Venezuela y Nicaragua: el pasado latente

?Por qu? una buena parte de quienes se autodefinen como de izquierda o progresistas no han reflexionado sobre las tragedias del pasado, en lo que suele llamarse el propio campo?
Hace ya algunos a?os advertimos el derrotero de Venezuela y de Nicaragua. En lugar de abrir un debate racional y profundo, los planteos de izquierda o progresistas calcaron escenarios del pasado, de la Guerra Fr?a, del mundo bipolar o unipolar.



Venezuela y Nicaragua: el pasado latente

Carlos Abel Su?rez
Sin Permiso
16/02/2019

Cuando comenzaba a interesarme en los problemas del mundo, conversando sobre las rebeliones en Hungr?a y Polonia con un profesor de la secundaria, de izquierda, le pregunt? si sab?a de lo dicho por Nikita Kruschev durante el XX Congreso del partido Comunista de la Uni?n Sovi?tica (PCUS). Me dijo sin dudar que todas eran informaciones falsas o malintencionadas. Como ten?a un abuelo que, sin ser de izquierda, le?a con frecuencia prensa europea, encontr? el famoso informe del entonces l?der del Kremlin y se lo llev?. Con la misma certeza de la respuesta anterior afirm?: ?todo es cierto, pero no hay que decirlo porque es hacerle el juego al imperialismo?. Con el tiempo el profesor cambi? de parecer, aunque la biolog?a hizo que no pudiese ver la implosi?n de 1989.

?Por qu? una buena parte de quienes se autodefinen como de izquierda o progresistas no han reflexionado sobre las tragedias del pasado, en lo que suele llamarse el propio campo?

Hace ya algunos a?os advertimos el derrotero de Venezuela y de Nicaragua. En lugar de abrir un debate racional y profundo, los planteos de izquierda o progresistas calcaron escenarios del pasado, de la Guerra Fr?a, del mundo bipolar o unipolar.

Ni siquiera una tragedia humanitaria como la que padece Venezuela, con 3 millones de emigrados seg?n fuentes confiables, suscita inquietud, dolor y discusiones apoyadas en el an?lisis de los hechos, los datos y los comportamientos. Nada de eso. Para la mayor?a es m?s sencillo desempolvar consignas, sacar las viejas pancartas, agitar teor?as conspirativas. De esta manera la vida p?blica y publicada continua sin percibir un proyecto de izquierda convocante, necesario en un mundo tremendamente desigual e injusto.

Peor todav?a, se han regalado a la derecha banderas por la que varias generaciones lucharon durante m?s de dos siglos: democracia, libertad, laicismo, derechos de la mujer, fraternidad, entre otras.

El historiador alem?n Christoph J?nke estudi? ese fen?meno y explic? en su libro lo que llam? la larga sombra del stalinismo. Se tratar?a de una suerte de opresi?n que obnubila las mejores tradiciones ilustradas y racionalistas de la izquierda. Se pensaba que la implosi?n de la URSS precisa J?nke, hab?a sepultado al stalinismo como teor?a y pr?ctica pol?tica. Sin embargo, la mala sombra persisti? al punto que algunos ven a Putin como l?der ?antiimperialista?.

D?as atr?s se record? el centenario del vil asesinato de Rosa Luxemburgo, una de las figuras m?s relevantes y originales del socialismo de las primeras d?cadas del Siglo XX. ?La libertad es siempre la libertad de aqu?llos que piensan diferente? afirm?, anticipando con audacia un fecundo debate, que fue cerrado dram?ticamente.

Fundadores del Frente Sandinista advirtieron hace ya algunos lustros sobre el curso ?restauracionista? del somozismo que tomaba Daniel Ortega en Nicaragua, sus palabras no fueron escuchadas o se silenciaron por esa sombra de la que habla J?nke.

En Venezuela, tras dos d?cadas de chavismo se lleg? a una crisis terminal, su PBI cay? en cinco a?os un 50%, con una hiperinflaci?n estimada en 1 mill?n por ciento anual (el gobierno no da cifras oficiales). No se requiere ser economista para darse cuenta lo que ello significa para los asalariados y sectores m?s pobres de la sociedad en t?rminos de alimentaci?n, salud y condiciones de vida. ?Una tragedia sin parang?n? afirma el economista venezolano Manuel Sutherland, en un pa?s con cierto grado de desarrollo, una de las mayores reservas de petr?leo y gas del mundo y un valioso yacimiento de oro en el Arco Minero del Orinoco. No pudo o no se supo salir del pa?s rentista, dependiente absolutamente de las reservas petroleras, que explican m?s del 93% de sus exportaciones, que por sobre la ret?rica antiimperialista van en su mayor parte al mercado estadounidense. Como ocurri? durante casi todo el siglo XX, las turbulencias del mercado mundial impactaron de lleno en la econom?a venezolana, particularmente al llegar a su t?rmino el boom de las materias primas. El Socialismo del Siglo XXI proclamado por Hugo Ch?vez, se propuso pol?ticas de inclusi?n social, mediante programas de asistencia social focalizados, pero hasta en su mejor momento estuvo lejos de alcanzar la distribuci?n del ingreso a la que lleg? el primer gobierno de Per?n.

La incompetencia y la nula flexibilidad de Nicolas Maduro, que raspando gan? las elecciones tras la muerte de Hugo Ch?vez, y luego perdi? abrumadoramente las elecciones a la Asamblea Nacional, sum? a la brutal depresi?n econ?mica una temible crisis pol?tica.

El voto con los pies de los millones que huyen del hambre y la desesperanza, m?s los que desafiando a la represi?n se manifiestan en las principales ciudades de Venezuela, dan cuenta de la debilidad de Maduro, dependiente cada vez m?s de la c?pula militar. Durante 2018, seg?n el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social se registraron 12.715 protestas en todo el pa?s. Ning?n gobierno puede mantenerse por largo tiempo sin consenso.

Asimismo, ser?a absurdo negar que Donald Trump - y tambi?n los otros jugadores poderosos del tablero mundial ? intervienen en esta crisis venezolana. Asistiremos a un gran concurso de hip?critas, montado sobre la penuria de los venezolanos. Por cierto, la debilidad de Trump constituye un grave peligro a considerar. Diversos analistas sostienen que Maduro podr?a darle una oportunidad a Trump para recomponer su imagen. Una victoria ?barata? como se?ala Heinz Dieterich, que con la misma vehemencia de cuando era asesor y mentor de Ch?vez hoy es un cr?tico severo del chavismo.

Hasta Michael Abramowitz, presidente de Freedom House, al presentar el pasado mes de enero, su informe anual, advierte que ?los desaf?os de la democracia estadounidense no comenzaron con el presidente Trump. Pero a la mitad de su mandato quedan pocas dudas de que su influencia est? poniendo a prueba la estabilidad del sistema constitucional y socavando las democracias y la causa de la libertad, m?s all? de las fronteras de su pa?s?.

Venezuela no tiene un futuro envidiable, pero la izquierda y el progresismo tendr?a que unir su voz y su apoyo a una salida pac?fica, en el marco de la Constituci?n, restableciendo la soberan?a popular y los derechos y garant?as, entre ellos, el m?s urgente derecho a la vida para todos y todas.

Carlos Abel Su?rez Periodista. Es miembro del comit? de redacci?n de Sin Permiso.