Israel: aumenta la abstenci?n electoral y se dispara entre votantes israelitas ?rabes

La participaci?n electoral lleg? al 68%, poco m?s de cuatro puntos por debajo de la elecci?n de 2015. La particularidad es que la mayor abstenci?n se registr? entre los ciudadanos ?rabes israel?es, que componen el 20% de la poblaci?n pero son tratados como ciudadanos de segunda, m?s a?n desde que se vot? la Ley Nacional del Estado que define a Israel como un estado jud?o. Las rupturas y fracciones en el bloque de los partidos ?rabes, m?s los llamados al boicot a las elecciones, hicieron que estos perdieran una cantidad sensible de bancas.



Quinto mandato de Netanyahu: el continuo giro a derecha de Israel

El 9 de abril se realizaron las elecciones israel?es. Benjamin Netanyahu, el inoxidable primer ministro ultraderechista, ha ganado un quinto mandato. Supera as? en permanencia en el puesto a David Ben Gurion, el ?padre fundador? del estado sionista.

Por Claudia Cinatti
Ecuador Today

El 9 de abril se realizaron las elecciones israel?es. Esta vez no hubo cisnes negros y Benjamin Netanyahu, el inoxidable primer ministro ultraderechista, ha ganado un quinto mandato. Supera as? en permanencia en el puesto a David Ben Gurion, el ?padre fundador? del estado sionista.

Despu?s de meses de una campa?a picante, la mayor?a de los electores termin? reafirmando un resultado conservador. Netanyahu hab?a llamado a elecciones anticipadas en diciembre del a?o pasado, en un movimiento audaz para salir de la encerrona judicial en la que se encontraba, y a?n se encuentra, acusado de varios casos de corrupci?n.

Pero lo que en un principio parec?a un camino allanado para el primer ministro termin? siendo una elecci?n re?ida. La gran sorpresa la dio el ex jefe del ej?rcito, Benny Gantz, un outsider que fund? un partido nuevo ?Azul y Blanco-, y termin? empardando a Netanyahu aunque no le alcanz? para conformar una coalici?n parlamentaria para desplazarlo del gobierno.

Algunos datos ayudan a darse una idea tanto de la fragmentaci?n e inestabilidad del sistema pol?tico, como del profundo giro a la derecha que se oper? en los ?ltimos a?os, sobre todo bajo los gobiernos de Netanyahu.

Se presentaron alrededor de 40 partidos, muchos de los cuales no son m?s que emprendimientos individuales de militares y derechistas varios. Pero solo unos diez o doce superaron el piso de algo m?s del 3% de los votos para entrar al parlamento (Kneset).

Entre Netanyahu y Gantz se llevaron el 52% de los votos, en una elecci?n pareja de un 26% cada uno. Sin embargo, la diferencia est? en las posibilidades de formar coalici?n de gobierno. En ese sentido, Netanyahu le debe la victoria a los partidos de la extrema derecha y el bloque religioso, que le garantizan una mayor?a parlamentaria de al menos 61 bancas sobre un total de 120.

La participaci?n electoral lleg? al 68%, poco m?s de cuatro puntos por debajo de la elecci?n de 2015. La particularidad es que la mayor abstenci?n se registr? entre los ciudadanos ?rabes israel?es, que componen el 20% de la poblaci?n pero son tratados como ciudadanos de segunda, m?s a?n desde que se vot? la Ley Nacional del Estado que define a Israel como un estado jud?o. Las rupturas y fracciones en el bloque de los partidos ?rabes, m?s los llamados al boicot a las elecciones, hicieron que estos perdieran una cantidad sensible de bancas.

El espectro de ?centroizquierda? se redujo. Sobre todo por la debacle del Partido Laborista que fue el gran perdedor de la elecci?n y termin? de sepultar las expectativas de Gantz de reunir una coalici?n para desplazar a Netanyahu. El laborismo obtuvo solamente 6 bancas (ten?a 24 como parte de la Uni?n Sionista, la alianza de ?centro? que ten?a con la ex ministra de relaciones exteriores Tzipi Livni). A su izquierda, el partido Meretz mantuvo su presencia de cuatro bancas.

La elecci?n se jug? entre la extrema derecha y la derecha del espectro pol?tico, aunque algunos analistas consideran al partido Azul y Blanco como una alianza ?centrista? en comparaci?n con Netanyahu. Pero en verdad, esta coalici?n entre generales y pol?ticos ?centristas?, es una variante de la derecha sionista. Basta ver los spots de campa?a de Gantz con im?genes de bombardeos israel?es sobre la Franja de Gaza durante la operaci?n Margen Protector de 2014, en la que murieron al menos 500 ni?os, mientras se escucha la voz en off reivindicando haber reducido a este territorio palestino a la ?edad de piedra?. No es ning?n secreto que el ej?rcito est? tan en contra de conceder un estado palestino ?incluso en los territorios ocupados- como el bloque de la derecha sionista. Por eso Gantz habl? de ?separaci?n? de los palestinos (no de estado), reafirmando la pol?tica de ?fortalecer los asentamientos de colonos? y de ?retener el control de la seguridad en todo el territorio de Israel?.

El partido Azul y Blanco trat? de conciliar un discurso opositor con el estado de ?nimo predominantemente de derecha del electorado y termin? atrapado en sus propias contradicciones. Demasiado indulgente para pelear el mismo espacio de extrema derecha de Netanyahu que tiene como programa la anexi?n de los territorios palestinos. Y a la vez, demasiado de derecha para el electorado que a?n busca una representaci?n para el ?campo pacifista? y la llamada ?soluci?n de dos estados?.

El Likud y Netanyahu comprendieron desde el comienzo esta debilidad de origen. Uno de sus esl?ganes favoritos fue ?Netanyahu. Derechista. Fuerte? contrastado con ?Gantz. Izquierda. D?bil?. ?Bibi? repiti? la estrategia electoral que tan buenos resultados le viene dando: agitar el fantasma de la estampida ?rabe en las urnas, combatir contra una izquierda que no existe y sacarle votos a los que est?n a su derecha con un programa ultra, como la anexi?n de gran parte de Cisjordania.

Por razones dom?sticas e internacionales, lo m?s probable es que el quinto gobierno de Netanyahu sea a?n m?s de derecha que los anteriores, si eso es posible.

En el plano interno, la coalici?n que ahora dirigir? el Likud es una colecci?n de partidos racistas, fascistas, ultra ortodoxos, neoliberales, etc., muchos de los cuales son desprendimientos a?n m?s radicales, como el llamado Poder Jud?o que hace apolog?a abierta de la violencia contra los ?rabes y plantea la expulsi?n de los palestinos. O el partido de Avigdor Liberman, el ex ministro de defensa de Netanyahu y vocero de los colonos.

Muchos analistas anuncian un pacto de ?inmunidad por soberan?a?. Esto significa que a cambio de que estos partidos modifiquen la legislaci?n para salvar a Netanyahu de ser procesado y juzgado por corrupci?n, el primer ministro deba hacer concesiones a sus socios. Estos halcones le exigir?n que cumpla al menos con parte de su programa, como la incorporaci?n de los asentamientos en la franja occidental bajo soberan?a israel?, o mantener los privilegios de los jud?os religiosos ortodoxos.

En el plano internacional, Netanyahu milita en la corriente de los Trump, Bolsonaro, Orb?n y otros monstruos similares de la extrema derecha nacionalista. Incluso ha tenido la habilidad de sumar a Putin a su bando debido a que comparten intereses inconfesables en el Medio Oriente.

No es ning?n secreto que el estado de Israel se transform? en una profesi?n de fe de la geopol?tica de esta derecha alineada con la Casa Blanca, como se demuestra con el reconocimiento de Jerusal?n como capital del estado sionista. Adem?s, el peso internacional de Israel creci? con la llegada de gobiernos de derecha. En Am?rica Latina, a la colonizaci?n de los servicios de inteligencia, se suman importantes negocios como la venta de armas y tecnolog?a de seguridad y vigilancia.

Trump le hizo un regalo inesperado de campa?a a Netanyahu. En marzo, el presidente de Estados Unidos le dio el apoyo a la anexi?n por parte de Israel de las Alturas del Gol?n, un territorio sirio ocupado por el estado sionista en la Guerra de los Seis D?as de 1967. Adem?s de endurecer la pol?tica contra Ir?n que va desde la implementaci?n de duras sanciones, designar como ?terrorista? a la Guardia Revolucionaria Isl?mica y a Hezbollah.

En los pr?ximos d?as se podr?a conocer un supuesto ?plan de paz? para el conflicto con los palestinos en el que estuvo trabajando el yerno de Trump, enviado a la regi?n. B?sicamente consistir?a en un plan en el que se cambia soberan?a por inversiones fundamentalmente de los estados ?rabes.

Pero este movimiento supersestructural y geopol?tico hacia la derecha contrasta con el enorme desprestigio del Estado de Israel a nivel internacional, sobre todo entre los j?venes de origen jud?o, como muestra la exitosa campa?a de Boicot, Desinversi?n y Sanciones (BDS) contra el estado de Israel.

Los cr?menes del estado sionista contra el pueblo palestino son cada vez m?s dif?ciles de ignorar. Estos cr?menes de guerra comprenden tanto las grandes masacres como el castigo colectivo diario al que es sometido el pueblo palestino bajo ocupaci?n.

Como ha demostrado el historiador de origen jud?o Ilan Papp?, la fundaci?n del estado de Israel fue un ?hecho colonial? basado en la limpieza ?tnica del pueblo palestino. Esa pol?tica colonial se contin?a en la ocupaci?n y en la perpetuaci?n del terrorismo de estado, al que define como ?genocidio incremental?. Esta situaci?n colonial, reforzada con Trump-Netanyahu, es la que recrea una y otra vez la resistencia palestina desde hace siete d?cadas.