Yemen. ?Son los huz?es agentes de Ir?n como dicen las empresas de comunicaci?n?

El movimiento huz? no es un instrumento de nadie, sino un movimiento popular que se defiende, y defiende a Yemen, de una agresi?n extranjera, en una guerra enormemente desigual y que sin embargo los poderosos ej?rcitos de Arabia saud? y Emiratos ?con el respaldo y ayuda de EEUU? no consiguen ganar. Mark Aguirre, buen conocedor de la realidad yemen?, da las claves del porqu? de esa resistencia.



01-03-2019
Yemen. ?Son los huz?es agentes de Ir?n como dicen las empresas de comunicaci?n?

Mark Aguirre
El Viejo Topo

El movimiento huz? no es un instrumento de nadie, sino un movimiento popular que se defiende, y defiende a Yemen, de una agresi?n extranjera, en una guerra enormemente desigual y que sin embargo los poderosos ej?rcitos de Arabia saud? y Emiratos ?con el respaldo y ayuda de EEUU? no consiguen ganar. Mark Aguirre, buen conocedor de la realidad yemen?, da las claves del porqu? de esa resistencia.

I

La guerra de Yemen normalmente se presenta como un conflicto entre Arabia Saud? e Ir?n por la hegemon?a en la regi?n. Mientras la presencia de Arabia Saud? es di?fana ?l?deres de una coalici?n de fuerzas militares externas e internas?, la presencia de los iran?es en la guerra es un misterio. La falta de pruebas materiales ?no se ha detectado la presencia de soldados iran?es ni que Ir?n haya suministrado armas? se sustituye poniendo en las noticias una coletilla vinculando a los huz?es con Ir?n cuando se les nombra[1]. Adem?s acostumbran a presentar a los huz?es como un movimiento herm?tico y oscuro. En vez de ser un sujeto de la resistencia popular se les presenta como un objeto de intereses geopol?ticos ajenos a los intereses del pueblo yemen?[2].

La verdad, como ver? el lector, es otra. Se puede estar de acuerdo con ellos o no, pero los huz?es, por su origen y trayectoria, son un movimiento genuinamente yemen? que hunde sus ra?ces en la historia del Yemen. Su ?xito constituye uno de esos acontecimientos que ocurren raramente en la historia de un pa?s. Un grupo pol?tico peque?o y minoritario, con una ideolog?a aparentemente atrasada, circunscrito a una peque?a ?rea de una provincia marginada, logra construir en un breve espacio de tiempo un movimiento capaz de tomar el poder y resistir exitosamente una agresi?n militar externa. Un proceso que por su excepcionalidad confunde a muchos analistas pol?ticos que no pueden entender c?mo un movimiento minoritario nacido de campesinos tribales empobrecidos y atrasados sea capaz de tomar el poder y mantenerlo en nombre de la naci?n frente a la agresi?n de un ej?rcito extranjero equipado con armamento sofisticado y ayudado por la mayor potencia militar mundial.

II

Las monta?as de Maran est?n en la provincia de Saada, al noroeste del Yemen, en la frontera con Arabia Saud?. Es un territorio de dif?cil acceso al que se llega por caminos de tierra subiendo y bajando laderas. Las pendientes de estas monta?as son tan inclinadas y pedregosas que es imposible construir terrazas para cultivar como hacen en otras partes del Yemen. Los campesinos, la mayor?a miembros de la tribu Jaulan, diferente a otra m?s poderosa en las cercan?as de Sanaa del mismo nombre, tienen que conformarse con cultivar en valles angostos. La productividad es tan limitada que el ingreso antes de que se iniciara la guerra no llegaba a un d?lar al d?a por habitante. Lo compensaban con el contrabando de qat de Yemen a Arabia Saud? y harina de Arabia Saud? a Yemen. Los centros de salud, en caso de haberlos, carec?an de doctores o medicinas. Las condiciones ambientales son tan dif?ciles que los a?os en que no llueve lo suficiente necesitan ayuda para sobrevivir[3].

l gobierno de Saleh (1978-2011) en vez de ayudarles los abandon? a su suerte. Les pasaba factura por su apoyo al Imam, el Rey yemen?, durante la guerra civil (1962-1970) que sigui? a la revoluci?n nacionalista y republicana de los coroneles. Estos campesinos tribales buscaron la ayuda que no encontraron en el Presidente Saleh en la familia de Badr al-Din al-Huzi (1926-2010), un te?logo zayd? que viv?a modestamente a pesar de pertenecer a una familia de sayyids[4]. Badr al-Din hab?a llegado de la provincia de Amran y ayudaba a los campesinos tribales que lo necesitaban. Daba consejos, los asesoraba y proteg?a, y entregaba ayuda econ?mica cuando se requer?a. Los al-Huzi acabaron tan respetados que ganaron el apoyo de los jeques tribales de Jaulan convirtiendo a las monta?as negras de Maran en el epicentro de la resistencia al r?gimen de Saleh y dando nombre al movimiento[5].

Badr al-Din al-Huzi se hab?a exiliado en Ir?n despu?s de la revoluci?n de 1962. La revoluci?n hab?a acabado con el imamnato que gobernaba el norte del Yemen desde hac?a siglos, acabando con el zaydismo como fuente legitimadora del poder pol?tico. El zaydismo defend?a el derecho de los sayyids a gobernar. El zaydismo fue introducido en Yemen por Yahya ibn Husayn ibn Qasim al-Rassi, un descendiente del Profeta de Medina, que lleg? a Saada en el siglo IX para resolver una disputa tribal y acab? convirti?ndose en Imam. Est? considerada una secta shiita no ortodoxa, algunos incluso la consideran la quinta escuela sun? por su moderaci?n[6]. En Yemen es normal ver rezar juntos a zayd?es y sun?s; la mayor?a de estos ?ltimos, mayoritarios en el sur del pa?s, est?n adscritos a otra escuela moderada de la ley isl?mica, la escuela shafi?, diferente de la de los fundamentalistas salafistas. El Islam en Yemen est? adscrito a escuelas moderadas e inclusivas.

En el norte de Yemen las tribus no son entidades pol?ticas y los jeques en consecuencia no son necesariamente l?deres pol?ticos. Los jeques suelen ser autoridades que resuelven las disputas que surgen dentro de la tribu entre sus miembros o entre sus miembros y hombres tribales de otras tribus. Esto facilitaba que fueran sayyids, no jeques, quienes gobernasen. Las disputas que nac?an entre ambos se resolv?an a trav?s de bodas entre las familias. Es por eso que la revoluci?n de 1962 fue interpretada en estas monta?as de Saada como un llamamiento a la igualdad frente a los privilegios de los sayyids. Al final los sayyids tuvieron que ceder frente a los jeques tribales que reclamaban m?s poder; aunque las bodas siguieron como instrumento de mediaci?n y compromiso.

El vac?o de poder creado por la revoluci?n fue llenado por el nuevo r?gimen cooptando jeques no ligados directamente a la familia del Imam. Pero se olvidaron de la gente ordinaria. Llegaba dinero a los jeques, pero a los hombres tribales ?la mayor?a propietarios de la tierra que cultivaban? con derecho a llevar armas se les ignoraba. El rentismo agrario existe m?s al sur, donde la propiedad esta m?s concentrada y pertenece a jeques locales y sayyids del norte, pero es raro en Saada. Muchos de los jeques fueron cooptados con dinero saud? a trav?s del m?s poderoso jeque de Yemen, Abdullah al-Ahmar, l?der de la confederaci?n tribal Hasid, un aliado de Ryad y del Presidente Saleh. El jeque al-Ahmar logr? preservar sus privilegios tribales dentro del nuevo r?gimen pactando con Saleh a cambio de apoyarle. Los hombres tribales de Saada, abandonados, empezaron a ver en el Presidente Saleh a un usurpador y al nuevo r?gimen como ileg?timo. El abandono econ?mico y social que sufr?an lo asociaron con la corrupci?n y el nepotismo del r?gimen. Este descontento social latente nutr?a al movimiento huz?, que empezaba a gestarse en las monta?as de Maran.

Mucha de la importancia que Badr al-Din ha acabado teniendo se debe a su resistencia al ostracismo y aislamiento al que el nuevo r?gimen revolucionario estaba sometiendo a los te?logos zayd?es. La Rep?blica los ve?a como enemigos por defender el derecho de los sayyids a gobernar. Una actitud que contrastaba con la ayuda que recib?an los cl?rigos wahabistas que llegaban desde Arabia Saud?. El jeque Abdullah al-Ahmar, adem?s de liderar la confederaci?n tribal m?s poderosa, presid?a el Islah, un partido sunita en el que coexist?an hermanos musulmanes y wahabistas. Los zayd?es sintieron su marginaci?n pol?tica sobre todo a partir de los a?os ochenta del siglo pasado, cuando el nacionalismo ?rabe laico empezaba a ser sustituido por el islam pol?tico sunita como ideolog?a dominante. El salafismo, una de sus corrientes mas conservadoras, cuyo centro m?s radical est? en Arabia Saud? ?all? se conoce como wahabismo?, repleto de dinero por el petr?leo, estaba en condiciones de cooptar jeques tribales penetrando de la misma manera que lo hicieron las sectas protestantes en Centroam?rica, destrozando las comunidades. Los zayd?es respondieron generando en el norte del Yemen un movimiento de resistencia.

Uno de los hijos de Badr al-Din, Hussein al-Huzi, que estudi? teolog?a como su padre, pero en Sud?n, cre? una organizaci?n de resistencia La Asamblea de la Juventud Creyente a principios de la d?cada de los 90 que aglutin? a familiares, amigos, jeques, estudiantes religiosos, la mayor?a de la tribu Jaulan. ?l mismo fue parlamentario en Sanaa representando a al-Haqq, un peque?o partido zayd?. El nuevo zaydismo que nac?a redefini? los viejos principios pol?ticos del zaydismo adapt?ndolos a la nueva realidad social. Deslig? al movimiento que nac?a del viejo dogma zayd? seg?n el cual el poder debe estar en manos de los sayyids y reconoci? la Rep?blica como un poder leg?timo. Este planteamiento facilitaba los acuerdos con jeques tribales que desconfiaban de los sayyids.

Al-Huzi, un consumado orador, introdujo en el movimiento elementos de justicia social que su familia ven?a practicando en las monta?as de Maran desde hac?a a?os a trav?s de la caridad. Un comportamiento muy apreciado en la cultura yemen? y una de las obligaciones de un buen musulm?n. El nuevo discurso zayd? permit?a articular la marginaci?n de la comunidad zayd? con la negligencia del r?gimen de Saleh hacia la regi?n. Comenzaba a vertebrarse un movimiento que abr?a un horizonte de mejora social a los marginados por el r?gimen de Saleh. A inicios del siglo XXI un movimiento de resistencia hab?a emergido en las monta?as negras de Maran.

III

En la primavera del a?o 2004 la rebeli?n estalla. La espoleta fue la agresividad de los Estados Unidos hacia Yemen. La invasi?n de los Estados Unidos en Iraq hab?a radicalizado las calles ?rabes. En Saada y Amran los predicadores zayd?es, no solo los del movimiento huz?, estaban denunciando en las mezquitas la ocupaci?n llamando a movilizaciones ?prohibidas por el gobierno? contra Israel y Estados Unidos. En este contexto una visita del embajador de Estados Unidos Edmund Hull a la Gran Mezquita de Sadaa fue rechazada por los presentes a pedradas. La embajada de Estados Unidos pidi? al Presidente Saleh que arrestase a Hussein al-Huzi, a quien responsabilizaba de las protestas. Los soldados mandados por Saleh no pudieron cumplir su misi?n. Siete oficiales murieron en una emboscada y en la confusi?n Hussein pudo esconderse en las monta?as de Maran. Protegido por la tribu Jaulan la guerra dur? tres meses hasta que fue localizado y asesinado. A pesar de la derrota los huz?es, con su resistencia, empezaban a convertirse en portavoces de la dignidad nacional enfangada por el Presidente Saleh al someterse a los intereses de los Estados Unidos e Israel[7].

La guerra ser?a la primera de seis guerras consecutivas que se prolongan hasta la llegada de la ola de la revoluci?n ?rabe a las calles de Sanaa en el a?o 2011. Son guerras que duran meses pero que rebrotan con fuerza de las brasas dejadas por la anterior. Las seis guerras van expandiendo el control del movimiento huz? en el norte. En el a?o 2004, cuando la primera guerra empieza, los huz?es solo cuentan con el apoyo de los jeques de la tribu Jaulan, los campesino tribales de las monta?as de Maran y un grupo de amigos y predicadores del zaydismo agrupados por Hussein al-Huzi. Siete a?os despu?s, en 2011, son capaces de ocupar la ciudad de Saada y controlar toda la provincia ?C?mo fue posible?

La l?gica de la guerra fue creando su propia din?mica ayudando a extender la rebeli?n de los huz?es. El uso de excesiva y desproporcionada fuerza militar contra la rebeli?n romp?a el c?digo tribal, enfureciendo a sus miembros. M?s de 800 personas murieron solo en el primer conflicto. El Presidente Saleh lleg? a bombardear mercados con aviones. Los huz?es se fueron ganando el apoyo de jeques tribales de otras tribus de Sadaa fuera de las monta?as de Maran. Saleh cont? adem?s con la ayuda de mercenarios de la confederaci?n Hasid mandados por el jeque Abdullah al-Ahmar. La mayor?a de las tribus de la provincia de Saada pertenecen a la confederaci?n Bakil. Los viejos conflictos renacieron. Las tribus del norte empezaron a involucrarse en el conflicto poni?ndose del lado de los huz?es que resist?an la agresi?n de los hasides[8].

Por su parte los j?venes creyentes empezaron a controlar escuelas y mezquitas fuera de las monta?as de Maran, ampliando su influencia en la provincia. Los salafistas estaban en retroceso. La muerte de Hussein al-Huzi fue vista por muchos zayd?es, hasta entonces no huz?es, como un martirio ?esta figura es muy respetada dentro del sihi?smo? alist?ndose para la guerra. La segunda guerra fue liderada por Badr al-Din al-Huzi hasta su muerte por causas naturales a sus 80 a?os. La guerra de Saada empezaba a sentirse en Sanaa, donde el zaydismo es mayoritario. En las siguientes guerras, lideradas ya por Abdul Malik al-Huzi, otro hijo de Badr al-Din al-Huzi, m?s zayd?es, m?s jeques y m?s hombres tribales de otras zonas de Saada y de fuera de la provincia se sumaron al movimiento. Muchos de ellos para vengar la muerte indiscriminada de sus allegados a manos del ej?rcito o los hasid; otros, marginados por el desarrollo, encontraron en la rebeli?n una oportunidad para reclamar sus derechos; otros se sumaron porque desde el gobierno Saleh estaba autorizando los ataques de drones de los Estados Unidos, ?hab?a ca?do en manos de los americanos?. Lo que empez? como una guerra de resistencia ideol?gica a las pol?ticas entreguistas de Saleh se fue transformando en un conflicto donde renac?an los agravios del pasado no resueltos. Para agosto del 2009 los huz?es eran tan fuertes militarmente que Saleh hab?a evitado la derrota gracias a la intervenci?n de los aviones de guerra saud?es. En 2011, cuando la revoluci?n ?rabe estalla en las calles de Sanaa, los huz?es llevan siete a?os en guerra contra el r?gimen. Saleh est? tan debilitado que en marzo de ese a?o toman la ciudad de Saada. Los huz?es controlan toda la provincia de Saada , el norte de Amran y el oeste de al-Yauf. Tres a?os despu?s controlar?n todo el norte, incluida Sanaa, la capital de Yemen.

IV

Durante estos a?os los huz?es no se hab?an limitado a una efectiva actividad de guerra[9]. Tambi?n expandieron su movimiento mediante su activismo pol?tico a nivel nacional favorecidos por la fiebre pol?tica que desat? entre los j?venes el cap?tulo en Yemen de la primavera ?rabe.

Hussein al-Huzi en los primeros pasos del movimiento hab?a definido sus lineamientos pol?ticos. La igualdad de grupos y sectas. El final de la corrupci?n y el nepotismo. La instauraci?n de una II Rep?blica. En el proceso de transici?n propon?a la instauraci?n de un gobierno de tecn?cratas que buscase la inclusi?n nacional. Estos puntos permitieron a los huz?es formar un bloque con los j?venes de Sanaa que reclamaban reivindicaciones similares en las calles de la capital y con el movimiento del sur que, como las tribus del norte, se quejaban del abandono por parte del r?gimen de Saleh.

La Conferencia Nacional para el Di?logo que sigui? a la Primavera ?rabe en vez de ser el motor de un cambio se convirti? en un instrumento del viejo r?gimen para que todo siguiera igual, pero sin Saleh. El jeque Abdullah al-Ahmar hab?a fallecido enfermo de c?ncer en 2007. La dimisi?n de Saleh abri? el camino a Abd Rabbo Mansur Hadi a la Presidencia. Hadi hab?a sido vicepresidente de Saleh durante a?os. Representaba a los ojos de los j?venes la continuidad del r?gimen. Estos se hab?an manifestado durante semanas y hab?an visto caer a compa?eros sacrificados por algo m?s que un cambio de fachada. La conferencia, concebida como un medio de buscar la manera de integrar los intereses de diferentes grupos y sectas, se estaba convirtiendo en un instrumento de los intereses del viejo r?gimen, de Arabia Saud? y de Estados Unidos para asegurar la continuidad de su dominaci?n. Hubo tres intentos de asesinatos de delegados huz?es a la conferencia. Dos de ellos con ?xito, los de Abdul Karim Jadbain y Ahemed Sharaf al-Din. Tambi?n se produjeron ataques con bombas en mezquitas frecuentadas por los zayd?es. La conferencia acab? sin acuerdo. La gota que derram? el vaso fue la propuesta hecha por Hadi de regiones federales. Se estaba discutiendo convertir a Yemen en una Rep?blica Federal. Saada era separada de al-Yauf y de las costas del Mar Rojo. Era una propuesta claramente hecha para debilitar a los huz?es en la nueva estructura de poder. Los huz?es no aceptaron.

Los huz?es iban a favor de los vientos que soplaban en las calles de Sanaa. Hadi, asesorado por el Fondo Monetario Internacional, en vez de dedicarse a preparar elecciones se dedic? a implementar un plan econ?mico neoliberal. Emprendi? una serie de privatizaciones con el objetivo de que Yemen formara parte de la Organizaci?n Mundial del Comercio. La pobreza aument? en una econom?a ya muy castigada por las guerras y la revoluci?n. El retiro de subvenciones a la gasolina aconsejada por el Banco Mundial produjo una sublevaci?n popular que acab? en enfrentamientos armados en Sanaa. Fue cuando los huz?es decidieron avanzar hacia la capital en contra del consejo de Ir?n, mostrando su independencia. Fue un paseo relativamente f?cil porque Abdul Malik al-Huzi hab?a pactado de manera secreta con Saleh cuando este hab?a sido sacado del poder en el a?o 2011. Saleh, conocido por su ambici?n y pragmatismo, estaba posiblemente pensando la manera en como ?l o su hijo pod?an regresar al poder y vio en los huz?es a compa?eros de viaje[10]. Las fuerzas de seguridad centrales y la guardia republicana, ambas todav?a controladas por Saleh, no hicieron nada por evitar el avance de los huz?es hacia Sanaa. El domingo 21 de septiembre del 2014 entran en la capital despu?s de haber derrotado a la brigada del general Al-Ahmar cerca de Jamir. Cambiando la relaci?n de poder, los huz?es se hab?an convertido en el grupo m?s poderoso en Yemen. En marzo del 2015 los saud?es empezaron a bombardear Sanaa.

V

La historia de los huz?es, como hemos visto, es la de un movimiento social nacido desde abajo, que se nutre de referencias simb?licas religiosas identitarias para resistir el abandono econ?mico y la marginaci?n pol?tica a los que les ha sometido un r?gimen pol?tico corrupto y desp?tico. Lo extraordinario es que estos campesinos tribales, sumando primero a otras fuerzas tribales y despu?s a la gente ordinaria de las ciudades empobrecida por el neoliberalismo, hayan sido capaces de tomar el poder y mantenerlo firmemente despu?s en una guerra brutal de agresi?n externa. Es sin duda alguna el car?cter nacional y popular de un movimiento de resistencia lo que explica que los huz?es sigan contando con el apoyo mayoritario de la poblaci?n a pesar de padecer la mayor crisis humanitaria moderna fabricada como estrategia de guerra por los saud?es.[11] Apoyo que no se podr?a explicar si operasen en nombre de Ir?n.

Periodistas que han tenido la oportunidad de visitar Yemen recientemente hablan en sus cr?nicas de c?mo la gente ordinaria sufre y resiste la guerra.[12] Los milicianos que combaten con los huz?es son funcionarios, campesinos, maestros? gente normal que resiste la ocupaci?n. Hablan de donaciones populares para financiar la resistencia. Los que han llegado hasta Saada, el epicentro del movimiento de resistencia, informan de un territorio devastado. Saada ha sufrido m?s de 18.000 ataques a?reos desde que empez? la guerra. En la ciudad todos los edificios gubernamentales han sido destruidos. ?No quedan edificios que bombardear? escriben. El sufrimiento es enorme. Llegaron a asesinar a 40 ni?os en un viaje escolar. Estos periodistas cuentan que las bombas en vez de debilitar a los huz?es los est? haciendo m?s fuertes. Los yemen?es, est?n de acuerdo pol?ticamente o no con ellos, los siguen viendo como un movimiento nacional que defiende al pa?s de una agresi?n externa.

Notas:

[1] Los art?culos de las empresas de comunicaci?n siempre que nombran a los huz?es ponen a continuaci?n ?respaldados por Ir?n?, algo que hacen muy raramente con otros movimientos pol?ticos. Esta permanente y fabricada asociaci?n entre los huz?es e Ir?n tuvo uno de sus corolarios en febrero de 2018, cuando Gran Breta?a present? en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas una resoluci?n que acusaba a Ir?n de suministrar armas a Yemen y al movimiento popular yemen? Ansarol? (huz?es). La resoluci?n no fue aprobada por falta de evidencias.

[2] Este art?culo no quiere negar que la geopol?tica juega un rol importante en la guerra de Yemen. El gobierno de facto huz?, como cualquier otro, puede ser amigo o enemigo de otros gobiernos. Una pr?ctica que ocurre con todos los dem?s gobiernos de la regi?n. Los huz?es no son diferentes. Es obvio que no representan una amenaza contra nadie. Lo ?nico que aspiran es a defenderse de una agresi?n externa para mantener su soberan?a nacional.

[3] Antes de que estallara el conflicto entre los huz?es y el Presidente Saleh tuve la oportunidad de visitar Sagien y Haydan y ser testigo de la pobreza, el abandono de sus centros de salud, y las dif?ciles condiciones ambientales que enfrentan estos campesinos tribales

[4] Los sayyds (el plural de sayyd en ?rabe es Sada) son los descendientes del linaje del Profeta Mohammed, de su hija F?tima y de su yerno y primo Al? bin Abu Talib. Seg?n el shiismo estos tienen el derecho a gobernar.

[5] Los huz?es tambi?n son conocidos como Ansarollah, los guerrilleros de Dios.

[6] El zaydismo o shafismo fue establecido en Gaza por Muhammad ibn Idris al-Saf?, un Imam nacido en Gaza en el a?o 767 perteneciente a la familia de los Quraysh, quien cre? una escuela propia. Esta escisi?n del shiismo considera, a diferencia del shiismo ortodoxo, a Zayd ben Al? al-Husayni el quinto Imam leg?timo sucesor del Profeta Mohammed.

[7] Los huz?es ven?an moviliz?ndose desde el a?o 2000 contra la presencia de agentes de Estados Unidos en suelo de Yemen. El Presidente Saleh hab?a permitido que el FBI instalara una oficina en Yemen para investigar el ataque en Ad?n al nav?o de la armada de Estados Unidos Cole. El movimiento gan? fuerza tras la llegada de m?s agentes, esta vez de la CIA y el Pent?gono despu?s del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York. Los ataques con drones que fueron autorizados por el Presidente Saleh contra militantes de al-Qaeda jugaron a favor de los huz?es, ayudando a su expansi?n fuera de las monta?as de Maran. Su grito de guerra ?Dios es grande, muerte a Am?rica, muerte a Israel, maldici?n sobre los jud?os y victoria del Islam? empezaba a escucharse en otras partes de Saada, en Amran y al-Yauf.

[8] Las tribus de Saada suelen estar adscritas a la confederaci?n tribal Bakil. Menos centralizada y disciplinada que la Hasid, los bakiles son m?s numerosos pero m?s an?rquicos. El Presidente Saleh pertenec?a a la tribu Shaman, adherida a los Hasid. Estas tribus est?n bien armadas, algunas de ellas cuentan hasta con tanques y misiles. Cerca de la ciudad de Saada est? uno de los mercados mas importantes de armas del Cuerno de ?frica.

[9] A?os de guerra los han convertido en combatientes sabios y endurecidos. Pocos grupos armados saben moverse como ellos. Su maestr?a en t?cticas de movimientos militares de peque?os grupos hace dif?cil al enemigo derrotarlos sobre el terreno Esa es la raz?n de porqu? Arabia Saud? y Emiratos tienen que recurrir a su poderosa aviaci?n, que los huz?es intentan contrarrestar con misiles y drones. Los huz?es han construido quiz? el ej?rcito m?s preparado del Sur de Arabia, como han demostrado en estos cuatro a?os de guerra en los que han resistido a un ej?rcito con una abrumadora superioridad a?rea y equipado con armas modernas y sofisticadas.

[10] Fue este juego de negociaciones secretas con actores opuestos lo que desencaden? su fin el 4 de diciembre del 2017. Saleh hab?a negociado con los ingleses y saud?es el fin de la guerra a espaldas de los huz?es. No sabemos lo que hab?an acordado. Los huz?es, cuando se enteraron, fueron a detenerlo por traidor. Hay diferentes narraciones de c?mo muri?, pero es muy probable que cayera resistiendo su arresto.

[11] Hay recopilada una enorme evidencia de los constantes ataques a la poblaci?n civil como objetivo estrat?gico de guerra, algo prohibido por las leyes humanitarias internacionales. Los saud?es han destruido f?bricas, depuradoras, carreteras, aeropuertos? Han bombardeado bodas, funerales, mercados? Seg?n recientes estad?sticas al menos 60 mil personas habr?an muerto como consecuencia de ataques militares desde que comenz? el conflicto en marzo de 2015. UNICEF y Save the Children han dicho que ya han muerto al menos 85 mil ni?os a causa del hambre que ha provocado la guerra. Una reciente encuesta de Naciones Unidas ha encontrado que 16 millones de yemen?es viven con escasez de comida, de ellos cinco millones pasan hambre y 63.500 est?n literalmente muriendo de hambre

[12] Ver los art?culos publicados en octubre pasado por Declan Walsh y Tyler Hicks en el diario The New York Times.

Fuente: https://www.elviejotopo.com/articulo/yemen-y-el-movimiento-huzi-ante-la-guerra/