Espa?a: Todo indica que ganar? la derecha dura o que la socialdemocracia gane con la derecha blanda

La autora hace un buen an?lisis terminando con pena porque van a perder.
La crisis de la izquierda espa?ola es la crisis de la izquierda mundial, es por eso que algunos se van para su casa, pero hay que invitarlos a trabajar los modos de autoorganizaci?n y protagonismo social sin partidos en los barrios. La pena es de quien coloca sus huevos en el canasto institucional.



Ocho a?os del 15-M, ?qu? tenemos?
Si PSOE y Unidas Podemos no suman mayor?a absoluta ni con el PNV y necesitan a los independentistas catalanes de los que S?nchez reniega, la maquinaria de los poderes f?cticos (mon?rquico, econ?mico y medi?tico, sobre todo) se pondr? en marcha para lograr el que mal llaman ?pacto de estabilidad y Estado? (de este Estado) entre Ciudadanos y PSOE.

P?blico
MADRID
24/04/2019 00:42

Desde la crisis financiera de 2008 y sus da?os sociales a?n no revertidos (ni mucho menos), asistimos a una serie de cambios hist?ricos que est?n empujando con extraordinaria lentitud y timidez el cambio en un sistema pol?tico e institucional muy resistente y blindado desde 1978, responsable en buena parte de problemas enquistados, como la corrupci?n de las administraciones p?blicas.

La falta de expectativas de la gente, particularmente de los j?venes y m?s en concreto, de las mujeres; la precariedad y pobreza laboral, la agresividad del machismo a la defensiva, la desigualdad o los privilegios de todo tipo de un nutrido grupo de intocables? van mermando la confianza en una clase pol?tica que, de momento, m?s all? de llenar de diversidad y color el hemiciclo del Congreso y algunos gobiernos auton?micos y locales con nuevos partidos, no ha conseguido recortar el abismo entre precarios y privilegiados, que sigue agrand?ndose con poco espacio para los no precarios, sin m?s.

Estamos peor y podemos estar mucho peor en un momento en que los pol?ticos constituyen la tercera preocupaci?n de los espa?oles, seg?n el CIS
Se acerca el octavo aniversario del 15-M, el movimiento de los indignados que llen? de esperanza las calles, y en ellas, hoy, solo hay confusi?n, hast?o, enfado, decepci?n y, sobre todo, una amenaza cumplida a la que Espa?a hab?a logrado escapar hasta hace unos meses: un partido de ultraderecha en las instituciones.

?Estamos peor? Estamos peor y podemos estar mucho peor, adem?s, en un momento en que los pol?ticos constituyen la tercera preocupaci?n de los espa?oles, seg?n el ?ltimo CIS, y adelantados ya por la corrupci?n, que se dispara al segundo puesto de rechazo ciudadano. Los pol?ticos que deben sacar a Espa?a de esta crisis institucional sin precedentes en 40 a?os no solo no nos ofrecen confianza, sino que nos generan inquietud.

Los dos debates celebrados entre los cuatro candidatos principales a la Presidencia del Gobierno (los cuatro hombres) a cuatro d?as de las elecciones generales, han retratado con bastante exactitud las opciones de Gobierno que nos esperan y que distan bastante de poder responder al cambio de fondo que requiere este pa?s, su Constituci?n (cumplirla y reformarla), el coraz?n del Estado mismo,… para mejorar una democracia con demasiadas v?as de agua abiertas, empezando por la Jefatura del Estado, siguiendo por el Poder Judicial y terminando por el poder cat?lico, que todo nos empa?a de oscuridad a las mujeres; y no solo a ellas.

Han pasado 40 a?os y parece que no ha llegado el momento a?n de dar el impulso definitivo a este pa?s
El 29 de abril, pues, prepararemos el octavo cumplea?os del 15-M sabiendo ya:

a) Que la derecha (PP, Ciudadanos y Vox) suma y volver? a gobernar, adem?s, con un componente ultra y neofascista, escondido en el PP hasta ahora, pero hoy crecido, desacomplejado y dispuesto a devolvernos a un pasado en blanco y negro, sobre todo para las mujeres y todos aquellos ciudadanos que no cumplen con sus par?metros de ?ciudadanos de bien?.

b) Que PSOE y Unidas Podemos no suman mayor?a absoluta ni con el PNV y necesitan a los independentistas catalanes de los que S?nchez reniega. La maquinaria de los poderes f?cticos (mon?rquico, econ?mico y medi?tico, sobre todo) se pondr? entonces en marcha para lograr el que mal llaman ?pacto de estabilidad y Estado? (de este Estado) y presionar hasta que Ciudadanos de un vuelco a su “no” a S?nchez ?por responsabilidad? y apoye al PSOE para proteger a Espa?a de los nacionalistas. Si consiguen, adem?s, que el PP se abstenga, habr?n logrado el objetivo perseguido en 2015 con el fracasado pacto del abrazo entre Rivera y S?nchez. No parece dif?cil apelar a la responsabilidad nacionalista espa?ola del presidente de Ciudadanos para que impida un Gobierno de S?nchez, UP e independentistas (?Qu? importa Catalunya habiendo un 155?). Apenas hay dudas ya de que Rivera estar? dispuesto a sacrificarse y pactar con S?nchez pese a su reiterada negativa en campa?a.

Los candidatos a presidir el Gobierno de Espa?a tras las elecciones generales, Pablo Casado (PP) (i); Pablo Iglesias (Unidas Podemos) (2i); Pedro S?nchez (PSOE) (2d) y Albert Rivera (Cs) (d), antes del inicio del segundo debate electoral . /EFE
Los candidatos a presidir el Gobierno de Espa?a tras las elecciones generales, Pablo Casado (PP) (i); Pablo Iglesias (Unidas Podemos) (2i); Pedro S?nchez (PSOE) (2d) y Albert Rivera (Cs) (d), antes del inicio del segundo debate electoral, el martes 23 de abril . /EFE
El PSOE est? convencido de poder recuperar el Estado de Bienestar y acabar con la desigualdad, sobre todo, con reformas que no afecten a las estructuras del Estado ni provoquen el levantamiento en armas del poder econ?mico
c) Que el PSOE sume con Unidas Podemos y, si acaso, el PNV. Que se aleje de los cantos de sirena del poder circundante que lo llevan a Ciudadanos y que S?nchez conforme un Gobierno progresista destinado a restaurar por v?a de urgencia la justicia social y los servicios p?blicos. En este sentido, el PSOE est? convencido de poder recuperar el Estado de Bienestar y acabar con la desigualdad sangrante y creciente, sobre todo, con reformas escogidas y estudiadas que no afecten a las estructuras del Estado ni provoquen el levantamiento en armas del poder econ?mico. Sin duda -lo hemos comprobado ya-, la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno supondr? la herramienta de presi?n para que esas reformas lleguen lo m?s al fondo del sistema posible, como ha ocurrido con la subida del salario m?nimo. A ello ha apelado Iglesias durante toda la campa?a, tirando la toalla sobre su victoria el 28-A, pero es dif?cil que los de Iglesias logren escarbar mucho m?s all? de la superficie en cuanto a la reforma laboral, por ejemplo. ?Derogarla? Perm?tanme que lo dude.

A ocho a?os del 15-M, no hay posibilidad de que este Estado afronte ya y de una vez por todas la reforma profund?sima que necesita para completarse como democracia. No ha llegado el momento de que un Gobierno se enfrente a los poderes postfranquistas y ponga boca arriba todas las cartas marcadas en la Transici?n para blindar las estructuras del privilegio y la desigualdad.

Han pasado 40 a?os y parece que no ha llegado el momento de dar el impulso definitivo a este pa?s, pese al gran potencial que guarda para ser un referente de igualdad y derechos humanos en el mundo. Una pena.