Migrantes con Trump: criminalizados como terroristas y exterminados por terroristas
Pietro Ameglio
Pensar en voz alta la justicia y la paz
Desinformémonos
9 agosto 2019 0
1-EL ATERRORIZAMIENTO COMO CRIMINALIZACIÓN Y EXTERMINIO DE LOS MIGRANTES
Justo en el momento de sacar nuestro artículo se cruzaron una serie de acciones de aterrorizamiento social, terroristas contra la población en general norteamericana, latinoamericana, mexicana…, en espacios públicos –supermercados, parques, festivales- de Estados Unidos, realizadas por sujetos con identidades sociales construidas en forma similar, desde la xenofobia, el odio, la negación del Otro, el exterminio masivo indiscriminado (uno incluso asesinó a su hermana) con armas de grueso calibre y alcance, que asesinaron a varia sdecenas de seres humanos que simplemente “pasaban por ahí”. Estas acciones de gran inhumanidad nos obligan, en este primer momento, al menos a hacer un ejercicio de “pensar en voz alta” juntos, estos hechos sociales de exterminio masivo y aterrorizamiento social desde ángulos de construcción de paz y violencia, de noviolencia.
Lo primero siempre en el análisis es no quedarse en el nivel de la violencia directa que fácilmente nos confunde, nos hace buscar soluciones inmediatistas o castigos ejemplares a los sujetos sociales aparentemente victimarios, aumentando así a veces exponencialmente la espiral de la violencia o la guerra. No quiero decir que esas acciones de construcción de justicia y paz no sean adecuadas, pero pueden no basarse en prácticas y principios de la noviolencia, de la paz con justicia y dignidad, sino en reacciones emotivas y viscerales de combatir la violencia con una violencia mayor y entonces promover la Paz Armada.
Por ello, como diría Johan Galtung, hay que hacer observables las violencias cultural y estructural que están debajo de la punta del iceberg, que no se ven en primera instancia, pero que determinan fuertemente a esas acciones sociales de inhumanidad. En el aspecto cultural están aquí presentes el odio, el extreminio o destrucción de lo diferente, la xenofobia (migrantes, latinos, afroamericanos), el asesino de El Paso -Patrick Crusius- menciona en su manifiesto (Una verdad incómoda) como ejemplar la masacre islamofóbica contra una mezquita en Nueva Zelanda del pasado 17 de marzo, el nacionalismo ciego y emocional que es un veneno que promueve siempre “la obediencia anticipada a la autoridad y a toda orden de castigo que emita” (JC Marín), la militarización de la Paz Armada (a partir del fatalismo que “No hay de otra para combatir la violencia que usar más violencia”), los Muros como contención y exterminio de los diferentes, en el fondo la sobreposición de la idea de seguridad a la de paz.
En la parte de la violencia estructural, ante todo tenemos a un capitalismo depredaror sin ninguna ética ni legalidad -encabezado por Estados Unidos- de cuantos cuerpos y recursos naturales encuentra en su expansión monopólica brutal actual, la expulsión y exclusión de grande sectores de la población local obligados a migrar o morir de hambre, la guerra y violencia social como método de desplazamiento o exterminio de población, la lógica y alianza con el delito organizado como forma de operar desde el Estado y los gobiernos en todos los niveles, el fomento de bandas delictivas y enfrentamientos internos como forma de fracturar y aterrorizar al tejido social, el gran negocio de la militarización y la venta de armas y seguridad.
Pero siempre en los procesos sociales de mayor inhumanidad -y también en los otros- es necesario hacer observables las “vueltas de tuerca”, que pueden históricamente llegar si no las detenemos, incluso hasta formas de masacres o genocidios. No es lo mismo odiar que exterminar, no se pasa mecánicamente de una etapa de construcción de lo inhumano a otra; odiar implica deslegitimar total y colectivamente a un grupo o persona, pero no necesariamente desaparecerlo físicamente uno mismo con la muerte. Esta vuelta de tuerca es la que hay que analizar y enfrentar, para evitar el aumento a futuro, incluso en la semana pasada se agregó una variable muy fuerte: no sólo la brutalidad del atentado sino la cantidad de atentados seguidos, que pueden advertir ya en alguna forma de “modelo de acción” masiva y cointinua. Es sólo una pregunta estratégica.
Patrick Crusius en su manifiesto habla de “Invasión latina de Texas”, ellos tomarán “el control de los gobiernos local y estatal de mi amado Texas”, “los demócratas quieren tomar el control del país por el voto hispano”…Existe allí claramente esta idea de ser “invadido” por los migrantes, por los Otros diferentes, misma idea que porliferó ampliamente desde Trump -pero también con apoyo de nuestros gobiernos del área- respecto a las recientes caravanas migrantes centroamericanas desde la primera en noviembre del año pasada, tratadas como “hordas de migrantes” en declaraciones oficiales. El aterrorizamiento a perderlo todo operó en este asesino, a desaparecer como identidad WASP en el control del poder y la cotidianidad cultural, y activó la espiral de la violencia en la lógica de exterminar al que él considera su victimario, e invierte la relación conviertiéndose ahora él en victimario ejemplar para que otros lo imiten cada vez más masivamente, igual que él imitó a otros antecesores en estos “castigos ejemplares”. En una forma de “pena de muerte”, que se busca legitimar masiva e impunemente en la cultura y práctica directa cotidiana.
Hablar tanto de “terrorismo” respecto a estos actos, y no tanto de acciones de aterrorizamiento social o actos terroristas, corre el riesgo que Trump, sus aliados internos e internacionales, los medios afines, puedan revertir esta situación a su favor, que es evidentemente lo que están desesperadamente tratando de hacer en su “control de daños”, para volver a instalar en la opinión pública la asociación que llevan años construyendo de instalar -con bastante éxito muchas veces, al grado que él fue elegido y tiene probabilidades de reelegirse por eso también- que es la de asociar la migración y la resistencia a las políticas depredadoras norteamericanas y de sus aliados, al terrorismo en todas sus facetas, como un genérico de lo que para ellos es anti-civilizatorio frente a su “modelo único”.
Apenas puedan ellos promoverán así lo de Patrick Causius como una acción de excepción de la radicalización individual por una enfermedad mental, pero que en la lógica de su actuar: armas, defensa de los valores legítimos puros, eliminación del que ataca a esos valores con su diferencia, es correcta: es la Paz Armada militarista y de ataque directo. Se equivocó la magnitud y forma del medio, pero la lógica de fondo de la acción es correcta. Resulta indignante y de una hipocrecía no creíble escuchar a Trump hablando contra los excesos de la xenofobia y el racismo, cuando está enfrentando al Congreso por sus acciones de este tipo contra 4 diputadas demócratas, por ejemplo, a las que les pide regresar a sus países de origen, siendo ellas ciudadanas norteamericanas; criticar al asesino, que es un hijo intelectual y operativo de sus ideas citadas a la base de todo su manifiesto. Ahora son aparentemente declaraciones contra un ataque terrorista a migrantes, pero eso se va a revertir con un “castigo ejemplar” a Patrick Causius y el tratamiento de su identidad como la de un enfermo mental excepcional, pero no cuestionando la violencia cultural y estructural que lo llevó a hacer ese acto terrorista. Ojalá estemos equivocados respecto a este proceso de “judo político” que harán Trump y los suyos.
Trump y todas las ultraderechas aliadas, han construido y promovido permanentes acciones y políticas de terror y aterrorizamiento contra los migrantes, refugiados (Mateo Salvini en Italia…) y grupos o personas que les resisten: muros, jaulas de detención inhumanas, morirse en esas jaulas sin atención médica adecuada, niños separados de sus familias, soldados y guardias nacionales cazando migrantes en todos lados (albergues, oficinas, calles, iglesias…), barcos que no pueden atracar en puertos y la gente muere de hambre en ellos, terror económico con imposición arbitraria de aranceles a las importaciones mexicanas y congelando cuentas del gobieno venezolano…¿No son actos terroristas en nombre del combate al terrorismo migrante?
Por ello, si bien estamos de acuerdo y valoramos las actuales acciones del gobierno mexicano en favor de la justicia y protección de mexicanos víctimas de los atentados y otros que viven en los Estados Unidos, la condena a la venta y tráfico de armas en el vecino país, creemos que especialmente el canciller Ebrard debe ser muy cuidadoso en el empleo y categorización de “terrorismo” en asociación a acciones en relación a los migrantes, aunque en este caso sea en contra de ellos, por lo que hemos explicado. Se correría el riesgo de favorecer, sin aparentemente desearlo, a Trump y sus políticas, como podría también suceder con los demócratas en EU.
Se pide extraditar a Patrick Causius a México pero se ha extraditado a EU al Chapo Guzmán, responsable de la muerte de cientos de miles de mexicanos.
Se pide protección a mexicanos en EU y ¿quién nos protege a los mexicanos en México, ante la guerra creciente de cada día? 6000 miembros de la Guardia nacional van a la frontera sur a detener el paso de los migrantes y quién sustituye a esa cantidad de cuerpos de seguridad en la protección a nosotros en el país? ¿Tercer País Seguro o Primer País Inseguro?
Se pide protección a migrantes mexicanos allá, y ¿cómo se está cazando a los migrantes centroamericanos en cada espacio público y privado en México, en los últimos tres meses?
Ante toda esta situación, y riesgos de todo tipo, sí son importantes todas las iniciativas de gobiernos y congresos, para acotar, reglamentar, hacer justicia en cuanto a las violencias directas, culturales y estructurales, tratando siempre de ir lo más en profundidad con las causas de las acciones directas, y en ese sentido el control en la venta y tráfico de armas es fundamental, lo sería aún más si se diera también en la producción respecto a la calidad y cantidad de las armas, pero no creemos que sea la causa principal de estas masacres y actos de xenofobia o racismo. Sin embargo, NO podemos dejar que se siga con este largo y cíclico proceso de simulación política e institucional que se ha venido dando desde hace décadas frente a cada atentado, sin construir cada vez con mayor radicalidad y firmeza como sociedad civil frentes y organizaciones mucho más articuladas y masivas que digan un ¡Ya Basta! mucho más enérgico, con acciones de no-cooperación (boicots, sittings, huelgas…) y desobediencia civil de todo tipo, claramente dirigidas hacia los verdaderos poderes económicos, políticos y militares que promueven la Paz Armada -o la guerra- como lucha contra el “terrorismo”, la violencia militarizada y la criminalización hacia los migrantes, hacia los Otros y hacia los que resisten y luchan por otros modelos de vida, cultura y economía.
2- LA LEY GARROTE Y LA PAZ ARMADA: LOS MEDIOS AL SERVICIO DEL FIN ECONÓMICO
El 19 de julio pasado culminó la Cumbre Antiterrorista entre estados Unidos y Argentina, con observadores de muchos países de la región y del Comité Interamericano contra el Terror, y Mike Pompeo felicitó a Macri por tener “un registro de personas y organizaciones sospechosas de terror”, en un país con 30 mil desaparecidos en la década de los 70 justamente en mucho por la elaboración de “listas”.
Hace pocos días, se aprobó casi por unanimidad en el Congreso local de Tabasco la “Ley Garrote”: sanción con penas de 10 a 20 años de prisión a “quien careciendo de la facultad legal impida total o parcialmente el libre tránsito de personas, vehículos, maquinaria…para la ejecución de trabajo u obra pública o privada en las vías o medios de comunicación”. La excusa del gobernador, de Morena y del presidente es evitar chantajes o extorsiones, principalmente al proyecto de la refinería de Dos Bocas y a empresas, es necesaria la ley “para poner orden” nos dijo el presidente. ¿Orden a quiénes?
Aprobada por una gran mayoría de legisladores morenistas, partido emblemático, al igual que su fundador y actual presidente López Obrador, en la lucha por la legitimidad y necesidad de recurrir a los bloqueos de calles, caminos y carreteras para avanzar en las causas de la justicia social. Esta criminalización de la protesta social, según Amnistía Internacional “pone en riesgo la libertad de expresión y de reunión; es un paso a la criminalización de los derechos humanos”, y agregaríamos que a la elaboración de “listas”. Con probabilidad no se trate sólo de una ley estatal, sino un ‘modelo’ nacional.
Nos preocupa observa cómo caemos en la lógica de que “el fin justifica los medios”, base del orden social capitalista y de la realpolitik que lo sostiene y reproduce. Es lo más opuesto a la construcción de paz desde la noviolencia: decía Gandhi que “entre el fin y los medios hay una relación tan inscindible como entre una semilla y el árbol, de una semilla podrida no puede nacer un buen árbol”. Se ha descuidado totalmente el medio, en un abuso de autoridad y mayoriteo impuesto muy peligroso como método legislativo, algo que además, quienes los han hecho ahora lo han combatido con valor antes.
Si de veras se está buscando “pacificar” a nuestro país en medio de la guerra, y se quiere promover en serio una “cartilla moral” que no promueva una “doble moral”, se debe ser muy coherentes en el principio que la paz va íntimamente unida a la justicia, así como los fines a los medios. Como señala un documento reciente para una encíclica papal: “La paz justa es el objetivo. La noviolencia es el camino. Una cultura de paz sostenible debe respetar la dignidad humana” (https://nonviolencejustpeacedotnet.files.wordpress.com/2019/07/reflexiones-abril-2019-espanol.pdf).
En mayo del 2018 ya tuvimos la experiencia que en Puebla -también a iniciativa del entonces gobernador- se aprobó la Ley Bala, que en aras de defender los derechos humanos justificaba el uso legítimo de la fuerza policial represiva y de armas más letales a las permitidas en ese momento. En septiembre del 2018 el Congreso local la derogó. Fue una lucha tenaz de las organizaciones civiles y movilizaciones sociales, que triunfó.