Que cada colectivo sea una bolsa de resistencia

Y tambi?n de construcci?n de nuevas relaciones sociales y formas de vivir compartidas.
Una verdadera nueva teor?a de la organizaci?n que se viene, que se trae o que se lleva cambiarla por la autoorganizaci?n o sea la noci?n de autonom?a o autopoiesis de la vida.



Ram?n Vera-Herrera
18 febrero 2019
Desinform?monos

Que cada colectivo sea una bolsa de resistencia
Si no hacemos historia no tenemos infancia

Segunda parte

A reconstituirnos y organizarnos, ahora que el gobierno busca la desorganizaci?n general de la sociedad civil

La persona no es ni una unidad monol?tica ni una pluralidad inconexa. Hablar de una persona singular, aislada, es una pura contradicci?n.

El t?rmino ?persona? implica una relaci?n constitutiva, la relaci?n expresada en las personas pronominales. Lo que suele llamarse persona no es sino un nudo en una red de relaciones (con otros nudos).

Un yo implica un t?, y en tanto esta relaci?n se mantiene

implica tambi?n un ?l/ella/ello como el espacio

en que la relaci?n yo-t? se establece.

Una relaci?n yo-t? implica igualmente una relaci?n nosotros-t?

que incluye el ellos?

Raimon Pannikar, La trinidad

El flamante ?gobierno de la 4 T? est? empe?ado en ?desorganizarlo todo?, como dijera apenas hace unos d?as un amigo entra?able que sabe much?simo de organizaci?n. Y que por supuesto no concuerda con la idea de que la ?sociedad civil? (eso que el presidente supone que es) es perversa y ma?osa y que siempre intermedia lo que cada persona es y encarna.

Asumir la falacia de que toda organizaci?n nos coopta, o nos preda y vive de la gente, es suponer malamente que la gente no tiene el menor atisbo de inteligencia, sensibilidad, perspicacia e intuici?n imaginativa. Es asumir e imponer la noci?n de que, como dicen los infrapol?ticos, ?toda comunidad es un grupo de encierro?, ?un grupo que coarta?. Y asumir esta m?xima es imponer en el discurso el sue?o dorado de Margaret Thatcher, que supon?a que cada individuo lo puede todo si se esfuerza, por eso empujaba a cada ciudadano o ciudadana a meter al banco cualquier quinto que le sobrara, y que los bancos aprovecharan todos los dineros, hasta de los pobres, para su obra de transformaci?n.

Ahora la 4 T dice: ?no vamos a apoyar a ninguna organizaci?n social, a la sociedad civil, no vamos a permitir intermediarios, nuestro apoyo ir? directo a cada persona en lo individual?.

As?, no habr? apoyos para las organizaciones del campo, laborales, ambientales, gremiales, de pueblos ind?genas, de g?nero, de vecinos o barriales.

Todo esto parece querer decretar la muerte de la sociedad civil. Qu? dir?an Gramsci, Iv?n Illich, Fromm, M?ndez Arceo, Paulo Freire por no hablar de todos los pensadores de la organizaci?n social como posibilidad de acuerpar una fuerza y la potencialidad de pensamientos y sentimientos actuando juntos, de los anarquistas en adelante .

Pero esto es apenas una presentaci?n. Dejemos esa discusi?n ah?. Mas hagamos constar que la propuesta de ciudadanizar los apoyos, por inocua que parezca, tiene dentro el huevo de la serpiente de una fragmentaci?n social extrema que terminar? atomizando n?cleos, sectores, zonas de esa sociedad civil, rural y urbana que no se va a dejar. O que ser? m?s propensa a tironearse unos contra otros.

Y no deja de ser muy inquietante que, cuando lo m?s necesario es la configuraci?n y el empuje de personas que act?en juntas, abriendo espacios de di?logo, activando procesos de la memoria colectiva, tejiendo el saber de much?simos en colectivo, el nuevo gobierno decida disuadir la configuraci?n de organizaciones sociales.

Es cierto, muchas sirvieron para lucrar, y para que unos cuantos l?deres vivan de los agremiados. As? ocurre en comunidades, organizaciones, sindicatos y movimientos.

Pero eso no ocurre por la organizaci?n en s? misma. NO ES la esencia de lo organizativo. Y la gente tendr?, tarde o temprano que hacerse cargo de aqu?llos que han querido ser vampiros de sus cong?neres. Individualizar las relaciones sociales (sobre todo en cuanto a la gesti?n del Estado) no arregla esta situaci?n, la agrava. Deja a la gente sola ante el aparato del Estado, deja sola a la gente ante la ley.

Emparejar todas las organizaciones a la premisa de extinci?n esconde una de las tremendas pifias del nuevo gobierno que van asomando conforme act?a en lo realmente existente: la ciudadanizaci?n, la desorganizaci?n de la sociedad en ?tomos individuales, parece servir en realidad para reorganizarla de nuevo bajo una sola macro-organizaci?n que el nuevo gobierno busca que surja de su titipuchal de promotores dispuestos a colar a los rincones m?s rec?nditos del pa?s buscando ?individuos? a quienes convencer. Pri?smo de nuevo cu?o, ni m?s ni menos.

As? las cosas, y ante un Estado que busca nuestra fragmentaci?n, reiteramos la invitaci?n a reconstituirnos, organizarnos, abriendo espacios de reflexi?n, di?logo y gesti?n. Para que esta autogesti?n funcione, much?simos colectivos han ido decantando detalles que luego se le escapan a quienes trabajan en organizaciones. ?stos son detalles, contradicciones y sesgos no f?cilmente contemplados en el trabajo regional y local, son importantes. Por eso esta segunda parte incluye algunos cuidados pertinentes que nunca sobran.

1. Cualquier reflexi?n colectiva es ya una acci?n de resistencia, en tanto que la l?gica de la guerra permanente busca individualizar las relaciones y aislar a las personas (marginarlas y encerrarlas, aunque les brinden apoyos desde el gobierno). Sin embargo, esta l?gica de la reflexi?n colectiva s?lo funciona como resistencia si la gente que la emprende se percata de lo que est? haciendo. Si nos ponemos como fin entender conjuntamente lo que nos aqueja. No se trata de cumplir con el requisito de un diagn?stico o de presentar algo en p?blico (para alguien m?s, para alguna autoridad, para consultas y encuestas ahora tan de moda). El fin es entender entre nosotros. Nadie entendemos a solas.

2. Para que esta reflexi?n colectiva funcione, debe partir del respeto. Un ejemplo de este respeto es lo que hacen algunas personas involucradas en trabajos regionales, gente que tiene sensibilidad y que da preferencia al espacio de di?logo y no tanto a de inmediato intentar formalizar una organizaci?n. Hay que abrir el tiempo necesario para que la gente tienda puentes a su propio tiempo y se acerque mutuamente.

3. Es importante no seguir instrucciones, y que ?stas nos sirvan como un mapa que podemos observar o desechar. Si uno toma algo literal, est? fuera del suceso. Es como una receta de cocina. Si uno la sigue al pie de la letra una receta, lo que resulta resaltado fue nuestra conexi?n con la instrucci?n, no el guiso. Debemos cultivar nuestra improvisaci?n, para abrir m?s espacios a la gente que se junta.

4. Nunca ser? suficiente enfatizar que gran parte del problema es que la gente no tiene c?mo entender lo que ocurre si no indaga, en com?n, acerca de las condiciones que pesan sobre ella. Qu? tan dispuestos estamos a compartir con otros los problemas comunes. El punto es identificar los puntos de referencia, los problemas comunes, que no sab?amos que eran comunes, que pens?bamos que son de nosotros nom?s. (Lo dicen muy claramente las comunidades que se organizan contra los megaproyectos que les tienen preparados: ?Hasta ahora pens?bamos que los problemas que tenemos eran ?nicamente de nosotros, pero hemos conocido otras historias diferentes en otras comunidades que se parecen a las nuestras?.)

5. Para indagar, tendr?amos que comenzar por resaltar las relaciones que privan en el territorio propio, es decir, en el espacio en el que nos movemos y actuamos. No s?lo las condiciones actuales, sino las historias individuales y colectivas de ese territorio. (Por eso conforme el capital acapara territorios, nosotros tendr?amos que emprender el diagn?stico del tejido de las relaciones regionales).

6. Los expertos pueden aportar elementos importantes a este desnudamiento de relaciones, pero sobre todo, debemos rearmar en nuestro propio ?mbito un rompecabezas del que cada una de nuestras historias es parte.

Al reflexionar en com?n, ponemos en com?n dichas historias (por eso entre otras mil cuestiones es crucial fomentar las organizaciones sociales), es decir, los fragmentos de un rompecabezas m?s amplio que nos empieza a explicar lo que ocurre en nuestro territorio-regi?n, y eventualmente, cruzarlo con el de otras regiones nos permite acceder a un rompecabezas global.

De d?nde surge el saber, a fin de cuentas. Para qu? lo vamos a usar, una vez masticado; c?mo lo construimos. Hasta qu? punto lo que nos dijo alguien como testimonio, lo sac? de alg?n peri?dico,o del inegi, y no tenemos manera de saber. No es que no debamos tomar nada de los archivos, pero debemos ponderar el peso que le daremos a tal informaci?n; qu? peso le damos a lo que dice la gente, pero sobre todo, c?mo hacemos para que lo que indagamos juntos resulte pertinente.

Suena importante desmitificar el papel de los acad?micos como ?nica fuente, pero tampoco lo que dice la gente es m?s preciso o pertinente o sensato que lo que dice un acad?mico. Debemos cotejar mutuamente lo m?s posible.

El punto es: hay algunos espadachines de palabras (gente que puede ganar un debate por la labia que tiene. La pregunta es: ?se quiere ganar la discusi?n o entender un poco m?s, juntos?)

7. Hasta ahora, la elaboraci?n de mapas ha sido una herramienta muy valiosa para entender el espacio en el que nos movemos. Por espacio, el capitalismo ha querido que entendamos distancia. La resistencia es ver el espacio como punto de encuentro, es decir el lugar descifrable de un tejido de relaciones, como bien dice John Berger. Los mapas no funcionan si no expresan, potencialmente, ese tejido de relaciones. Todo m?todo es una herramienta, como el hacha, o el azad?n, o la computadora. Puede uno hacer una casa o mocharse una pata, aflojar la tierra o matar al vecino. Puede uno enajenarse con el porno del internet, o mandar comunicados a todo el mundo.

8. Mas los mapas no s?lo nos hablan del espacio, sino tambi?n de la historia. Debemos emprender, como dice Andr?s Barreda, una historia geogr?fica, as? como una geograf?a de los cambios hist?ricos. (Las regiones ya no se definen por su pertenencia a un pa?s, sino por su importancia geopol?tica o geoecon?mica sin importar que abarquen m?s de un pa?s o sea una peque?a franja de 38 municipios en un peque?o estado de un pa?s.) Y no es una balcanizaci?n, porque en la idea del capital hay un plan maestro, no son fronteras azarosas. ?En d?nde estamos en tales regiones, c?mo las vinculamos, c?mo las entendemos, para saber qu? hacer? La pol?tica no es un asunto de consignas sino de entendimiento cabal de las condiciones que nos aquejan. Cuando a quienes promueven el Tren Maya les parece que el proyecto s?lo ocupa las v?as, encarnan estas personas una negaci?n flagrante del tramado de relaciones que cruzan cualquier territorio.

9. Tal vez saberes locales no diga mucho, parecer?an ?nicamente cuestiones culturales. Nunca antes ha sido tan urgente emprender un exhaustivo barrido de lo que la gente sabe en las regiones, pero no para apropi?rnoslo. Ojo. Si los saberes locales, lo que la gente sabe de su regi?n es usado por nosotros, es decir, si les extraemos informaci?n, podemos tener un buen diagn?stico de las condiciones y relaciones de un espacio determinado, pero no tejeremos acciones de resistencia. Estableceremos otra forma de la dislocaci?n, reproduciremos lo que el sistema impulsa: que la gente no sea due?a de sus procesos, que no los pueda ejercer. De nuevo estaremos en la l?gica de la concentraci?n, de poder en este caso. (Es por esta raz?n por la que, pese a que los proyectos de recuperaci?n de historia oral llevan a?os emprendi?ndose, no tienen efecto alguno hasta ahora.) Claro: hay miles de libros que hablan de las condiciones en una microrregi?n en particular, pero las condiciones de la gente no cambian. El dar informaci?n a otros quiz? los hizo reflexionar un poco, pero no sirvi? para crearse conciencia propia de sus condiciones, y mucho menos, para actuar al respecto. (Insistimos: de d?nde proviene el saber o la experiencia, c?mo se construye, digamos se mastica, y para que carajos lo queremos.) Los saberes locales empiezan por los nuestros propios. Pero no somos solos. En la construcci?n colectiva del saber est? el mejor argumento contra la desorganizaci?n de la sociedad, como quiere el nuevo gobierno.

10. Como nos ense?aron los zapatistas, el fin NO justifica los medios. Los medios justifican el fin. Qu? quiere decir esto: quiere decir que cuando los medios que utilizamos son liberadores, el fin se alcanza ejerciendo dichos medios. Cuando los medios no son liberadores, el fin puede ser lo grandioso que se quiera, pero no ser? alcanzado porque los medios los mediatizan, valga la redundancia. Los medios los nulifican. As? pasa con la idea de la recuperaci?n de la historia, de las experiencias y saberes locales: un saber no es una cosa, es un tramado, un racimo, un sistema, un proceso.

A veces decimos defender los saberes, que no se pierdan, pero ya los emparejamos al tratarlos como cosas. El capitalismo, su idea del consumo, nos hace verlos como algo adquirible. El saber no se adquiere, se vive. Justamente la erosi?n cultural es romper, disgregar, diluir u homologar referentes, sugerencias, superficie, profundidad.

11. Alguien, hace poco, defini? la autogesti?n como un proceso en donde un grupo de personas emprenden algo juntos y lo hacen, contradiciendo los criterios exteriores que pretenden normarlo a la distancia. Es decir, en vez de un esfuerzo centralizador, la autogesti?n (que no es otra cosa que la puesta en operaci?n de los saberes locales, de la experiencia com?n) es un intento por relocalizar los esfuerzos, las decisiones, definiendo los fines entre todos los afectados, impulsando creatividad social; devolverle la escala humana a la toma de decisiones. En este punto, el papel de alguien que act?a en un proceso no parece ser el de sumarle fuerza a un partido, secta o movimiento, sino impulsar respetuosamente la creatividad social. La creatividad m?s creativa, valga la redundante redundancia, es impulsar la creatividad de los dem?s.

En vez de un estanque en donde tiramos una piedra y esta tiene ondas conc?ntricas que llenan el estanque, la idea es que lancemos muchas piedras y que cada una de ellas cree c?rculos conc?ntricos. Lo ideal es que esos c?rculos se toquen, interact?en, se relacionen.

12. Ante un mundo globalizado, en un pa?s que tiene bolsas de resistencia por todas partes, tendr?amos que ser, cada colectivo, una bolsa de resistencia. Para eso, debemos entender nuestro ?mbito de acci?n propio. Para entenderlo debemos juntarnos con quienes est?n tambi?n dispuestos a resistir. Las propuestas alternativas deben venir despu?s. Uno no puede emprender acciones alternativas en abstracto, porque el capital las refuncionaliza de volada. Y ya no sirven de nada. Las propuestas alternativas sirven cuando la gente que las propone, y las lleva a la pr?ctica, est? en resistencia. Se dice por todas partes y tiene mucho de verdad: talleres de intercambio de experiencias, entre vecinos, organizaciones, peque?os propietarios, autoridades comunitarias; entender la comunalidad, c?mo se ejerce la autonom?a, asambleas para pensar entre todos y tomar decisiones conjuntas.

La organizaci?n puede ser creada y desde abajo, y mantenida ah?, pero sirve m?s si privilegia la construcci?n de organizaciones d?ctiles a partir de las cuales podamos articular resistencias a nivel local, regional y nacional.

As? como se organizan al interior de las comunidades en asamblea, que as? igual se organicen al exterior, de tal suerte que las comunidades sigan teniendo sus autoridades tendiendo puentes entre el adentro y la organizaci?n regional.

13. En M?xico en lo particular, existen muchas regiones. Pero las regiones del pa?s est?n conectadas en la triangulaci?n con los poderes estatales o federales, y con el mercado internacional que se cuela a todas partes. Sin embargo, est?n casi totalmente desvinculadas entre s?. (Esto hay que matizarlo por dos razones: la primera es que tambi?n desde hace unos a?os, la migraci?n ha roto las barreras geogr?ficas de una regi?n; Queens y el Bronx son regi?n con partes de Puebla y Oaxaca, o el Norte de Veracruz, pero tambi?n con Los ?ngeles o San Diego; la segunda raz?n, conectada con la anterior, es que podemos hacer y deshacer regiones a partir de los tejidos de relaciones que emprendamos. Pero sobre todo, el problema de las regiones es que la regi?n es el espacio donde existen relaciones comunes que nos afectan en com?n. Y el capital se ha encargado de hacerlas y deshacerlas por los criterios geopol?ticos y geoecon?micos que ya hemos abordado; hasta cierto punto, entonces, son artificiales. O sobre un espacio de relaciones naturales se quiere imponer uno de relaciones artificiales.

Cuando se insiste en que deben conectarse, no es s?lo para que respondan en conjunto ante una iniciativa de afuera, sino para que inicien un proceso de relaci?n en la acci?n-reflexi?n en lo horizontal. La imagen de la red es buena, pero demasiado fija. Por eso hablamos de constelaciones. Que son algo m?s din?mico y que, por estar all? arriba, todas las noches, nos recuerdan que as? el mundo es m?s ordenado, de manera natural. (Ante un mundo dispersado en archipi?lagos, en constante reordenamiento por el capital, debemos oponer un mundo en donde se tejan las relaciones de una ?red? o de las ?constelaciones? de experiencias, saberes, acciones de resistencia, reflexi?n en com?n y fuerza conjunta.)

14. En vez de imponer un orden, como quiere el fascismo, hay que buscar el acomodo moment?neo o m?s perdurable del orden natural de las relaciones entre las personas.

15. El trabajo de base no es para guiar a las masas. Es un trabajo que permita escuchar y propiciar que la gente cuente lo que le pasa. Si la autogesti?n es el reforzamiento de la creatividad social donde no hay instrucciones sino pensamientos, ideas, emociones y fines compartidos, no iguales o id?nticos, sino compartidos, entonces la sistematizaci?n no puede ser labor que excluya a los dem?s afectados. Tiene que ser tambi?n una actividad colectiva.

La sistematizaci?n es crucial. ?Qu? nos vincula con otro corredor de resistencia? No podemos trabajar en el nivel micro-micro sin saber nada m?s de lo que ocurre alrededor porque todo el panorama parece indicar que estamos dejando el gran pedazo fuera. El gran v?nculo fuera. No podemos hacer una sola pregunta: una pregunta lleva a otra. Qui?n, qu?, cu?ndo, d?nde, c?mo, pero sobre todo por qu?, son las m?ximas del redactor elemental de cualquier peri?dico.

El clientelismo es muy puntual. Intenta s?lo resolver el problema m?s a la mano, el m?s superficial, el que no nos mete en broncas, o que nos mete en las broncas asequibles. Otras organizaciones pol?ticas o sociales se van con la idea del programa prefijado, para mantener el control de las propuestas. ?sta es otra forma del clientelismo. Pero el mayor clientelismo es deshacerse de todas las organizaciones y que sea el Estado el interlocutor ?nico, el que maneja todos los nomios, el que sostiene el mazo de la baraja.

16. El punto en cambio es tejer, entretejer, los problemas comunes y buscarles soluciones comunes, relacion?ndolos con los problemas de m?s y m?s colectivos. Los cient?ficos le llaman el conjunto de variables.

17. No se trata de usar un lenguaje simplificador, sino un lenguaje sugerente. El lenguaje militante, el lenguaje acad?mico, cierran el discurso. El lenguaje llano, pero pleno de sugerencias, expande la experiencia. As? como existe el monocultivo, que es pernicioso para lo ecol?gico, el monocultivo del lenguaje es tambi?n homogenizante.

18. Hay que darle credibilidad al di?logo. La mentira cierra preguntas, la verdad abre m?s y m?s preguntas.

19. Una ?ltima ocurrencia es que en un mundo cambiante, debemos pensar en cortos y largos plazos, en las coyunturas y en los procesos de larga duraci?n, en niveles macro y micro, en los acomodos globales y los locales. El ejercicio que es nuestro reto, es enfocar sucesivamente estos puntos de vista. Un objetivo, si hay que poner alguno, es el desmontado de todo el edificio de procesos que nos oprimen. No basta con etiquetar de neoliberalismo al sistema. Hay que desmenuzar sus acomodos, sus modos de operar, sus estructuras, sus correas de transmisi?n, sus alcances, la gente que los encarna.

20. Complejidad quiere decir tramado, viene de la idea de entretejer. Hay que asumir un punto de vista que reconozca la complejidad.

21. Por ?ltimo, darle la palabra a Arundhati Roy, para nadie nos imponga una receta, cuando que la soluci?n tiene que estar anclada a nuestra propia complejidad de condiciones y nuestro tiempo de reflexi?n:

?So?ar que vivimos mientras estamos vivos y que s?lo morimos al morir? es decir, amar y ser amados.

No olvidar nunca nuestra propia insignificancia.

Nunca acostumbrarnos a la violencia innombrable ni a la disparidad vulgar que nos rodea. Buscar la alegr?a en los sitios m?s oscuros. Perseguir la belleza hasta sus fuentes.

Nunca simplificar lo complejo ni complicar lo sencillo.

Respetar la fuerza pero nunca el poder.

Por encima de todo observar. Tratar de entender.

Nunca apartar la mirada, y nunca, nunca, olvidar.?

El ?lgebra de la justicia infinita