Nicaragua: La salida de la crisis

Ni el modelo de los ochenta, ni de los llamados socialistas del siglo XXI, ni el neoliberalismo cavernario.Un modelo propio con una verdadera política distributiva que genera beneficios sociales, que asegure el bien común e inicie la reversión genuina de la catástrofe ecológica que atraviesa el país. Solo entonces podremos hablar de una genuina “salida” de la crisis.



La Salida de la Crisis

Alejandro Bendaña
https://www.articulacionsocialnic.com/nuevo-blog/la-salida-de-la-crisis

Existe una crisis de derechos humanos de sobra evidenciada. Existe una crisis económica, íntimamente vinculable a la primera, expresada cotidianamente en la calle y en las cifras. Más vagamente se menciona la crisis de la institucionalidad democrática, aunque bien eso supone que aquí en algún momento existieron fuertes instituciones democráticas.

En el fondo es un modelo que ha hecho crisis al punto de practicar el terrorismo de estado. Al modelo se le suele llamar “orteguista” pero esto presupone que el modelo se inició con la segunda llegada mañosa de Ortega a la presidencia y que terminaría con su salida de la misma. Ojalá fuera tan sencillo. Son dos suposiciones cuestionables.

Con la insurrección cívica de abril 2018, ese modelo hizo crisis y sus viejos defensores se pasan al otro para salvaguardar determinados componentes del modelo. Los mismos apologistas que sin llamarse orteguistas calificaron al régimen de “populista responsable”, de “autoritarismo competitivo” de “democracia de baja intensidad”. Los mismos que a la vez dieron excelentes calificaciones al régimen por el manejo “responsable” de la macroeconomía—parte de lo que uno de ellos llamo “el modelo COSEP” –, felicitando al régimen por darle continuidad a las políticas económicas de los gobiernos anteriores, aun cuando hubiera “deslices” desafortunados en materia del estado de derecho.

Citado por Confidencial ( 2 enero 2018), el economista José Luis Medal señalo“ la importancia del diálogo que debe existir entre el sector privado y el gobierno sobre temas económicos y políticas públicas, y el fomento de iniciativas público-privadas, pero advierte sobre el riesgo de que se produzca una captura de los intereses del Estado por los grandes grupos empresariales, cuando las leyes más importantes del país, como la seguridad social, la reforma tributaria, o la ley de bancos, se negocian y se deciden en solitario entre el gobierno y el Cosep, al margen de toda rendición de cuentas institucional”…. . “Mientras el rey nos permita hacer negocios e inversiones, vamos bien…”, dijo un empresario citado por Confidencial.

Políticamente colaboraron en 2017 para contratar relacionistas públicos norteamericanos –el Carmen Group– para defender en Washington al régimen de Ortega ante la posibilidad de sanciones.

¿Cambio de rey a la vista?¿Saldremos de Ortega para volver a otra versión del mismo modelo, a la prolongación o posiblemente la institucionalización de la crisis? Lo que equivale a preguntar: ¿Que fuerza política propone una salida duradera y sostenible de la crisis pasando por la revisión democrática las reglas del juego entre gran capital y el Estado? Sin olvidar que la elite financiera ahora incluye un buen numero de sandinistas enriquecidos que no piensan marcharse con Ortega.

Cierto, es necesaria la unidad para acabar con la dictadura, pero no para volver a formulas oligopólicas de gobierno. Tanta muerte, sacrificio e injusticia no nos permite hacernos de la vista gorda ante el pasado. Ni ante el las reformas requeridas para lograr una democracia y estado de derecho con una genuina división de poderes. Nicaragua necesita salir de su atraso mediante la creación de fuerzas políticas y gobiernos capaz de visualizar y ejecutar políticas económicas y sociales de cambio—cambios que en otro país serian calificadas de moderadas y hasta de centro, por los niveles de atraso en el pensamiento político, aquí serán tildadas de “radicales”.

Ni el modelo de los ochenta, ni de los llamados socialistas del siglo XXI, ni el neoliberalismo cavernario.Un modelo propio con una verdadera política distributiva que genera beneficios sociales, que asegure el bien común e inicie la reversión genuina de la catástrofe ecológica que atraviesa el país. Solo entonces podremos hablar de una genuina “salida” de la crisis