Evo, incendiaste el país
Patricia Alandia
Domingo, 18 de agosto de 2019
No es metáfora, literalmente Evo ha incendiado el país con sus políticas ecocidas. Cuando llegó al poder el 2006, enarboló una serie de medidas destinadas a generar un desarrollo alternativo al extractivismo y la depredación. Por eso, las élites agroindustriales, acostumbradas a beneficiarse de las políticas estatales y de la ausencia de normas, se rebelaron. Enquistados en las instituciones, disfrazados de líderes que trabajan por su pueblo, convencieron a gran parte de la población de que lo que ellos demandaban era lo que la población necesitaba, de que sus bolsillos llenos significaban el progreso de todos, y así se constituyeron en la gran resistencia, allá por el 2008. Ya sabemos en qué quedaron sus aprestos independentistas.
Ya con la holgura de la mayoría parlamentaria, el 2010 esperábamos que las políticas sobre tierras y el medioambiente se afianzaran, que las TCO gozaran de la más amplia protección, que la pequeña agricultura floreciera, que la energía alternativa amigable con el medioambiente se desarrollara, que reviviéramos los bosques y selvas que las megaindustrias nos habían arrebatado y que limpiáramos nuestros ríos y lagos que la minería y otras actividades extractivistas se encargaron de envenenar. No fue así.
El 2010, la máscara se les cayó; Evo y García se mostraron como eran. Todas las promesas se fueron desvaneciendo, los avances legales se fueron perforando a medida que salían del Gobierno quienes realmente estaban dispuestos a implementarlos. García logró los acuerdos con los agroempresarios que tanto buscaba, y Evo, al ver que las demandas de soyeros y ganaderos coincidían con la de su gente, cocaleros y los mal llamados “interculturales”, se rindió a la adulación agroempresarial y se convirtió en su más eficiente empleado.
¿Cuándo lo habrían imaginado? Legalización de transgénicos y uso de agrotóxicos sin control, pausa en la FES, ampliación de la frontera agrícola, permiso para chaquear y desmontar; permiso para enfermar impunemente a la población y para destruir la biodiversidad. ¿Para qué un gobierno blanco si el “indígena” les da todo lo que demandan y encima elimina eficientemente toda resistencia indígena y campesina?
Muchos denunciamos las últimas medidas, advertimos de los daños en los ecosistemas, pero no imaginamos que la destrucción sería tan inmediata. Hasta este momento se han perdido más de 400 000 hectáreas; han muerto calcinados miles de animales, se ha destruido el hábitat de otros miles. Esta vez la población no solo está sufriendo la contaminación del humo, se ha quedado sin luz, sin agua, y muchos se quedarán sin hogar.
En menos de un mes, la violencia de los incendios nos ha demostrado que este modelo económico no solo es inviable, es ecocida y criminal, y viola varios artículos de la CPE. CAO, CAINCO, Gobernación, alcaldía y sobre todo el Gobierno deben hacerse responsables. La soya para biocombustible y la carne para exportación no van a beneficiar a la población; están destruyendo nuestro único seguro de vida: fuentes de agua y de un medioambiente saludable.
¿Qué queda? Sumarnos a los pedidos de activistas cruceños, que están circulando por las RRSS, pues no es un problema de Santa Cruz, nos afecta y, por lo tanto, nos concierne a todos. Los puntos que siguen deben ser de inmediato cumplimiento si queremos salvar nuestros bosques y salvarnos:
1. ACTIVAR EL PROTOCOLO DE DECLARACIÓN DE ZONA DE DESASTRE Y LA GESTIÓN INMEDIATA DE AYUDA INTERNACIONAL.
2. DEROGAR la Ley 741, PDM-20, el D.S. 3973 que legalizan las quemas y que han perforado los PLUS de Santa Cruz, Beni y Pando ,y,
3. DEJAR SIN EFECTO la ampliación de frontera agrícola en suelos que no tienen vocación para ese tipo de prácticas.
¡Basta de campañas, pausa ecológica ya!