Nicaragua: s? a la salida democr?tica, no a un pa?s ingobernable

No es hora de esperar y ver los resultados del di?logo , sino presionar a fondo ahora, para salvar las banderas de esta revoluci?n pac?fica.



En esta columna de opini?n el director de Confidencial de Nicaragua, Carlos F. Chamorro, se?ala que las negociaciones que se anuncian entre el gobierno de Daniel Ortega y la oposici?n no pueden generar la desmovilizaci?n de las fuerzas que han empujado las protestas: ?No es hora de esperar y ver los resultados del di?logo , sino presionar a fondo ahora, para salvar las banderas de esta revoluci?n pac?fica?. M?s a?n, dice, cuando Ortega se ha comprometido a liberar a todos los detenidos tras las multitudinarias manifestaciones en un plazo de 90 d?as, aunque inicialmente hab?a desconocido la existencia de presos pol?ticos. Para Chamorro, este plazo es excesivo y arbitrario: ?Confirma la existencia de una negociaci?n sometida al chantaje de la fuerza, como resultado de la disparidad pol?tica que existe entre las partes?.

Nicaragua: s? a la salida democr?tica, no a un pa?s ingobernable
C?per
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25.03.2019
Por Carlos F. Chamorro, director de Confidencial

Despu?s de haber negado la existencia de m?s de 700 presos pol?ticos, calific?ndolos como ?delincuentes y terroristas?, el mi?rcoles pasado la dictadura se comprometi? con la OEA, el Vaticano, y la Alianza C?vica a liberar a todos los manifestantes detenidos por haber participado en la protesta c?vica en un plazo m?ximo de 90 d?as. Ortega no se atrevi? a admitir ante sus partidarios fanatizados que la narrativa del ?fallido golpe de Estado? y la crimizalizaci?n de la protesta c?vica eran solamente una estrategia de negociaci?n, pero a trav?s de un documento oficial su Canciller?a revel? que todos los presos ser?n liberados.

Sin embargo, a?n existen discrepancias sobre la cantidad de los presos que est?n en las c?rcelas de la dictadura. Seg?n la Comisi?n Interamericana de Derechos Humanos de la OEA hay 647 reos de conciencia en las c?rceles, sin incluir a m?s de un centenar que se encuentra casa por c?rcel, mientras que el r?gimen ?nicamente reconoce a menos de 300.

M?s all? de esta abismal discrepancia de cifras, la liberaci?n de los presos depende en esencia de la voluntad pol?tica de la Presidencia y la Corte Suprema de Justicia, sin necesidad de esperar 90 d?as manteniendo a los presos como rehenes de Daniel Ortega. La liberaci?n de todos los presos a trav?s de la anulaci?n de sus juicios, se puede hacer en tres d?as, en una semana, o a lo sumo en quince d?as, como demanda el Comit? Por Liberaci?n de los Presos Pol?ticos. Los reos de conciencia nunca han sido un tema de negociaci?n, y por lo tanto, al aceptar la Alianza este plazo m?ximo, convalid? su condici?n oficial de rehenes pol?ticos de Ortega. La justificaci?n de esta concesi?n, es que el plazo de los 90 d?as fue una oferta hecha por Ortega y aceptada por la OEA, y que la Alianza no pod?a modificar ni rechazar, pero en realidad esto confirma la existencia de una negociaci?n sometida al chantaje de la fuerza, como resultado de la disparidad pol?tica que existe entre las partes.

Con el precedente de esta desventaja, que solo se puede compensar con la movilizaci?n del pueblo en las calles, se reinstal? el di?logo nacional para negociar los temas sustantivos de la agenda. Este lunes en la mesa de negociaci?n se discutir? lo que el Gobierno llama, imponiendo otra vez su lenguaje a la Alianza, ?fortalecer los derechos y garant?as ciudadanas?, que se encuentran aplastadas por la imposici?n de un Estado de excepci?n de facto.

El restablecimiento de las libertades p?blicas no deber?a convertirse en otro tema de negociaci?n, en tanto se trata de derechos constitucionales que est?n siendo conculcados por el r?gimen, violando la Carta Democr?tica Interamericana. No puede haber, por lo tanto, ning?n t?rmino medio, negociaci?n, o ambig?edad, para restituir plenamente las libertades de prensa, expresi?n, reuni?n y movilizaci?n. El movimiento autoconvocado tiene derecho a protestar c?vicamente y a marchar en las calles hoy y ma?ana, sin pedirle permiso a la dictadura, porque ese es un derecho constitucional que, como dice el Cenidh, ?se defiende o se pierde?.

En consecuencia, para que este di?logo pueda avanzar hacia los temas de fondo ?reformas electorales y justicia sin impunidad?, hay que terminar con la asimetr?a que pretende imponer el poder de la represi?n. Y solamente con plena libertad de prensa, sin censura, sin presos pol?ticos, y con el pueblo en las calles, sin que sea reprimido por la Polic?a o los paramilitares, se pueden dialogar en igualdad de condiciones para para negociar un acuerdo nacional.

De lo contrario, de continuar la negociaci?n con rehenes en las c?rceles, con m?s represi?n, y bajo el Estado de sitio de la dictadura, el resultado m?s probable de ese di?logo ser? un ?mal arreglo?, con amnist?a e impunidad, dejando intocables las estructuras represivas de la dictadura con los paramilitares, la Polic?a, y la Fiscal?a, y su conglomerado econ?mico de corrupci?n.

Un arreglo que se limite a la promesa de reformas electorales y cambios en el Consejo Supremo Electoral, incluyendo anticipar las elecciones para marzo de 2020, podr?a tener alg?n impacto positivo temporal en la econom?a, pero si no incluye garant?as para desmantelar las estructuras represivas de la dictadura y terminar con la impunidad, nos dejar? con un pa?s ingobernable, con el orteguismo ?gobernando desde abajo?, aun si perdiera el control del Poder Ejecutivo en una elecci?n libre y competitiva. Un ?mal arreglo? con impunidad y sin responder al reclamo los familiares de m?s de 300 asesinados, alimentar?a adem?s la divisi?n en la gran alianza nacional azul y blanco en las elecciones anticipadas, aumentando la cuota de poder poselectoral del orteguismo.

En consecuencia, el prop?sito de esta negociaci?n no deber?a ser regresar al status quo anterior al 18 de abril, sin presos pol?ticos, sino responder a la demanda de justicia por los cr?menes de la dictadura que no pueden quedar en la impunidad, y abrir el camino a la democratizaci?n, como originalmente plante? la Conferencia Episcopal en mayo del a?o pasado. Lo que liquid? la alianza entre el gran capital y Ortega ?el mal llamado modelo de ?di?logo y consenso? que prevaleci? desde 2010?, no fueron los ignorados fraudes electorales ni las reformas unilaterales a la seguridad social, sino la matanza de abril y los cr?menes de lesa humanidad, que exhibieron la inviabilidad de ese ?modelo? por razones ?ticas y pol?ticas.

Por ello, si de verdad las c?maras empresariales y los grandes empresarios est?n urgidos por resolver la crisis pol?tica para reactivar la econom?a y salvar el ciclo agr?cola, deber?an abogar por una salida democr?tica integral, que ataque de ra?z la crisis de derechos humanos y siente las bases pol?ticas de la reconstrucci?n nacional. Y el primer paso consiste en el inmediato retorno al pa?s de la CIDH, el cumplimiento de sus recomendaciones ?empezando por el desarme y desmantelamiento de los grupos parapoliciales? y por la creaci?n de una Fiscal?a Independiente para investigar los cr?menes, como ha recomendado el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). Si el acuerdo demanda credibilidad y crear las bases para la reforma electoral, judicial y policial, para convocar a elecciones anticipadas, entonces todos los funcionarios p?blicos se?alados por sus responsabilidades directas o indirectas en el ejercicio de la represi?n, deber?an ser separados de sus cargos, para someterse a una investigaci?n independiente.

Ciertamente hay urgencia por alcanzar un acuerdo pol?tico lo m?s pronto posible, pero no cualquier salida precipitada para someterse a los t?rminos actuales del chantaje de Ortega, o a los intereses de la presi?n externa, sino un acuerdo pol?tico de fondo, para reconstruir y refundar la democracia.

Un acuerdo, con o sin Ortega y Murillo, que adem?s de reformas electorales y elecciones libres, conduzca a desarmar a los paramilitares, eliminar la ley del terrorismo, y establecer el control de la Polic?a bajo una nueva instancia, fuera del control del presidente Ortega. Y para llegar a este arreglo pol?tico o acuerdo nacional en un plazo corto, hoy se requiere ejercer m?xima presi?n c?vica del pueblo en las calles, liderado por los presos pol?ticos liberados, acompa?ados con m?xima presi?n diplom?tica y econ?mica internacional.

No es hora de esperar y ver los resultados del di?logo el 28 de marzo, sino de presionar a fondo ahora, para salvar las banderas de esta revoluci?n pac?fica y sembrar la semilla de un pa?s que sea gobernable ma?ana.