Las neurociencias: un intento de colonizar la subjetividad

El discurso apol?tico de las neurociencias convierte intereses econ?micos y empresariales en conocimientos neutros instituidos como verdades. El Dr. Facundo Manes es uno de los representantes de esta corriente que sit?a a las neurociencias como el paradigma biopol?tico funcional al neoliberalismo; un gur? comunicacional sostenido por los medios corporativos y las empresas farmacol?gicas.



Las neurociencias: un intento de colonizar la subjetividad
Revista La Ciudad

El discurso apol?tico de las neurociencias convierte intereses econ?micos y empresariales en conocimientos neutros instituidos como verdades. El Dr. Facundo Manes es uno de los representantes de esta corriente que sit?a a las neurociencias como el paradigma biopol?tico funcional al neoliberalismo; un gur? comunicacional sostenido por los medios corporativos y las empresas farmacol?gicas.

El sistema capitalista en su variante neoliberal funciona imponiendo ideas a trav?s de los medios de comunicaci?n corporativos y el marketing, que se incorporan, se demandan y terminan naturaliz?ndose. Se trata de un proyecto colonizador que necesita realizar una producci?n biopol?tica de subjetividad, y con ese objetivo se apropia de sentidos y representaciones de la cultura.

La subjetividad neoliberal se configura siguiendo el modelo empresarial planteado como una serie uniformada, en la que lo humano se reduce a su m?nima expresi?n: todo debe estar calculado, disciplinado y controlado. Las personas se someten a los mensajes comunicacionales, que terminan funcionando inconscientemente como ?rdenes. De esta forma, incorporan los imperativos de la ?poca y sustentan la creencia de que eligen libremente mensajes comunicacionales, mientras que en verdad son impuestos a fuerza de repetici?n y t?cnicas de venta.

El neoliberalismo como r?gimen de colonizaci?n de la subjetividad, tapona con objetos tecnol?gicos y medicamentos el lugar de la falta estructural del sujeto y de lo social, rechazando lo que hace l?mite o funciona como imposibilidad. Esta operaci?n inevitablemente conduce a la angustia, principal afecto desarrollado en el neoliberalismo, la que se manifiesta en el cuerpo como taquicardia, sudoraci?n, mareos, ahogos, etc. Otras veces produce culpa inconsciente y necesidad de castigo, porque el sujeto, transformado en consumidor, siempre est? en falta, nunca se siente a la altura de los mandatos empresariales del ?xito y el m?rito. Se establece una dial?ctica circular y compulsiva entre desarrollo de angustia o culpa y consumo de psicof?rmaco-tap?n, cuya dosis nunca resulta suficiente.

Entre las t?cticas que apuntan a la colonizaci?n de la subjetividad, se sit?a el apelar a la ciencia y convertir intereses econ?micos y pol?ticos en conocimientos neutros que se instituyen como verdades indiscutibles. Se trata de una manipulaci?n medi?tica, repetitiva y supuestamente acr?tica, que se hace en nombre del prestigio social de la ciencia y de una supuesta objetividad apol?tica. Se pretende imponer saberes aparentemente neutrales, que con su insistencia se vuelven sentidos ?consensuados? por la comunidad. ?Qui?n se anima a contradecir a ?La ciencia?? ?Qui?n pone en tela de juicio lo que afirma un ?doctor?? La subjetividad indefensa se arrodilla y se somete ante un supuesto saber cient?fico siempre triunfante que se erige como uno de los amos de la civilizaci?n.

En esta perspectiva debe considerarse que la investigaci?n sobre el cerebro puede funcionar como una renovada oferta de espejitos de colores. Las neurociencias son un conjunto de disciplinas que estudian la estructura, la funci?n, y las patolog?as del sistema nervioso, pretendiendo establecer las bases biol?gicas que explican la conducta y el padecimiento mental.

Las neurociencias, funcionales al neoliberalismo, se proponen fabricar la construcci?n biopol?tica de un sujeto adaptado al circuito neuronal, portador de amores calculados y angustias medicadas en nombre de una supuesta salud mental equilibrada que viene con receta y protocolo. Por ejemplo, el Dr. Facundo Manes, uno de los referentes de esta corriente en la Argentina, afirm? que ?El amor m?s que una emoci?n b?sica, es un proceso mental sofisticado y complejo?. Manes determina un amor basado en un circuito neuronal, que se fundar?a en el funcionamiento del cerebro cuando nos enamoramos, sosteniendo, por ejemplo, que el tama?o de la pupila influye en la atracci?n que podemos provocar en el otro.

No deja de sorprender que se presente a las neurociencias como lo m?s moderno cuando en realidad se trata de un reduccionismo pre-freudiano, que homologaba lo ps?quico a lo biol?gico y que afirmaba que los procesos mentales eran cerebrales. (?Un servidor de pasado en copa nueva?, como dice Silvio Rodr?guez). Reducir el sujeto, la relaci?n con el pr?jimo, lo social, a la actividad espont?nea de la corteza cerebral o a la conectividad neuronal implica un anacronismo. El descubrimiento de la neurona, a fines del siglo XIX, realizado por Santiago Ram?n y Cajal fue un aporte fundamental a la neurolog?a. Pero ya en 1895 siendo neur?logo, Sigmund Freud sostuvo que esa disciplina era est?ril para investigar lo ps?quico. Abandon? ese camino y se orient? hacia lo que ser?a el psicoan?lisis: descubri? la importancia de la palabra y la escucha en la afectaci?n del cuerpo y la producci?n de s?ntomas, planteando que es v?a la palabra y la escucha de cada sujeto que advendr? la curaci?n. En 1.900 descubri? el inconsciente e invent? el psicoan?lisis como pr?ctica, construyendo una teor?a que traer?a muchas novedades, entre ellas un nuevo cuerpo que no s?lo es org?nico ni determinado por conectividades neuronales, sino que est? marcado, traumatizado y sintomatizado por las palabras del Otro. El psicoan?lisis propuso un corte epistemol?gico radical: vino a cuestionar la universalidad de la norma, otorgando, como nunca antes hab?a sucedido en la historia de la cultura, dignidad a la diferencia absoluta: cada sufrimiento es singular, cada caso es una excepci?n, cada amor es ?nico, la sexualidad no es biol?gica, uniformada ni coincide con la genitalidad y el cuerpo hablado se constituye como er?geno. M?s tarde Jacques Lacan continu? desarrollando el psicoan?lisis: lo articul? a la ling??stica, la l?gica, la topolog?a, etc., y ese cuerpo te?rico constituye la herramienta fundamental para tramitar el sufrimiento del hablante-ser.

Las neurociencias intentan avanzar hacia la medicalizaci?n a partir de situaciones comunes de la vida, por ejemplo un duelo, una ruptura de pareja, un conflicto, apuntando a narcotizar la angustia, la culpa y lo que consideran anomal?as sintom?ticas. Otro aspecto a considerar es que parten de un supuesto que en sentido estricto constituye una estafa, que es la adaptaci?n o la homeostasis y la armon?a como horizontes posibles de la existencia humana sexuada y mortal. Para graficarlo, ser?a la met?fora del amor como media naranja, o la acomodaci?n de los sujetos al orden instituido, generando la ilusi?n de una completud sin restos, diferencias ni perturbaciones.

Los psicoanalistas nos oponemos a regresar a la caverna paleontol?gica que proponen las neurociencias. Nuestro punto de vista es que el padecimiento subjetivo singular no est? causado por la neurona, que el inconsciente no es biol?gico y que los tratamientos que proponen las neurociencias no son modernos ni serios. La medicaci?n que proponen opera como una mordaza para adormecer a los sujetos y silenciar el sufrimiento, lo que termina agrav?ndolo, en tanto que desde una posici?n psicoanal?tica de lo que se trata es de que exprese y se aloje en una escucha especializada: el analista.

El proyecto de las neurociencias no es inocente, apunta a la medicalizaci?n de la sociedad, pretendiendo engrosar el mercado de consumo de medicamentos acorde con las corporaciones de los laboratorios, as? como disciplinar y adaptar los sujetos a la moral y la norma del dispositivo capitalista.

Hoy la palabra neurociencia est? de moda en consonancia con el desarrollo neoliberal; en estos tiempos y en nuestro pa?s tiene entre sus representantes a un gur? comunicacional sostenido por los medios corporativos, el Dr. Facundo Manes. Dicho neur?logo no resulta un actor social neutral sino una figura ligada al gobierno, probablemente candidato de Cambiemos en las pr?ximas elecciones. Asimismo, se quiere crear un polo de ?neurociencias aplicadas? en beneficio de empresas privadas, negocios inmobiliarios y laboratorios. Ese centro se constituir?a a trav?s de la reconversi?n y refuncionalizaci?n de los hospitales neuropsiqui?tricos Jos? T. Borda y Braulio Moyano, que a su vez pasar?n a ser ?centros de atenci?n, experimentaci?n e investigaci?n relacionados con las neurociencias aplicadas?. Una decisi?n tan fundamental de pol?tica sanitaria no se puede tomar de forma unilateral, sino que debe ser el resultado de un debate que incluya a todos los agentes involucrados en la salud mental.

Las neurociencias implican el triunfo de la medicalizaci?n, del paradigma positivista y de la investigaci?n t?cnica desligada de los efectos pol?ticos y subjetivos de vivir con otros y otras. Supone el negocio de los laboratorios y el triunfo de la colonizaci?n neoliberal que produce psicolog?a de masas, donde el sujeto se reduce a ser un objeto de experimentaci?n manipulado, cuantificado y disciplinado.

El sujeto no se calcula por expertos ni viene con protocolo de ?normalizaci?n civilizada?, no cedamos la cultura.

Por Nora Merlin-*Psicoanalista, docente e investigadora de la UBA- Magister en Ciencias Pol?ticas- Autora de Populismo y psicoan?lisis-(para La Tecl@ E?e)

(fuente: https://redfilosoficadeluruguay.wordpress.com)