Otra pol?tica es posible: desde abajo y desde adentro

El poder de los de abajo, el poder de la vida, desde El Salvador



05-02-2019
Otra pol?tica es posible: desde abajo y desde adentro

Evelyn Patricia Mart?nez
Rebeli?n

Asistimos a la larga noche de la historia, a una guerra contra la vida. Las posibilidades de seguir reproduciendo la vida material se agotan, pero tambi?n el imperio de muerte se est? encargando de matar nuestra vitalidad espiritual, es decir, nuestra capacidad creadora para creer que se pueden construir otros mundos, maneras y modos de relacionarnos y de vivir.
En la pel?cula Matrix hay un di?logo al inicio en el cual Neo, el protagonista, debe elegir entre dos pastillas, es decir, entre seguir enga?ado o buscar la verdad de lo real, ?qu? es lo real? quiz?s lo m?s real es el dolor, nuestra historia arrastra un dolor estructural que urge ser sanado y reparado. Por lo que habr?a que preguntarnos si las instituciones sociales o sirven a la vida o deber?an desaparecer, crearse otras. Ya sean formas de organizaci?n social econ?mica, pol?tica, cultural? que dejen de fundarse en la violencia hacia el otro y pongan en el centro el cuidado de la vida.

El poder ha configurado una sociedad normalizada, se ha instalado en nuestras cabezas que la realidad no puede ser de otra manera. Nos han convencido que ya no hay nada que hacer. Pero donde hay poder siempre habr? resistencias, ah? donde se pone todo en cuesti?n, en interrogante, donde se politiza la realidad de la vida cotidiana, cuando asumimos que ?lo personal es pol?tico?. Las b?squedas de sentido y de alternativas no son f?ciles, ni ?nicas, ni tienen un s?lo camino. Pero necesariamente tienen que partir de un suelo firme, es decir, desde la base misma de la sociedad, es ah? donde verdaderamente se tejen otras realidades, donde caminan resistencias, desde abajo y desde adentro.

El capitalismo se sostiene por una totalidad estructural, por un sistema de relaciones de poder (formas de organizaci?n econ?micas, jur?dicas y culturales) que lo hacen posible y reproducen, que superan lo meramente pol?tico, y mucho m?s lo electoral. Para cambiar la realidad hay que cambiar esa totalidad estructural de relaciones de poder, pero esas contrahegemon?as deben cocerse desde las micropol?ticas de lo cotidiano, de lo personal, cambiando el miedo que paraliza por la inventiva colectiva y organizada para autogobernarse, generando poder que crea y no que niega, siendo concientes que para ser libres ninguna otra voluntad ?de arriba? debe decidir sobre nuestras vidas. Por lo que, hay que generar una disputa de la hegemon?a econ?mica, pol?tica y cultural (la macropol?tica), pero tambi?n desde nuestras relaciones cotidianas (la micropol?tica).

Crisis civilizatoria/ crisis de ecodependencia e interdependencia

La racionalidad de la modernidad capitalista nos ha conducido a la actual crisis civilizatoria, es decir, una crisis de las relaciones de ecodependencia e interdependencia. La primera generada por una organizaci?n social dependiente de la energ?a f?sil (?la sangre del capitalismo?) y de energ?as no renovables, esta forma de organizaci?n nos est?n llevando a los l?mites y extinci?n del planeta. La disputa por el control de los recursos naturales por parte de los poderosos, est? provocando fuertes conflictos ambientales, desplazamientos de comunidades, migraci?n, y muertes.

Deber?amos estar preocupadas/os por generar alternativas a la energ?a f?sil, debatiendo como deber?amos de organizarnos socialmente para vivir con menos uso de energ?as. Eso requiere apuestas y discusiones por ejemplo, c?mo planificar un urbanismo menos dependiente de la energ?a f?sil, apostarle a una agricultura ecol?gica y potenciar la soberan?a alimentaria de los pueblos, el comercio local y solidario, la apuesta por un transporte colectivo alternativo, el uso de la bicicleta, etc.

La ecofeminista Yayo Herrero [1] se?ala que la acumulaci?n por desposesi?n no solo se est? manifestando en la crisis ecol?gica, sino tambi?n en una deuda de cuidados. Es decir, en la actual configuraci?n laboral capitalista, exige menos disponibilidad de tiempo para cuidar. ?nicamente quienes tienen privilegios pueden asegurar pagar m?s cuidados, adem?s desde la divisi?n internacional del trabajo se transfiere trabajos de cuidados de las mujeres pobres del sur global al norte global. El modelo de vida urbana, las relaciones patriarcales entre hombres y mujeres, est? dificultando la satisfacci?n de las necesidades de cuidados, creando un ?lumpenproletariado? femenino.

Adem?s, la creciente precarizaci?n de la vida generada por la globalizaci?n neoliberal est? generando masivos procesos migratorios globales. La influencia que los fundamentalismos religiosos est?n ganando en los Estados est? dando auge a una nueva ola de extremas derechas y de odio al diferente, al otro. Sobre todo odio al migrante, a la comunidad LGBTI, al cuerpo de las mujeres.

En ese sentido se?ala Segales que este escenario ? reconfigura tambi?n la dicotom?a izquierda-derecha, situando a la pol?tica en la necesaria tematizaci?n de proyectos nacionales post-occidentales.? [2] Es decir, la pregunta es c?mo generar proyectos de vida colectiva para el 99% sobrante del poder financiero global, proyectos que frenen la l?gica suicida del capitalismo.

?Son posibles los encuentros entre la macropol?tica estatal y las micropol?ticas emancipadoras?

Como ya lo he manifestado en varias ocasiones, creo que los pilares que sostienen un cambio verdadero de la realidad por una diferente es la que se construye en el seno de la sociedad, que se construyen desde el margen, desde las orillas, desde el coraz?n sufriente y rebelde de los m?s pobres y desfavorecidos, desde la organizaci?n del dolor y la rabia, desde la construcci?n de relaciones populares de poder, desde la organizaci?n barrial, asamblearia, colectiva, desde abajo y desde adentro.

En un segundo lugar queda para m? la lucha desde arriba ?por hacerse del Estado?, si bien puede ser ?til y hasta emancipatorio si obedece al poder popular, al mandar obedeciendo, s?lo contribuye a mitigar el avance del imperio de muerte, muy importante si, pero no crea nuevas maneras de relaciones sociales y humanas, econ?micas, pol?ticas, culturales. Si no hay lo primero lo segundo se cae, as? ha sido. La pregunta es c?mo las luchas desde arriba, por hacerse del Estado, confluyen con la lucha por la construcci?n de poder desde abajo, para fortalecerlo y no para debilitarlo. Es necesario generar poder popular desde lo local a lo global, como lo hace la V?a Campesina, o el movimiento feminista internacional Ni Una Menos, o el movimiento por el comercio justo, por mencionar unos ejemplos.

Frente al desencanto, la alegre rebeld?a organizada

Existen alternativas. Por ejemplo desde lo econ?mico pasa por como sociedad debatamos sobre qu? producciones necesitamos, qu? trabajos necesitamos, y eso pasa por definir cu?les son nuestras necesidades principales, y no confundirlas con satisfactores o deseos ilimitados. Necesitamos una reorganizaci?n del trabajo que ponga en el centro el cuidado de la vida.

Necesitamos de procesos de pedagog?as populares en las comunidades, en las calles, en las plazas. Necesitamos de los conocimientos campesinos para enfrentar la crisis ecol?gica, una reorganizaci?n del trabajo de cuidados, que los hombres cuiden m?s. Necesitamos generar procesos de sanaci?n colectiva, de fortalecimiento de v?nculos, de cuidado de lo com?n, de dedicar tiempo al goce y al juego, como principio ?tico y pol?tico. As? enfrentamos la guerra contra la vida.

Frente al miedo la alegre rebeld?a, la organizaci?n. Yo creo que la palanca del capitalismo puede ser detenida, pero requerir? de los lazos de solidaridad colectiva, de fortalecer la organizaci?n popular, de las luchas de la vida cotidiana, politizando lo personal, de nuestra inventiva creativa, y nuestras mejores energ?as humanas que sepamos generar.

Los poderosos nos quieren tristes, enojados, desmovilizados, sin esperanza, pele?ndonos pobres contra pobres, en guerra, ante esto debemos responder con la alegre rebeld?a, con la afirmaci?n de la vida. Otra realidad es posible, pero las esperanzas hay que buscarlas en otra parte, no desde arriba, sino desde la pol?tica que se construye desde abajo y desde adentro de la sociedad y desde el coraz?n humano mismo.

?Vengo de una tierra a la que le sobra coraz?n y voluntad? [3]

Notas:

[1] Herrero, Yayo. ?El reto de reorganizar la vida en com?n?, 2 de octubre de 2018. En: https://temas.publico.es/precarios-del-mundo/2018/10/02/el-reto-de-reorganizar-la-vida-en-comun/?doing_wp_cron=1548981348.1290500164031982421875
[2] Bautista Segales, Rafael. ??Golpe en venezuela o definici?n del cisma geopol?tico global??, 26 de enero de 2019. En: https://publicar.argentina.indymedia.org/?p=1433&fbclid=IwAR3JdIrzle15Vmr0XxSE_pRYu93A6BbucTOacmPNppBbavaUzX8spOnnX9s

[3] Marta Gom?z, Canci?n: Confesi?n. En: https://www.youtube.com/watch?v=aavxgUxDD4Y
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06-04-2017

El Salvador
El poder de los de abajo, el poder de la vida

Evelyn Patricia Mart?nez
Rebeli?n

?Yo ya vot? porque no quiero que se deshagan esos cerros.?
Feliciana, 80 a?os, en la Consulta Popular en Arcatao para prohibir la miner?a met?lica, 8 de noviembre de 2015.

El 29 de marzo de 2017 es un d?a que ha entrado a la historia de nuestro pa?s. Pero hablo de la verdadera historia, la historia que empujan los siempre vencidos, los olvidados, los descalzos, los desarrapados, lo de abajo. Esa historia nuestra. Ese d?a, fruto de a?os de lucha popular organizada, se aprob? una ley que proh?be definitivamente la explotaci?n minera en nuestro pa?s, siendo el primer pa?s en Latinoam?rica en prohibirla.

Ese hecho hist?rico significa, al menos, tres cosas: primero, que es posible detener el proyecto desmedido e inhumano de acumulaci?n del capital. Segundo, significa que la vida se ha puesto al centro, la vida humada y no humana, que este pueblo se aferra a vivir, y que por eso despreciamos la l?gica extractivista. Y, en tercer lugar, representa la fuerza del poder que se construye desde abajo, la dignidad insurrecta que germina y se expande, cuando el pobre cree en el pobre.

La amenaza latente de las empresas transnacionales, con la l?gica de ampliar sus mercados para la acumulaci?n de capital, est? impulsando el modelo extractivista a nivel mundial, lo cual est? deteriorando la biodiversidad y ocasionando conflictos ambientales, desalojos de las comunidades de sus territorios, y asesinatos de quienes se oponen como una manera de intimidar. En El Salvador les hemos dicho no queremos miner?a, no queremos extractivismo, porque el desarrollo no es eso, no es matar la naturaleza, es cuidarla. Optamos por la vida y no por la muerte del capital.

Un pueblo peque?o, pero con una dignidad inmensa de la gente humilde, se ha convertido en un ejemplo de dignidad rebelde y amor a la vida, amor a los cerros, a las monta?as, a los r?os, a los p?jaros, a las flores. Es necesario, tambi?n, que en toda Centroam?rica y en el mundo se proh?ba la explotaci?n de los bienes comunes de la naturaleza.

Y lo m?s importante este ha sido un triunfo de los m?s de diez a?os de lucha de las comunidades organizadas del norte del pa?s, de Caba?as, Chalatenango, un triunfo de los humildes. Desde 2014 a 2017 se realizaron 5 consultas populares en 5 municipios (Arcatao, San Jos? Las Flores, San Isidro Labrador, Nueva Trinidad y Cinquera) que ser?an afectados directamente, en todos triunf? el No a la miner?a. Es as?, que se ha puesto de manifiesto la fuerza de lo que los zapatistas llaman que el pueblo mande y el gobierno obedezca, porque esa es la verdadera pol?tica, la democracia real. Sobre todo, ha sido fruto de la sangre derramada, la sangre de cinco compa?eros y compa?era que fueron asesinados por oponerse a la miner?a; pero su sangre se convirti? en semilla.

Adem?s de enfrentar al monstruo, a la hidra, a la par de resistir, hay que crear, crear otra realidad. Porque al capitalismo se le detiene ah?, sembrando vida, sembrando la alegr?a rebelde e insumisa. Sembrando otra pol?tica, otra econom?a, otro modo de relacionarnos con la naturaleza, sembrando otra vida posible. Aqu? se respira lucha, que se siga respirando por mucho tiempo.