Primavera ?rabe: segunda oportunidad

Los manifestantes parecen haber aprendido lecciones dif?ciles de la Primavera ?rabe, demostrando compromiso inquebrantable con la reducci?n del papel de gobernanza de los ej?rcitos de sus pa?ses. Las pr?ximas semanas mostrar?n si pueden quitar suficiente poder a los generales para empezar a construir un futuro m?s esperanzador.



Primavera ?rabe: segunda oportunidad

Expreso
26 ABR 2019 / 00:01

Las protestas masivas en Argelia y Sud?n han derrocado a dos aut?cratas envejecidos, poniendo fin a 20 y 30 a?os de r?gimen absolutista. Los insurgentes hoy est?n enfrascados en negociaciones con los ej?rcitos, gestores de facto de la transici?n a un nuevo orden pol?tico. El resultado de estas luchas de poder ayudar? a determinar si Argelia y Sud?n se vuelven m?s democr?ticos y pr?speros o se suman a una cadena de d?cadas de esperanzas frustradas en la regi?n. Los manifestantes parecen conscientes de los peligros de la ?trampa egipcia?, por la cual un general que asume el cargo de un gobierno supuestamente interino termina convirti?ndose en presidente de por vida. Abdel Fattah el-Sisi, en Egipto, espera hacer precisamente eso mediante enmienda constitucional que podr?a mantenerlo en el poder hasta por lo menos 2030. Otorgar demasiado poder al ej?rcito afectar?a las esperanzas democr?ticas de los argelinos y sudaneses, y aumentar?a el riesgo de que los generales sigan consumiendo una porci?n excesiva de recursos p?blicos escasos, bloqueando reformas econ?micas que se necesitan con urgencia. Ambos pa?ses recibieron impulso del auge del petr?leo de los a?os 2000, que reforz? el control f?rreo del poder. Ninguno utiliz? los recursos petroleros para el desarrollo econ?mico. Sus l?deres recurrieron al clientelismo y la represi?n, reservando parte importante del gasto p?blico para su base pol?tica, y equipando grandes fuerzas de seguridad para hacer frente a insurrecciones. La bonanza petrolera ayud? a sus gobiernos a expandir sus ej?rcitos, y luego se mostraron reacios a recortar el gasto durante el colapso que vino despu?s. Frente a escasez de financiaci?n externa, Sud?n tuvo que hacer un fuerte ajuste. Los subsidios se rebanaron y los servicios sociales se recortaron fuertemente, lo que desat? la furia popular. Argelia se vio m?s afectada cuando cayeron los precios del petr?leo en 2014. El gobierno hasta ahora ha financiado el gran d?ficit fiscal con reservas acumuladas, pero esto no puede continuar mucho tiempo. Mientras, el gasto militar aument?. Los ej?rcitos de ambos pa?ses se esforzar?n por proteger sus intereses econ?micos, en riesgo. Para acelerar el crecimiento har? falta estabilidad macroecon?mica y mayor devoluci?n de poder, m?s competencia para inyectar dinamismo a los mercados, m?s descentralizaci?n para mejorar la oferta de servicios p?blicos y un sistema judicial y medios m?s independientes. Los reg?menes militares no pueden lograrlo, tienden a centralizar m?s la toma de decisiones econ?micas y pol?ticas por temor a perder su fr?gil poder. En T?nez ha aumentado la libertad, mejorado la seguridad y la econom?a ha comenzado a recuperarse. Pese al sistema pol?tico excesivamente competitivo y la situaci?n macroecon?mica todav?a ca?tica, la inversi?n privada ha subido. En Argelia y Sud?n el ej?rcito ha intentado juzgar el estado de ?nimo y la calle tiene poder de veto. Si las protestas siguen siendo masivas, sus ej?rcitos tendr?n que hacer concesiones. Todos coinciden en la necesidad de achicar la polic?a sobredimensionada, milicias semilegales, el servicio secreto dominante y la Guardia Nacional excesivamente remunerada. Recortar su tama?o e influencia permitir? al ej?rcito erigirse como ?nico guardi?n de la seguridad nacional. Los manifestantes parecen haber aprendido lecciones dif?ciles de la Primavera ?rabe, demostrando compromiso inquebrantable con la reducci?n del papel de gobernanza de los ej?rcitos de sus pa?ses. Las pr?ximas semanas mostrar?n si pueden quitar suficiente poder a los generales para empezar a construir un futuro m?s esperanzador.