El antropoceno obsceno de Borja D Kiza

Sobre el libro del autor “Antropoceno obsceno. Sobrevivir a la nueva (i)l?gica planetaria”.
Indice.
Pr?logo de Yayo Herrero: Viaje al interior. El ser antropobsceno en el tercer planeta del sistema solar.



Borja D. Kiza
ANTROPOCENO
OBSCENO
SOBREVIVIR A LA NUEVA
(I)L?GICA PLANETARIA
an?lisis contempor?neo
Icaria Antrazyt
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?NDICE
Pr?logo: Viaje al interior. El ser antropobsceno en el tercer
planeta del sistema solar, Yayo Herrero 7
No merecemos nada 11
J 12
I. Ganarse (o perderse en) la vida. De c?mo vi
que el dinero impone su viaje
Conversando con Thierry Paquot 13
Capitalismo 27
Los ricos 29
(Una buena parte de) la clase media 30
Las clases bajas: la banalizaci?n de la pobreza 32
La infraclase 33
Los perdedores del Antropoceno 34
Conversando con Bernard Stiegler 35
Capacidad de huida 46
II. Pesadillas y estupideces. De c?mo entend? la l?gica
de nuestra il?gica (y me rebel? contra ella)
Pesadilla 47
Neoproductivismo postconsumista 49
Nuestros est?pidos 51
?Clarividencia o locura… 53
… hipertrofiada? 54
III. El mundo contra Ga?a. De c?mo perd? la confianza
de (y en) la Tierra
Conversando con Pierre Rabhi 55
Las manos de Escher 68
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Campo sin batalla 71
Arroz cocido 72
?Qu? es un clima cayendo?: atraco a Isabelle
Stengers 73
Interrogatorio 75
Las manos de Escher interrogadas 76
Conversando con Gilles Cl?ment 77
Jugar sucio 87
IV. El Antropoceno contra el mundo. De mi encuentro
con un insumiso antropoc?nico (y de c?mo
nos divertimos)
?El Antropoceno comienza… 89
Antropoceno inconsciente vs. Antropoceno
consciente 90
AIB… 91
Conversanto con Santiago Cirugeda 92
V. Todos contra todos. De c?mo lidi? con mis pulsiones
violentas
Experimentar la alegr?a 103
Conquistar la alegr?a 104
La cuesti?n es:… 105
…es: ?vivimos o no en opresi?n, en tiran?a? 106
Confesiones militares 107
Lo m?s (in)sensato 108
Comit? invisible 109
Entrevista decepcionada a Comit? Invisible 109
VI. La orquesta del Titanic. De c?mo entend?
que la m?sica, aunque no salve, nos lleva m?s
dulcemente hacia la muerte
El mundo funciona de maravilla 113
La cuesti?n en este mundo-estudio… 114
La m?sica 115
Patentar acordes… 116
M?s all? de… 117
…la muerte 118
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VII. La muerte y el h?roe. De c?mo acept? que no podemos
escapar del miedo (pero constat? que podemos
combatirlo)
Conversando con Edgar Morin 119
Entrevista trucada a Reinhold Messner I 132
El humano del Antropoceno: ?un antih?roe
suicida? 136
Entrevista fallida a Reinhold Messner II 137
El humano del Antropoceno: ?un animal
fren?ticamente desorientado? 138
Entrevista fallida y trucada a Reinhold
Messner III 139
Entrevista final exitosamente fracasada
a Reinhold Messner IV 140
Otros secretos para sobrevivir heroicamente
al Antropoceno 141
VIII. Inseguridades finales. De c?mo intent? convencerme
de que todo lo vivido en mi viaje no era una completa
tonter?a
Conversando con Val?rie Chansigaud 143
Sociolog?a cu?ntica 154
IX. El regreso (prepar?ndome para asaltar a J). De c?mo
el peor ataque es una autodefensa dubitativa
?Qu? quiero? ?Hasta qu? punto lo quiero? 157
Punto inicial 159
Punto final 160
Ep?logo. Conversando con Yayo Herrero 161
Bonus Track. Serie de entrevistas a cuatro j?venes
an?nimas 165
Lucile Rivaux 165
Y. Ll. 170
Kheshia Boutera 173
Laura B. 176
Anexo. Rosi Braidotti 183
Notas 185
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PR?LOGO
VIAJE AL INTERIOR.
EL SER ANTROPOBSCENO EN EL TERCER
PLANETA DEL SISTEMA SOLAR
Yayo Herrero

A comienzos de los a?os setenta el Club de Roma publicaba el
?Informe Meadows? sobre los l?mites al crecimiento. En su texto,
la cient?fica ambiental Donella H. Meadows y su equipo advert?an
de la inviabilidad del crecimiento permanente de la poblaci?n y
sus consumos sobre la base material de un planeta con l?mites
f?sicos. El informe constataba c?mo la civilizaci?n industrial,
con sus niveles de producci?n y consumo, se hab?a construido
a costa de agotar los recursos naturales y energ?ticos, romper
los equilibrios ecol?gicos de la Tierra y generar unas profundas
desigualdades entre las personas. Avisaban de que, de seguir as?,
se corr?a el riesgo de superar la biocapacidad de la Tierra.
Cuarenta a?os m?s tarde, la mejor informaci?n cient?fica nos
dice que ya no estamos ante el riesgo de superar los l?mites f?sicos,
sino en una situaci?n de translimitaci?n.
La sociedad occidental en los ?ltimos dos siglos, pero sobre
todo en las ?ltimas d?cadas, ha construido y expandido una forma
de vida absolutamente incompatible con la l?gica de los sistemas
naturales. Lo que hemos celebrado como avance y progreso ha
crecido como un tumor socavando las bases materiales que sostienen al mundo vivo ?y a la especie humana como parte de
?l? y repartiendo los beneficios temporales de ese metabolismo
de forma enormemente injusta.
Se acumulan cada vez m?s noticias que evidencian que la v?a
del crecimiento basada en la extracci?n de minerales finitos, en la
alteraci?n de los ciclos naturales y en la generaci?n de cantidades
ingentes de residuos es ya un genocidio a c?mara lenta. Son ahora
tambi?n instituciones poco sospechosas de ecologismo radical,
como la Agencia Internacional de la Energ?a o Naciones Unidas,
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las que aportan informaci?n que, aunque con retraso, refrenda
los trabajos que desde hace d?cadas ha realizado parte de la comunidad cient?fica y el movimiento ecologista.
Los cambios son tan intensos y acelerados que desde la propia
comunidad cient?fica se ha considerado conveniente cambiar el
nombre a la ?poca geol?gica. Algunas voces estiman que en 1950
se super? el Holoceno y que nos encontramos en el Antropoceno,1
un momento caracterizado por el hecho de que los seres humanos
?sobre todo algunos seres humanos en sociedades capitalistas?
hemos cambiado las reglas del juego que organizaban lo vivo desde
hace millones de a?os. Nos hemos convertido en el mayor agente
modelador de la corteza terrestre y en factor capaz de variar la
regulaci?n del clima y alterar los procesos de la biosfera.
El declive en la disponibilidad de energ?a f?sil y minerales, los
escenarios catastr?ficos del cambio clim?tico, las tensiones geopol?ticas por los recursos y los procesos de expulsi?n de muchas personas
a los m?rgenes de las sociedades o fuera de la propia vida muestran
que los sue?os de progreso del pasado se est?n quebrando y que
es urgente acometer transiciones que desde la equidad y la justicia
permitan encarar los cambios ya irreversibles y frenar aquellos que
a?n sean evitables, tratando de proteger de una potencial din?mica
de colapso a las mayor?as sociales.
Estamos atrapados en la din?mica perversa de una civilizaci?n
que si no crece no funciona y si crece destruye las bases naturales
que la hacen posible. Nuestra cultura olvida que somos, de ra?z,
dependientes de los ecosistemas e interdependientes.
Sin embargo, es desesperante ver c?mo, a pesar de las evidencias
cada vez m?s presentes, existe una situaci?n de anestesiamiento
en el mundo pol?tico y econ?mico. En las instituciones el debate
en torno a estos temas es pr?cticamente inexistente y la urgencia
en actuar contrasta dram?ticamente con la inacci?n o la profundizaci?n incluso de las peores pr?cticas. Decimos por esto que
nos encontramos ante una crisis civilizatoria porque, a pesar de
su manifiesta gravedad, pasa social y pol?ticamente desapercibida.
Necesitamos una sociedad que tenga como objetivo recuperar
el equilibrio con la biosfera y utilice la investigaci?n, la cultura, la
econom?a y la pol?tica para avanzar hacia ese fin. Frente a este desaf?o
las soluciones meramente tecnol?gicas, tanto a la crisis ambiental
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como al declive energ?tico, son insuficientes. La crisis ecol?gica
no es un tema parcial sino que determina todos los aspectos de
la sociedad: alimentaci?n, transporte, industria, urbanizaci?n,
conflictos b?licos, el drama de las migraciones forzosas? Se trata,
en definitiva, de la base de nuestra econom?a y de nuestras vidas.
Pero la crisis de civilizaci?n no es solo una crisis material. El
capitalismo mundializado ?sobre la base de una cultura patriarcal
que se relaciona con la tierra y los cuerpos desde la exterioridad, la
superioridad y la instrumentalidad? se ha configurado tambi?n
como una antropolog?a. Configura un modo de concebir la humanidad y de ser humanos. Por ello es absolutamente pertinente
la pregunta que se hace, nos hace, Borja D. Kiza en este libro que
?l presenta como un viaje al Antropobsceno: ?el Antropoceno es
solamente el cambio en las din?micas de los sistemas naturales?
Estamos ante un libro que corre riesgos en la estructura. Sin ?ndice, sin gu?a, podr?a ser abordado comenzando por cualquier parte.
Tambi?n corre riesgos por la apertura en la forma de abordar los
temas: sin moralejas, sin certezas, sin recetas. No es un libro habitual.
La excusa del libro es tratar de convencer a J, amigo del
narrador de Antropoceno obsceno, de que ante este ?mundo que
apesta? ?extremo que ambos comparten? merece la pena hacer
algo. J no comprende las quejas, los lamentos y la angustia del
narrador y defiende dar la espalda al Antropoceno y disfrutar de
lo que hay mientras se pueda. J es el nihilismo, la indiferencia
ante el mal, la escapada.
Para convencer a J, el narrador realiza un recorrido personal
a trav?s de nueve pasos que lo ayudan a decidirse a ?asaltar? a su
amigo, sin renunciar a sus propias inseguridades.
El narrador no recorre las etapas en soledad, sino que lo hace
acompa?ado por el pensamiento y el encuentro con personas
que lo ayudan a tratar de aclararse ?a veces a encontrar m?s
dudas? en medio de la complejidad del momento que vivimos.
Thierry Paquot, Bernard Stiegler, Isabelle Stengers, Pierre Rabhi,
Gilles Cl?ment, Santiago Cirugeda, Gilles Deleuze, Edgar Morin, Reinhold Messner, Val?rie Chansigaud… Estas son algunas
de las personas que lo acompa?an en su camino, ya sea a partir
de las citas que recopila o de las entrevistas, interesant?simas,
que les realiza.
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Lo significativo de sus compa?eros y compa?eras de viaje es
que abordan la cuesti?n del Antropoceno desde una perspectiva
trans-escalar. Se transita de la filosof?a y el sentido de la vida a la
jardiner?a, la agroecolog?a, la arquitectura, el monta?ismo o las vidas
cotidianas. Desde esos temas se reflexiona sobre el capitalismo, el
sentido del trabajo, la esclavitud del empleo y del paro, el miedo,
la autoorganizaci?n, las alianzas p?blico-sociales, los modelos de
ciudad, las clases sociales, la exclusi?n y la necropol?tica, las formas
de autoenga?os individuales y colectivas, etc.
Kiza pone en di?logo a unos pensadores con otros, que mayoritariamente conf?an en la inteligencia de las personas y en la
necesidad de conseguir un ?deslizamiento del inter?s? hacia el
momento que vivimos.
Es tambi?n significativa la presencia del arte como intermediario entre la angustia y el cambio. La m?sica, el dibujo o la monta?a como aproximaciones a lo bello, al miedo o a la explicaci?n,
como alternativas y complementos al dato, a la informaci?n, a la
imposible objetividad y neutralidad de la ciencia.
Confiesa Kiza, hacia el final del libro, sentirse ?antropoc?nicamente avergonzado? por no haber entrevistado a m?s mujeres.
Creo que es verdad que falta una mirada, no tanto de mujeres sino
de la perspectiva que ha estudiado el patriarcado como una forma
de organizaci?n social que los sujetos patriarcales ?autoerigidos
como sujetos universales? han construido bas?ndose en el despegue de la tierra y de los cuerpos de una parte de los seres humanos.
Es una tarea pendiente para hacer alguna etapa m?s en este viaje
que busca transformar a J, en realidad trasnformarnos a nosotros
mismos. [Para profundizar en este tema, l?ase el ep?logo del libro.]
El Antropoceno no solo es la alteraci?n de los equilibrios
din?micos de la biosfera, es tambi?n una especie de naufragio
antropol?gico, como dice Santiago Alba Rico, es una disoluci?n
de la consistencia humana.
Lo importante en este viaje al Antropobsceno no es si al
final J abandona o no su cinismo indiferente. Lo importante es
el camino que hace Kiza y c?mo, al hacerlo, nos obliga a pensar
en lo que somos como humanos y a plantearnos las preguntas
esenciales sobre el sentido de nuestras vidas. Eso es lo que nos da
la oportunidad de cambiar
———————————————-

MEDIO AMBIENTE
Borja D. Kiza: ?Ya nos estamos autodestruyendo?
Borja D. Kiza habla con pensadores como Bernard Stiegler, Val?rie Chansigaud o Edgar Morin sobre los retos a los que se enfrenta la humanidad y el devenir de las sociedades actuales en su primer libro, Antropoceno Obsceno: sobrevivir a la nueva (i)l?gica planetaria.

El Salto
2019-02-27 06:00:00

Borja D. Kiza (San Sebasti?n, 1975) y su amigo J est?n de acuerdo: ?Este mundo apesta?. Sin embargo, mientras J decide disfrutar de la vida sin plantearse cambiar nada, Kiza se queja del devenir de la sociedad humana actual y busca poner su granito de arena para cambiarla. Un mundo tan transformado por el ser humano que para muchos cient?ficos ya no estamos en la era geol?gica que la academia acepta oficialmente, el Holoceno. Habr?amos llegado al Antropoceno, periodo nacido con la agricultura y la ganader?a, el capitalismo o la sociedad industrial, seg?n a qui?n se pregunte.

Fruto de una conversaci?n de bar, o de un pique entre amigos para ser m?s exactos, nace Antropoceno Obsceno: sobrevivir a la nueva (i)l?gica planetaria (Icaria, 2019), un peculiar volumen en el que Kiza no solo acude a pensadores como Bernard Stiegler, Val?rie Chansigaud o Edgar Morin en busca de respuestas, tambi?n mezcla g?neros, en un h?brido de periodismo, ensayo y diario ?ntimo donde todo vale ?entrevistas imaginadas incluidas? para buscar inspiraci?n.

El informe Meadows ya en 1972 dejaba claro que el planeta es finito y que el crecimiento infinito es, sencillamente, imposible. Parece que no nos ha entrado en la cabeza.
Claramente. Todos los informes que est?n hechos desde hace d?cadas no se tienen en cuenta. Lo que pasa ahora es que las consecuencias de todo esto, que antes eran lejanas, hoy las tenemos encima. Nuestras sociedades est?n divididas en dos tipos de personas: unas que son conscientes de que estamos en una situaci?n l?mite y que hay que hacer algo urgentemente, y otras que, o porque no tienen esta consciencia o porque tienen otros problemas mucho m?s urgentes en su d?a a d?a como llegara fin de mes, tampoco se pueden permitir pensar en problemas que no son inmediatos. Entre tanto, los pol?ticos, como no es electoralmente rentable aplicar los cambios necesarios a nivel ecol?gico, siguen con las viejas din?micas y nada cambia. Como sociedad no estamos escuchando los cambios que est?n propuestos desde hace d?cadas.

Con el cambio clim?tico y la p?rdida de biodiversidad avanzando a toda m?quina, ?hablar de autodestrucci?n es excesivo?
Ya nos estamos autodestruyendo. Hemos entrado en la era de la Sexta extinci?n masiva de especies. Ya estamos ah?, no es excesivo hablar de ello. Habr? que ver a qu? ritmo suceden las cosas y en qu? orden vamos desapareciendo, qui?nes son los nuevos perdedores del Antropoceno y qui?nes van pagando antes las consecuencias. Est? por ver en qu? punto la humanidad tomar? medidas, y veremos si estas son eficaces. Hablar de llegar a una extinci?n total quiz? es excesivo, a no ser que pasen cosas muy catastr?ficas, pero eso es muy dif?cil de prever.

Yo creo lo que va a pasar es que va a haber un nuevo reparto de cartas. Personas que antes ten?an una vida de privilegio quiz? no lo tendr?n tanto. Las sociedades van a cambiar, pa?ses que antes eran m?s ricos se vana desertificar y van a ver sus econom?as mermadas. Lo que va a haber es, probablemente, una nueva redistribuci?n de poderes.

Propongo el t?rmino ?Antropobsceno? porque se puede pensar que lo que nos ha llevado a esta situaci?n es una actitud obscena global que se ha vuelto sist?mica

Yayo Herrero dice en tu libro que nos hemos convertido en el mayor agente modulador de la corteza terrestre, capaces alterar el clima y los procesos de la biosfera. ?El progreso era esto?
No s? si era esto pero es lo que hemos hecho. La idea que ten?amos de progreso era una y lo que es en realidad es otra cosa. En el libro un entrevistado dice que el progreso siempre va unido al concepto de regreso. No es algo lineal en que todo va a mejor unidireccionalmente. En todo proceso hay una parte que mejora y otra que supone un retroceso y una p?rdida. Por ejemplo, un avance tecnol?gico que nos ha permitido desarrollar herramientas, tener una vida mejor y muchas comodidades, pero por otro lado ha supuesto un da?o ecol?gico.

En el libro, Val?rie Chansigaud, historiadora de las ciencias y el medio ambiente, habla muy bien de esto. Sobre todo, pone de relieve que no hay que pensar que hubo un tiempo pasado en que el ser humano estaba en equilibrio con la naturaleza y con el ser humano; siempre ha estado en conflicto y en lucha con la naturaleza y los otros seres humanos.

Lo que es interesante analizar es en qu? aspecto hemos ido a mejor y en cu?les a peor. Ella habla, por ejemplo, de c?mo la Roma antigua era una ciudad llena de poluci?n y humo, y donde los derechos de los ciudadanos eran mucho menores. Est? bien se?alar este punto de vista, decir que no hay que ser un idealista o una especie de purista y pensar que podemos volver a ese estado de armon?a total. Y ser conscientes de que las tensiones y la armon?a son parte de nosotros. De lo que se trata es de solucionarlas lo mejor posible.
Borja D. Kiza
Borja D. Kiza, autor de ‘Antropoceno obsceno’. ?LVARO MINGUITO

Val?rie Chansigaud habla adem?s de Capitaloceno, ?quiz? es un concepto m?s apropiado que Antropoceno? Porque el debate de cu?ndo comenzar?a esta nueva era geol?gica no est? cerrado y hay que lo plantea en el inicio del capitalismo, en el comienzo de la sociedad industrial o en la llegada de la agricultura y la ganader?a.
El Antropoceno es un t?rmino que no est? oficialmente aceptado por la geolog?a. Fue una propuesta de Paul Krutzen en el a?o 2000 y ahora se trata de darle forma y ver si es cierta o no. Pero sea oficial o no, el hecho es que el agente ya trabaja con ese concepto. Hay quien critica el t?rmino porque significar?a que todos los seres humanos son responsables de estos tiempos en igual medida, pero est? claro que no tiene la misma responsabilidad hoy el propietario de una gran multinacional que un peque?o agricultor de un peque?o pueblo. Por eso hay que quien propone el nombre de Capitaloceno para se?alar que el responsable de los problemas que tenemos hoy en d?a es el sistema capitalista. Hay otros que hablan de tecnoceno, porque es el desarrollo de la tecnolog?a lo que nos ha llevado a esta situaci?n.
Yo, en un peque?o juego de palabras, propongo el Antropobsceno porque se puede pensar que lo que nos ha llevado a esta situaci?n es una actitud obscena global que se ha vuelto sist?mica. Llevamos mucho tiempo con una actitud obscena hacia los dem?s, las otras culturas y los otros seres humanos que nos est? llevando a estas tensiones. Es una peque?a broma, pero detr?s de ella tambi?n hay una realidad.

Es cierto que el planeta podr?a soportar muchas m?s personas de las que vivimos hoy, pero no si todos vivimos como los espa?oles
Sea el t?rmino que sea, est? ligado a un crecimiento demogr?fico. ?Hay una especie de tab? para hablar de cualquier cosa que implique un control de poblaci?n?
La explosi?n demogr?fica es un tema muy importante del que habr? que hablar seriamente. En el libro hay diferentes voces que hablan de ello. Hay gente como Pierre Rabhi que considera que la explosi?n demogr?fica no es ning?n probelma y que el planeta tiene suficientes recursos para alimentar a muchas m?s personas de las que hay hoy en d?a. Hay otros, como Gilles Clement, que consideran que s? que es un problema y que hay que autolimitarnos de una manera consciente el n?mero de personas en el planeta.

Yayo Herrero, en la presentaci?n del libro en Madrid, dio una respuesta muy interesante. No se trata de cu?ntos somos, sino de c?mo vivimos los que estamos. Es cierto que el planeta podr?a soportar muchas m?s personas de las que vivimos hoy, pero no si todos vivimos como los alemanes, los estadounidenses o los espa?oles. La cuesti?n de la demograf?a tiene que ir completamente ligada a esto.

De nuevo, Val?rie Chansigaud, cuando hace conferencias, suele sacar un dato muy interesante: desde mediados del siglo XIX hasta hoy la poblaci?n mundial se ha multiplicado por siete pero el consumos global se ha multiplicado por 40. Quiz? no hay que hablar de una explosi?n demogr?fica, sino de una explosi?n consumista. La cuesti?n de la demograf?a planetaria en las pr?ximas d?cadas tiene que ir unida a una reflexi?n sobre el consumo.

Todos tenemos un peque?o J dentro que a veces no puede ser completamente coherente con lo que piensa y se abandona a la inconsciencia
Un titular sobre el cambio clim?tico no puede rivalizar a d?a de hoy con otro sobre la crisis pol?tica en Catalunya, por ejemplo. ?Hacemos o?dos sordos al desastre que tenemos encima?
Aqu? hay dos cosas. Primero, la urgencia. Por ejemplo, cuando hablamos de la crisis de Catalunya tenemos el juicio ya, es algo que est? pasando mucho m?s inmediatamente que el cambio clim?tico, que s? que est? pasando pero lo hace de una forma m?s paulatina y que se alargar a?os y a?os. Las cosas urgentes cogen m?s relevancia que las cosas importantes a veces. Por otro lado, al final, cuando tienes la sensaci?n de que no puedes influir sobre algo, terminas mirando menos hacia ello. Cuando hablamos de las pensiones en Catalunya la gente tiene la sensaci?n de que puede opinar, puede votar por un partido pol?tico, puede manifestarse y puede hacer algo.

Sin embargo, cuando hablamos de cuestiones de cambio clim?tico y de modificar el sistema nos sentimos tan impotentes y el sistema est?n tan atado que la final termina teniendo menos relevancia. Por eso las noticias de cambio clim?tico pasan a un segundo nivel. Pero bueno, yo creo que esto va a cambiar porque las consecuencias van a llegar y se van a hacer visibles muy pronto.

Para acabar, un poco de optimismo, o eso espero. ?Qu? tal con J??Le convenciste?
Prefiero no desvelar mucho la figura de J porque, para m?, independientemente de que J exista o no, me gusta la figura de J porque hay un prototipo de persona en la sociedad que tiene esta actitud. Por otro lado, todos tenemos un peque?o J dentro que a veces no puede ser completamente coherente con lo que piensa y se abandona a la inconsciencia, que tambi?n es una manera de sobrevivir en esta situaci?n.

Yo espero que J cambie y que cada vez su influencia sea menor. El libro m?s que respuestas tiene preguntas. Algunas las responden los entrevistados y otras quedan en el aire. Para m?, es un poco la invitaci?n a que el propio lector las responda como considere. Creo que de esta manera se cambia a J, porque J tambi?n puede ser el lector de alguna manera, o una parte de cada lector.

S?, yo creo que J cambia, o espero que cambie. Ese es el prop?sito del libro, dejar las preguntas abiertas porque mientras esperemos respuestas concretas no cambiaremos. El aut?ntico cambio llegar? cuando decidamos tomar las riendas y responder nosotros lo que queremos hacer con el Antropoceno.