c?vico-militar el 23 de enero, oblig?ndole a huir hacia Rep?blica Dominicana para trasladarse a Espa?a. Triunfada la rebeli?n, se organiz? una Junta C?vico-Militar de Gobierno, presidida por el Contralmirante Wolfgang Larraz?bal. Meses despu?s se firm? el Pacto de Punto Fijo, que dispon?a la alternancia en el poder de Acci?n Democr?tica, COPEI y URD, para encauzar la futura pol?tica del pa?s, excluyendo a los partidos de izquierda como el PCV. La elecci?n a presidente deriv? en R?mulo Betancourt.

Es indispensable anotar que tampoco, como era de esperar, en el periodo militar, la crisis del Estado-naci?n se resuelve; mas bien, transcurre de manera m?s patente. Haciendo retrospecci?n, ni en los momentos constitutivos, de la fundaci?n de la Rep?blica, en las condiciones hist?rico-pol?ticas-geogr?ficas de la Gran Colombia, ni despu?s de la secesi?n, en su periodo conservador, despu?s en su periodo liberal, la crisis pol?tica se resuelve; m?s bien, se manifiesta en sus distintas formas singulares, dependiendo de la coyuntura, el perfil pol?tico y el contexto de la correlaci?n de fuerzas. Ocurre como si la reproducci?n del poder, en la forma de Estado, se efectuara de la ?nica forma que lo puede hacer: la crisis org?nica y estructural del Estado-naci?n.

La nueva era democr?tica trajo consigo cambios a nivel pol?tico y econ?mico. Desde el gobierno no se otorgaron m?s concesiones a trasnacionales petroleras; se constituy? la Corporaci?n Venezolana del Petr?leo, adem?s de conformarse la OPEP en 1960, por iniciativa de Juan Pablo P?rez Alfonzo. Se concret? una Reforma Agraria y se sancion? una nueva Constituci?n en 1961.

Si se puede hablar as?, en el contexto nacional, en el nuevo orden se manifestaron los antagonismos. Betancourt sufri? un atentado, planeado por el dictador dominicano Rafael Trujillo. La izquierda, excluida del Pacto, emprendi? una insurgencia armada; se conformaron las Fuerzas Armadas de Liberaci?n Nacional, secundadas por el Partido Comunista. En 1962 se desencadenaron actos de desestabilizaci?n, por la ruta de los cuerpos militares, con fallidas revueltas en Car?pano y en Puerto Cabello. En este contexto complicado y saturado, Betancourt impuls? una doctrina internacional, en la que solo reconoc?a a los gobiernos electos por votaci?n popular.

En las elecciones de 1963 result? electo Ra?l Leoni. Su plataforma residi? en una coalici?n de partidos de Amplia Base, integrando a AD, URD y el FND. Su gobierno se pretendi? de concordia y entendimiento general, empero, tuvo que lidiar con la guerrilla. Sobresale la invasi?n a las playas en 1967, con la participaci?n de columnas guerrilleras. Esta guerra de guerrillas no prosper? como se esperaba; la mayor parte de los guerrilleros abandonaron la lucha armada.

Siguiendo la secuencia, Rafael Caldera gan? los siguientes comicios. Antes de tomar posesi?n en 1969, estall? la rebeli?n Rupununi en Guyana, le?da como una oportunidad para anexar el Esequibo, reclamado por Venezuela. Se firm? el Protocolo de Puerto Espa?a en 1970. Se pact? la tregua definitiva con la guerrilla, garantizando su reintegro a la vida pol?tica, adem?s legalizando al PCV. En 1974 asumi? la presidencia Carlos Andr?s P?rez. En ese entonces se increment? enormemente el ingreso de divisas, como derivaci?n de la crisis del petr?leo de 1973, cuando el precio del barril de petr?leo pas? bruscamente de 3 a 12 $. En 1975 la industria del hierro fue nacionalizada; al a?o siguiente la del petr?leo, creando a Petroleos de Venezuela, S.A. (PDVSA). Tanto Caldera como P?rez rompieron parcialmente con la Doctrina Betancourt.

En 1979, Luis Herrera Campins es investido como presidente. Inaugur? m?ltiples instalaciones culturales y deportivas. Aunque los ingresos petroleros siguieron en alza, no pudo impedirse el endeudamiento en las finanzas internacionales, forzando el apego a los dict?menes del FMI. En 1983 se devalu? el bol?var en el llamado Viernes Negro, desatando una fuerte crisis econ?mica. En el gobierno de Jaime Lusinchi, se har?a poco para contrarrestarla. La corrupci?n se increment?, la pol?tica econ?mica aliment? la v?a rentista. En el terreno internacional, en 1987 el incidente de la Corbeta Caldas gener? uno de los mayores momentos de tensi?n internacional con Colombia, debido a la disputa por la soberan?a sobre golfo de Venezuela entre ambas naciones.

Carlos Andr?s P?rez es nuevamente elegido en 1988; durante su mandato busc? solventar la recesi?n adoptando medidas restrictivas, que provocaron colosales protestas sociales; la m?s grande es conocida como el Caracazo de 1989. Ese mismo a?o tuvieron lugar las primeras elecciones directas de gobernantes y alcaldes regionales. Como consecuencia del Caracazo, en este contexto convulso, se produjeron dos intentos de golpe de Estado en febrero y en noviembre de 1992 encabezados por Hugo Ch?vez. P?rez fue finalmente destituido por el Congreso en 1993. Octavio Lepage fue nombrado presidente provisional por pocos d?as, hasta que el historiador y parlamentario Ram?n Jos? Vel?zquesz fue designado como presidente interino.

En la cadena de hechos pol?ticos, Caldera llega al poder por segunda vez en 1994, enfrentando una impetuosa crisis bancaria. El derrumbe e intervenci?n de una decena de bancos culmin? con la fuga de capitales, provocando el quiebre de empresas. Para frenar la crisis, inici? una pol?tica de privatizaciones, que no detuvieron la crisis econ?mica; la grave situaci?n econ?mica se proyectar?a en el decaimiento de los partidos pol?ticos, que hab?an estado activos desde mediados del siglo XX[2].

En el periodo ?democr?tico? tambi?n se hace notoria la crisis del Estado-naci?n. Se puede decir que el despliegue de la democracia formal transcurre sorteando la crisis pol?tica, beneficiada por la bonanza econ?mica del petr?leo, de ese entonces. Quiz?s lo m?s referencial de este periodo es la conformaci?n de PDVSA y la organizaci?n de la OPEP, fuera de otras instituciones del Estado, que le van dando una configuraci?n m?s definida. Sin embargo, a pesar de este estado de cosas, por as? decirlo, la crisis social se ahonda y estalla. El Caracazo va a ser la expresi?n profunda y manifiesta del pueblo venezolano, que se rebela ante no solo medidas de austeridad, que hacen pagar la crisis econ?mica y financiera al pueblo, sino contra un r?gimen que los excluye y discrimina. En el Caracazo debemos encontrar el substrato de lo que va a ser la llamada revoluci?n bolivariana. La ideolog?a populista suele construir el mito del Caudillo, reduciendo el acontecimiento pol?tico a la convocatoria del Caudillo al pueblo; pero esto es un mito, el mito de la ideolog?a, en este caso, neopopulista o del llamado ?socialismo del siglo XXI?. El caudillo es un constructo del imaginario colectivo, es una interpretaci?n ideol?gica del barroco populista, pero tambi?n del imaginario milenarista del pueblo. No se puede reducir el acontecimiento pol?tico a esta narrativa; la narrativa populista funciona como chantaje o, si se quiere, convocatoria emocional al pueblo. Empero, no puede considerarse como una interpretaci?n hist?rica-pol?tica, sino como una mitolog?a moderna. La explicaci?n hay que buscarla en el acontecimiento pol?tico mismo, en sus din?micas complejas. En este sentido, el Caracazo, la sublevaci?n popular, se convierte en el substrato hist?rico-pol?tico-social-cultural del periodo que sigue, que es conocido como el de la revoluci?n bolivariana.

Al respecto, del periodo de la revoluci?n bolivariana, nos remitimos a los escritos que tratan su genealog?a de poder[3]. Retomando las conclusiones de estos escritos, diremos, siguiendo la tonalidad del ensayo, que tampoco en el periodo de la revoluci?n bolivariana se resuelve la crisis del Estado-naci?n. Tal parece que se ahonda, sobre todo porque se propone concluir la tarea pendiente de la constituci?n material del Estado-naci?n, como ha ocurrido en otras revoluciones nacional-populares en Am?rica Latina. La pregunta pertinente: ?Por qu? justamente cuando se propone concluir con la tarea de la constituci?n material del Estado-naci?n, esta tarea no se concluye, sino, m?s bien, se hace como imposible? Al respecto lanzaremos algunas hip?tesis de interpretaci?n, que ciertamente tienen que contrastarse con investigaciones hist?rico-pol?ticas en profundidad.

Hip?tesis interpretativas sobre la crisis m?ltiple del Estado-naci?n

Los Estado-naci?n en el continente nacen en las guerras de la independencia, que se presentan como anticoloniales, sin embargo, contin?an la conquista interminable y las oleadas de colonizaci?n, en la era poscolonial, que no es otra cosa que la efectuaci?n de la colonialidad en rep?blicas barrocas.

Las rep?blicas criollas y sus sociedades institucionalizadas se conforman sobre cementerios ind?genas. No se puede constituir una rep?blica aut?ntica sobre la guerra de exterminio de las naciones y pueblos ind?genas; esta es una impostura de ?rep?blica?. Solo vale como nombre usado en el discurso ideol?gico de legitimaci?n. Para decirlo metaf?ricamente, estas rep?blicas criollas se instauran objetivamente sobre cementerios ind?genas y subjetivamente emergen de la consciencia culpable de los conquistadores y sus herederos.

La historia moderna de las rep?blicas criollas en el continente es la historia de la incongruencia pol?tica del Estado-naci?n en el continente de Abya Yala. Solo ideol?gicamente se puede sostener la narrativa de la legitimidad del Estado-naci?n en el continente conquistado. La ideolog?a de la que hablamos ha sido, primero liberal, despu?s populista, incluso socialista y, en su contra parte, neoliberal. Las expresiones conservadoras no llegan a elaborar una propuesta pol?tica, tampoco ideol?gica, pues son las expresiones atormentadas del conservadurismo recalcitrante, que conforma un imaginario atiborrado de prejuicios y miedos, devenidos de la perplejidad del conquistador y la sorpresa del colonizador.

Para decirlo de alguna forma, las expresiones ideol?gicas, que acompa?aron a los proyectos pol?ticos en el continente, se encuentran muy lejos de poder comprender el acontecimiento pol?tico desbordado en el continente. Sus esquemas ideol?gicos se reducen a dualismos simples, donde cada expresi?n ideol?gica y cada perfil pol?tico, se coloca en el lado del bien, en contraposici?n de sus enemigos, que se encuentran condenados en el lado del mal.

Ninguna de las expresiones ideol?gicas y pol?ticas modernas, sean de ?derecha? o de ?izquierda?, ha interpretado la complejidad de lo acontecido, si se quiere, para decirlo f?cilmente, hist?ricamente. Lo que han hecho es reducir el mundo efectivo a los l?mites y c?digos de sus prejuicios inherentes.

Para resolver la problem?tica inherente de la crisis m?ltiple, org?nica y estructural del Estado-naci?n, es menester tocar, como se dice, las ra?ces del problema. Los pueblos y las sociedades, sobre todo las sociedades alterativas, es decir, no institucionalizadas, tienen la responsabilidad de salir del c?rculo vicioso de la ideolog?a y del c?rculo vicioso del poder. Es menester desandar el camino. Para decirlo de alg?n modo, des-conquistar, descolonizar, contraponerse a la genealog?a del poder, ser contra-poder; es decir, resolver el problema inicial, generado por las guerras de conquista y las oleadas de colonizaci?n. En pocas palabras, utilizando un t?rmino apropiado, propuesto por Silvia Rivera Cusicanqui, indianizarse.

Indianizarse implica, en la coyuntura y periodo ?lgido de la crisis ecol?gica, reinsertarse a los ciclos vitales que dan vida al planeta.

Indianizarse implica salir del c?rculo vicioso del poder, renunciar a la voluntad de dominio, en cambio, liberar la potencia social, que es creativa.

Indianizarse es comunicarse con los seres org?nicos y las sociedades org?nicas con las que compartimos el planeta.

Indianizarse implica defender los bienes comunes, defender la vida, defender a los seres y sociedades org?nicas, defender los territorios y los ciclos vitales del planeta.

Indianizarse significa compartir el planeta con todos, logrando consensos no solo entre los pueblos y sociedades humanas, sino tambi?n con los seres y las sociedades org?nicas.

Indianizarse, en plena crisis ecol?gica y de la civilizaci?n moderna, implica liberar las potencias sociales de los pueblos, tambi?n, en este sentido, la potencia de la vida.

Indianizarse implica re?rse, aunque tambi?n, interpelar, denunciar y deconstruir, las pretensiones demag?gicas de los liberalismos pluralistas, de los populismos chantajistas, de los socialismos religiosos y eclesi?sticos, de los indigenismos que hablan en nombre de las naciones y pueblos ind?genas, buscando ser sus representantes.

Indianizarse implica resolver los problemas pac?ficamente, pero defenderse contundentemente cuando se es atacado por estructuras, diagramas y cartograf?as de poder.

Indianizarse implica convocar a todos los pueblos y sociedades del mundo a asociarse, construir consenso y conformar una Confederaci?n de Pueblos Aut?nomos y de Autogobierno del Mundo.

Corolario

Las salidas a la crisis pol?tica y de legitimaci?n de Venezuela no se encuentran, obviamente, en lo que ofrecen el ?oficialismo? y la ?oposici?n?. Mucho menos en la descabellada intervenci?n militar, que expresa, de manera patente, la recurrencia en la anacr?nica opci?n militar, en tiempos cuando ?sta devela sus inutilidades, en plena clausura de la modernidad tard?a. Las salidas est?n contenidas en el campo de posibilidades que contiene la potencia social del pueblo. El pueblo, es decir, las multitudes singulares que componen a la sociedad concreta, tiene la responsabilidad de consensuar una salida democr?tica, que permita transiciones consensuadas hacia la democracia plena, es decir al autogobierno del pueblo.

[1] Bibliograf?a: Atlas de Tradiciones Venezolanas. Caracas: Fundaci?n Bigott, C.A. Editora El Nacional. 1998. Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundaci?n Polar. Vol. 1 al 4 (2? edici?n). 1997. Grandes Maravillas de Venezuela. Caracas: Ediciones Editarte, C.A. Editora El Nacional. 2004. Venezuela en Datos 2007. Caracas: Ediciones Editarte, C.A. Editora El Nacional. diciembre de 2006. Carlos Pacheco, Luis Barrera Linares y Beatriz Gonz?lez Stephan, ed. (2006). Naci?n y literatura: itinerarios de la palabra escrita en Venezuela (1? edici?n). Caracas: Fundaci?n Bigott. Acosta, Jos? Miguel; Aray, Edmundo; Cisneros, Carmen Luisa; Crespo, Milton; Hern?ndez, Tulio; Herrera, Pedro; Izaguirre, Rodolfo; Marrosu, Ambretta; Miranda, Julio; Molina, Alfonso; Rodr?guez, Fernando; Rodr?guez, Juan Arcadio; Roff?, Alfredo; Sandoval, Jaime (1997). Panorama hist?rico del cine en Venezuela (1896-1993). Caracas: Fundaci?n Cinemateca Nacional. Arellano, s. j., Fernando (1988). El arte hispanoamericano. Caracas: Editorial Ex Libris. Arr?iz Lucca, Rafael (2010). Las constituciones de Venezuela (1811-1999). Caracas: Editorial Alfa. Baralt, Rafael Mar?a (1841). Resumen de la historia de Venezuela. Par?s: Imprenta de H. Fournier y Comp?a. Bosch, Velia; Calzadilla, Juan; C?rdova-Bello, Eleazar; Delgado, Rafael; Denis, Jack; Nucete Sardi, Jos?; Pa?z, Rafael; Palacios, Inocente; Ratto-Ciarlo, Jos?; Rojas Jim?nez, Oscar (1967). Pintores venezolanos. Caracas: Ediciones Edime. Caballero, Manuel (2010). Historia de los venezolanos en el siglo XX. Caracas: Editorial Alfa. Cartay, Rafael (2010). Entre gustos y sabores: Costumbres gastron?micas de Venezuela. Caracas: Fundaci?n Bigott. Codazzi, Agust?n (1841). Resumen de la geograf?a de Venezuela. Par?s: Imprenta de H. Fournier y Comp?a. Cunill Grau, Pedro (1987). Geograf?a del poblamiento venezolano en el siglo XIX. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la Rep?blica. Duarte, Carlos F. (1979). Historia de la escultura en Venezuela, ?poca colonial. Caracas: J. J. Castro y Asociados C. A. Garrido Rovira, Juan (2008). De la Monarqu?a de Espa?a a la Rep?blica de Venezuela. Caracas: Universidad Monte?vila. Gasparini, Graziano (1965). La arquitectura colonial en Venezuela. Caracas: Ediciones Armitano. Gil Fortoul, Jos? (1953?1954) [1907-1909]. Historia constitucional de Venezuela. Vol. I-III. Caracas: Ministerio de Educaci?n. Gonz?lez Guin?n, Francisco (1954) [1891-1915]. Historia contempor?nea de Venezuela. Vol. I-XV. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la Rep?blica de Venezuela. Level de Goda, Luis (1893). Historia contempor?nea de Venezuela: pol?tica y militar (1858-1886). Barcelona, Espa?a: Impr. y lit. de J. Cunill Sala. Lieuwen, Edwin (1964). Venezuela. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. Na?m, Mois?s; Pi?ango, Ram?n, eds. (1984). El caso Venezuela: una ilusi?n de armon?a. Caracas: Ediciones IESA. Oviedo y Ba?os, Jos? de (1992) [1723]. Tom?s Eloy Mart?nez, ed. Historia de la conquista y poblaci?n de la Provincia de Venezuela (2? edici?n). Caracas: Biblioteca Ayacucho. Pic?n Salas, Mariano (1949). Comprensi?n de Venezuela. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educaci?n Nacional. Pino Iturrieta, El?as (2001). Pa?s archipi?lago: Venezuela, 1830-1858. Caracas: Fundaci?n Bigott. Portillo, Julio (2010). Rafael Mar?a Baralt, Bicentenario de su Nacimiento. Biograf?a Ilustrada e Iconograf?a (1810-1860). Caracas: Editorial Arte. Rosenblat, ?ngel (1956). El nombre de Venezuela. Caracas: Tipograf?a Vargas. Siso, Carlos (1982). La formaci?n del pueblo venezolano: estudios sociol?gicos. 2 vol. (6? edici?n). Barcelona, Espa?a: Escritorio Siso. Tejera, Miguel (1875?1877). Venezuela pintoresca e ilustrada: relaci?n hist?rica (desde el descubrimiento de la Am?rica hasta 1870), geogr?fica, estad?stica, comercial, ? industrial; usos, costumbres y literatura nacional. 2 vol. Par?s: Librer?a Espa?ola de E. Denn? Schmitz. Enciclopedia Libre: Wikipedia: Venezuela. https://es.wikipedia.org/wiki/Venezuela.

[2] Ibidem.

[3] Ver Defensa cr?tica y cr?tica de la apolog?a. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/defensa_cr__tica_y_cr__tica_de_la_a.

[1] Bibliograf?a: Atlas de Tradiciones Venezolanas. Caracas: Fundaci?n Bigott, C.A. Editora El Nacional. 1998. Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundaci?n Polar. Vol. 1 al 4 (2? edici?n). 1997. Grandes Maravillas de Venezuela. Caracas: Ediciones Editarte, C.A. Editora El Nacional. 2004. Venezuela en Datos 2007. Caracas: Ediciones Editarte, C.A. Editora El Nacional. diciembre de 2006. Carlos Pacheco, Luis Barrera Linares y Beatriz Gonz?lez Stephan, ed. (2006). Naci?n y literatura: itinerarios de la palabra escrita en Venezuela (1? edici?n). Caracas: Fundaci?n Bigott. Acosta, Jos? Miguel; Aray, Edmundo; Cisneros, Carmen Luisa; Crespo, Milton; Hern?ndez, Tulio; Herrera, Pedro; Izaguirre, Rodolfo; Marrosu, Ambretta; Miranda, Julio; Molina, Alfonso; Rodr?guez, Fernando; Rodr?guez, Juan Arcadio; Roff?, Alfredo; Sandoval, Jaime (1997). Panorama hist?rico del cine en Venezuela (1896-1993). Caracas: Fundaci?n Cinemateca Nacional. Arellano, s. j., Fernando (1988). El arte hispanoamericano. Caracas: Editorial Ex Libris. Arr?iz Lucca, Rafael (2010). Las constituciones de Venezuela (1811-1999). Caracas: Editorial Alfa. Baralt, Rafael Mar?a (1841). Resumen de la historia de Venezuela. Par?s: Imprenta de H. Fournier y Comp?a. Bosch, Velia; Calzadilla, Juan; C?rdova-Bello, Eleazar; Delgado, Rafael; Denis, Jack; Nucete Sardi, Jos?; Pa?z, Rafael; Palacios, Inocente; Ratto-Ciarlo, Jos?; Rojas Jim?nez, Oscar (1967). Pintores venezolanos. Caracas: Ediciones Edime. Caballero, Manuel (2010). Historia de los venezolanos en el siglo XX. Caracas: Editorial Alfa. Cartay, Rafael (2010). Entre gustos y sabores: Costumbres gastron?micas de Venezuela. Caracas: Fundaci?n Bigott. Codazzi, Agust?n (1841). Resumen de la geograf?a de Venezuela. Par?s: Imprenta de H. Fournier y Comp?a. Cunill Grau, Pedro (1987). Geograf?a del poblamiento venezolano en el siglo XIX. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la Rep?blica. Duarte, Carlos F. (1979). Historia de la escultura en Venezuela, ?poca colonial. Caracas: J. J. Castro y Asociados C. A. Garrido Rovira, Juan (2008). De la Monarqu?a de Espa?a a la Rep?blica de Venezuela. Caracas: Universidad Monte?vila. Gasparini, Graziano (1965). La arquitectura colonial en Venezuela. Caracas: Ediciones Armitano. Gil Fortoul, Jos? (1953?1954) [1907-1909]. Historia constitucional de Venezuela. Vol. I-III. Caracas: Ministerio de Educaci?n. Gonz?lez Guin?n, Francisco (1954) [1891-1915]. Historia contempor?nea de Venezuela. Vol. I-XV. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la Rep?blica de Venezuela. Level de Goda, Luis (1893). Historia contempor?nea de Venezuela: pol?tica y militar (1858-1886). Barcelona, Espa?a: Impr. y lit. de J. Cunill Sala. Lieuwen, Edwin (1964). Venezuela. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. Na?m, Mois?s; Pi?ango, Ram?n, eds. (1984). El caso Venezuela: una ilusi?n de armon?a. Caracas: Ediciones IESA. Oviedo y Ba?os, Jos? de (1992) [1723]. Tom?s Eloy Mart?nez, ed. Historia de la conquista y poblaci?n de la Provincia de Venezuela (2? edici?n). Caracas: Biblioteca Ayacucho. Pic?n Salas, Mariano (1949). Comprensi?n de Venezuela. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educaci?n Nacional. Pino Iturrieta, El?as (2001). Pa?s archipi?lago: Venezuela, 1830-1858. Caracas: Fundaci?n Bigott. Portillo, Julio (2010). Rafael Mar?a Baralt, Bicentenario de su Nacimiento. Biograf?a Ilustrada e Iconograf?a (1810-1860). Caracas: Editorial Arte. Rosenblat, ?ngel (1956). El nombre de Venezuela. Caracas: Tipograf?a Vargas. Siso, Carlos (1982). La formaci?n del pueblo venezolano: estudios sociol?gicos. 2 vol. (6? edici?n). Barcelona, Espa?a: Escritorio Siso. Tejera, Miguel (1875?1877). Venezuela pintoresca e ilustrada: relaci?n hist?rica (desde el descubrimiento de la Am?rica hasta 1870), geogr?fica, estad?stica, comercial, ? industrial; usos, costumbres y literatura nacional. 2 vol. Par?s: Librer?a Espa?ola de E. Denn? Schmitz. Enciclopedia Libre: Wikipedia: Venezuela. https://es.wikipedia.org/wiki/Venezuela.

2. Ibidem.

3. Ver Defensa cr?tica y cr?tica de la apolog?a. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/defensa_cr__tica_y_cr__tica_de_la_a.