El motor del cambio feminista: una organizaci?n basada en la sororidad
Da igual c?mo te definas: mujer u hombre, anciana o joven, de izquierdas o derechas, trans o cis, homo, hetero, demi o? La cuesti?n es que, si te defines, y sientes, como una persona que quiere luchar por una sociedad m?s libre e igualitaria, ser?s recibido con la sororidad que caracteriza al colecti
El Salto
2019-05-08 14:55:00
Es una l?stima que en los telediarios se aborde el feminismo de forma superficial, simplista y, muy a menudo, paternalista, y que, por ello, una inmensa parte de la sociedad se pierda la posibilidad de disfrutar de los debates propios de organizaciones feministas. Hablo de debates profundos, no de aquellos que se dan en la barra de un bar y que, por su superficialidad y falta de contenido, solo a veces se muestran subversivos, pudiendo promover un cambio social en escasas y valiosas ocasiones.
Es por eso que debemos rebatir d?a a d?a los rancios argumentos que suenan en los medios de comunicaci?n. Si las feministas no pusi?ramos el grito en el cielo cada vez que un peri?dico deportivo sexualiza a una compa?era o se justifica, por v?a judicial, una agresi?n machista, es evidente que no estar?amos viviendo el cambio de los ?ltimos a?os. Y, cuando una sociedad cambia, los actores que promueven ese cambio cambian con ella. L?gicamente, el feminismo no es una excepci?n. De hecho, es un movimiento con un motor de cambio y adaptaci?n incre?ble.
Resulta interesant?simo analizar c?mo se producen los cambios de contenido y discurso dentro del feminismo, ya que este, por su condici?n de movimiento social, carece de cadenas de mando, estructuras organizativas cerradas o definidas, forma de afiliaci?n o condiciones m?nimas para que un individuo se incluya en el colectivo, m?s que su propia decisi?n o deseo de pertenencia. De modo que no se puede analizar en los t?rminos en los que se analizar?a un partido pol?tico centralizado y vertical ni uno asambleario y horizontal. Aunque m?s parecido a este ?ltimo, el feminismo se articula en una estructura abierta ?todo el mundo puede participar?, horizontal ?nadie ostenta un cargo de poder? y se encuentra en un estado de indefinici?n continua ya que no est? atado a unas bases constitutivas, ni existen unas normas que rijan su funcionamiento.
Hablamos, por lo tanto, de un movimiento tremendamente plural. Hay tantos feminismos como opiniones se producen dentro de ?l. Un movimiento que se depura en continuo debate y cuyas conclusiones, aceptadas hoy, ser?n rebatidas, redefinidas o reaceptadas ma?ana, adapt?ndose siempre a las necesidades de la comunidad. Se podr?a pensar que imita la teor?a fundacional del neoliberalismo y su fanatismo de libre mercado, la teor?a de ?la mano invisible? de Adam Smith, ya que sujetos libres producen ideas que satisfacen las necesidades ?tico-intelectuales del consumidor, a la vez productor, en una situaci?n de libre competencia, creciendo as? aquellas ideas que m?s se adecuan al conjunto de los individuos. No obstante, dicho modelo obvia la influencia corruptora que la acumulaci?n de capital imprime al libre mercado y que, de forma irremediable, implica que a mayor acumulaci?n de capital mayor concentraci?n del poder. Pero, existe una diferencia radical entre ambos modelos de estructuraci?n social: en el feminismo ni la propiedad privada ni el dinero existen. Por ello es un modelo que nos recuerda m?s a la concepci?n del poder de Foucault, un poder que no tiene una elite definida, sino que se encuentra en cada individuo ?libre? de la sociedad y que se representa cuando este reproduce su opini?n con sus actos, verbales o no, convirti?ndose en receptor-consumidor de la ideolog?a-cosmovisi?n de otros y emisor-productor de la suya propia. Un poder que, tal vez, se muestra m?s observable en el funcionamiento de las redes sociales: todos los individuos, due?os de su poder por peque?o y limitado que este sea, influyen m?s o menos en la masa actuando como generadores de opini?n, mediadores, jueces o incluso como modelos a seguir en los debates, modas, preferencias, aceptaciones y valoraciones sociales? Y esto cristaliza en forma de ?me gusta?, ?retuits?, seguidores y dem?s ?clics? en redes sociales. No es casualidad que los sujetos neoliberales nacidos en el auge de la posmodernidad encontremos nuevas formas de organizaci?n que representan derivas del modelo organizacional que nos cri?, el capitalismo de libre mercado.
Se ha creado un colectivo en el cual el sujeto neoliberal se destruye y construye, ?sea se deconstruye a cada instante
Curioso e ir?nico, aunque rematadamente l?gico, es que uno de los movimientos sociales m?s subversivo, sino el que m?s, encuentre sus herramientas en el propio sistema que pretende destruir, algo similar a lo que plantea Clara Serra en su libro Leonas y zorras: desmontar la casa del amo con las herramientas del amo. El feminismo tiene la capacidad de unir, en una sociedad de egos fagocitados, a sujetos con ideas individualistas tremendamente interiorizadas. Para ello ha conformado un colectivo en el cual la diversidad es algo positivo y la libertad de opini?n deja de implicar una lucha de egos herman?ndose mediante la sororidad. No es que se ?respeten? todas las ideas, err?neas o no, como a menudo plantea la ideolog?a neoliberal en nombre de una libertad de expresi?n corrupta, que todo lo justifica y ya no diferencia lo verdadero de lo falso, la posverdad. Es que se ha creado un colectivo en el cual el sujeto neoliberal se destruye y construye, ?sea se deconstruye a cada instante. Siguiendo una ruta puramente psicoanal?tica, los sujetos pueden vivenciar con libertad, pues el grupo no juzga, sino que acompa?a al cambio, las contradicciones que el patriarcado les impone, contradicciones que todas hemos experimentado a lo largo de nuestra vida cuando, por ejemplo, no hemos encajado dentro de los roles de g?nero que las estructuras de poder nos exigen y, por ello, dichas contradicciones internas han sido exteriorizadas, vivenciadas, con malestar. De esta forma se crea un conglomerado de sujetos que, pese a ser diferentes, reman en la misma direcci?n ya que todas comparten, no una identidad ideol?gica claramente definida, sino una identidad emocional: todas somos las hijas bastardas de un patriarcado maltratador.
Ya que carece de l?deres y bases constitutivas, el mecanismo que marca la inclusi?n, direcci?n y estrategia del movimiento es ese h?brido antes descrito entre la mercadotecnia del poder de libre mercado y la concepci?n de Foucault, basado en los debates sororos y deconstructivos. En cualquier caso, pese a que sea un movimiento que se halla, por naturaleza, en continuo cambio, podemos intentar definir sus claves:
?Inclusi?n: en una sociedad neoliberalizada, en la cual los sujetos tienden cada vez m?s a la individualidad, diferenciando las caracter?sticas del ?yo? frente a los otros mediante etiquetas eg?latras que lo hagan ?nico e inigualable, el feminismo ha conseguido colectivizar la diversidad. El feminismo no pide carnets, respeta las diferencias, las reenfoca, cambiando el actual enfoque de competitividad social por una perspectiva que abraza la diversidad como algo valioso que nutre al colectivo. Da igual c?mo te definas: mujer u hombre, anciana o joven, de izquierdas o derechas, trans o cis, homo, hetero, demi o? La cuesti?n es que, si te defines, y sientes, como una persona que quiere luchar por una sociedad m?s libre e igualitaria, ser?s recibido con la sororidad que caracteriza al colectivo. Menci?n especial y excepcional para aquellos movimientos que ocultan su machismo con la etiqueta del feminismo, como ser?a el caso del ?feminismo liberal? que promueven desde el partido pol?tico Ciudadanos. Promover nuevas formas de explotaci?n de la mujer, regulando sin garant?as la prostituci?n y la gestaci?n subrogada, para adaptar sus ya mercantilizadas vidas a la econom?a neoliberal jam?s ser? feminismo, sino viciar un m?s que leg?timo debate entre regulacionistas y abolicionistas. Algunos partidos, colectivos o individuos que se definen feministas, solo lo son de puertas afuera.
?Direcci?n: l?gicamente, el feminismo tiene como objetivo, por definici?n, la lucha por los derechos de las mujeres. Pero, cuando esa lucha implica la concepci?n de nuevas realidades m?s libres e igualitarias que la actual, ?cu?l es la definici?n de esa nueva sociedad? Entorno a esta pregunta inicial se abre todo un horizonte de realidades alternativas con sus consecuentes cuestiones: ?Qu? es la libertad? ?A qui?nes afecta? ?Cu?l es prioritaria, la colectiva o individual? ?Cu?les son los l?mites de la libertad de expresi?n? ?Y la igualdad? ?Es lo mismo que equidad? ?Qu? cabida tienen las discriminaciones positivas? ?Cu?l es el papel de las instituciones? ?Son suficientes los cambios legislativos o la lucha est? en la psique de la calle? O, m?s concretamente, ?c?mo se lucha contra un micromachismo? ?Es ?tica la maternidad subrogada? ?Qu? es el g?nero? ?Debemos luchar por abolirlo o buscar feminidades/masculinidades alternativas? ?Cu?l es el papel de los hombres en el feminismo? ??tica de la prostituci?n, abolici?n o legalizaci?n? ?Qu? hacemos con el lenguaje (-@, -x, -as, -os, -es)? ?Comprar una camiseta ‘yo soy feminista’ en Zara es feminismo de clase? ?Nos movilizamos igual cuando las v?ctimas son extranjeras que cuando son nacionales? ??tica del aborto? ?Aplicar o no las listas cremallera o cuotas m?nimas?… La lista es interminable y no es mi intenci?n resolver ninguna de ellas, sino m?s bien que sirvan como ejemplo de c?mo el feminismo aborda la perspectiva de esa nueva realidad a la que aspirar. As?, el objetivo del feminismo queda definido, y redefinido, mediante un continuo debate basado en la cr?tica constructiva, sorora, y en la deconstrucci?n de esta sociedad a trav?s de sus individuos, empezando por nosotras mismas, dando lugar al refinamiento de las posturas del colectivo tanto en su discurso como en la vivencia propia y particular del feminismo de cada compa?era. La principal prueba de ello somos nosotras mismas y la huella que hemos dejado, ya sea en otras compa?eras, en nuestra familia y amigas o en la inmensidad de las redes sociales, cada lectora de este art?culo recordar? haberse enfrentado a m?s de uno de estos debates, muchos de ellos ya superados, otros en proceso y una infinitud de nuevos debates por afrontar. Adem?s, reconocer? al mirarse al espejo el proceso deconstructivo por el que ha pasado su sistema de valores y su cosmovisi?n: nuestras queridas gafas.
?Estrategia: evidentemente, por lo ya desarrollado en el art?culo, la forma de influir o generar un atractivo en la sociedad del feminismo no es algo que est? definido por una c?pula, ni siquiera algo que se decida de forma asamblearia, existen tantos discursos como feministas lo defendemos. Pero, precisamente por esa estructura difusa y horizontal del movimiento, existe una caracter?stica que se repite con frecuencia dentro de los debates, proclamas y consignas feministas: la apelaci?n a los sentimientos. Ya que no existe una cohesi?n claramente definida dentro de las diferentes visiones y debates del feminismo, si algo nos une y atrae al movimiento es la cohesi?n emocional, traducida concretamente en un sentimiento, una vez m?s: la sororidad. Las feministas so?amos juntas con un mundo mejor, re?mos a carcajadas cuando nos reunimos, nos indignamos y nos defendemos cuando atacan a cualquiera de nosotras y lloramos al un?sono cuando otra compa?era es asesinada. Y es que sin sororidad no se podr?a articular una convivencia sana en un colectivo tan amplio y diverso, con tantas subjetividades e ideas dispares.
Debido a esta organizaci?n basada en el amor del hermanamiento, al que llamamos sororidad, el feminismo es capaz de asimilar la diversidad, convirti?ndolo en un movimiento imparable, el ?nico capaz de luchar no solo su propia guerra, sino toda aquella en la cual se cuestione un sistema de opresores y oprimidos, ya sea el colectivo lgtbiq+, animalismo, edadismo, anticapitalismo? Siempre habr? una compa?era dispuesta a ponerse otras gafas m?s, arrimar el hombro y trabajar por el amor a una sociedad m?s justa e igualitaria.