Crónicas del Siglo 21 (Parte IV). La insurrección boliviana y el despliegue de la potencia social: Inicio de la “Guerra del Gas” (a)

A comienzos del siglo el pueblo boliviano inicia su asalto al cielo con el tripartito de la Coordinadora del Agua de Cochabamba, liderada por Óscar Olivera, presidente de los fabriles de esa región y simpatizante de los zapatistas de México, de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, dirigida por Felipe Quispe, fundador del Ejército Guerrillero Tupac Katari, y Evo Morales. líder de los Cocaleros del Chapare, quien decidió posteriormente orientar la dinámica insurgente hacia la institución del estado clásico capitalista.



Crónicas del Siglo 21 (Parte IV). La insurrección boliviana y el despliegue de la potencia social: Inicio de la “guerra del gas”

A comienzos del siglo el pueblo boliviano inicia su asalto al cielo con el tripartito de la Coordinadora del Agua de Cochabamba, liderada por Óscar Olivera, presidente de los fabriles de esa región y simpatizante de los zapatistas de México, de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, dirigida por Felipe Quispe, fundador del Ejército Guerrillero Tupac Katari y Evo Morales. líder de los Cocaleros del Chapare, quien decidió posteriormente orientar la dinámica insurgente hacia la institución del estado clásico capitalista.

Bolivia: Inicio de la “guerra del gas”.
https://clajadep.lahaine.org/?p=1609
20.Sep.03

Cochabamba 19, 2003.- Más de 150 mil bolivianos coparon hoy las principales ciudades del país y juraron derrocar al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, si éste persistía en dar vía libre a la exportación de gas hacia Estados Unidos, proyecto que reportará millonarias utilidades a poderosas transnacionales del petróleo pero muy poco a Bolivia.

En el inicio de la denominada “guerra del gas”, miles de campesinos, colonizadores, cocaleros, obreros, estudiantes, maestros, gremiales, desocupados y clases medias empobrecidas dieron un plazo de un mes para que Sánchez de Lozada anule el proyecto elaborado por el consorcio Pacific LNG, conformado por Repsol-YPF, British Gas y Panamerican Gas, subsidiaria esta última de British Petroleum.

En Cochabamba, el epicentro de las protestas, un cabildo abierto de más de 40 mil personas determinó ir hacia la huelga general indefinida, el bloqueo de caminos y la resistencia civil si hasta el 19 de octubre sus demandas no eran atendidas.

“A este gringo (Sánchez de Lozada) le estamos dando un plazo. Si no cumple con nuestras demandas, lo vamos a echar”, dijo el principal dirigente de la Central Obrera Departamental, Luis Choquetilla, durante esa multitudinaria concentración popular, en la que se ratificó el fuerte apoyo popular con el que cuenta el líder cocalero Evo Morales, uno de los organizadores de la protesta.

Similares manifestaciones se realizaron en las principales ciudades del occidente boliviano, en las que parece haber un consenso popular para luchar por la industrialización y uso interno del gas natural, en vez de exportarlo únicamente como materia prima con escasos beneficios para el país.

En La Paz, sede de gobierno, las manifestaciones convocadas por la Central Obrera Boliviana (COB) y el Movimiento al Socialismo (MAS) también fueron multitudinarias, paralizando a medias las actividades del sector público y privado.

“Este es el inicio de la guerra por el gas. Los bolivianos estamos jurando recuperar nuestro gas”, aseguró el máximo dirigente de la COB, Jaime Solares, a poco de concluir la concentración popular en la que predominaban consignas contra Sánchez de Lozada, las transnacionales y Chile.

En los sectores laborales hay la firme convicción de que el proyecto de exportación de gas a Estados Unidos, a través de un puerto chileno, dejará ingentes beneficios para las transnacionales y para el norte de Chile. Este extremo había sido confirmado meses atrás por el propio presidente de la transnacional British Gas, Edward Miller, quien dijo que las compañías petroleras inmersas en el negocio obtendrían anualmente más de 1.300 millones de dólares.

En cambio, para el Estado boliviano sólo quedaría, en el mejor de los casos, un máximo de 70 a 80 millones de dólares anuales en impuestos y regalías. Otros especialistas estiman que el beneficio para Bolivia sería de menos de 40 millones de dólares al año, ya que la industrialización del gas, según establece el proyecto de Pacific, respaldado por Sánchez de Lozada, se realizaría en la zona del puerto chileno de Patillos.

“El gas es nuestra última riqueza y el gringo de Sánchez de Lozada quiere entregarla a vil precio a las transnacionales y a la oligarquía de Chile”, denunció el minero Solares.

Las concentraciones populares que buscan que el Estado boliviano recupere el control, propiedad y dominio de los hidrocarburos, hoy en manos de las transnacionales, se verificaron también en las ciudades de Oruro, Sucre, Potosí, Santa Cruz y centros mineros.

Salvo algunos enfrentamientos de baja intensidad en las afueras al sur de la ciudad de La Paz, entre campesinos leales al “MallKu” Felipe Quispe y fuerzas policiales, las protestas transcurrieron sin incidentes violentos, aunque en medio de un fuerte control policial y militar.

“Si yo fuera Sánchez de Lozada, renunciaría y me iría a mi casa”, sentenció Evo Morales al concluir la masiva jornada de protesta realizada en Bolivia y que ha dejado en claro que el gobierno de Sánchez de Lozada no podrá tomar decisiones verticales y unilaterales en torno al gas natural, por lo menos no impunemente.
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Vea el capítulo anterior “Crónicas del Siglo 21 (Parte III). Transición de siglo: Derrumbe de la estrategia del partido y del estado. Comienzos de la expansión y multiplicación de las autonomías comunitarias” en https://clajadep.lahaine.org/?p=24920