Espa?a: Podemos o la quiebra electoral de una “izquierda” que nunca lo fue

En Espa?a est? el espejo para Chile del declive e institucionalizaci?n del Partido Comunista, as? como el car?cter del Frente Amplio: “Lo que ahora le ha sucedido a Podemos es s?lo el resultado de un risible vodevil montado por un grupo de engre?dos universitarios”, donde dice Podemos debe decirse Frente Amplio, ese grupo de universitarios engre?dos que vendieron al movimiento estudiantil por el plato de lentejas de los sillones del parlamento.



30/04/2019
Podemos o la quiebra electoral de una “izquierda” que nunca lo fue

M?ximo Relti
Canarias Semanal
La Haine

Lo que ahora le ha sucedido a Podemos es solo el resultado de un risible vodevil montado por un grupo de engreidos universitarios

La cat?strofe del PCE en 1982 fue una tragedia para los asalariados. Lo que ahora le ha sucedido a Podemos es solo el resultado de un risible vodevil montado por un grupo de engreidos universitarios

Seg?n nuestro colaborador Maximo Relti no es posible comparar el fracaso electoral del PCE en 1982 con el varapalo sufrido por Podemos este 28 de Abril. Y no lo es porque Podemos es un dislocado batiburrillo ideol?gico, que se mueve en el escenario pol?tico de la misma manera que un pollo sin cabeza. Sin t?ctica, sin estrategia, sin programa y sin militantes. Cuenta tan s?lo con lo que ellos llaman “inscritos electr?nicos”.No obstante, su denodado esfuerzo por asemejarse con la socialdemocracia del PSOE, Y, sin embargo, hay paralelismos con la hecatombe de hace casi cuatro decadas que conviene resaltar

Hace ya la friolera de casi 40 a?os, la direcci?n del Partido de Santiago Carrillo, hizo esfuerzos tit?nicos por lucir “potable” ante las clases sociales hegem?nicas de la sociedad espa?ola. Para lograrlo, ?l y los suyos no dudaron en se embarcarse en una operaci?n consistente en desprenderse de todos aquellos s?mbolos, objetivos, historia, trayectoria de lucha que formaban parte del rico patrimonio pol?tico e ideol?gico de una organizaci?n, - la ?nica, por cierto -, que se curti? en dur?simas batallas en contra de la dictadura de Franco.

Para hacerse respetable y no atemorizar a quienes detentaban el poder econ?mico - que son los mismos que hoy contin?an control?ndolo - acept? la bandera rojigualda, que no es un trapo cualquiera, sino que est? respaldada por la historia sangrienta de la Monarqu?a espa?ola hist?rica y de la dictadura de Franco; colabor? en la elaboraci?n de una Constituci?n que vet? a los espa?oles la posibilidad de elegir por ellos mismos el r?gimen pol?tico que desearan; borr? de su programa reivindicaciones sociales tales como la reforma agraria, la nacionalizaci?n de la banca, la nacionalizaci?n de las grandes empresas?; concert? acuerdos t?citos con quienes durante d?cadas hab?an perseguido a sus militantes hasta la muerte, para hacer desaparecer de la memoria colectiva la lucha antifranquista, as? como la reivindicaci?n de la II Rep?blica, el ?nico per?odo de la historia de Espa?a en el que las clases trabajadoras lograron, por un corto espacio de tiempo, romper con los poderes seculares que hab?an ejercido una asfixiante opresi?n sobre las clases populares espa?olas…

Y todo ello ?a cambio de qu?? En realidad, lo que el PCE intent? lograr durante esos a?os fue la mimetizaci?n con un PSOE que ya contaba con las bendiciones de los EEUU y pa?ses occidentales. Los cuadros pol?ticos del PCE, muchos de ellos provenientes de la peque?a burgues?a y de profesionales universitarios, ten?an adem?s, prisa, mucha prisa, por ocupar los cargos y canonjias que suele devengar el usufructo y la administraci?n de las instituciones del Estado.

La dificultad para conseguir ese objetivo, no obstante, estribaba en que cuando a la sociedad le ofrecen un original acompa?ado de una copia, esta elige indefectiblemente el original. Y as? sucedi?. En las elecciones de 1982, el PSOEobtuvo 10 millones de votos. Y el PCE casi desapareci? del mapa del hemiciclo. S?lo obtuvo dos diputados, si no recordamos mal.

Pero eso no fue lo m?s dram?tico. Como suele pasar con las organizaciones que pierden su identidad ideol?gica, los grup?sculos alrededor de los cuales se nuclean las diferentes bander?as de la dirigencia partidaria, pronto desataron entre ellos una guerra cainita. Aparecieron m?ltiples fracciones, cuyas diferencias no eran estrictamente de contenido ideologico, sino que se esgrim?an como plataformas de ambiciones personales. No pocos de los dirigentes del PCE buscaron en la r?pida migraci?n hacia PSOE la garantia de futuro pol?tico y personal. El PCE, en definitiva, inici? un catastr?fico ciclo que a?n hoy est? lej?simo de superar, si alguna vez llega a lograrlo.

Para la clase trabajadora, los episodios que condujeron a la descomposici?n del PCE supusieron una enorme tragedia, que ha estado pagando duramente durante los ?ltimos 40 a?os. Los recursos economicos del pais fueron puestos en almoneda, dando lugar a la absorcion de la economia espa?ola por las grandes multinacionales, sin que contra ello se pudiera producir ninguna resistencia capaz de impedirlo. No existia ningura organizaci?n capaz de encabezar la lucha contra ese desafio. Por si fuera poco, la desintegraci?n del PCE se extendi?, igualmente, a Comisiones Obreras, convirtiendo a este sindicato en una instituci?n amarilla cuyo cometido se limit? a la concertaci?n amistosa con la Patronal y a la gesti?n administrativa de los conflictos laborales.

Comparar lo que le sucedi? al PCE en la d?cada de los 80, con lo que le sucede hoy a Podemos ser?a, ciertamente, un craso error. En primer lugar porque ni la militancia, ni la dirigencia de esta ?ltima organizaci?n tiene nada que ver ni con la tradici?n ni con la ideolog?a que ten?an una buena parte de los militantes de la base del PCE de entonces. Podemos es, en cambio, un dislocado batiburrillo ideol?gico, que se mueve en el escenario pol?tico de la misma manera que un pollo sin cabeza. Sin t?ctica, sin estrategia, sin programa y sin militantes.Cuenta tan s?lo con lo que ellos llaman “inscritos electr?nicos” . No obstante, su denodado esfuerzo por clonarse con la socialdemocracia del PSOE, contradiciendo de manera flagrante todo aquello que hab?an proclamado hace tan solo cuatro a?os, han llevado su experiencia electoral en este 28 de abril, a un desenlace muy similar al que sufri? el PCE a principios de la d?cada de los 80, aunque el volumen y la proporci?n de la quiebra electoral puedan ser diferentes.

S?lo hay, sin embargo, una notoria diferencia con lo sucedido entonces. Lo del PCE fue una tragedia para los asalariados, con graves proyecciones en el tiempo. Todavia hoy vivimos sus efectos. Lo de Podemos, en cambio, se queda simplemente en un risible vodevil puesto en escena por unos cuantos engreidos y petulantes universitarios, que debiera causarnos verg?enza a todos: a los que ingenuamente les votaron, y aquellos otros que sin hacerlo, permitieron que este espantajo inocuo y artificial pudiera haber sido capaz de neutralizar la ira de millones de ciudadanos.

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