06/03/2019
“El feminismo est? reconceptualizando el internacionalismo desde la pr?ctica”
Ver?nica Gago, militante del colectivo NiUnaMenos, reflexiona sobre las claves para consolidar las redes feministas a nivel global
Ver?nica forma parte del colectivo argentino NiUnaMenos en Buenos Aires, ciudad en la que tom? parte en las acciones feministas contra la cumbre del G20. Estudi? Ciencia Pol?tica y se doctor? en Ciencias Sociales en la Universidad de Buenos Aires, donde actualmente da clases de Econom?a Internacional. El pr?ximo martes 19 llegar? a Hika Ateneo (Bilbao) para participar en un encuentro organizado por Feministalde, que busca seguir tejiendo mimbres hacia un nuevo internacionalismo feminista. En plena ola reaccionaria frente a la potencia de este movimiento -representada en el estado espa?ol por el discurso antifeminista de VOX- Ver?nica Gago reflexiona sobre las claves para consolidar las redes feministas en clave global.
Para comenzar, ?nos puedes contar tu an?lisis del neoliberalismo en Am?rica Latina y los debates que existen hoy en d?a?
Tenemos que pensar en qu? sentido el neoliberalismo ha persistido en nuestra regi?n a la vez que ha mutado; creo que s?lo as? podemos entender de qu? manera retorna, si queremos usar esa palabra demasiado lineal; o en qu? sentido hoy el neoliberalismo requiere de una micropol?tica fascista para establecerse en este momento. Creo que esto nos pone otro realismo pol?tico para decir de qu? hablamos cuando hablamos de neoliberalismo, y qu? horizonte le ponemos a una situaci?n para caracterizarla como posneoliberal y/o antineoliberal.
En particular, me preocupa c?mo problematizamos lo que fueron los mecanismos llamados de inclusi?n social. La inclusi?n dada por la din?mica del consumo a trav?s del endeudamiento masivo y generalizado tiene una cantidad de problemas que no podemos dejar de ver, sobre todo pensando c?mo esa capilaridad del endeudamiento y de los dispositivos financieros hoy estructuran las econom?as dom?sticas y lo cotidiano. Hoy son las finanzas las encargadas de endeudar ese deseo, privatizarlo, ajustarlo y someterlo a tasas de inter?s alt?simas. Entonces, creo que ah? se arma otro mapa tanto para leer a qu? le llamamos neoliberalismo y cu?les fueron las din?micas de la regi?n, como para pensar qu? sostiene hoy este nivel de avance neoliberal en nuestra regi?n.
En tu an?lisis de la econom?a popular en Argentina, ?qu? elementos destacar?as para la construcci?n de alternativas?
Los movimientos sociales cuestionaron a qu? se le llamaba trabajo, qu? tipo de dignidad te daba el trabajo cuando el trabajo era precario, de mierda, etc?tera. Pensar qu? ser?a construir formas de trabajo autogestionado sin patr?n, sin tener un modelo perfecto anticapitalista, alternativo, de qu? implica eso en condiciones de despojo, de crisis, de fragilidad en todos los territorios, y a la vez lanzarse a hacer eso y negociar recursos con el Estado desde la autonom?a, complejizando esa noci?n.
Es un proceso que viene del movimiento piquetero, que adem?s fue un movimiento fuertemente feminizado. El empuje de esos movimientos, de abrir el confinamiento del hogar cuando el ?jefe? (entre comillas) de familia ca?a en desgracia, fue de las mujeres y desde las mujeres, que armaron los comedores, las guarder?as, que empezaron a hacer todos estos emprendimientos en el barrio, y esa infraestructura social es la que despu?s posibilit? el corte de ruta como mecanismo pol?tico de mucho impacto p?blico. Creo que hoy muchas de las compa?eras de la econom?a popular son las hijas de las piqueteras, as? en t?rminos de trayectoria generacional, de experiencia acumulada.
Mi hip?tesis es que se puede trazar esa genealog?a y poner de relieve en las econom?as populares los vectores de radicalidad que tienen que ver con los elementos de insubordinaci?n antisexista, anticlasista y antiracista que no pueden ser aplacados. No ser? un modelo alternativo perfecto, con un programa anticapitalista de manual, pero s? est? habiendo un territorio en el que se disputa, por ejemplo, cu?l es el trabajo remunerado y cu?l es el trabajo hist?ricamente invisibilizado y no remunerado y donde se combate la moralizaci?n de la pobreza por parte de quienes impulsan las econom?as de la obediencia, hoy con fuerte incidencia de las iglesias.
Adem?s del movimiento piquetero, ?qu? otros procesos han permitido hoy esta explosi?n de la marea verde en Argentina y tambi?n a nivel latinoamericano y mundial?
En la Argentina hay tres l?neas muy importantes. Adem?s del movimiento piquetero que mencion?bamos, est? la trayectoria del Encuentro Nacional de Mujeres que es algo bastante singular y lleva m?s de tres d?cadas. All? se ha ido acumulando experiencia, ha sido un espacio de pedagog?a feminista popular para muchas generaciones, que se mantiene como cosa ritualizada pero al mismo tiempo muy porosa y muy permeable a lo que van planteando las diversas coyunturas.
La tercera es Madres y Abuelas de Plaza de Mayo: la genealog?a que hace que los derechos humanos en Argentina no sean liberales, a diferencia de muchos otros lugares del mundo. Se trata de una lucha hist?rica protagonizada por mujeres pero que ahora tambi?n se est?n releyendo en clave feminista, ahora las Madres est?n diciendo ?nos damos cuenta de que ?ramos feministas?. Entonces, tambi?n me parece una cosa incre?ble de ver el movimiento por el cual las luchas de cada ?poca permiten a las luchas anteriores repensarse, redefinirse y reinscribirse en una genealog?a m?s amplia.
Se puede poner de relieve en las econom?as populares los vectores de radicalidad que tienen que ver con los elementos de insubordinaci?n antisexista, anticlasista y antiracista que no pueden ser aplacados.
Agrego que esta conexi?n de Madres y Abuelas es muy importante porque todo el tiempo ellas abrieron la discusi?n sobre qu? significa producir justicia, y eso las llev? en cada momento a buscar aliarse con otras luchas. Ah? hay una zona de contacto muy importante con el movimiento feminista, que tambi?n abre de nuevo la idea de la justicia. Tanto para la discusi?n con la justicia patriarcal, como por el desaf?o de pensar qu? otros tipos de justicia se hacen posibles, deseables, imaginables, en cuestiones que tienen que ver con abusos, acosos y violencias machistas. ?C?mo se piensa una reparaci?n que no es puramente institucional? ?Cu?l es el v?nculo entre injusticia y condena social? Se trata de reabrir tambi?n lo que plantearon en su momento los escraches contra los genocidas sueltos: ?si no hay justicia, hay escrache?, una consigna que es parte de un dispositivo colectivo para construir condena social, popular, barrial.
A nivel de Am?rica Latina son muy importantes todas las din?micas de lucha contra los emprendimientos neoextractivos. Eso abre toda la discusi?n, que las compa?eras de Centro Am?rica comenzaron llamando la dimensi?n del cuerpo-territorio, como la ampliaci?n del cuerpo ya no entendido en t?rminos individuales, del conf?n de lo individual, de los l?mites de derecho individual, sino la ampliaci?n del cuerpo en t?rminos extensos con un territorio. Creo que ah?, a nivel de la regi?n, hay otra din?mica que hoy est? nutriendo, hilando, produciendo otras im?genes y otro vocabulario para el feminismo.
?C?mo se ha construido o se busca la pluralidad dentro del movimiento feminista?
Hoy esta capacidad de construir transversalidad tiene que ver con formas de ir produciendo proximidad entre luchas muy distintas: entre luchas migrantes; de las trabajadoras; compa?eras que est?n en los sindicatos; en las universidades; en las escuelas secundarias; en las villas y que te dicen ?ac? no es que tenga que llegar el feminismo, nosotras hacemos feminismo villero?. El feminismo dej? de ser una exterioridad que se relaciona con ?otrxs?, para ser tomado en cada uno de estos territorios como clave para leer el conflicto en el territorio.
Una cuesti?n importante que pone el feminismo es que nadie est? afuera de un territorio, nadie carece de territorio, todas estamos situadas y, a la vez, plantea el cuerpo como un cuerpo-territorio. Entonces, eso es lo que problematiza cierta idea de solidaridad que implica siempre un grado de exterioridad en la que vos te vas a solidarizar con alguien cuyo conflicto no se vincula a vos.
?C?mo ves el pr?ximo 8 de marzo, c?mo ves esto que a veces se llama una nueva ola global, qu? retos plantea?
La dimensi?n del internacionalismo, de lo global, ha sido muy importante para el feminismo y est? reconceptualizando qu? entendemos por internacionalismo, abriendo ese interrogante desde la pr?ctica. Porque me parece que los modelos anteriores de internacionalismo eran una estructura que homogeneizaba las experiencias de distintos lugares, y ahora creo que hay algo que para m? se podr?a definir con la pregunta: ?c?mo el internacionalismo hoy se siente como fuerza concreta en cada lucha?
Se abre la discusi?n ac? sobre la cuesti?n del aborto y de repente eso da fuerza en una cantidad de pa?ses inesperados para que planteen la discusi?n; y la cuesti?n del aborto justamente desbordada en esta clave de no solo derecho individual sino de qui?nes son las que mueren por abortos, qui?nes pagan, qui?nes no pagan, qui?nes legislan sobre nosotros, en qu? sentido quieren mantener ese poder de legislaci?n sobre nuestros cuerpos, qu? instituciones protagonizan la contraofensiva, etc. Esa expansi?n de la problem?tica, los discursos y las pr?cticas en relaci?n al aborto es indisociable del tejido pol?tico de los paros internacionales y del impulso internacionalista que inaugur?.
Me impresiona mucho que los paros, tomados y reinventados por el movimiento feminista, abrieron una posibilidad de investigaci?n concreta y transnacional. Hay una diferencia muy fuerte con el sindicato que te dice ?bueno, par?s? y ya sab?s que ten?s que hacer, qu? significa y c?mo se va a medir el resultado de eso, y adem?s a qui?nes interpelan. Es diferente cuando al paro lo convoca el movimiento feminista diciendo ?trabajadoras somos todas?, entonces cada colectivo, cada compa?era tiene que decir, bueno en qu? sentido trabajo, c?mo trabajo, cu?nto, qui?n lo reconoce. Se abre una experiencia muy pr?ctica de pensar a qu? le llamamos trabajo, cu?l es el reconocido, cu?l no, c?mo estamos hoy produciendo valor, c?mo aparece la econom?a del cuidado. Es decir, un mont?n de discusiones muy importantes se ponen en t?rminos pr?cticos, desde la experiencia cotidiana.
En esta idea de un nuevo internacionalismo, ?c?mo habr?a que articularlo?
Yo creo que tiene los dos planos, que puede ser de resonancia, que no es solamente espont?neo pero s? hay una especie de efecto de repercusi?n, de compartir im?genes, textos, consignas, de reconocerte en algo de otra lucha que te habla a vos. Es un tipo de conexi?n por afectaci?n dir?a. Y luego el otro plano es c?mo lo vamos estructurando, con redes, de manera de estar en contacto sostenido, de dar cuenta de una acumulaci?n de saber y de poder nuestro que no es el modo de acumulaci?n pol?tico cl?sico. Dir?a un tipo de conexi?n que nos permita hacernos cargo de nuestras fuerzas y tambi?n cuidarlas.
Creo que no se puede dejar de ver la triple contraofensiva que se nos dirige: militar, financiera y religiosa. Est? directamente respondiendo a la fuerza de desestabilizaci?n del feminismo. Lo que pasa es que lo que intentan es se?alar esa relaci?n pero en clave de culpabilizaci?n. Por ejemplo, eso en Brasil es muy claro. Ah? les dec?an: ?el #EleN?o termin? favoreciendo el triunfo de Bolsonaro?, culpabilizando las manifestaciones de #EleN?o y tambi?n por el asesinato de Marielle Franco cuando fueron las m?s masivas de Brasil del ?ltimo tiempo. El intento de culpabilizaci?n me parece que es muy fuerte y sobre eso viene la criminalizaci?n.
Lo que digo es c?mo pensar formas de consolidar este internacionalismo que nos permita hacernos cargo de nuestras fuerzas a nivel global, y a la vez cuidarlas frente a esta contraofensiva que tambi?n es global. Tenemos que pensar tambi?n mecanismos de autodefensa, porque el nivel de ataque est? siendo cada vez peor, cada vez m?s brutal, y me parece que esa es una pregunta para el internacionalismo de nuevo tipo.
El Salto