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Douglas Bravo ante la grave crisis en Venezuela en el contexto global.
EL PLANETA (I)
Desde cuando nos separamos del Partido Comunista de Venezuela asumimos una actitud crítica ante el marxismo y la experiencia leninista. Nuestro pensamiento ha evolucionado y le da preponderancia al hecho ecológico planetario, armonía cósmica, a la filosofía de los pueblos originarios ante los graves desequilibrios sistémicos ocasionados por los factores de poder real globales. Como propulsores de una Nueva Civilización y creación de espacios civilizatorios de la libertad también planteamos la reducción armamentista y reimpulso de una filosofía humanística que nos permita disfrutar la vida sin temor a la muerte masiva, al terror y a la devastación de los espacios territoriales. Para lograr ese cambio de conducta como ciudadanos del mundo, debemos impulsar la lucha de valores contra valores, foros, debates, vitalizar modelos económicos y políticos fundados en la solidaridad, en sintonía con la era satelital y con los adelantos tecnológicos en función de la vida y combate a la pobreza.
EL DEBATE (II)
Planteamos que una guerra en esta era satelital será destructora del planeta. Las actuales contradicciones vividas en nuestro país han permitido estudiar las ambiguas pero activadas posiciones de los antiguos y nuevos imperios. Los intereses del pueblo cubano nunca fueron bien atendidos por sus tiranías ni por los imperios ruso y chino. Los intereses de esos imperios están direccionados hacia nuestros países de América del Sur por sus obvias riquezas naturales y su capacidad energética, de las cuales es Venezuela su máximo potencial proveedor. La traición de algunos cuadros del PRV condujo a un Chávez joven y carismático, pero ingenuo y desinformado, a entregarse a la élite militarista cubana, autodefinida como marxista-leninista, concepto desde hace tiempo en desuso por el mismo exjefe de la policía rusa. Desde cuando gobernó Carlos André Pérez, el puntofijismo ha ayudado al pueblo cubano, más que los imperios escogidos por los Castro, asumidos en nombre de una libertad desconocida por el pueblo de Martí, tan sufrido y tan caribeño siempre. Ese fue el primer error del chavismo, entregar de manera irrespetuosa nuestra soberanía, nuestra salud y educación, y de nuestras fuerzas armadas; del petróleo, dinero y otros insumos a quienes, sin disparar un tiro, nos han convertido en un país ocupado por 22.000 tropas al mando del General Valdez. Rescatando nuestra Soberanía, negociando con los cubanos su retiro inmediato del país debemos replantear las negociaciones leoninas establecidas no sólo con la élite política cubana, sino también, con los imperios a los cuales nos entregaron el locuaz Chávez y el actual fantoche.
Las potenciales circunstancias constituyentes son propicias para la creación y desarrollo de una inmediata Junta Cívica-Militar que convoque a un Gobierno de transición y que allí en esa junta estén presentes, aparte del Pacto Republicano, los dirigentes María Corina Machado y Juan Guaidó. Ningún miembro de esa junta quedará impedido de ser candidato presidencial cuando la re-institucionalidad del país así lo permita. Tenemos mucho más que decir, como el nombre de los militares que deberían integrar junto a los civiles ya citados esa urgente Junta, pero por respeto, esperamos que sean ellos quienes se pronuncien.
Douglas Bravo
19/08/2019