Para trabajar este tema nos remitiremos a las crónicas de los últimos años del siglo pasado y primeros tres años de este siglo, sintetizadas en el artículo “El canto del cisne y la danza del camaleón”, que relata la caída de las estrategias estatistas y sus cambios de colores para acondicionar a las masas a las necesidades del capital.
El canto del cisne y la danza del camaleón
Jaime Yovanovic (Profesor J)
3 de mayo de 2003
Publicado en: https://clajadep.lahaine.org/?p=88
Hace ya algún tiempo se vienen manifestando algunas tendencias que hemos destacado para ponernos en alerta y prevenirnos, y como corolario de ello más de alguien me ha confundido con algún burócrata de CCOO y me ha dado un palo.
Está equivocado, no me gusta como escribe el tipo aquel. Tiene razón en algunas cosas, pero como no es simpático, no atrae, y así vamos. Por suerte no ando detrás de ninguna medalla de simpatía, sino de levantar los velos que los oportunistas tienden sobre las informaciones para engatuzar. No tengo la culpa de que anden sin ropa interior y que al levantarles alguna cosa se les vea hasta aquel lunar que esconden de la mirada atrevida del público. Pueden creerme, no me interesa lo más mínimo caerle bien a nadie ni que me hagan caso de lo que digo, pero no me pidan que me quede callado ante la desfachatez de algunos.
Hay muchos que juegan al ajedrez de la política, sacrifican un peón o el alfil para más adelante comer torre o reina para ir atrás del rey. El rey es el estado, a donde muchos quieren llegar y los peones son los incautos que van quedando por el camino o son empujados vilmente al precipicio en nombre de la (carraspeo… voz seria y profunda) ‘estrategia’.
En el diseño de la estrategia se hacen modificaciones tácticas a medida del andar y según las necesidades, sólo que el enemigo nos está ganando el quien vive con la suya. Esa estrategia, o mejor dicho .. las estrategias, pues aunque parezca inverosímil, esto aquí está lleno de estrategias y se juntan los que tienen una más o menos parecida y así vamos. En nombre de la estrategia se sacrifican principios en un pretenso realismo, algo así como un maquiavelismo. Maquiavelo escribió que el fin justifica los medios y en eso se manifiesta firme partícipe del pensamiento iluminista y racionalista que permeaba la época, donde la lógica cartesiana hacía de las suyas envolviendo a moros y cristianos, y estos últimos se dividieron en múltiples grupos, corrientes, sectas, iglesias, en fin, esas agrupaciones que ellos hacen para atraer gente y llevarla como corderos, y usando exactamente esa palabra, como la canción que me encajaban cuando niño de que el señor es mi pastor y a las verdes praderas él me lleva a reposar. Caray! Cuando reviso mi memoria encuentro grabadas esas canciones y me quedo admirado de la astucia de las iglesias, que hacen cantar una y mil veces la misma cosa para que se grabe a fuego y luego parezca como que viene una fé desde lo más profundo, como que es la voz de un ser espiritual que nos habla de adentro y la casualidad que nos dice las mismas cosas que nos machacan los especialistas en marketing de sotana o de lo que sea que nos hacen ese lavado mental.
Así cada uno es portador de su dios, de su meca o de su estrategia, alguna cosa como zanahoria hay que ponerle delante al burro, que colgando delante de sus ojos de un palito atado no se da cuenta que a medida que anda la zanahoria se le va escapando también y camina más para alcanzarla. Lo mismo hacen dentro de nuestras cabezas, nos hablan de la lógica y nos meten los palitos y las zanahorias para andar y andar y nos hacen ir a las misas, cultos o manifestaciones o marcha de los excluidos o lo que sea para continuar alimentando los palitos y las zanahorias, que algunos llaman utopía y otros reino de los cielos. Eso explica por qué las iglesias tienen sus ramas de izquierdistas progres, como Frei Beto, que es el consejero de la corte de Lula y le habla bajito al oido como un Richelieu o un Rasputín cualquiera.
Pero bueno, esa es la parte más fácil de entender de esta intrínguilis en que se ha transformado buena parte de la izquierda internacional reacia a sumarse a la lucha de la resistencia de los pueblos. Los arquólogos del futuro tendrán sus dificultades para entender y algunos se matarán de risa, aunque nuestro problema no está en los futuros arqueólogos o egiptólogos o capitalistólogos, sino en los actuales futurólogos, los que andan con la zanahoria en la mano arrastrando burros para amontonarlos en el ganado que meten en el corral de la estrategia.
Durante un año completo la izquierda se dedicó a cantar loas a Lula, el camaleón, y los de Attac tienen tres años con la misma canción de la humanización y modernización del capitalismo, puesto que los muy ignorantes no tienen con qué substituirlo, o sea, se han quedado sin zanahoria para darle al burro y a falta de pan, dicen que buenas son las tortas, y por eso Genoino se llevó una en el circo del Forro de Porto Alegre, se me olvidó preguntarle si tenía sabor de cereza o de chocolate, aunque imagino que para él ese detalle haya pasado desapercibido. Esos tipos de Le Monde Diplomatique que inventaron la pólvora aquella de la humanización vistieron a Lula de zanahoria para atraer a los burros, le pusieron un traje de ese color, color zanahoria y lo vendieron por rojo, apostando a la ceguera de la gente. Está visto que la zanahoria roja tiene mercado, el producto se vende, hay muchos que lo compran, así que … a vender se ha dicho!
Ahora tenemos zanahorias por todos lados, pues Chomsky, la Klein, Wallerstein (en realidad no tengo claro como se escribe, pero es un detalle insignificante) y otros 30 se han puesto el traje y andan ahora felices con el nuevo color, que por lo demás les sienta muy bien, sólo que en vez de burros, ahora son los conejos los que les van atrás, al final la receta es como cortaplumas de boy scout, multiuso. Se sacaron el disfraz multicolor con el que volaban por encima de las multitudes encandilándolas con su alto vuelo y han aterrizado metiendo los pies en el excremento, por lo que ahora son puercos los que quieren comer zanahoria. Y está barata, sepa usted, se encuentra facilmente en todos lados. El mundo se está llenando de zanahorias.
La próxima que coma, ya sabe, piense que es una estrategia, a ver qué sabor le encuentra.
Las estrategias nos muestran el camino, pero como no existe ese camino, ya que sólo existe en la mente (gaffe del profe, entonces existen. Cierto compa, como existe dios, que es una creación de los hombres, una creación cultural, y si ha sido creado, existe) las discusiones van y vienen. La realidad es porfiada. No es por ahí, nos dice. Pero los estrategas son más porfiados: no, que fue culpa de Stalin, el demonio materializado, si ponemos a este otro que es buenito, la cosa será diferente. Diferente una ova! El problema no está en quien gobierna la máquina de moler carne que se llama estado, sino en la propia máquina, en las estructuras. Hay que acabar con ellas.
Bueno, dicen algunos, hay que acabar con el estado, pero cómo? Y vienen otras discusiones y nuevas estrategias. Quizás sea conveniente preguntar: quién? Y todos tienen la respuesta en la punta de la lengua: el pueblo!!!! Hay que organizarlo, nos dicen, levantando la vista de la mesa llena de planos, brújulas, compases y demases, como que nuestra pregunta estuviese fuera de lugar. Es algo obvio, continuan y regresan la vista a los planos y planes, organizando la organización, luego la pintan de color zanahoria y la entregan enlatada al segundo escalón, que por su vez se reune haciendo seminarios y convidando parlamentarios, líderes sindicales, en fin, toda esa laya. Uno de ellos se pone al frente y con un palito apunta hacia el esquema dibujado en el pizarrón, aunque algunos más sofisticados utilizan medios audiovisuales. Entendieron? Si!!!!! Contesta el grupo, luego se van y cada uno se reune con el tercer escalón y hacen lo mismo, aunque ya se notan menos los audiovisuales. Entendieron? Si!!!!! Responde al unísono el coro del tercer escalón de donde se dirige cada uno al cuarto y así en adelante, hasta llegar al pueblo. Mientras más escalones, mas efectivo es el aparato. Para testar los resultados convocan marchas y manifestaciones, ponen el micrófono delante, la comisión de finanzas se encarga de las camisetas, los carteles, los gorros y los pitos. La comisión de propaganda confecciona afiches para convocar al pueblo, algunos hacen misas y otros llevan al cantante de moda. Lo importante es reunir gente y decirle al gran público que el pueblo sigue las instrucciones o llamados de los estrategas. Luego se reunen para evaluar el resultado de la convocatoria. Nuevos planes, a veces no les queda claro por qué el pueblo no asiste, pero eso se soluciona. Lula contrató al principal empresario de marketing de la burguesía brasileña. El sujeto ahora está en Las Bahamas tomando sol muerto de la risa esperando las nuevas elecciones.
Ah! Las elecciones. Me estaba olvidando. Son los momentos más angustiosos de estos estrategas, pues las cifras indicarán si los burros van o no van detrás de la zanahoria, además de que van a poner uno que otro dentro de las estructuras de dominación.
Resulta gracioso si no fuese trágico y lamentable. Cuando preguntamos quien, responden que es el pueblo, pero los vemos a ellos ahí elaborando lo que pueblo tiene que hacer. Justifican que de lo contrario es puro espontaneismo, que deben estar organizados, y de preferencia bien amarrados al aparato, como un escalón más de la inmensa pirámide premonitora del nuevo estado que defienden y donde por extraña casualidad deben ser ellos los que lo dirijan, claro, no van a hacer todo ese trabajo por bolitas de dulce.
Pero bueno, se les puede decir, no amarren a la gente, organicen, ya, está bien, pero dejen que esos grupos decidan lo que van a hacer, como y cuando. Nos observan con cara atravezada y escriben mil artículos para explicar por qué no es posible eso, mientras miramos hacia ese pueblo y vemos que las autonomías y rebeldías surgen por todas partes. Hay una indudable contradición, pero bueno, son las zanahorias. Ya la gente no las quiere. Nos dicen que la gente no se va a organizar por su cuenta, que hay que convencerlos, hay que llamarlos, que no se mueven, en fin, tienen argumentos, pero les sería más fácil organizar dos o tres grupos en barrios que se lancen a la batalla y podrán ver como el ejemplo se reproduce, como la gente, viendo que los otros pueden auto-organizarse y hacer cosas, ellos también pueden, y así el fenómeno se va extendiendo y en los momentos de estallido social esos mismos grupos y el conjunto de la población han sido hasta ahora capaces de derribar gobiernos.
El problema de los estrategas y analistas está en que hay que dirigir, hay que decirle al pueblo lo que tiene que hacer, hay que mantener las capas parasitarias de dirigentes e intelectuales adoradores de la zanahoria, el culto zanahoria, es su función, su opción y su estrategia. Pues bien, entonces, problema de ellos, que se queden solos, hay que arrebatarles las bases con la lucha directa, hay que meterles palo a los dirigentes y mandarlos al hospital, ya que las tortas no son suficientes.
Y quienes son esos que vienen a auto-proclamarse dirigentes, líderes o vanguardias? aquí el asunto es reunirse algunos intelectuales y montar un partido, una corriente, una iglesia o una ONG. Lo llaman el intelectual colectivo. Ahí es que está!
Los intelectuales son un problema. Es hora de desembarazarse de ellos. Por ejemplo los jóvenes en las universidades deberían salir a los barrios a aprender, no seguir las reglas del claustro. Los profesores en las escuelas deberían ayudar a multiplicar la irreverencia. Los barrios no admitir más investigadores sociales, hacer internamente sus propias investigaciones. No hay que aceptar más las aspirinas de las ONGs, cortar lazos con ellos y desarrollar proyectos de autogestión en los barrios populares, fábricas ocupadas y campos. Hay que crear escuelas alternativas en los barrios. En fin, hay que substituir la actividad de los intelectuales individuales de cúpula por la creación, la investigación, el arte y la cultura emanados del propio pueblo, eso es parte de la lucha de resistencia. Los estudiantes y todos los que acompañan las actividades intelectuales, deberían abandonar a los teóricos y descubrir nuevas metodologías de interpretación, investigación y análisis junto a los movimientos sociales autónomos, comunidades originarias, barrios perféricos, en fin, salir del claustro.
Basta de mover la cabeza de un lado a otro viendo como los intelectuales saltan de acá para allá como saltimbanquis, entran tras las bambalinas y vuelven a aparecer vestidos de otro color. Antes era el rojo, siguió el rosado, después se vistieron de verde, luego de arco iris, ahora salen con el color zanahoria. El próximo es color caca, llena de gusanos.
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Vea el capítulo anterior “Crónicas del Siglo 21. Preguntas que marcaron el paso del siglo” en: https://clajadep.lahaine.org/?p=24904