Desborde feminista: bucle virtuoso de masividad y radicalidad

Mercedes Etcheverry y Diego Castro entrevistan a la mexicana Raquel Guti?rrez en Uruguay para la La Tinta



Desborde feminista: bucle virtuoso de masividad y radicalidad

Mercedes Etcheverry y Diego Castro entrevistan a Raquel Guti?rrez
La Tinta

Raquel Guti?rrez Aguilar march? el 8 de marzo por la avenida 18 de julio y particip? en Uruguay de actividades previas y posteriores a la multitudinaria movilizaci?n. ?Este 8 de marzo volvi? a rebalsar, a desbordar? -dice Raquel- ?y de una manera muy interesante?, para referirse a que en el a?o 2017 las movilizaciones fueron en las grandes ciudades, en el 2018 se sumaron algunas ciudades intermedias y en el 2019 tambi?n se movilizaron los pueblos m?s chicos. Pero adem?s de reconocer la fuerza de la movilizaci?n, plantea sus preocupaciones acerca de la ?extensi?n hacia arriba? y los esfuerzos desde all? para sintetizar este desborde, diluirlo, dividirlo, detenerlo.
En el caf? montevideano suena demasiado fuerte la m?sica. No cont?bamos con este inusual y estridente ambiente festivo. Pero al desgrabar la entrevista, surge del barullo, clara y suave, la voz de Raquel.

Queridxs lectorxs, esta es una entrevista larga y poco intervenida en t?rminos de edici?n, porque nos pareci? que no sobraba nada, y cada reiteraci?n es una invitaci?n a seguir el razonamiento que la entrevistada propone.

El movimiento feminista est? vivo, y su fuerza y diversidad desborda las formas existentes para su comprensi?n. Tendremos entonces que pensar nuevas. Aqu? Raquel Guti?rrez nos desaf?a a intentar ordenar lo que sucede y desordenar lo que nos imponen.

Si seguimos usando estas met?foras de agua para entender este tiempo de rebeli?n -como dicen ac? en Uruguay- que es pues casi con lo ?nico que podemos ir describiendo el movimiento en la ?ltima temporada, es como si estuviera desparram?ndose hacia capas m?s profundas, m?s capilares.

Sin embargo, hay otro nivel de esta masificaci?n que quiero presentar. Esta especie de extensi?n del movimiento: a prop?sito estoy tratando de distinguir con palabras “masificaci?n” de “extensi?n” para plantear que hay una especie de extensi?n hacia arriba. Estoy tratando de imaginarme una tipolog?a. Por un lado, desborda, se masifica, y entonces se capilariza; pero por otro lado tambi?n como que se expande hacia arriba. Y esa expansi?n hacia arriba me preocupa un poco, porque ha sido una de las maneras en que tradicionalmente los movimientos intentan ser divididos. El hecho de que canales de la televisi?n por cable hayan tenido que, para tener rating ese d?a, pasar pel?culas de mujeres y estar metiendo un discurso sobre el 8M en sus comentarios y en sus cortinillas, pues claro que s?, es parte del efecto de la acci?n com?n que hemos protagonizado entre much?simas; pero al mismo tiempo es una manera de tomar esos contenidos, digamos que sacudirlos, deformarlos, descafeinarlos y plantearlos de nuevo representados. Y entonces llevarlos a lugares donde no podemos controlarlos, donde el capital es aut?nomo. Es un efecto apaciguador, de amortiguamiento. Y lo vi harto. Vi varias se?ales en esa direcci?n. Ejemplo: muchos canales hicieron eso, algunas alcald?as y gobiernos locales se s?per volcaron ya desde el 2017 a hacer algo similar; a m? me toc? estar en Madrid en ese a?o y el gobierno de Manuela Carmena hab?a pintado todo de violeta.
Ahora es otra vez muy claro: esfuerzos por limitar, por capturar, por entrar a la disputa del sentido. Porque ya ven que hay una gran empresa colectiva de producci?n de sentido a la que hay que entrar a tratar de sacudir o a sacar alguna raja. Todav?a es probable que no puedan hacer el ejercicio de traducci?n a otro tipo de pol?tica, a formatos mucho m?s liberales. Pero ah? viene esto como amenaza, como contraefecto de nuestra propia audacia. As? comienzan generalmente a contenerse las luchas, o a intentar contenerse: cuando ya no pueden detenerlas por otros medios, cuando el desborde es enorme, entonces se implementa una pol?tica del “como s?”, la pol?tica de la imitaci?n deformante, de la impostaci?n para sustituir, porque es una pol?tica impostora. Entonces, es “como si” mi alcaldesa fuera mi hermana, y no es, y lo s?. Aparece en momentos como si desplegara una voluntad de hermanarse conmigo, aunque negando su condici?n de dirigente pol?tica, de persona que est? controlando una enorme cantidad de recursos estatales concentrados y de fuerza pol?tica acumulada en un solo lugar. Y esta es una acci?n inicial de desconocimiento y de tendencial neutralizaci?n-deformaci?n de lo que vamos produciendo. Bueno, esas cosas tambi?n se vieron el 8M pasado. Se vieron bastante.

- Ese “como s?”, de lo descafeinado, en t?rminos de contenido, ?qu? caracter?sticas tiene?

Ser?a una especie de maniobra defensiva del feminismo institucionalizado y del orden patriarcal puesto bajo amenaza. Quiz? es m?s que eso. Porque no s?lo son las feministas institucionales, es cualquier mujer que est? en el Estado que ahora siente que algo de lo que se produce colectivamente como rebeli?n le puede servir para s?. O sea, no s?lo son las oficinas de g?nero de cualquier lado las que desvirt?an el car?cter de mujeres en lucha que nosotros levantamos, simplemente al presentarse como si ?ellas tambi?n fueran nosotras?. Porque entonces somos nosotras quienes tenemos que decir: “esto no es un asunto de mujeres biol?gicamente determinadas?. Perdemos energ?a que estamos destinando a gestionar nuestras diferencias y cultivar nuestras cercan?as, en distinguirnos de quienes se presentan como parte del movimiento para instrumentalizarlo. En fin, te cargan la tarea de construir explicaciones para distinguirte. En mexicano dir?amos: ?no te me arrimes tanto, conserva tus distancias?.

Hay un contenido en disputa que es el sentido colectivo disidente y rebelde de lo que estamos construyendo y muchxs intentan ahora aplanarlo en un significado expl?cito: igualdad. Otra vez igualdad. Ni siquiera sugieren ?lucha contra la desigualaci?n?. Nos vuelven a llevar al juego en c?rculo de la ?igualdad?. Que es desde donde venimos huyendo. Observ? en algunos lugares esfuerzos por decir “no igualdad de derechos sino igualdad de oportunidades”, que es solo una vuelta al mismo significado, es solo una sofisticaci?n de la misma idea liberal, que hace girar todo en torno a la ley. Creo que buscar?n que discutamos esta cuesti?n de las oportunidades: c?mo se tejen, la s? oportunidad o no oportunidad en relaci?n con violencias concretas que existen. En todo esto hay un af?n de s?ntesis. Siendo un movimiento tan masivo, tan potente, tan importante, es muy probable que empecemos a ver esfuerzos mucho m?s grandes de s?ntesis por arriba.

Estoy hablando de los peligros que veo porque dados los sucesos del 8M, de lo vivido y logrado entre tant?simas, que fue tan enorme y tan fant?stico, nos exige, creo, pensar tambi?n en los contraefectos, en las contrafinalidades de nuestra propia fuerza desplegada. Entonces, ?qu? peligros estoy viendo al tiempo que sigo sintiendo la gran fuerza desatada? Esta cuesti?n de la extensi?n del movimiento hacia arriba me da la impresi?n de que est? tratando de desacoplar un bucle virtuoso que se hab?a logrado hasta ahora del cual, sobre todo las compa?eras de Buenos Aires han reflexionado mucho, y nosotras ac? en Montevideo lo hemos recuperado tambi?n porque nos hace mucho sentido, que es esta cuesti?n de que este es un movimiento masivo y radical. Las dos cosas. Y lo uno por lo otro. A diferencia de como ocurre tradicionalmente en la pol?tica no feminista, en la pol?tica can?nica de izquierda m?s masculina, m?s patriarcalona, en donde radicalidad y masividad corren como relaciones inversamente proporcionales. Ac? se habr?a articulado masividad y radicalidad de una manera muy interesante. ?Qu? tanto en este cambio de escala ?aparente?, expandi?ndo hacia arriba y llevando la masificaci?n hacia terrenos incontrolables hay peligro? Como lo que anuncia una cadena de televisi?n o lo que dice la se?ora fulana diputada de sultano parlamento, es decir, gente que o bien ?se manda sola? sin responder ante ning?n colectivo, o bien responde directamente a otros intereses. Este tipo de cosas que tienen efectos en escalas mucho m?s grandes, mucho m?s all? de lo concreto, de lo alcanzable por la movilizaci?n, por la habilidad humana de enlace que estamos mostrando… ?Qu? tanto es un peligro? Entonces, ?qu? tanto no existe ah? un af?n de dividir y de tratar de ir desarticulando y confundiendo el bucle f?rtil masividad y radicalidad? Cuando el sentido cambia de escala y se amplifica tanto, la confusi?n se generaliza y es un camino de disoluci?n de lo alcanzado por agigantamiento. Por ejemplo, el 8M casi me desmayo cuando escucho que aparecen unas compa?eras espa?olas -eso ocurr?a antes de la movilizaci?n de ac? y una pod?a estar siguiendo la informaci?n de all?- replic?ndoles a unas se?oras de Iberdrola -la empresa de los hidrocarburos, que al menos en M?xico ha hecho todo tipo de estropicios-. Unas se?oras de Iberdrola con la reina, ?la reina! saliendo a decir que s?, que qu? maravilla el ocho de marzo, y entonces una serie de compa?eras teniendo que contestarles en ese momento tambi?n. Teniendo que salir a explicitar que el 8M no es ni de las empresas ni de las reinas. Entonces, f?jate, si t? empiezas a tener que contestarle a todas las que se quieren arrimar a la fuerza nuestra, entonces tambi?n empiezas a tener que bifurcar tu energ?a para dibujarte ese per?metro y no s?lo para atizar el enlace expansivo radical y festivo que hab?amos logrado. En ese sentido, esto que parece ser simplemente expansi?n con diluci?n, tambi?n podr?a ser el paulatino tendido de una trampa para ir poniendo un cerco a nuestras luchas, que es la otra cosa que est?n haciendo.

Si t? revisas algunas de las editoriales sobre c?mo se narr? el 8 de marzo en los peri?dicos m?s importantes en los pa?ses de las movilizaciones m?s potentes, lo que encuentras est? tremendo. Porque en Uruguay y en Argentina hubo editoriales brutales donde las ideas que se propon?an para organizar el sentido de lo acontecido era una divisi?n -y tengo anotado lo que dec?a un peri?dico de Buenos Aires: “Hay una distinci?n que vale la pena hacer. Masivamente asistieron mam?s con sus hijas, amigas, vecinas comunes y corrientes con sus sanas consignas. Y hab?a una minor?a radical y ultraizquierdista que se apoder? del documento final le?do en la Plaza de Mayo con consignas de odio hacia el presidente y la iglesia cat?lica”. Las buenas y las malas. Las v?rgenes y las putas. Ya est?. La madre y la puta, pues. Y no pueden estar juntas. Y esto es lo aprobable y esto no. Esto est? muy burdo. Aqu? las ?nicas personas que van a creer en esto van a ser los que est?n con la campa?a “con mis hijos no te metas”, que puede ser un sector no totalmente masivo, pero es una amplia gama de clase trabajadora metida en formatos religiosos muy patriarcales.

En Espa?a otra compa?era sac? un editorial en El Pa?s, Milagros P?rez Oliva. Ella alertaba sobre c?mo quieren encerrar al feminismo en un relato falso. Y el relato falso era el discurso de las feminazis, que parece ser que en Espa?a fue tremendo, porque pusieron incluso letreros en autobuses, o sea, hicieron una campa?a propagand?stica para plantear tal disparate. Esta colega planteaba una cosa que yo creo que es una fuerza, pero al mismo tiempo es un asunto que genera enormes dificultades: que las que estamos peleando queremos cosas distintas en distintas partes. Es decir, hay una pluralidad tan inmensa, que esa es una fortaleza pero al mismo tiempo puede ser una dificultad si no conservamos un n?cleo de sentido de lucha, un coraz?n de sentido de lucha, que hasta ahora es la cuesti?n de la lucha contra la violencia patriarcal en todas sus variantes.

- ?Cu?les podr?an ser las estrategias ante los ataques al movimiento?

Un apunte: mientras entre m?s de nosotras tengamos claridad sobre lo que deseamos y reforcemos la sinton?a entre la gran diversidad de contenidos que queremos poner a circular, entonces el trabajo de diluci?n de la fuerza que hemos generado va a ser m?s dif?cil. As? te lo dir?a, por eso esta cuesti?n tan importante de seguir diciendo con claridad qu? es lo que queremos, y en parte esto est? encaminado. Tenemos toda esta fuerza, hace tres a?os que la mostramos, ahora queremos ?cambiar la vida?. Sabemos que lo estamos haciendo. ?C?mo volvemos todo este deseo tambi?n constelaci?n de formulaciones expl?citas? Esa pregunta es muy urgente. Y ac? hay una pista interesante: nuestra pol?tica pone l?mites, establece ?vetos? a lo que ya no ha de admitir y tambi?n va armando mandatos colectivos sobre c?mo necesitamos vivir. No es una pol?tica de la demanda como dicen compa?eros del R?o de la Plata.

Vi?ndonos en el espejo del otro lado del r?o, al menos el colectivo Ni una Menos una de las cosas que ha estado insistiendo es ligar todo el tiempo el tema de la deuda con la cuesti?n de la violencia. Sacaron aquella manifestaci?n ?desendeudadas nos queremos?. Pero eso es en el otro lado del r?o, as? se cae Argentina siempre, Argentina se endeuda, colapsa la moneda -trece ceros le sacaron en la historia-, es un delirio. Ac? no ser? as?, pero seguramente se requiere poner l?mites a desmanes que se han hecho: por ejemplo en la contaminaci?n del agua, que tambi?n constituye una violencia radical. Porque la cuesti?n de la violencia, circunscrita a violencia patriarcal en las casas se puede volver enga?osa. Cuando decimos ?contra TODAS las violencias machistas?, contra TODAS las violencias patriarcales, conviene tener presente c?mo se enlazan con las violencias capitalistas y coloniales. ?Por qu? decimos eso? Para que no nos a?slen ni nos contengan a trav?s de alguna supuesta soluci?n punitivista como alerta Rita Segato; y para tampoco quedarse con la ilusi?n de m?s derechos para inscribir en el Estado. Hay ley contra la violencia en todos lados. En M?xico hace m?s de diez a?os existe una ley para una vida libre de violencia. Parece asunto de humor negro. Entonces, vemos que el camino que tenemos delante no es sencillo. Seguramente nos querr?n arrastrar hacia lugares que no son f?rtiles. Hasta ahora el movimiento feminista viene sorteando todo esto muy bien, aunque dada la fuerza gigante que se despliega son necesarios m?s y m?s debates, abrirnos nuevas preguntas. Insistir tanto en la comprensi?n de lo que vamos abriendo a trav?s de nuestras luchas y tambi?n discutir en profundidad los caminos a seguir. El tiempo de rebeli?n exige tambi?n tiempo de deliberaci?n.

- ?Cu?les son tus impresiones acerca de lo que se vivi? en Uruguay el 8 de marzo pasado?

La movilizaci?n en Durazno, en Maldonado, en Ciudad de la Costa. ?Fueron tantos lugares donde hubo movilizaci?n! ?Fue as? todo un pa?s que se sacud?a! Y la de Montevideo fue cuando menos tan grande como la del a?o pasado. Es decir, es una movilizaci?n que no ha mermado, ha sumado.

Me llam? much?simo la atenci?n, una vez m?s, la gigantesca cantidad de mujeres j?venes que ha sido la caracter?stica de estas movilizaciones desde cuando menos el 2017. Estos han sido los momentos de politizaci?n principal de quienes nacieron en el siglo XXI. Las chicas de 16, 17, 18, llevan ya tres grandes movilizaciones, eso es muy interesante. ?Qu? va a ser capaz de hacer esta generaci?n que vive estas experiencias? Esta pregunta me llena de esperanza y de urgencia. Es muy importante entender c?mo van procesando todo lo que conocen. Un fen?meno interesant?simo es la puesta en escena del encuentro geneal?gico, del reconocimiento de la que luch? antes que t?. Que era diferente, que t? no quieres ser como ella, pero que a la vez y fundamentalmente la puedes valorar. Le puedes agradecer y te puedes nutrir de la experiencia que ella te brinda. Que adem?s ella siente que revive en eso, tanto en las abuelitas que se asoman desde el balc?n como en el contingente de presas pol?ticas, que era tremendamente emotivo. ?C?mo las muy jovencitas llegaban y les abrazaban! y las compa?eras se ve?an fuertemente conmovidas al sentir el reconocimiento transparente de una generaci?n joven que las reivindica. ?Una experiencia para las guerrilleras que tal vez no han conocido con tanta frecuencia!

Por otro lado, tengo la impresi?n de que hay much?simo trabajo por hacer aqu?. De lo que he podido conocer del colectivo de mujeres Minervas y de la proclama de la Coordinadora de Feminismos, creo que es muy importante ir a esos diez ejes de lucha que ya se armaron y que le?mos juntas en la 18 de Julio. Es una extraordinaria s?ntesis de lo que deber?a ser un cambio general, un trastocamiento general de condiciones de existencia. Es un plan de lucha y una proclama juntas. ?Estos objetivos queremos alcanzar?: extraordinaria s?ntesis lograda por la Coordinadora de Feminismos en Uruguay sobre c?mo transformar el pa?s y c?mo intervenir en pol?tica. ?Pero eso qu? tan generalizado es? La proclama se distribuy? y se ley?. Era muy emocionante ver c?mo se le?a colectivamente, con qu? fuerza, una proclama bien condensada, tan densa en sus contenidos. ?Pero qu? tan claros est?n todos esos contenidos a nivel masivo? Otra vez me viene el mismo pensamiento: tiempo de rebeli?n, tiempo de deliberaci?n.

? Dabas cuenta del vac?o como estrategia para diluir el movimiento, esto se impulsa en un contexto de a?o electoral donde la din?mica de demandar se profundiza, ?c?mo pensar este momento electoral desde las luchas feministas?

Al a?o electoral hay que considerarlo. Las elecciones son el momento del recambio de las elites pol?ticas y el de mayor irradiaci?n del Estado sobre la sociedad. Es el momento en que se presenta la actividad centrada en el Estado como el hecho pol?tico leg?timo por excelencia. As? se ha construido en dos siglos de ensayo de Rep?blica. Entonces va a ser el a?o de mayor avanzada del Estado sobre el movimiento feminista. Hay que abrir espacios de deliberaci?n.