Arremolinados: despojo y represi?n bajo un gobierno embozado
Ram?n Vera-Herrera
20 mayo 2019
Desimnform?monos
Hace unos meses visitamos a don Alfredo Osuna en Punta de la Laguna, Cohuirimpo, en Sonora. Es el mero desierto invadido por monocultivos de trigo para las f?bricas de las sopas de pasta, industria que es boyante merced a que los grandes agricultores vinieron a rentarle las tierras a los ejidatarios ahogados en deudas porque no reciben ning?n apoyo. Los ejidatarios terminaron rentando sus tierras a precios rid?culos y con la tierra, acaparada en grandes extensiones, los grandes terratenientes recibieron subsidios enormes de las instancias de los gobiernos foxista, calderonista y pe?anietista que apoyaron la agricultura industrial. Con ese dinero las compa??as medio pagan la renta no porque no les alcance, sino porque se empe?an en arrinconar a la gente de la tribu mayo-yoreme disminuyendo temporada a temporada lo ancho de los caminos de acceso a sus viviendas al punto de que en algunos rincones ya s?lo las motos y las bicicletas pasan. La intenci?n es correrlos y con chavales empandillados roban los enseres dom?sticos de las casas, y arrancan las legumbres y hortalizas que la gente siembra en los traspatios. La situaci?n es insostenible para los verdaderos due?os. Las tierras de labor, son vigiladas con violentos guardias armados y fumigadas con avionetas que todo contaminan.
En ese territorio, Alfredo Osuna y un grupo de gente mayor de la regi?n se empe?? por a?os en sostener reuniones de an?lisis de la realidad que ya quisieran en los congresos de algunos c?rculos acad?micos. Hoy, siguen resistiendo en condiciones precarias con una entereza digna y valiente.
Al hablar con don Alfredo, ?l miraba este nuevo gobierno con mucha curiosidad, pero con muchas interrogantes, y sent?a que est?bamos en un momento en que ?tras la violencia desmedida del sexenio pe?anetista del partido Televisa, tras el borroneo de los s?ntomas y signos palpables que hizo que la vida escondiera sus sentidos profundos?, est?bamos ?como arremolinados, como que un remolino en el agua nos hubiera jaloneado y zangoloteado para all? y para ac? y que en los aventones y tirones, en los empujones y volteretas, no sab?amos d?nde ?bamos a quedar colocados: que si en un play?n tirados, pero vivos, o tal vez agarrados de las ramas de alg?n ?rbol a la orilla del agua, o tal vez hundidos en el remolino de nuestras propias contradicciones?.
Lo dicho por don Alfredo son palabras fuertes, pero reflejan en mucho la situaci?n que vive el pa?s tras el cambio de gobierno.
Hace un a?o, en marzo de 2018, el Encuentro en Defensa de los Territorios (organizado por el Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano y otros centros de investigaci?n independientes), que se celebr? en Casa Xitla ante la violencia y el horror intenso que se viv?a en las regiones, declar?:
?Constatamos que la invasi?n de nuestros territorios por los agentes que impulsan estos proyectos, apoyados por el Estado, trae de la mano un incremento de la violencia hacia nuestros pueblos.
?Adem?s de contaminar y destruir nuestro h?bitat, las corporaciones van estableciendo hilos de corrupci?n en todos los niveles, desde el federal hasta el municipal, donde los operadores gubernamentales corrompen a la gente, desinforman, y promueven la divisi?n trabajando literalmente para las empresas que invaden y devastan nuestros territorios.
?La violencia destruye nuestras formas de vida y convivencia y nuestra posibilidad de desarrollarnos como sociedades distintas. Al destruir nuestros lazos de sociabilidad esa violencia se vuelve el modo de vida con que nos buscan someter, en un c?rculo vicioso interminable. La violencia se vuelve entonces sistem?tica y termina imponiendo los proyectos que los pueblos rechazan.
?Adem?s, la amenaza, el encarcelamiento o la eliminaci?n o la desaparici?n de quienes se oponen a los proyectos instaura un clima de miedo, confusi?n, tristeza y destrucci?n de los cuidados propios de nuestra cotidianidad, nuestras formas de organizaci?n, nuestra tranquilidad y sentido de futuro como pueblos originarios en nuestros territorios.
?Pero los pueblos originarios estamos en resistencia permanente y utilizaremos todos los instrumentos a nuestro alcance ?organizativos, pol?ticos, jur?dicos? para defender nuestros territorios y formas de vida.?
Un a?o despu?s, a principios de mayo de 2019, el Encuentro en Defensa de los Territorios, vuelto a reunir tras el cambio de gobierno, tal vez no expresa en voz de sus comunidades tanta zozobra como en 2018, pero la sensaci?n de arremolinamiento y confusi?n de la que habla Alfredo Osuna se trasmin? en todo el evento que dur? tres d?as, de nuevo en Casa Xitla, e hizo eco con la asamblea nacional de la Red en Defensa del Ma?z que se celebr? en San Juan Bautista Sahcabch?n, Hopelch?n, Campeche a fines de marzo.
En ambas reuniones las comunidades de m?s de 20 estados del pa?s, del norte centro, sur, este y oeste de M?xico, llegaron a poner ?nfasis a su rechazo al modo en que el gobierno actual quiere ejercer su relaci?n con los pueblos. Rechazan la imposici?n de que toda relaci?n deba ser individual sin pasar por las organizaciones, porque hay un cuidado comunitario que ha sido clave por siglos para mantener sus territorios, sus semillas, sus bosques, sus asambleas, sus sistemas de cargos.
En el nuevo pronunciamiento del Encuentro en Defensa de los Territorios del 8 de mayo las comunidades afirman:
?Muchas personas vieron en la candidatura del actual presidente de la rep?blica Andr?s Manuel L?pez Obrador una alternativa para salir de la violencia y el horror de los sexenios anteriores. Su triunfo fue en buena medida, resultado del rechazo a esas condiciones alarmantes e insostenibles. Hay quienes pensaron que el nuevo gobierno restituir?a a los pueblos sus bienes.
?En estos primeros meses de gobierno hemos seguido las declaraciones, las acciones, pero tambi?n las situaciones de renovada violencia y encontramos signos ambiguos y otros ominosos que nos preocupan:
?Compartimos la decisi?n del gobierno de no permitir la siembra de cultivos transg?nicos para la alimentaci?n, pero urge que se proh?ban de manera legal y se impida la siembra de cualquier cultivo gen?ticamente modificado.
?Compartimos la decisi?n de prohibir el fracking pero es necesario que se establezca el mecanismo legal para su prohibici?n.
?Una de las prioridades del gobierno es la soberan?a energ?tica, a trav?s del fortalecimiento de Pemex y de la Comisi?n Federal de Electricidad, pero esta prioridad se coloca por encima de los derechos ind?genas.
?El presidente ha declarado que no dar? m?s concesiones mineras, pero tambi?n que no cancelar? ninguna de las concesiones existentes. Seg?n sus propias cifras 30 por ciento del territorio nacional est? concesionado y muchas de las concesiones se localizan en territorios ind?genas. El despojo a los pueblos originarios por proyectos mineros debe ser detenido y reparado el da?o que han provocado, ya que las concesiones est?n vigentes durante 50 a?os o m?s.
?El presidente se comprometi? a no construir m?s hidroel?ctricas, sino a modernizar las existentes. Pero en algunos casos se reanud? la construcci?n de presas suspendidas, pese a la negativa de los pueblos. Que el presidente haya incumplido su promesa de cancelar la termoel?ctrica de Huexca, desemboc? en el asesinato de Samir Flores (opositor al proyecto), y en una consulta totalmente inapropiada que impugnaron varias comunidades de Morelos y desconcert? a muchos sectores.
?El presidente ha declarado que echar? a andar los gasoductos que est?n parados por conflictos sociales, pues las cl?usulas de los contratos obligan al gobierno a pagar la distribuci?n de gas aunque esto no ocurra. Esta acci?n es contraria a los pueblos originarios que han defendido su territorio para que no sea cruzado por estos ductos.
?En suma las declaraciones del gobierno implican que los proyectos energ?ticos y extractivos continuar?n, sin tomar en cuenta el rechazo de los pueblos a ser despojados de sus territorios, de sus bienes comunes y de su futuro.
Parece cumplirse la mirada de Alfredo Osuna: un arremolinamiento que parece que nos dejar? en un sitio cuando en realidad las apuestas gubernamentales van hacia otro derrotero, que no es, de ning?n modo, lo que esperaban los pueblos. ?stos no parecen importar. Insiste el gobierno en la termoel?ctrica traicionando su promesa. Los gasoductos, el tren maya, el trans?stmico, las enormes inversiones en la pen?nsula, todo es como una m?quina arrasadora.
Ya la relatora especial sobre Derechos Ind?genas rega?? al gobierno en su nota t?cnica por sus encuestas de opini?n disfrazadas de consulta. El Encuentro en Defensa de los Territorios de hace unos d?as lo se?ala para resaltar el conflicto que el gobierno ni siquiera reconoce que existe.
?Victoria Tauli-Corpuz en su Nota T?cnica del 5 de marzo de 2019 subray? al gobierno de M?xico que sus ?procesos de consulta ciudadana dise?ados para la poblaci?n nacional en general no garantizan las salvaguardas de los derechos de los pueblos ind?genas consagradas en los est?ndares internacionales de derechos de los pueblos ind?genas. Falta claridad sobre c?mo las consultas previstas tendr?n en cuenta las obligaciones del Estado mexicano de implementar procesos espec?ficos de consulta previa con los pueblos ind?genas potencialmente afectados con el fin de obtener su consentimiento libre, previo e informado? ?.
Es decir, que ?las consultas ind?genas que ha llevado a cabo el gobierno mexicano con el fin de aprobar sus proyectos, son consultas en las que los pueblos originarios directamente afectados no pueden ejercer su derecho a la libre determinaci?n?, porque ni siquiera son vinculantes, no obedecer?n la negativa de los pueblos. No est? en su horizonte asumir que los juicios emprendidos por las comunidades, o sus decisiones de asamblea, como en el caso de La Parota en Guerrero, son la decisi?n aut?noma de regiones enteras que rechazan los megaproyectos, los acaparamientos, las privatizaciones, las devastaciones, los despojos, las imposiciones, las persecuciones. Como s?mbolo sangrantes, siguen presos desde enero de 2018, 17 miembros de la polic?a comunitaria por ser opositores a la presa y por defender su r?o, y aunque hay la sensaci?n entre algunas ONG de que pueden ser liberados, el conflicto prevalece: las comunidades rechazan una cantidad impresionante de megaproyectos y sufren persecuci?n y represi?n por ello.
Las organizaciones reunidas en Casa Xitla para la edici?n m?s reciente del Encuentro en Defensa de los Territorios, ?integrantes de 60 comunidades, de 19 pueblos originarios ?maya, chuj, yaqui, zapoteco, ?uu savi, tseltal, ch?ol, mam, rar?muri, ikoot, ikojt, ?ah?u, ?uh?, nahua, chatino, ayuuk, totonaco, lacand?n, me`phaa, zoque? de 24 estados del pa?s?, expresaron su preocupaci?n por ?la frecuencia y regularidad con que son asesinados los defensores de los territorios y de los derechos humanos, los dirigentes y voceros (que suman m?s de diez), y los nueve comunicadores ultimados en lo que va del sexenio. Los perpetradores son diversos, pero una constante es que tales asesinatos le sirven a quienes impulsan el despojo y a la devastaci?n de los territorios?.
Y ?sta es la clave. Como bien se se?ala en el editorial de Ojarasca 265:
?Estos homicidios son producto de la persecuci?n declarada contra ellos por una variedad de actores que rara vez dejan de pasar por alg?n ?mbito gubernamental. El Estado falla al permitir la impunidad a los criminales que como quiera le ayudan a ?limpiar? el campo para las inversiones (el ?Para?so? prometido por el supersecretario Romo). Falla al no dar protecci?n a las personas en riesgo. Falla al dividir deliberadamente comunidades y regiones en torno a proyectos externos de gran envergadura en sus territorios. Falla al no detectar o tolerar las complicidades existentes entre las fuerzas p?blicas y los perpetradores de estas ejecuciones y desapariciones teledirigidas.?
Para no quedarme con la sensaci?n de que a quienes asesinan ni siquiera se les nombra despu?s de fallecidos, aqu? anoto la cuenta reciente para que nuestra memoria los guarde bien. Todos son datos recabados por Hermann Bellinghausen y reportados por Ojarasca: ?el locutor radial Tel?sforo Santiago Enr?quez, zapoteco de San Agust?n Loxicha (Oaxaca), Jos? Lucio Bartolo Faustino y Modesto Verales Sebasti?n, nahuas de Guerrero y miembros del Congreso Nacional Ind?gena. En San Luis Acatl?n, tambi?n en la Monta?a de Guerrero, fue ejecutado el coordinador de la Polic?a Comunitaria, Juli?n Cort?s Flores. En febrero, el asesinato de Samir Flores en Amilcingo, Morelos, marca un antes y un despu?s en la relaci?n del gobierno de Andr?s Manuel L?pez Obrador con las comunidades reales que defienden su territorio y su autodeterminaci?n. El 1 de mayo asesinaron en Guadalupe y Calvo, Chihuahua, a Otilia Mart?nez y su hijo Gregorio Chaparro, defensores de los bosques y familiares de Juli?n Carrillo, rar?muri tambi?n asesinado el pasado 24 de octubre por las mismas razones. El d?a 9, Leonel D?az Urbano, opositor a la construcci?n de una hidroel?ctrica en la comunidad de San Juan Tahitic, Puebla, fue ultimado a tiros mientras dorm?a en su casa en el municipio de Zacapoaxtla)?.
Qu? entonces diferencia a este sexenio, a este gobierno, de los anteriores. Contin?a la persecuci?n, el ejercicio de la violencia, las ejecuciones, las desapariciones. Y en el arremolinamiento vuelve a darnos vuelta ?la limpieza social, la remoci?n de obst?culos humanos para el extractivismo, los megaproyectos, la depredaci?n urbanizante, agroindustrial y de infraestructura al servicio exclusivo del gran capital?.
Hace un a?o, las comunidades reunidas en el espacio que llamamos Encuentro en Defensa de los Territorios? declaraban con gran enojo:
?La violencia destruye nuestras formas de vida y convivencia y nuestra posibilidad de desarrollarnos como sociedades distintas. Al destruir nuestros lazos de sociabilidad esa violencia se vuelve el modo de vida con que nos buscan someter, en un c?rculo vicioso interminable. La violencia se vuelve entonces sistem?tica y termina imponiendo los proyectos que los pueblos rechazan.
?Adem?s, la amenaza, el encarcelamiento o la eliminaci?n o la desaparici?n de quienes se oponen a los proyectos instaura un clima de miedo, confusi?n, tristeza y destrucci?n de los cuidados propios de nuestra cotidianidad, nuestras formas de organizaci?n, nuestra tranquilidad y sentido de futuro como pueblos originarios en nuestros territorios.
?Pero los pueblos originarios estamos en resistencia permanente y utilizaremos todos los instrumentos a nuestro alcance ?organizativos, pol?ticos, jur?dicos? para defender nuestros territorios y formas de vida.
?Las comunidades estamos decididas a defender nuestras tradiciones y nuestro idioma, nuestros sistemas normativos y nuestras formas de gobierno.
?Estamos dispuestas a redoblar nuestro trabajo en pos de una soberan?a alimentaria sustentada en la milpa, en una relaci?n de mutualidad con otras comunidades, pueblos ind?genas y luchas en el pa?s.
?Estamos decididas las comunidades a reforzar y fortalecer nuestro sentido de comunidad, de trabajo en com?n, de nuestros cuidados cotidianos, entre mujeres y hombres, buscando convocar a las nuevas generaciones a que comprendan la urgencia de reivindicar nuestros valores contrarios al dinero con el que nos quieren comprar, y con el que nos quieren corromper.?
En el reciente encuentro, haciendo eco de todo lo anterior, su pronunciamiento termin? diciendo:
?Demandamos la libertad de los presos pol?ticos de las comunidades, en todo el pa?s, en particular los del CECOP-La Parota, Guerrero.
?Nos oponemos rotundamente a la militarizaci?n de nuestros territorios y exigimos el respeto a la autodeterminaci?n de los pueblos y el reconocimiento constitucional de nuestras instancias de seguridad y protecci?n como son las rondas y polic?as comunitarias, o las guardias comunales que surjan de la decisi?n y las asambleas de los pueblos.
?Los pueblos originarios hemos resistido por cientos de a?os y no bajaremos ahora la guardia. Nos mantendremos organizados para defender nuestros bienes naturales y nuestras formas de organizaci?n, nuestros saberes y la vida en nuestros territorios. Nuestra lucha es por la vida y nuestros territorios son nuestra vida. ?Estamos claros en que ni la salud, ni la alimentaci?n, ni el cuidado del monte, ni la educaci?n de los ni?os pasa por el gobierno. De todo eso nos hemos hecho cargo nosotros, porque nuestra fortaleza es nuestra organizaci?n comunitaria?.
En s?ntesis, una claridad se gesta en M?xico con v?nculos que crecen, se afianzan y fortalecen. La claridad de la gente com?n, que sigue creyendo en la socialidad, en la comunidad, en la organizaci?n. Todas esas personas, y otras muchas que ya caminan los montes de nuestro pa?s sabemos que cuando nos tomamos las manos, el arremolinamiento no nos ahoga ni nos lanza al vac?o o al abismo. M?s bien nuestras manos y nuestras miradas nos mantienen firmes ante la turbulencia.