La historia del joven sandinista que dejó las filas para sumarse a la resistencia contra la dictadura de Ortega

Yo creo que es hora de levantar mi voz porque si todos nos quedamos callados nos van a terminar matando. Y recordá lo que dice uno de los estatutos del movimiento estudiantil, que nuestra prioridad son los estudiantes. Entonces, es hora de que salgamos a las calles.



Dilon Zeledón: “La UNEN me dio el boleto al infierno que viví en la cárcel»

Estuvo preso, fue fuertemente torturado y también fue expulsado de la universidad. Hoy fuera de prisión responsabiliza a la UNEN por el infierno que padeció.

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11 de julio 2019

Solo quien ha estado en prisión puede entender con cabalidad como el cuerpo cambia cuando se escucha el sonido de un par de llaves. Como por instinto tiembla al confirmar, con el crujir de unos pasos sobre el suelo y de un portón abriéndose, que se aproxima una nueva golpiza. Esos, son sonidos que aun estando a kilómetros de las oscuras celdas de El Chipote y La Modelo no se olvidan.

Así lo confirma Dilon Zeledón Ramos, de 21 años, quien pasó diez meses privado de su libertad por haberse unido a las protestas cívicas en contra del régimen de Daniel Ortega y, por renunciar a su cargo como subdirector de cultura de la Unión Nacional de Estudiantes (UNEN), en Matagalpa. Ambas decisiones le costaron su libertad, su carrera universitaria y la audición total de su oído derecho.

Yo pasé 17 días El Chipote y parte de eso fue una correspondencia de Luis Andino, presidente de UNEN nacional, porque yo fui parte de sus filas y lo digo sinceramente. Antes del 18 de abril yo estaba cegado, muy cegado”, dice sin temor a equivocarse.

El 20 de mayo pasado, Dilon fue excarcelado después de haber sido condenado a 25 años y seis meses por los supuestos delitos de terrorismo, entorpecimiento de la vía pública, secuestro agravado y robo con intimidación.

La renuncia a UNEN
Hasta antes de abri del 2018, la vida de Dilon Zeledón giraba en torno al Frente Sandinista, pues por ser destacado en la danza había conseguido un puesto dentro de la UNEN, que fue recompensado con ayudas para transporte y alimentación. En varias ocasiones montó coreografías para actos partidarios de Sadrach Zeledón, eterno alcalde de Matagalpa, y también bailó en actos oficiales del 19 de julio.

En esa época no era consciente de los malos manejos del Gobierno orteguista ni de como la UNEN era otro de los tentáculos de ese partido en las universidades. Por eso, el 21 de abril del año pasado cuando le dijo a Julio Castellón, presidente de UNEN, en Matagalpa, que renunciaría fue un golpe de traición para todos los que, hasta entonces, eran sus amigos.

Me acuerdo que para esa fecha se realizó la primera marcha en la Farem, Matagalpa (recinto universitario de la Universidad Autónoma de Nicaragua, UNAN) y él me dijo:

― Si vos salís al plantón, olvídate de tus amigos porque vos sabés que en UNEN somos una familia.

Le pregunté a los chavalos: ¿Ustedes van a dejar de ser mis amigos por esto? Y ellos me dicen “No negro, para nada”.

― Vos no sabés a lo que te estás metiendo, ― respondió Castellón.

― Yo creo que es hora de levantar mi voz porque si todos nos quedamos callados nos van a terminar matando. Y recordá lo que dice uno de los estatutos del movimiento estudiantil, que nuestra prioridad son los estudiantes. Entonces, es hora de que salgamos a las calles, nosotros como UNEN somos la única institución estudiantil que no salimos.

―Vos no sabés nada, si querés ándate.

“Yo andaba mi camisa de UNEN, me la quité y se la di. Me fui y me salí al plantón. Allí empezó todo”, recuerda.

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Desde ese instante se alejó de ese movimiento estudiantil. Sin embargo, quien más sintió su salida fue el presidente nacional de la UNEN, Luis Andino, pues ambos eran muy cercanos. “Comíamos en el mismo plato en las celebraciones de UNEN”, confiesa.

“Él fue uno de los primeros que me atacó y me dijo ‘después que UNEN te dio todo, después que UNEN te daba de hartar cuando no tenías comida. (..) ahora andás con esa gente que anda desubicada. Mirá Dilon no vas a terminar bien, plan brother te lo digo, no vas a terminar bien, mejor seguí con nosotros porque esto se va a poner feo y vos vas a salir perjudicado’”, afirma.

Horror en prisión

Exactamente tres meses después de haber renunciado a UNEN fue arrestado por paramilitares, quienes lo trasladaron a la Alcaldía de Matagalpa y luego a la estación departamental de la Policía Nacional donde fue fuertemente golpeado. Después fue trasladado a la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como El Chipote, y en ese trayecto afirma que recibió un culatazo de AK en la parte derecha de su cabeza que poco después le provocó una infección en su oído.

Durante los 17 días que estuvo recluido en las celdas de El Chipote vivió los momentos más duros de los meses de cárcel, pues lo torturaron física y psicológicamente para que confesara quién los estaba patrocinando.

“Empezaron a usar taser -choques eléctricos- y como en tres ocasiones me impactaron en la nuca, en las costillas e incluso una vez en mis testículos.Te daban patadas, te ponían las chachas súper apretadas, hasta se te ponían moradas las manos, te dejaban parado con las piernas abierta durante tres o cuatro horas. Pero lo más difícil es lo psicológico porque te empiezan a decir que van a matar a tu familia, que la van agarrar si vos no decís nada. Te decían ‘tu mamá se mantiene afuera, la voy a meter aquí adentro y la voy a golpear cómo te golpeo a vos, vos querés eso’, narra.

El ocho de agosto, Dilon fue trasladado al Sistema Penitenciario La Modelo. Allí inició a sentir fuertes dolores en su oído derecho. Después comenzó a expulsar sangre, “después esa sangre se fue acumulando y como ya no salía se me hacía bolas negras de sangre en el oído. Entonces empecé con grandes calenturas de la infección, comencé a tener pérdidas de equilibrio, después fue empeorando la perdida de la audición hasta que la perdí total. Y empezaron las convulsiones”, afirma.

Durante ese tiempo nunca fue atendido por los médicos de la cárcel, era el preso político, Frederick Castillo, quien había sido paramédico, quien lo ayudaba cuando su salud empeoraba. Incluso, uno de los reos de conciencia, Roberto Cruz, fue traslado a las celdas de máxima seguridad, por pedir ayuda para él cuando en una ocasión perdió el conocimiento por una convulsión.

Secuelas permanentes
Eymi Ramos junto a su hijo Dilon Zeledón, quien fue excarcelado el 20 de mayo pasado. Carlos Herrera | Niú
Eymi Ramos junto a su hijo Dilon Zeledón, quien fue excarcelado el 20 de mayo pasado. Carlos Herrera | Niú
“Ahorita estoy en un proceso de dos meses de terapia para ver si puedo recuperar, aunque sea la estabilidad de mi cuerpo, para que así me puedan poner un aparato para mejorar mi estabilidad porque cuando tenés un golpe en el oído perdés equilibrio. A mí mamá le han dicho que quizás en Estados Unidos pueda haber algún tratamiento para recuperar la audición, pero no tenemos recursos para ir”, señala.

Sin embargo, afirma que lo más difícil son los traumas psicológicos. “Yo no estaba acostumbrado a estar encerrado. Yo soy una persona bien inquieta, me gusta andar bien activado y estar en cuatro paredes fue una de las cosas más difíciles. Actualmente escuchar unas llaves sonando me trasporta a esos momentos. Por eso tengo que dormir con la luz encendida y con la puerta abierta porque cierro los ojos y tengo miedo de estar en El Chipote de nuevo», dice.

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A esto se suma, afirma, que aún no ha podido llorar todo el infierno que vivió durante el último año, pues siente que mientras la situación en Nicaragua no mejore le será difícil hacerlo.

Cuando Dilon fue arrestado aún tenía 20 años, era estudiante de cuarto año de Contabilidad y Finanzas en la Farem de Matagalpa y estaba buscando un empleo. Después de salir de prisión se enteró que había sido expulsado de la universidad y que habían borrado el historial académico de sus años de estudio.