De los ?chalecos amarillos? al Estado social-ecol?gico
La rebeli?n de los chalecos amarillos muestra hasta qu? punto la sociedad necesita cambios en la estructura productiva. Esta revuelta expresa, como ninguna otra, la necesidad de una transformaci?n social y ecol?gica del capitalismo. El concepto de Estado social-ecol?gico puede inspirar una nueva pol?tica social para enfrentar las crisis gemelas de desigualdad y del medio ambiente.
Por ?loi Laurent Febrero 2019
Nueva Sociedad
La revuelta de los gilets jaunes (chalecos amarillos) es la primera crisis social-ecol?gica de la Francia contempor?nea y una de las primeras en Europa. Fue desencadenada por el grave problema ?eludido demasiado tiempo en el pa?s de la pr?stina igualdad republicana? de los combustibles f?siles, que atrapa a millones de trabajadores diariamente.
Muchas otras crisis le seguir?n, o ya est?n aqu?, algunas ardiendo, otras molestando. Todos los desaf?os ecol?gicos son problemas sociales; el medio ambiente es la nueva frontera de la desigualdad. Si estas desigualdades ambientales no son desactivadas, les explotar?n en la cara a los pol?ticos como bombas sociales. No desaparecer?n por arte de magia.
?Una molesta crisis social-ecol?gica? La injusticia alimentaria, junto con la pobreza energ?tica, es el grito que ha resonado en las rotondas con los gilets jaunes. En la actualidad hay por lo menos dos problemas que afectan a millones en Francia: el acceso a los alimentos (el 10% m?s pobre destina a alimentos una proporci?n de sus ingresos que duplica la que destinan los m?s ricos, mientras que la inseguridad alimentaria afecta al 12% de los adultos) y el acceso a una buena nutrici?n (la diferencia en la dieta de las diferentes categor?as sociales no est? en la densidad energ?tica sino en la calidad nutricional). En cada etapa de la vida, los alimentos contribuyen a las desigualdades sociales en la salud: durante el embarazo, la lactancia materna y la nutrici?n de ni?os y adultos. Comemos como somos y vivimos y morimos como comemos.
O bien consideremos la injusticia sanitaria que afecta a los ni?os en ?reas urbanas contaminadas con material particulado. La exposici?n prolongada a 10 μg/m3 de PM2,5 adicionales (las part?culas m?s peque?as y, por lo tanto, las m?s peligrosas que se miden) significa perder aproximadamente un a?o de esperanza de vida. La ecolog?a es salud.
?Una crisis social-ecol?gica en llamas? Existe una injusticia del destino en el impacto de las olas de calor relacionadas con el cambio clim?tico. La dram?tica experiencia de la ola de calor de 2003 (70.000 muertes en Europa) se repetir?. Solo en Francia, con uno de los mejores sistemas de salud del mundo, 15.000 personas murieron en la canicule (ola de calor): el 90% de las v?ctimas ten?a m?s de 65 a?os y el aislamiento social era un factor de riesgo crucial. El cruce de los dos mapas, el del aislamiento social de las personas mayores y el de riesgo de olas de calor, nos proporciona un indicador social-ecol?gico de la vulnerabilidad clim?tica de las localidades europeas. Las olas de calor funcionan como reveladoras del aislamiento social.
La desigualdad social est? implicada de manera similar en el impacto de los llamados ?desastres naturales?, que est?n aumentando en Europa como en otras partes del planeta. De los 158.000 millones de d?lares que costaron los desastres en todo el mundo, seg?n el c?lculo hecho por el grupo de reaseguros Swiss Re para el a?o 2016 (comparados con los 94.000 millones de d?lares que costaron en 2015), menos de un tercio estaba cubierto por compa??as de seguros. El cambio clim?tico conduce a la precariedad social.
Y la lista contin?a, desde el acceso al agua hasta la exposici?n al ruido, desde los ?c?nceres ambientales? hasta la igualdad en la limpieza de calles. Ante estas crisis social-ecol?gicas surge la misma pregunta: ?estamos listos? Obviamente no. ?Qu? podemos hacer al respecto? Todo.
Un Estado social-ecol?gico
M?s precisamente, podemos hacer lo que hemos estado haciendo en Europa por m?s de un siglo con un ?xito contundente: crear instituciones colectivas capaces de mutualizar el riesgo para reducir la injusticia. Podemos construir un Estado social-ecol?gico calibrado para el siglo XXI, donde la crisis de la desigualdad y la crisis ecol?gica se entrelazan y refuerzan mutuamente.
El riesgo ambiental es ciertamente un horizonte colectivo y global, pero tambi?n est? socialmente diferenciado. ?Qui?n es responsable de qu? y con qu? consecuencias para qui?n? Esa es la cuesti?n principal del enfoque social-ecol?gico y exige una pol?tica social-ecol?gica.
?En qu? consiste este Estado social-ecol?gico? Organiza la transici?n social-ecol?gica para responder al cambio ambiental con progreso social. Es financiado por impuestos ecol?gicos justos, que hacen visible el considerable costo social oculto de las crisis ambientales al tiempo que reduce las desigualdades sociales. No hay nada inevitable en cuanto a la injusticia social de los impuestos ambientales: el impuesto original al carbono aplicado en Francia en 2009 redistribuy? dinero al 30% de los franceses m?s pobres (los actuales gilets jaunes) sobre la base de los ingresos y la ubicaci?n espacial, mientras que los sistemas de impuestos ecol?gicos m?s eficientes del planeta (especialmente en los pa?ses n?rdicos) se basan en un principio de compensaci?n social.
Por el contrario, el impuesto al carbono que acaba de ser abolido por el gobierno de Macron-Philippe frente al malestar social, se introdujo a hurtadillas en el sistema franc?s y se aplic? sin considerar ning?n criterio social. Al abolirlo apresuradamente, en lugar de hacer una reflexi?n profunda sobre la compensaci?n social, el gobierno hizo lo contrario de lo que se debe hacer: no debemos caer en la miop?a de hacer enfrentar lo social a lo ambiental, sino trabajar cuidadosamente para integrar ambos planos en el largo plazo.
El desarrollo de una pol?tica social-ecol?gica requiere la identificaci?n y el an?lisis previos del car?cter asociado ?y a veces inextricable? de las dimensiones social y ambiental: es necesario reconocer los aspectos ecol?gicos dentro de las cuestiones sociales, as? como revelar los aspectos sociales de las cuestiones ecol?gicas. Muchas de las compensaciones social-ecol?gicas, si no todas, se pueden transformar en sinergias social-ecol?gicas: la pobreza energ?tica relacionada con la calefacci?n residencial da como resultado pobreza monetaria y consumo excesivo de energ?a. El aislamiento t?rmico (climatizaci?n del hogar) permite reducir el consumo de energ?a (y, por lo tanto, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas, con lo cual se genera una mejora del medio ambiente), lo que se traduce en un menores gastos en facturas de energ?a por parte de los hogares a los que les es dif?cil costearse el combustible, y permite as? el progreso social.
El Estado social-ecol?gico tambi?n garantiza la protecci?n social-ecol?gica para los m?s vulnerables (grupos sociales y localidades que enfrentan riesgos clim?ticos). Organiza el desarrollo de puestos de trabajo en la transici?n energ?tica. Replantea los espacios urbanos para hacerlos sostenibles e imagina su cooperaci?n ecol?gica con las zonas rurales (energ?a y alimentos, cara a cara). El t?rmino ?Estado?, de hecho, debe ser entendido de manera amplia: la transici?n social-ecol?gica es polic?ntrica, lo que significa que cada localidad y cada comunidad puede y debe participar.
Finalmente, el Estado social-ecol?gico apunta al bienestar humano ?no al crecimiento ni a la disciplina fiscal? que empieza por la salud. Se basa en una verdad simple pero dif?cil: nuestras sociedades ser?n m?s justas si son m?s sostenibles, y ser?n m?s sostenibles si son m?s justas. En otras palabras, es l?gico desde el punto de vista ambiental mitigar nuestra crisis social, y es l?gico desde el punto de vista social mitigar nuestras crisis ambientales.
Un ?New Deal verde? en los Estados Unidos
La idea de un ?New Deal verde? est? resurgiendo en los Estados Unidos bajo la presi?n de una nueva generaci?n de ambiciosos pol?ticos rojiverdes que han comprendido las crisis social-ecol?gicas a las que nos enfrentamos y no temen aplicar impuestos a los poderosos para proteger a los vulnerables. Si bien Europa se adelant? casi medio siglo en este original New Deal, se est? quedando atr?s ante este nuevo horizonte.
Aun as?, el Estado social-ecol?gico tiene el poder de reinventar el progreso social frente a las crisis ambientales socialmente desiguales, al igual que el Estado se reinvent? cuando naci?, se construy? y se defendi? el Estado de bienestar. Esa revoluci?n comenz? en Europa. La transici?n social-ecol?gica tambi?n deber?a hacerlo.
Fuente: https://www.socialeurope.eu/the-social-ecological-…