Cuando ponderamos la democracia israel? celebramos la violencia de la ocupaci?n

27-02-2019
Cuando ponderamos la democracia israel? celebramos la violencia de la ocupaci?n

Hagai El-Ad
972.mag

Traducido del ingl?s para Rebeli?n por J. M.

En los pa?ses democr?ticos las elecciones se describen convencionalmente como “una celebraci?n”. Pero en una realidad no democr?tica de ocupaci?n militar interminable, se convierten en una abierta celebraci?n de la violencia de los poderosos.

?Mientras no posea el derecho a votar firme e irrevocablemente, no soy due?o de m? mismo. No puedo enga?ar a mi mente, es artificial para m?. No puedo vivir como un ciudadano democr?tico observando las leyes que he ayudado a promulgar, solo puedo someterme a los dictados de otros”.

El Dr. Martin Luther King Jr. pronunci? estas palabras en 1957 en su discurso “Danos el voto”, como parte de su intento de desafiar la realidad en el sur profundo de Estados Unidos, donde los negros eran ciudadanos y a?n as? se les negaba con varios trucos el derecho a votar. Para los palestinos que han vivido bajo el Gobierno de Israel desde 1967, el simple derecho a votar no es una opci?n.

En unos meses el pueblo acudir? a las urnas para otra ronda de elecciones en la que nosotros, los ciudadanos israel?es, votaremos y tomaremos decisiones no solo sobre nuestro propio destino, sino tambi?n sobre el destino de millones de personas a quienes se les niegan perpetuamente los derechos pol?ticos. Las regulaciones y ?rdenes que dictamos continuar?n promoviendo nuestros intereses mientras administran sus vidas. Todo lo que pueden hacer es someterse al gobierno de otros.

En los pa?ses democr?ticos, las elecciones se describen convencionalmente como “una celebraci?n de la democracia”. Pero en una realidad no democr?tica las elecciones se convierten tristemente en una celebraci?n abierta de la violencia.

Irreflexivamente, las campa?as electorales en Israel se celebran sin pensar en los privilegios de las personas que pueden votar mientras muestran una apat?a casi completa acerca de la exclusi?n de millones de sujetos. Los palestinos, por supuesto, no necesitan que se les recuerde su condici?n, son muy conscientes de la realidad en la que viven. Pero a?n as?, una situaci?n en la que cada pocos a?os los israel?es pasan meses pregunt?ndose exactamente c?mo deben continuar controlando las vidas de otros, marca el punto m?s bajo de la violencia que hemos internalizado.

Tanto si el discurso p?blico durante las elecciones incluye un debate sobre estos temas o si los pol?ticos y el p?blico hacen todo lo posible para evitar mencionar la ocupaci?n, las decisiones pol?ticas que toman los israel?es determinan c?mo afianzar el r?gimen de ocupaci?n. Determinamos desde fuera c?mo manejaremos la enorme prisi?n que es la Franja de Gaza, cu?ntas casas derribaremos, cu?ntas comunidades desplazaremos en Cisjordania y cu?ntas familias palestinas ser?n privadas de sus hogares en Jerusal?n Este.

Mientras tanto, d?a a d?a y semana a semana, estamos asistiendo a una campa?a electoral en la que los se?ores de la tierra llevan constantemente a casa su mensaje: nadie toma en cuenta a los s?bditos del Gobierno militar. A medida que continuamos poseyendo sus vidas, opiniones y sentimientos, no tenemos ning?n problema en continuar participando en nuestros debates pol?ticos sobre sus cabezas. Lo hacemos abiertamente, al tiempo que nos enorgullecemos de nuestro “debate vibrante” y nuestra “celebraci?n de la democracia”. Y lo hacemos negando total y casualmente la humanidad de millones de personas cuyo destino tambi?n se determinar? para los pr?ximos a?os.

Inmediatamente despu?s de la campa?a electoral, y en los a?os intermedios previos a la siguiente, confiaremos en estas “elecciones democr?ticas” para justificar lo que hacemos a nuestros s?bditos y para promocionar esta realidad como aceptable. De esta manera, la elecci?n en realidad forma un componente vital para legitimar nuestro control continuo de la vida de ellos. Despu?s de todo cada decisi?n israel?, sin importar cu?n arbitraria sea, es vista como el producto de estas elecciones. Esta es una situaci?n inherentemente violenta, ya que es imposible justificar la violencia en curso sin ser parte de la violencia misma.

La violencia se manifiesta no solo cuando un soldado dispara o golpea a un palestino. Est? all? cada vez que un abogado en la Oficina del Fiscal del Estado cierra un expediente de un asesinato, cuando un juez de la Corte Suprema aprueba la demolici?n de otra casa o cuando un funcionario israel? impide que otro estudiante palestino viaje al extranjero para continuar sus estudios. Sus vidas est?n en nuestras manos y aplicamos esta violencia a trav?s de una burocracia lenta, prolongada y arbitraria. Adem?s, la presencia de ?elecciones democr?ticas? es de gran importancia no solo en t?rminos de imagen y propaganda, sino tambi?n como una v?lvula crucial que impide la acci?n asertiva de la comunidad internacional que, por fin, expresar?a su rechazo a esta realidad.

Por todas estas razones, incluso un renombrado modelo de dem?crata como el Vicepresidente de la Knesset MK Bezalel Smotrich se asegura de unirse a la celebraci?n y cantar las alabanzas de la democracia mientras al mismo tiempo presenta su programa para perpetuar la realidad existente: “Incluso a falta de un derecho de voto para un Parlamento totalmente soberano, este no es un r?gimen de apartheid, a lo sumo carece de un componente en la canasta de libertades, o m?s bien un d?ficit en la democracia”.

Esto es lo que millones de israel?es har?n en los pr?ximos meses. Otra campa?a electoral, otra oportunidad para determinar qui?nes “tendr?n el derecho a votar de manera firme e irrevocable” y qui?nes estar?n expuestos a nuestra violencia.

Hagai El-Ad es el director ejecutivo de B’Tselem, el Centro de Informaci?n Israel? para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados. Este art?culo fue publicado por primera vez en hebreo en Local Call. L?alo aqu?.

Fuente: https://972mag.com/when-we-praise-israeli-democracy-we-celebrate-the-violence-of-occupation/140302/

Esta traducci?n se puede reproducir libremente a condici?n de respetar su integridad y mencionar al autor,