Crisis existencial del g?nero masculino: la masculinidad de las ?lites y la ceguera de la izquierda

El concepto de masculinidad se encuentra directamente relacionado con ser ?lite o aspirar a serlo. La falta de visi?n de conjunto de la izquierda es un obst?culo para elaborar estrategias globales.



MASCULINIDADES
La masculinidad de las ?lites y la ceguera de la izquierda
El concepto de masculinidad se encuentra directamente relacionado con ser ?lite o aspirar a serlo. La falta de visi?n de conjunto de la izquierda es un obst?culo para elaborar estrategias globales.

El Salto
DAVID ARRIBAS

2019-04-23 12:00:00
Vivimos una etapa de crisis de la masculinidad que se ha visto acentuada por la crisis econ?mica. El hombre de la sociedad neoliberal est? asistiendo con ansiedad a la ruptura de todas las promesas que se le hicieron. Le prometieron ser el primero, sin embargo, ser el primero no supon?a tener buenos derechos sino que los que est?n por detr?s los tengan peores. En el pack de la hombr?a iba incluida la necesidad de tener como plan de vida subir en la escala social pero el ascensor social que iba a llevar a muchos trabajadores a la clase media-alta a base de su esfuerzo est? averiado. La escala social no es solo una serie de compartimentos separados en funci?n de su renta sino que tambi?n entiende de g?nero. Subes para obtener m?s poder y obtienes m?s poder aumentando tu renta o aumentando tu virilidad. Dicho de otro modo, para trepar por la escala social tienes que ser m?s rico y/o m?s hombre.

WINNER-LOSERS, COMPETICI?N ENTRE HOMBRES COMO FORMA DE VIDA
En este momento que nos ha tocado vivir, el hombre tiene que ser un winner y, cuando no lo es, est? frustrado o se siente fracasado en alg?n aspecto de su vida laboral y econ?mica, le surge la necesidad de reafirmar su masculinidad por medio de cualquier otra caracter?stica de las que identifica como propias del hombre. ?Cu?ntos hombres habr?n tenido hijos solo para sentirse completos como hombres, porque sent?an que era algo que estaban obligados a hacer? De entre esos hombres, ?cu?ntos quieren realmente tener hijos? El hombre es el que lleva dinero y comida a casa, el que provee, y para cumplir con ese rol tiene que ser padre. Ser?a bien dif?cil calcular la cantidad de paternidades forzadas que irremediablemente pueden da?ar a los hijos. ?Alguien que ha sido padre por obligaci?n va a ser un buen padre? Tal vez s?, pero tiene muchas papeletas para que no se d? el caso. El primer referente (para bien o para mal) de un hijo siempre es su padre, esta figura es la que proporciona al ni?o las primeras nociones de lo que se espera de un hombre en nuestra sociedad. Si el padre forma los cimientos de la masculinidad del hijo, ?como iban a ser buenos esos cimientos si en muchos casos se fuerza la paternidad?

La competitividad extrema entre hombres puede llevar a que uno se considere un triunfador siendo un currante de clase baja y humille a un compa?ero que est? en las mismas circunstancias
De entre los valores m?s representativos del g?nero masculino destaca la competitividad. Cuando el hombre siente su virilidad atacada necesita dejar claro que es m?s hombre que los dem?s y, si no puede serlo, humillar al que sea menos hombre que ?l. La competitividad extrema entre hombres puede llevar a que uno se considere un triunfador siendo un currante de clase baja y humille a un compa?ero que est? en las mismas circunstancias pero que encaja peor en el modelo de masculinidad hegem?nica. Porque un hombre no puede ser un nadie, tiene que ser m?s que los que le rodean.

LA MASCULINIDAD FRENTE A LA POL?TICA DE LAS EMOCIONES
La pol?tica tiene que dar salida a los sentimientos del pueblo para lograr seguir vi?ndose legitimada ante ?l. El hombre est? frustrado y cuando una emoci?n es compartida se puede decir que es una frustraci?n pol?tica. La respuesta a este sentimiento hasta ahora se ha visto monopolizada con bastante ?xito por opciones pol?ticas que van desde la derecha anti-establishment y populista, como Trump o Le Pen, a una derecha ultraconservadora renovada ?Vox en Espa?a? que prometen una visi?n de pa?s en la que ‘el hombre vuelva a ser hombre’, devuelto a sus esencias despu?s de haber sido desnaturalizado por las denominadas ?ideolog?as de g?nero? o el ?lobby LGTB?.

El feminismo es la pelea de un colectivo oprimido, el de las mujeres, contra la estructura del g?nero como autoridad, como poder. No hay lucha m?s antisistema que el feminismo
Desde la izquierda ha faltado analizar toda esta situaci?n desde la nueva ola de activismo feminista que barre el pa?s cada 8M. Se ha contentado con decir a las feministas un simple ‘vale’, ‘adelante’, ’seguid por ah? que nosotros, los hombres, nos encargamos del resto’ demostrando una enorme ceguera. La estructura del g?nero y la estructura de clases son dos pilares de un mismo sistema. Las luchas LGTB y feministas no son pol?ticas sectoriales por mucho que desde algunos altares de la izquierda las miren casi como si de un hobby se tratara. Desde esos enfoques unos se encargan de sus luchas personales, de sus ‘cosas de maricas’ o sus ‘cosas de mujeres’, mientras que otros, aquellos que se llenan la boca de clases sociales, se dedican a cambiar el mundo, a derrumbar el sistema. La mala costumbre de separar en compartimentos estancos diferentes luchas provoca que se obvien las relaciones entre ellas. El error est? en pensar que g?nero y clases sociales son cosas diferenciadas cuando se trata de dos conceptos entremezclados dif?ciles de separar y para acabar con la opresi?n que ejercen es necesario tener visi?n de conjunto. No se trata de mujeres contra hombres, no es la “guerra de los sexos” sino que es una lucha por el poder. El feminismo es la pelea de un colectivo oprimido, el de las mujeres, contra la estructura del g?nero como autoridad, como poder. No hay lucha m?s antisistema que el feminismo.

EL FEMINISMO Y LAS ?LITES
A menudo se presenta el debate en el feminismo sobre los ‘techos de cristal’. Se acusa a quienes centran sus reivindicaciones en este concepto de estar utilizando el feminismo como mera herramienta para que un peque?o porcentaje de mujeres se incorpore a la ?lite. Si bien la cr?tica es leg?tima y cargada de verdad, este discurso liberal puede ser ?til para los discursos m?s radicales. Del mismo modo que unas pocas mujeres privilegiadas malvenden la lucha feminista por aumentar su cuota de poder, tambi?n la masa feminista puede aprovecharse de esta ?lite. Si una mujer privilegiada, en nombre del feminismo, rompe el techo de cristal adquiere una cuota de poder que el sistema ten?a reservada para los hombres. Con esto abre la posibilidad de cuestionar la l?gica hombre=poder. Si el poder ya no es una caracter?stica propia y exclusiva del hombre, de aquel que cumple todos los requisitos de la masculinidad hegem?nica, entonces se puede cuestionar por qu? ten?a ese poder previamente y por qu? deber?a seguir teni?ndolo. Se cuestiona el derecho a existir de la ?lite.

Independientemente de que exista la posibilidad real de hacerlo, subir por la escala social es una necesidad inculcada en los hombres que condiciona todos sus posicionamientos pol?ticos
La masculinidad hegem?nica es la mayor representaci?n del poder porque el que lo ostenta no solo tiene que tener la capacidad de aplicarlo sino que necesita ser percibido como poderoso. Los roles de g?nero en el caso del hombre pueden servir para ser identificado como superior a los dem?s, te da tu lugar en la jerarqu?a de clases sociales. La masculinidad encuentra su utilidad como performatividad de las ?lites y el mejor instrumento de legitimaci?n del sistema de clases. Ese objetivo recurrente de la izquierda que es la unidad popular, apelar a las luchas colectivas,… se vuelve complicado de articular cuando la mitad de la poblaci?n tiene metido en la cabeza desde ni?o el principio imperativo de luchar para ser superior que tu hermano, tu vecino o tu compa?ero de trabajo.

Las pr?cticas de g?nero asientan las clases sociales. ?C?mo pretendemos tener una clase trabajadora organizada contra las ?lites si la masculinidad le dice a los hombres que deben aspirar a ser ?lites? La falta de empat?a, la competitividad, el individualismo, el ego?smo,… Todas caracter?sticas que definen por igual a la masculinidad hegem?nica que a las ?lites poderosas. Independientemente de que exista la posibilidad real de hacerlo, subir por la escala social es una necesidad inculcada en los hombres que condiciona todos sus posicionamientos pol?ticos. Cualquier movimiento o ideolog?a que aspire a construir un contrapoder y deje al margen el an?lisis de la masculinidad se encontrar? con que ser? incapaz de crear sujetos pol?ticos mayoritarios que se encuentren c?modos en una lucha de clases.