Desde Venezuela: Michelle Bachelet y Juana la Loca

Espero que Bachelet no se haga la Juana la Loca y en su anchura quepa la posibilidad de ver los problemas y luego evaluar las consecuencias que van observándose. No espero que Bachelet mate la culebra por la cabeza, pero reconozca que hay una culebra.



Michelle Bachelet y Juana la Loca

Amaranta Rojas
Aporrea
Sábado, 22/06/2019 03:43 PM

Cuentan, que un arrebato de celo, Juana la Loca le echó tijera a una mujer. La dejo pelona, o sea, sin un pelo pues. ¡Pelona! No vaya a suceder, que Michelle Bachelet, imitando a Juana la Loca, le eche tijera solo al pelo de Maduro y deje a un lado y sin echarle tijera, al feo corte de Trump. No vaya a resultar, que a Michelle Bachelet le dé culillo echarle tijera a Trump y se limite a una simple referencia al títere. No le vaya salirse Verónica Michelle con un arrebato de esos.

II

No me había detenido mucho en la figura de Verónica Michelle Bachelet. Estaba pendiente si, de su evidente parcialidad política sobre el caso Venezuela, que es un poco saber, de sus preferencias y corazoncito. Bachelet se ha pronunciado mucha veces sobre Venezuela y casi ninguna sobre Honduras y Lula por ejemplo. No se ha pronunciado (ni va a pronunciarse) sobre la lucha de los mapuches chilenos a los cuales se la han violado sus derechos humanos.

No me había fijado o detenido en su condición de chaparrita, como una consecuencia de haberse hecho más ancha. Hoy sin embargo, me detengo en esta condición de carga ancha que muestra Verónica Michelle Bachelet porque esta es como mi más remota y única esperanza sobre Verónica.

En lo personal y habiendo rastreados con premeditación y alevosía sus pareceres sobre Venezuela, no abrigo una firme esperanza. O sea, no espero que Verónica Michelle Bachelet me sorprenda en los próximos días o meses. Es una simple deducción, que como ya dije, no cae de la nada. Verónica Michelle es lo que es y no lo que uno puede suponer que es.

III

Aun hoy no sabemos con certeza, si Juana I de Castilla, conocida como Juana la Loca, era loca de verdad o se hizo la loca. No es punto ahora de apostar por la locura de Juana la Loca. Apuesto hoy y muy fuerte, porque Verónica Michelle Bachelet no le serruche el puesto de loca, que históricamente tiene muy bien ganado Juana la Loca y se nos venga esta Verónica con una versión en tiempo de ONU de esta Juana la Loca. Creo que sería un grave error para toda América Latina, que Verónica se nos presentara en los próximos días, no como una distraída, que lo ha estado un poquito y si como esa Juan la Loca, que también muy en el fondo seria como un nivel V de lo distraída que ha estado Michelle desde que era presidente de Chile en su primera y segunda vez.

Oí a Michelle Bachelet en una declaración que ofreció este viernes en horas de la noche y tal como comenzó, las muy pocas esperanzas remotas que tenía se me desguañangaron. Efectivamente vi a una Verónica Michelle Bachelet hecha Juana la Loca. Se hizo Juana la Loca, refriéndose al asunto de los presos y no el problema de la violencia. Hablándome del tema de los hospitales y obviando el problema de la violencia. Refiriéndome el tema de los medicamentos y dejando a un lado el problema de la violencia. Nos habló, como pudo hablarnos Juana la Loca de la condición de salvaje de los indios en el supuesto nuevo mundo y no de la violencia de los conquistadores. Nos habló de Venezuela, como Juana la Loca pudo hablar de los salvajes indios que había que evangelizar para hacerle efectivamente súbditos. O sea; el problema es Venezuela y los venezolanos. Nunca otro.

Nos habló de la crisis de Venezuela, como si esta crisis fuera totalmente huérfana y si algo es real, es que esta crisis de Venezuela no es huérfana. Tiene padres con su tío. Todas estas situaciones que se ven y son reales, son todas partes de un par de problemas. Uno de ellos, Verónica debe saberlo, aunque se haga Juana la Loca. El problema no es Venezuela, sino el no respeto al principio universal de la autodeterminación de los pueblos. El no respeto a ese principio que debe ser emblemático para la ONU, es básico. Es una causa clave como se dice. A este problema se le anexa el problema de la violencia que viene o lo produce el problema clave. Es violencia que un Estado por sentirse potencia, nos prive de todo y nos robe parte de nuestro patrimonio. Este gobierno es realmente ineficiente pero es comprador y paga o puede pagar. El tema de los medicamentos, los hospitales y el general de la salud, no es únicamente producto de la ineficiencia del gobierno, es más; el problema del otro sentirse dueño.

Es violencia, que una dirección política pretenda resolver esto con una invasión y la pida francamente, quitándonos ese derecho universal de autodeterminación de los pueblo. Es violencia, que un destacado académico venezolano, instruya a manifestantes y residentes en edificios, que sería muy de pinga, pegarle a un manifestante un matero por la cabeza.

Es violencia, que unas ONG, defensoras de los derechos humanos pidan sanciones para Venezuela y unos “venezolanos” aplaudan esto. Es violencia que el gobierno sea ineficaz e ineficiente, porque esa situaciones complican o agudiza la violencia.

El tema de los hospitales, los medicamentos, la salud y el hambre podría algún gobierno atenderlo, si permitieran que los venezolanos y venezolanas a través de procedimientos democráticos y sin injerencia, decidiéramos resolverlo.

Espero entonces que Bachelet no se haga la Juana la Loca y en su anchura quepa la posibilidad de ver los problemas y luego evaluar las consecuencias que van observándose. No espero que Bachelet mate la culebra por la cabeza, pero reconozca que hay una culebra.