Tenemos que producir pensamiento a partir de lo cotidiano

Soci?loga y activista de origen aymara, Silvia Rivera Cusicanqui (La Paz, Bolivia, 1949) es una de las referentes en el pensamiento subalterno en Bolivia.



Silvia Rivera Cusicanqui: ?Tenemos que producir pensamiento a partir de lo cotidiano?
Cusicanqui es una de las referentes en el pensamiento subalterno en Bolivia. En su ?ltimo libro, Un mundo ch’ixi es posible. Ensayos desde un presente en crisis, nos habla de lo ch’ixi como pr?ctica descolonizadora.

Silvia Rivera Cusicanqui
El Salto
2019-02-17 07:02:00
Soci?loga y activista de origen aymara, Silvia Rivera Cusicanqui (La Paz, Bolivia, 1949) es una de las referentes en el pensamiento subalterno en Bolivia. En su ?ltimo libro Un mundo ch’ixi es posible. Ensayos desde un presente en crisis (Tinta Lim?n, 2018) nos habla de lo ch’ixi como pr?ctica descolonizadora, una versi?n de la noci?n de lo abigarrado que ya conceptualiz? el soci?logo Ren? Zavaleta Mercado. Invita a reflexionar desde una mirada ch?ixi las realidades y coyunturas latinoamericanas. Plantea que lo ch?ixi ?literalmente se refiere al gris jaspeado, formado a partir de infinidad de puntos negros y blancos que se unifican para la percepci?n, pero permanecen puros, separados?, y le sirve para ?admitir la permanente lucha en nuestra subjetividad entre lo indio y lo europeo?.

Con un pasado muy vinculado a los movimientos kataristas, cocaleros y libertarios de Bolivia, hoy vive la militancia realizando su utop?a en El Tambo, un espacio pol?tico y cultural en La Paz donde, junto a sus compa?eros y compa?eras del Colectivo Ch?ixi, organiza cursos y actividades, fiestas y presentaciones, uniendo los saberes te?ricos con la labor manual. Ah? mismo realiza todos los a?os, despu?s de su salida forzada de la Universidad Mayor de San Andr?s de Bolivia, el taller de Sociolog?a de la Imagen, un espacio de formaci?n para descolonizar nuestras miradas. Silvia entiende la imagen como ?narrativa, como sintaxis entre imagen y texto, y como modo de contar y comunicar lo vivido?.

En tu reciente visita a M?xico se?alaste que en Am?rica Latina no se est? en condiciones de hablar de pensamiento decolonial ni postcolonial. Afirmaste que lo decolonial es una moda, lo postcolonial un deseo y lo anticolonial una lucha. ?C?mo seguir este camino anticolonial?
Yo creo que es una forma de poner en relieve que este proceso tiene larga data. Desde tiempos coloniales se han dado procesos de lucha anticolonial; en cambio, lo decolonial es una moda muy reciente que, de alg?n modo, usufruct?a y reinterpreta esos procesos de lucha, pero creo que los despolitiza, puesto que lo decolonial es un estado o una situaci?n pero no es una actividad, no implica una agencia, ni una participaci?n consciente. Llevo la lucha anticolonial a la pr?ctica en los hechos, de alg?n modo, deslegitimizando todas las formas de cosificaci?n y del uso ornamental de lo ind?gena que hace el Estado. Todo eso son procesos de colonizaci?n simb?lica.

Has profundizado mucho en la sociolog?a de la imagen, tomando la imagen como teor?a y no solo como ilustraci?n. ?De qu? forma te sirve la imagen?
Es una forma de replantear el papel de la visualidad en la dominaci?n y tambi?n sirve como forma de resistencia. Se trata de descolonizar la conciencia propia, superar el oculocentrismo occidental y convertir la mirada en parte de una experiencia completa, org?nica, que implique los otros sentidos tambi?n, como el olfato o el tacto. Es decir, reintegrar la mirada al cuerpo.

Quisiera profundizar en el concepto ch?ixi. ?C?mo llegas a ?l y qu? significa para ti?
Surge como una met?fora que me comunica un escultor aymara ?Victor Zapana? hablando de animales como la serpiente o el lagarto, que vienen de abajo, pero tambi?n son de arriba, son masculinos y tambi?n femeninas. Es decir, tienen una dualidad impl?cita en su constituci?n. Y eso me parec?a a mi una muy buena met?fora para explicar un tipo de mestizaje que reconoce la fuerza de su lado ind?gena y la potencia para poder equilibrarla con la fuerza de lo europeo. Entonces se propone a lo ch?ixi como una fuerza descolonizadora del mestizaje. Lejos de la fusi?n o de la hibridez, se trata de convivir y habitar las contradicciones. No negar una parte ni la otra, ni buscar una s?ntesis, sino admitir la permanente lucha en nuestra subjetividad entre lo indio y lo europeo.

Resulta interesante como varias personas han manifestado alivio y tranquilidad al comprender tu noci?n de lo ch?ixi, sobre todo, en relaci?n con problemas de identificaci?n.
A mi tambi?n me ha llamado la atenci?n que pueda dialogar este concepto con experiencias tan distintas. Lo que pasa es que todos vivimos una contradicci?n muy fuerte, entre lo occidental y lo que nos da el paisaje, el ?mbito local, que nos conecta con la otra cara.

El concepto ch?ixi lo has pensado desde y para Abya Yala [nombre dado a Am?rica por sus habitantes antes de la invasi?n europea] y los procesos que se dan en este territorio pero, ?es posible llevarlo a otros territorios? ?Existe una universalidad de lo ch?ixi?
Yo creo que eso depende de cada quien, cada pensamiento lo tiene que desarrollar en su territorio, fuera del ?mbito andino. Yo lo he trabajado para aqu?, pero s? pienso que tiene una potencia universal porque la contradicci?n es un hecho de nuestro tiempos. La conciencia de que la identidad es una camisa de fuerza y cada persona vive muy contradictoriamente la identidad. Eso pasa aqu? y en todos los lugares.

Aludiendo al t?tulo de tu nuevo libro, ?c?mo puede ser posible un mundo ch?ixi?
Es una utop?a. Es una utop?a el pensar que podemos realmente colectivizar esa visi?n y convertirla en un recurso de acci?n pol?tica. No se realiza, pero creo que como horizonte es una posibilidad de rebeld?a.

?Qu? aportes le puede dar esta mirada ch?ixi a los feminismos latinoamericanos?
La coexistencia entre lo masculino y lo femenino en cada subjetividad. No la separaci?n ni la segregaci?n, sino la yuxtaposici?n de las dos fuerzas, de los dos principios en cada subjetividad.

?C?mo ves los feminismos en Latinoam?rica hoy en d?a?
Bastante fuertes. Yo creo que es una marca y un signo de la ?poca. Las mujeres ya est?n activamente y masivamente saliendo a la esfera p?blica a reclamar cosas que antes eran vistas como exclusivas del ?mbito privado. Sobre todo en Argentina creo que es muy rico el proceso de las mujeres. En Bolivia el discurso est? muy mediatizado por las ONGs y el Estado. Hay, obviamente, grupos como el de Mujeres Creando que superan eso pero todav?a yo lo encuentro muy d?bil.

La mujer tejedora est? muy presente en tus libros para reflexionar en torno al lugar de la mujer en el mundo andino. ?Para que te sirve?
Es una gran met?fora de la interculturalidad. Las mujeres siempre tejen relaciones con el otro, con lo otro. Con lo salvaje, con lo silvestre, con el mercado, con el mundo dominante. Siento que hay una capacidad de las mujeres de elaborar relaciones de interculturalidad a trav?s del tejido. Es un reconocer tambi?n que el cuerpo tiene sus modos de conocimiento. Aqu?, en el colectivo, decimos que ?la mano sabe?.

?La opresi?n india y la opresi?n de g?nero son hom?logas?
Son equivalentes y ser?a pr?cticamente la base de una alianza muy poderosa, indios y mujeres. De alg?n modo, la identidad de indios y mujeres es definida desde afuera, y por eso la resistencia consiste en autodefinirse.

En este sentido, ?es para ti necesario retomar el paradigma epistemol?gico ind?gena?
Claro que s?. Sobre todo en tiempos de cambio clim?tico es un paradigma verdaderamente alternativo porque supone otra relaci?n con el mundo de los sujetos no humanos. Hablo de la naturaleza, de las formas de sustentabilidad y del cuidado de la tierra. Se debe entender que el ser indio es un paradigma totalmente diferente para enfrentar el mundo y para relacionarse con ?l.

Sin embargo, dista mucho del indianismo en Bolivia.
El indianismo est? atrapado en una vocaci?n totalmente estadoc?ntrica y estadol?trica. Est? abocado en un discurso nacionalista de buscar un estado aymara y una naci?n aymara, lo cual es una barbaridad a mi parecer. Porque es esencialista, es una propuesta que no condice con la realidad. La realidad boliviana es una realidad abigarrada, con identidades muy confusas y mezcladas. Entonces el indianismo tiene la camisa de fuerza de la vocaci?n estatal.

Est?s aprendiendo aymara. ?C?mo te ha servido para entender la realidad andina?
Es fundamental para mi. Empece hace mucho tiempo y voy a seguir aprendiendo hasta que me muera. Ha sido clave porque es un idioma que tiene una estructura completamente diferente y que te permite crear palabras y darle todo un sentido metaf?rico al lenguaje, que es muy propio de la cultura aymara. A mi me ha permitido hurgar en muchos aspectos que parec?an parad?jicos y que, a trav?s del idioma, se me han clarificado. Sobre todo conceptos de temporalidad, de espacialidad, a trav?s del uso de sufijos. Es un idioma muy complejo pero muy rico. Es un idioma aglutinante, porque es capaz de que un mismo t?rmino var?e seg?n los sufijos y los contextos de enunciaci?n.

Hablando de temporalidad me viene a la mente el aforismo aymara Quipnayra u?tasis sarnaqapxa?ani.
Este aforismo de la cosmovisi?n aymara se puede traducir como ?mirando atr?s y adelante podemos caminar en el presente futuro?. Quiere decir que el pasado est? por delante de nosotros. Esto es com?n a muchas lenguas ind?genas. Hay varias lenguas ind?genas que conciben el pasado como algo que tu ves por delante; el futuro, sin embargo, no lo conoces y por eso est? atr?s, en la espalda. Adem?s es tambi?n una celebraci?n de un gesto anacr?nico, de poner el pasado por delante, de que el pasado surge e irrumpe en el presente.

?Qu? valor tienen para ti las lenguas originarias?
Much?simo. Todos deber?amos aprender alguna.

En tus escritos reivindicas la micropol?tica como espacio de resistencia y lucha. ?Es necesario crear peque?as comunidades de afinidad y tejer redes?
La macropol?tica busca siempre un interlocutor en el Estado, ya sea con o contra el Estado. En cambio, la micropol?tica est? por debajo del radar de la pol?tica y trabaja sobre colectivos peque?os y acciones corporales que permiten que florezcan espacios de libertad. Lo que buscamos es repolitizar la cotidianidad, ya sea desde la cocina, el trabajo o la huerta. Eso es lo que queremos hacer aqu?, en nuestro espacio El Tambo. Articular el trabajo manual con el trabajo intelectual, producir pensamiento a partir de lo cotidiano.

?Romper la barrera entre el trabajo manual e intelectual?
Eso es. Desde que comenc? en el taller de Historia Oral Andina, hemos hechos muchas cosas por fuera de la academia. Porque la academia no puede darte todo y te aleja del pulso colectivo, de lo que pasa en realidad, de las cosas que hace la gente. La idea es practicar la descolonizaci?n a trav?s del cuerpo y eso no se dice, se hace.

As? nacen espacios emancipatorios como puede ser El Tambo. ?C?mo has vivido t? este espacio?
Este a?o cumplimos nueve a?os. Hemos querido tejer un espacio de encuentro y de creatividad que permita a diferentes personas desarrollar su individualidad pero, a la vez, latir con el pulso colectivo. Crear un espacio de libertad, de realizaci?n personal, de camarader?a y de compa?erismo con propuestas comunes. A d?a de hoy estamos unas 18 personas en el colectivo. Adem?s, es cierto que he visto much?simos colectivos en toda Am?rica Latina. Lugares muy lindos e iniciativas muy peque?as pero poderosas, ya sea de huertos, de derechos humanos, procesos de autonom?a, o de soberan?a alimentaria. De alg?n modo todos, estos espacios interrumpen en este proceso totalizador del capital y marcan un horizonte emancipatorio.

En octubre se celebran elecciones en Bolivia. Desde la toma de poder de Evo Morales en 2006 has sido muy cr?tica. ?C?mo ves la coyuntura actual?
Est? muy mal, est? terrible. El gobierno est? tomando el control de todas las instancias, del Tribunal Electoral, de todo el sistema judicial…. Est? muy fea la cosa. Se nos vienen a?os dif?ciles. Veremos qu? pasa en las elecciones. Por ejemplo, con el conflicto del TIPNIS, est?n esperando a ganar las elecciones para entrar de una vez. Ahora est? habiendo una marcha de Sucre a La Paz, conformada por todas las comunidades afectadas por megaproyectos y por toda la intromisi?n estatal. Yo estoy apoyando eso tambi?n. Tenemos esperanzas, la gente no se deja totalmente.