M?xico: la cuarta transformaci?n … del ej?rcito

La militarizaci?n en M?xico transcurre a pasos agigantados. Veamos hasta donde est? llegando con el gobierno progresista de L?pez Obrador.



La cuarta transformaci?n? del Ej?rcito

ARTURO GONZ?LEZ GONZ?LEZ
lunes 18 de febrero 2019
El siglo de Torre?n

El siglo XXI en M?xico no s?lo es el de la alternancia pol?tica, tambi?n est? siendo el siglo de la militarizaci?n de la vida p?blica. En las dos primeras d?cadas de la actual centuria el poder Ejecutivo ha pasado de ser controlado por primera vez por la derecha encarnada en el Partido Acci?n Nacional, al regreso del esquizofr?nico Partido Revolucionario Institucional que termin? de allanar el camino a la izquierda personalista de Andr?s Manuel L?pez Obrador y su movimiento. A pesar de las aparentes diferencias ideol?gicas, y en medio de la encarnizada lucha por el control de la agenda p?blica y medi?tica, la presencia de las Fuerzas Armadas ha ido ganando espacios en cada cambio de gobierno.

Tras las matanzas de Tlatelolco y Jueves de Corpus a finales de los sesenta y principios de los setenta, y la llamada guerra sucia contra la izquierda comunista, las Fuerzas Armadas sufrieron una transformaci?n al menos en su imagen que implic? un repliegue a tareas casi exclusivas de rescate y apoyo en desastres. En los ochenta y noventa se hablaba ya del concepto de un ej?rcito de paz que fung?a como salvaguarda de la soberan?a nacional y como soporte de auxilio a la poblaci?n en situaciones de emergencia. Es plausible suponer que la insurgencia zapatista de 1994 volvi? a colocar al Ej?rcito en una posici?n protag?nica para la defensa del r?gimen.

Conforme el zapatismo mud? hacia formas no violentas de activismo y las guerrillas de Guerrero y Oaxaca fueron cercadas en sus territorios, el poder pol?tico encontr? en la creciente delincuencia organizada la coartada para mantener el protagonismo de las Fuerzas Armadas. Primero, de forma soterrada, con la militarizaci?n de la Polic?a Federal entre los gobiernos de Ernesto Zedillo y Vicente Fox. Luego, de manera abierta, con la utilizaci?n del Ej?rcito y la Marina en tareas de seguridad p?blica en el sexenio de Felipe Calder?n, quien vio en las instituciones castrenses la forma de legitimarse tras un resultado electoral altamente cuestionado.

Con la tropa en las calles haciendo las labores que las polic?as municipales y estatales dejaron de hacer por una u otra raz?n, la discusi?n pol?tica se centr? en la pertinencia de usar a las Fuerzas Armadas para enfrentar al crimen. La izquierda y el PRI de entonces compartieron la posici?n de cuestionar la medida calderonista, mientras que el PAN se aferr? a la defensa de la “guerra” de facto declarada por el presidente. A?o con a?o, la creciente cifra de muertos y desaparecidos puso de relieve el fracaso de la estrategia, fracaso que fue utilizado por el PRI de Enrique Pe?a Nieto para regresar al poder.

Pero una vez en la silla presidencial, el mexiquense s?lo modific? el discurso monotem?tico de Calder?n para ampliar los temas de la agenda gubernamental, y mantuvo al Ej?rcito y la Marina en las calles y operativos de seguridad p?blica. En un intento por legalizar esta presencia castrense, promovi? la ley de seguridad interior que fue aprobada por el Congreso de la Uni?n, pero frenada por la Suprema Corte de Justicia de la Naci?n. Mientras tanto, las cifras oficiales segu?an evidenciando lo errado de la estrategia.

Paralelo a ello, en entidades como Coahuila se fortaleci? la presencia del Ej?rcito con la construcci?n de cuarteles pagados con recursos estatales, en un hecho que puede interpretarse como la b?squeda de un soporte institucional castrense en medio de un clima pol?tico crispado por la desconfianza en el poder pol?tico derivada ya no por una elecci?n cuestionada, sino por las dudas en el manejo del presupuesto y la incapacidad para hacer frente a la delincuencia con las instituciones civiles, las cuales tambi?n se fueron militarizando como hab?a ocurrido ya con la Polic?a Federal.

De forma similar a lo que hizo el PRI en la campa?a de 2012, en 2018 -y desde antes- L?pez Obrador critic? la estrategia de combatir a la delincuencia organizada con la fuerza militar y sugiri? varias veces que las tropas desplegadas en el territorio nacional deber?an volver a los cuarteles. Sin embargo, muy pronto despu?s de la elecci?n del 1 de julio el entonces presidente electo se desdijo y cambi? el discurso: el pa?s no est? preparado para el retiro del Ej?rcito y la Marina de las labores de seguridad p?blica. Y tras esta aseveraci?n lleg? la iniciativa de reforma constitucional para crear la Guardia Nacional con un mando operativo castrense. Es decir, un nuevo intento -?ste ya casi consumado- de legalizaci?n de la presencia militar en las calles.

Pero L?pez Obrador ha dado un paso m?s all?. En el actual sexenio pasaremos del Ej?rcito polic?a al Ej?rcito constructor y administrador, ya que el presidente ha anunciado que la Secretar?a de la Defensa Nacional (Sedena) se har? cargo de la construcci?n y administraci?n del nuevo aeropuerto de Santa Luc?a. Es decir, una obra de uso civil controlada por el Ej?rcito. De consumarse esto, estar?amos ante la cuarta transformaci?n de las Fuerzas Armadas en M?xico: de ser usadas por el poder pol?tico para reprimir, pasaron al auxilio de la poblaci?n, luego a labores de seguridad p?blica y ahora al control de obras civiles y presupuestos de infraestructura no militar.