Debate sobre el análisis de la izquierda venezolana

Para muchos, se jugó a la supervivencia del PSUV-Madurismo y no a la necesidad de crear una fuerza popular que logre alcanzar la democracia directa. Esta desconfianza tiene su raíz en la actitud de reincidir en el error de decretar la unidad desde arriba.



Ver la primera parte del debate en: Análisis histórico de la izquierda venezolana, publicado el 5 de agosto de 2019 en
https://clajadep.lahaine.org/?p=24986

¿Quiénes se atreven?…¡Esto es una provocación!
Izquierda Venezolana: respuestas a Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez

Servando Marín Lista
Aporrea
Martes, 06/08/2019 02:14 PM

Ahora bien, nos preguntamos: ¿Cuáles son los elementos fundamentales que debería guiar este mensaje abierto a las organizaciones, personalidades e independientes progresistas de la Izquierda Venezolana?…

Pretendemos esbozar una propuesta preliminar para la elaboración de los elementos fundamentales que debería guiar este mensaje abierto a las organizaciones, personalidades e independientes progresistas de la izquierda venezolana por parte de Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez. https://www.aporrea.org/ideologia/a281101.html No hay evidencias de que esa discusión se haya producido en todo el pais, pero tenemos la respuesta que prácticamente ya comienza a vislumbrarse en las contradicciones que afloran en la consciencia de unos cuantos aislados en la investigación libresca y convertidos en eruditos sin fuerza transformadora. Analicemos los elementos principales de esa invitación:

En primer lugar, la invitación se nos plantea en un período histórico en que Venezuela se encuentra asediada por la dominación burguesa imperialista y sus factores internos de poder; es decir, la proposición se desprendió de las tareas tácticas y estratégicas de cualquier planteamiento programático de lucha revolucionaria y pone en evidencia tan sólo su contenido visceral anti-gobierno madurista y su gabinete.

En segundo lugar, la invitación coincide con la estrategia desarrollada por los factores internos de poder, pero en la voz de unos interlocutores de la izquierda venezolana pone en evidencia la estrategia para la desmoralización política y, fundamentalmente, dirigida a la toma de la iniciativa de una corriente fraccional-liquidadora.

En tercer lugar, la invitación niega la táctica de los revolucionarios dirigida a socavar las bases de sustentación de la democracia burguesa y crear las bases para la construcción de un poder popular alternativo y democrático, solidario y latinoamericano, soberano y antiimperialista.

En cuarto lugar, la invitación demuestra su desconocimiento del carácter autoritario, que se sustenta en última instancia, en la coacción, en la represión, en un complejo policiaco militar armado hasta los dientes

En todo caso, se trata de una indefinición que no se concibe ni como un partido ni como un frente. Entonces, me pregunto, ¿qué hacer? …La respuesta está en la necesidad de mostrar que hay cuadros emblemáticos de la Izquierda Venezolana: que son capaces de unirse a la contrarrevolución; y, al mismo tiempo, devela la falta de claridad teórica, la confusión política e ideológica y la decisión práctica de no llegar hasta el final como condición fundamental de esa vanguardia.

En síntesis, los problemas residen, en su esencia, en la existencia de una línea revisionista que conduce al fracaso, a la práctica del empirismo y los métodos artesanos del trabajo político afectado por la dispersión y la ayuna de la teoría revolucionaria.

LA LUCHA IDEOLÓGICA

Ahora bien, el punto de partida de esta politica es el reconocimiento que la Izquierda Venezolana ha sido derrotada, que se encuentra debilitada, aislada y desmoralizada. Entonces, es necesario una táctica de recuperación y reorganización de las fuerzas populares que tiene que tomar en cuenta la situación del conjunto del pueblo y su nivel de consciencia a través de luchas económicas y democráticas: hay que cuestionar la dominación burguesa, el problema de la clase social que ocupa el poder político y el movimiento de masas y la clase obrera en particular, se encuentra de manera sustancial, dominada por el desarme ideológico de clase.

Por ello, es importante la lucha teórica, la lucha ideológica contra la reacción y el reformismo. La propaganda y la agitación politica son tareas principales. Pero vinculadas y apoyadas en las experiencias que las masas obtienen a través de sus movilizaciones. La propaganda y la agitación, el cuestionamiento permanente de la dominación capitalista y de las organizaciones e instituciones que le sirven, vinculadas a la proposición de alternativas concretas, a movilizaciones concretas, unida a la práctica diaria de las masas, son los instrumentos principales para impulsar el desarrollo del movimiento espontáneo de las masas y darle un cauce consciente.

EL DESARME IDEOLÓGICO

Todo militante de la Izquierda Venezolana debe evaluar su actividad política a fin de introducir los correctivos necesarios en aquellos aspectos que se han desarrollado de manera errónea o insuficiente y afinar los aspectos positivos de la política que se hace llegar a las masas. Ello nos conduce a la recuperación de una ideología que hemos construido en no pocas batallas y ese proceso hace obvia la necesidad de un proyecto popular que nos unifique en las luchas.

Los hechos nos demuestran que nos hemos convertido en unos reformistas que maneja un lenguaje radical. Hay que superar el reformismo y el desarme ideológico. Este es un trabajo colectivo, son cientos los cuadros, militantes y amigos que han intervenido en su realización.

La táctica electoral o cualquier otra, aparentemente no considera que ha sufrido una derrota y se encuentra débil y desvinculado de las masas, amén el hecho de que en el pueblo aún existen ilusiones frente a la democracia protagónica y participativa, lo que le aporta legitimidad y le da una gran fortaleza al reformismo y el desarme ideológico frente a la Izquierda Venezolana.

Para muchos, se jugó a la supervivencia del PSUV-Madurismo y no la necesidad de crear una fuerza popular que logre alcanzar la democracia directa. Esta desconfianza tiene su raíz en la actitud de reincidir en el error de decretar la unidad desde arriba. Si bien es cierto que la unidad no se discute, es un proceso, que obedece a una búsqueda paciente y permanente, a la toma de consciencia, demostrando que no podemos trabajar juntos, por el sectarismo, los rencores, la falta de coherencia, sinceridad y constancia.

A las organizaciones políticas y a los revolucionarios se les creó el problema de definir la condición de Izquierda Venezolana sin ningún temor. Asimismo, la dificultad de armar un proyecto político para el pais y ser una fuerza intransigente, fresca y beligerante, en los siguientes términos:

Ser percibida por amplios e importantes sectores como una opción realmente diferenciada del continuismo hegemónico burocrático PSUV-Madurismo; que no se asemeje, ni quiera parecerse a la oposición pitiyanki.

Ser percibida como una opción que al encarar las aspiraciones populares, le permita a la gente luchar desde ahora por la reivindicación de sus derechos.

Ser una opción que contribuya significativamente a:

La unificación de los sectores populares y fuerzas revolucionarias.

Definir un rumbo estratégico para la transformación revolucionaria de Venezuela.

La construcción de una fuerza revolucionaria unitaria.

NO EXISTE UN PARTIDO

En la Izquierda Venezolana existe una profunda lucha de tendencias. Esta situación se mantiene desde el mismo momento de su nacimiento; no sólo no lo hemos ocultado, sino que conscientemente hemos impulsado y canalizado los enfrentamientos “hacia afuera”. Si la Izquierda Venezolana, es hoy algo muy distinto a lo que era cuando surgió, ello se debe fundamentalmente a que en ningún momento la lucha “hacia adentro” ha sido silenciada. Si hoy existe en la Izquierda Venezolana es un alto grado de unidad política, ello se debe a que hemos hecho un esfuerzo por mantener una lucha ideológica más o menos permanente. Desde cierto ángulo la historia de la Izquierda Venezolana es la lucha política de masas. Quien lea con detenimiento nuestras declaraciones y materiales políticos básicos de la Izquierda Venezolana, encontrará el reflejo de una constante lucha de tendencias en todas éstas direcciones.

A nuestro parecer, continuamos despreciando el trabajo y la participación en cualquier lucha política de masas. Por lo visto, creen en el poder mágico de la Izquierda Venezolana y no le dan, por lo tanto, el justo valor de lo que están pregonando. Pregunto, acaso ese llamado o invitación desecha el trabajo abierto y legal. Por la necesidad de darle preeminencia dentro de la presente situación política, respondo, que la Izquierda Venezolana es insistir en el hecho de que las formas de lucha no pacíficas tienen un carácter auxiliar.

En Venezuela no existe un partido revolucionario y mucho menos un proceso de construcción de las tareas políticas y de masas; y, lo demuestra, hasta el cansancio, la contradicción entre teoría y práctica. Definitivamente, el aspecto principal de esa contradicción, está constituida por una teoría espontaneísta, que comienza a ser asimilada y comprendida en toda su magnitud y alcance por los enemigos de la revolución bolivariana y sus resultados es la experiencia y la reflexión que conducen a niveles superiores de elaboración de la actual lucha armada encubierta.

Las propuestas, resumidas en la táctica del condicionamiento o táctica de dos fases y la táctica de no definir posición frente a las elecciones sino estimular los conflictos de clases. Ello conduciría a rendirse sin luchar frente a las elecciones y habla de una supuesta inserción en las luchas de clases sin estarse preocupado por el debate electoral. De hecho, esta política parte de sectores de derecha dominados por concepciones y prácticas espontaneísta. La propuesta está llena de contradicciones y de problemas; cualquier lucha que se desarrolle demostrará la necesidad de una dirección política, de una coordinación de esfuerzos e iniciativas, de un plan de lucha, de una política para la coyuntura y de una política a largo plazo. Solo un movimiento popular capaz de realizar acciones cada vez más coordinadas dentro de un plan y una política global, puede responder a ese poder omnímodo del estado burgués totalitarista.

LA UNIDAD DE TODOS Y ENTRE TODOS

Es obvio que a estas alturas ya no es imposible desarrollar algunas iniciativas constructivas si se cree realmente en la unidad de todos los revolucionarios. Es por eso que se plantea que el contenido esencial de este mensaje abierto sea:

Materializar un programa mínimo común de todas las organizaciones, personalidades e independientes progresistas de izquierda en torno los grandes problemas nacionales.

Organizar algunos actos de masas, o por lo menos uno, en los que se ratifique la disposición a seguir luchando por la unidad de todas las organizaciones, personalidades e independientes progresistas de izquierda, donde se presente el programa mínimo común, la plataforma de acción coincidente, y en general, se presente una imagen de fraternidad.

Mantener en funcionamiento un comité de enlace integrado por representantes por las organizaciones, personalidades e independientes progresistas de Izquierda Venezolana.

Denunciar los problemas de derechos humanos, la politica económica, los conflictos entre fracciones boliburguesa, la situación del pueblo y la entrega de nuestras riquezas a la Banca Internacional.

Exponer nuestra concepción, la vía, el carácter y las fuerzas motrices de una verdadera revolución venezolana, el partido, el frente de clases y capas sociales explotadas.

En fin de cuentas, el problema con toda la trascendencia e importancia que tiene, es un asunto que en buena medida queda cancelado con esta tarea en curso, en cambio, otros aspectos de la unidad popular son permanentes y decisivos, ahora y mucho más allá, en el indetenible movimiento de las luchas de masas.

Un programa mínimo perfectamente pudiera estructurarse en torno a una convergencia de fuerzas que lucharía por conquistar un gobierno que garanticen la independencia nacional, realice la reforma agraria, satisfaga las reivindicaciones populares e instaure una auténtica Democracia Directa.

Por supuesto, las gestiones que acabamos de mencionar, busca presentar a todas las organizaciones, personalidades e independientes progresistas de izquierda, con una opción real de poder, lo cual pudieran no tener un resultado favorable porque siempre podrá más el interés sectario y hegemónico. Pero, es importante destacar que ya en esta mensaje abierto estan explícitos algunos elementos programáticos que deberán ser desarrollados en una gran declaratoria común.

No obstante, desde el punto de vista del contenido, se debe conceptualizar las elecciones como un instrumento de participación de todas las organizaciones, personalidades e independientes progresistas de izquierda en ellas, no puede generar ninguna clase de ilusiones entre trabajadores y el pueblo. Este contenido debería conducirnos, al logro de un único objetivo:

Movilizar y organizar a miles de hombres y mujeres, a miles de obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales, pequeños propietarios, entre otros, en la lucha por sus derechos. Esto implica un fortalecimiento de la fuerza organizada de las masas y por ende, del poder de los revolucionarios, y un consiguiente debilitamiento de las base politica y de las masas de la dominación del imperialismo y de la gran burguesía interna.

DESEAMOS CONTRIBUIR

No debería ser por la competencia fraccional, ni tampoco, una invitación para la constitución de un club de militantes esclarecidos encargados de darle luz a los que no la pueden ver. Cada quien se organiza como le parece y participa donde lo cree apropiado según sus niveles de compromiso y de consciencia. La humildad, entonces, es la clave para participar en el fortalecimiento de una corriente revolucionaria de la Izquierda Venezolana. Es eso o la convergencia de egos, que no generará fuerza revolucionaria alguna, sino la consolidación del sedimento reaccionario de la sociedad venezolana, de la fuerza de la tradición y la costumbre, base de la contrarrevolución. Esto se lo viene planteando y lo está haciendo mucha gente.

Lo importante ahora es la convergencia de esfuerzos. Con todos y entre todos. La calidad revolucionaria no se proclama. Se prueba en el día a día. No estamos descubriendo nada. Es un imperativo de los tiempos. Incluso, se puede derivar de los aspectos críticos y autocríticos. Es el proceso de interrelación, interdependencia, complementariedades que debe caracterizas el fluir, los encuentros y también los desencuentros de las corrientes revolucionaria de la Izquierda Venezolana.

Muy diferente a la tendencia a la petrificación a la que suele conducir la lucha fraccional. Somos parte de la Izquierda Venezolana y vamos a continuar trabajando por el crecimiento y la multiplicación de la fuerza del pueblo. Es decir, trabajar con el pueblo, dentro del pueblo, como uno más. Las ideas originales son importantes, pero hay que contrastarlas con los resultados de la experiencia. Una y otra vez. Implica también profundizar la batalla por las ideas, pero también por la profundización de la práctica dentro del movimiento popular.

Que crezcan innumerables organizaciones populares, porque innumerables son los problemas que requieren solución. Pero no con un espíritu de fragmentación de las luchas o fractura de las organizaciones populares. La unidad es clave, la dispersión nos debilita. Una medida que nos ayuda a construir la unidad, es la elaboración de un programa básico de las luchas populares. Un compendio breve, a la vez complejo y sencillo, que no es lo mismo que simple. Su elaboración, por supuesto, es una tarea colectiva.

LA PROPUESTA TÁCTICA

Los elementos de esta línea politica estaría en la necesidad de darle preeminencia, dentro de la presente situación politica a señalar que la lucha ideológica constituye el aspecto principal en los enfrentamientos de clases en desarrollo; a repetir que en Venezuela no existe un partido revolucionario de los trabajadores y que el proceso de su construcción constituye el eje de las tareas políticas y de masas del movimiento revolucionario; a demostrar que la contradicción principal que rige el movimiento es entre teoría y práctica y el aspecto principal de esta contradicción, está constituido por la teoría. En tal sentido, nos planteamos analizar diversas propuestas tácticas:

La abstención electoral: La táctica abstencionista no es más que una repetición mecánica de la táctica del movimiento revolucionario en etapas anteriores y no se corresponde con el análisis de las condiciones existentes en el pais, máximo aun cuando la ultra-derecha la asume como forma de lucha.

La táctica del condicionamiento o táctica de dos fases: Plantea una etapa de lucha por la democratización del proceso electoral y crear condiciones para que los revolucionarios participen con posibilidades de victoria; si no se logra eso, se pudiera llamar a votar nulo, la abstención o el boicot. Como se ve, es una táctica confusa, que de hecho, también la asume la ultra-derecha.

La táctica de no definir posición frente a las elecciones sino estimular los conflictos de clases: El filo principal de la táctica debe estar dirigido a desenmascarar el orden existente y a promover la organización de masas a partir del fortalecimiento de los sentimientos anti-sistema que crecen entre ellos. Por lo tanto, es imprescindible elaborar una táctica que determine que las masas manifiesten una clara y decidida protesta contra el orden actual y las relaciones económicas-políticas vigentes. Implica también que la táctica no debe alentar ninguna ilusión a la posibilidad de que las masas resuelvan la situación de miseria y explotación en que viven, a través de los organismos institucionales actuales.

LA PROPUESTA ESTRATÉGICA

Construir y posicionar la hegemonía popular revolucionaria, “otra manera de producir la vida material y espiritual de la gente”, como herramienta política fundamental para la restitución al pueblo del poder político y posibilitar la consolidación del Poder Popular.

Consolidar la unidad popular, en el marco del fortalecimiento de la organización popular y de sus procesos de articulación en luchas concretas.

Desarrollar procesos de formación integral política e ideológica que se fundamenten en la acción y lucha permanente como escenario radical para la politización y elevación de los niveles de consciencia del pueblo.

Construir, promover y desarrollar una enorme vanguardia colectiva, que mande obedeciendo a la gente sencilla y común del pueblo (obreros, trabajadores, pueblos originarios, mujeres, campesinos, estudiantes, jóvenes, afro-descendiente, personas sexo-género-diversas).

Radicalizar la participación protagónica del pueblo en la toma de decisiones en la construcción y dirección de políticas amplias en todos los sectores de la vida de la patria.

Desarrollar formas efectivas y eficaces de control, seguimiento y evaluación de las funciones de gobierno y en la empresa privada por parte del Poder Popular, que ejerzan una contraloría real con implicaciones directas en la gestión gubernamental y ante las leyes de la república.

Promover, debatir y producir un Programa Popular de lucha popular de gobierno, a partir de un debate constituyente que, desde otra política, nos permita gobernar “desde abajo” sobre nuestras tierras, mares y sub-subsuelo (petróleo y minerales), nuestra industrias, tecnologías y modelos de desarrollo; nuestra educación, salud, cultura, hábitat y justicia; sobre la defensa integral del territorio y nuestro poder comunicacional; sobre nuestra relación continental y con otros pueblos del mundo, y sobre nuestra institucionalidad y su revolución moral, haciendo especial énfasis en la relación con nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

Promover y garantizar la movilización, agitación y lucha permanente del pueblo en la calle, desde un espacio realmente amplio, comunicante, asambleario, que sirva para el debate y la articulación del pueblo excluido, oprimido y explotado como fundamento de los modos de vida socialista.

UN ACUERDO BÁSICO

Los problemas de los cientos de cuadros, militantes y amigos del chavismo, en su esencia, residen en la existencia de una línea revisionista que conduce al fracaso, a la práctica del empirismo y los métodos artesanos del trabajo político afectado por la dispersión y la ayuna de la teoría revolucionaria: las propuestas como línea política son erradas puesto que carecen de fundamentación principista. Además, caracterizaron la participación en las elecciones del 2018, como el momento político de la coyuntura en medio de profundas contradicciones, por lo que no se definió una política electoral. En todo caso, ahora sería importante un acuerdo básico:

Impulsar el debate, de cara al pueblo y pedagógico, en torno a la situación que vive el país.

Sistematizar y caracterizar el proyecto alternativo dirigido a construir el poder popular.

Contribuir al proceso de acumulación de fuerzas del pueblo en general.

Difundir el programa nacional, popular, democrático y revolucionario que resulte del diálogo e interpretación científica de nuestra realidad.

Impulsar la construcción del poder popular, como referencia que contribuya a fortalecer los niveles de consciencia, organización, sistematización y construcción de un proyecto que, históricamente viene adelantando el pueblo venezolano, permitieron elevar a nuevos planos de reflexión y acción.

Sin embargo, como elemento positivo está el llamado a una política de análisis estructural y coyuntural del país, los cuales permitan precisar que nuestro candidato es el pueblo soberano y que nos debe definir, entonces, el carácter revolucionario y evitar colocarnos a la cola de alguna expresión electoral burguesa. Es tiempo de luchar y amar, es tiempo de apretar los dientes y salir al encuentro con nuestro pueblo, con el proyecto político y con un programa transformador que exprese con claridad la historia, las luchas, los saberes y sueños por la que históricamente ha venido peleando nuestro pueblo. Con la convicción de que la victoria no es solo necesaria, sino sobre todo posible.

¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento… ¡